Sesión General 4 – Shepherds Conference 2023

Expositor: James Coates

Tema: La Persecución del Remanente

Pasaje: 2 Timoteo 3:12

Resumen del mensaje:

En 2 Timoteo 3:12, Pablo nos dice: “Y en verdad, todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, serán perseguidos.” Este versículo nos recuerda que al negarnos firme y fielmente a ceder al llamado del mundo, el remanente será objeto de persecución.

Debemos comprender la persecución, prepararnos para ella y mantenernos fielmente firmes ante ella, para honra y gloria de Jesucristo.

La Certeza de la Persecución

La persecución es inevitable e ineludible.

Pablo está seguro de la realidad de la persecución que se avecina. Su certeza viene de su teología de la naturaleza de este día presente. En este día presente, Satanás es increíblemente activo. Es el príncipe de la potestad del aire que obra en los hijos de desobediencia (Ef 2:2).

La vida cristiana va totalmente contra la corriente de este mundo. Si vas a ser un fiel seguidor de Cristo, vas a ser perseguido. No hay excepciones.

La Condición de la Persecución

Hay una condición que debe cumplirse para calificar para esta persecución: Que usted desee vivir piadosamente en Cristo Jesús. Si usted desea vivir piadosamente en Cristo Jesús, usted será perseguido. Para eludir la persecución, lo único que tendrías que hacer es conformarte al mundo que te rodea.

Para defenderse de esta conformidad, vivir una vida piadosa requiere que usted conozca la voluntad de Dios. Debes entender lo que la piedad exige de ti. Discernir la voluntad de Dios como es revelada en Su Palabra es crítico.

También debemos estar conscientes de que el temor puede frustrar la obediencia del verdadero creyente. El miedo es una emoción convincente, y cuando la obediencia tiene el potencial de llegar a un costo inmenso, el miedo puede ganar. Habrá momentos en que la obediencia exigirá valentía.

Usted no sólo debe hacer bien la voluntad de Dios, sino que debe ser valiente para llevarla a cabo.

El Catalizador de la Persecución

La fuerza impulsora detrás de lo que resulta en persecución es la resolución inquebrantable. Esta determinación inquebrantable viene primero de la regeneración del Espíritu, donde recibimos una nueva voluntad y nuevos deseos.

Pero esta nueva voluntad necesita ser desarrollada y nutrida. Usted desarrolla esta resolución a través de la Palabra, oración, y obediencia. La determinación es como un músculo, y usted trabaja ese músculo a través de la obediencia fortalecida por el espíritu. Usted debe decidirse a hacer lo que Dios demande en la cara de cualquier y toda la oposición, sin importar el resultado o el costo. Entonces, usted debe seguir en obediencia.

Debemos ordenar nuestra vida entera bajo la Palabra de Dios. Esto significa construir y cortar todo lo que sea necesario. Debemos tratar honesta y seriamente con nuestro pecado, vistiéndonos de Cristo y no haciendo provisión para la carne.

Debemos mantenernos firmes en los grandes momentos de nuestras vidas, cuando sabemos exactamente lo que tenemos que hacer y es mucho lo que está en juego. En esos momentos, obedece a Dios. Cuando obedeces a Dios, Él te bendice. Incluso si obedecer a Dios significa tu muerte, eso va a resultar en bendición eterna.

Como pastor, esto significa predicar fielmente la Palabra de Dios, nunca redondeando los bordes, sino entregándola tal como fue pensada. Significa nunca ser cruel, áspero o de mano dura, sino agonizar, en amor, por la obediencia de tu congregación. Significa someter la vida de la iglesia a la Palabra de Dios, con paciencia y oración, para que Cristo sea la cabeza de esa iglesia.

La Causa de la Persecución

La vida piadosa conduce a la persecución. Una vida apartada para Dios, manifestándose en justicia externa, resulta en persecución. El mundo tiene un odio innato hacia nosotros porque somos ciudadanos del cielo. Y, sin embargo, su odio necesita una ocasión para encontrar su expresión. Todo lo que tenemos que hacer para evitar el odio del mundo es llegar a ser como el mundo. Aunque el mundo nos odie, no lo sentirá realmente si transigimos con la verdad; nos acomodamos a los modos, valores e ideologías del mundo; dejamos de lado la vida piadosa; y nos volvemos esencialmente indistinguibles de ellos.

Cuando se desencadena el odio del mundo, vamos a ser perseguidos. Los mecanismos que desencadenan la persecución son la vida piadosa y la proclamación del Evangelio. Estos desencadenan el odio del mundo porque testifican contra el mundo y el mundo odia eso.

Cuando testificamos que el mundo es malo y vivimos de una manera que da credibilidad a ese mensaje, el mundo nos perseguirá.

El Criterio de la Persecución

El tipo de vida piadosa que resulta en persecución es el tipo de vida que Cristo mostró. Él es el estándar de la piedad. La vida piadosa es la que fluye de vivir en unión vital con Cristo, mientras permanecemos ricamente en la vid suprema y todo suficiente y mientras Su Palabra permanece en nosotros.

Cristo es la autoridad suprema sobre cualquier otra autoridad. Nuestras vidas deben dar testimonio del Señorío de Cristo. Y cuando vivimos con Su autoridad en plena exhibición, el conflicto con el mundo es inevitable.

Debemos revisar el costo de seguir a Cristo. Si alguien desea seguir a Cristo, debe tomar su cruz y seguirle. Debe estar dispuesto a perder absolutamente todo por Cristo.

El Contenido de la Persecución

Persecución significa ser acosado por tus creencias. Pero las creencias nunca pueden estar divorciadas del comportamiento. Al vivir sus creencias, usted será perseguido. Estarás bajo la mano opresora de los que se oponen a Cristo.

Nuestra doctrina se traduce en el deber de estar dispuestos a sufrir persecución. Hemos sido comprados por un precio, no somos nuestros. Tenemos la obligación de utilizar nuestra vida como Dios quiera. Deja que Dios haga con tu vida lo que Él quiera.

Nuestra doctrina también resulta en deleite cuando sufrimos persecución. Cristo es digno. Queremos unirnos a la compañía de todos aquellos que a lo largo de la historia han entregado su vida por Cristo, y nos alegramos cuando se nos considera dignos de sufrir con Él.

Para prepararte para la persecución, debes desprenderte cada vez más de este mundo. Lleva ante Dios todo lo que tienes en esta vida, hasta que seas capaz de decir: «Es tuyo, haz con él lo que quieras». Todo lo que tienes pertenece a Dios, y debes estar dispuesto a perderlo todo si eso significa Su honor y Su gloria.

Ésta es nuestra misión: que Cristo reciba toda la recompensa por Su sacrificio. Algunas de las épocas más fructíferas para el ministerio evangélico pasan por la persecución: prepárate.