Jesús y la Escalera de Jacob

POR ERIC KRESS

(Gen. 28:12-13a; 17b, Gen 32:27-28, Juan 1:47-51)

Cuando Natanael se encontró con Jesús por primera vez, llegó un poco escéptico. Pero Jesús le hizo cambiar de opinión con dos simples declaraciones. La duda farisaica de Natanael se transformó en una asombrosa declaración de Jesús como Mesías. ¿Por qué?

Justo antes de interactuar con el Señor, Felipe le había dicho a Natanael que habían encontrado a Aquel «de quien escribió Moisés en la Ley y también los Profetas: Jesús de Nazaret…». (Juan 1:45). Natanael respondió inmediatamente: «¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?». (Juan 1:46). En otras palabras, Natanael dudaba claramente de que el Mesías viniera de un lugar tan despreciable, al menos en su opinión.

Sin embargo, cuando Jesús dijo «He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño», Natanael se sintió intrigado y preguntó: «¿Cómo me conoces?». A lo que Jesús respondió: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». En ese momento Natanael no se limitó a decir: «Me gustaría saber más», sino que dijo: «Rabí, Tú eres el Hijo de Dios; Tú eres el Rey de Israel». De nuevo, ¿por qué un cambio tan dramático?

En otros lugares, «bajo la higuera» habla de paz y seguridad (cf. 1 Reyes 4:25; Miqueas 4:4; Zacarías 3:10). Algunos comentaristas creen que la expresión «bajo la higuera» era un modismo judío para meditar en las Escrituras. Aunque no podemos estar seguros, el contexto de este pasaje indica que Natanael había estado «bajo la higuera» (ya sea literal o figurativamente), evidentemente pensando en Génesis 27-28, que incluye la revelación de Dios de sí mismo, sus promesas y la misma puerta del cielo a pesar del engaño de Jacob al robar la bendición patriarcal y la huida temiendo por su vida.

Jacob -el engañador- fue rebautizado más tarde como «Israel», el que luchó con Dios. Fue rebautizado por un misterioso «hombre» que en realidad era Dios (Génesis 32:28; cf. 35:10-en Betel). Jesús llamó a Natanael «un verdadero israelita en el que no hay engaño» -claras alusiones a Génesis 27-28, 32 y 35.

Este hombre de Nazaret estaba abordando los mismos temas con los que Natanael había estado luchando. Así que Natanael preguntó con cautela: «¿De qué me conoces?». Entonces Jesús confirmó su conocimiento sobrenatural diciendo esencialmente: «Antes de que nos conociéramos, ya sabía lo que estabas haciendo y pensando», es decir, luchando con Dios sobre Génesis 27-28-Jacob, su engaño y la escalera al cielo, etc.

Natanael se convenció inmediatamente de que Jesús el Nazareno era realmente el prometido, el «Hijo de Dios» Davídico y el prometido Rey de Israel.

Cristo no se detuvo ante la confesión de Natanael de que Él es el Mesías. Jesús dijo: «Porque te dije que te vi debajo de la higuera, ¿crees? Verás cosas más grandes que éstas… En verdad, en verdad te digo que verás los cielos abiertos y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre…» Este hombre de Nazaret no sólo es el Mesías-Rey prometido, sino que es el puente divino entre el cielo y la tierra, la morada de Dios y la puerta del cielo (véase Génesis 28:12, 17; cf. Daniel 7:13-14). [1]

El Señor conocía el engaño de Jacob y, sin embargo, le reveló Su Persona, Sus promesas y Su asombrosa gracia. Jesús conocía la arrogancia de Natanael (al no ser de Nazaret), su escepticismo, cada uno de sus pensamientos. Y se reveló a Sí mismo y a Su gracia a un hombre así.

Jesús conoce cada uno de nuestros pensamientos, cada uno de nuestros engaños, cada una de nuestras valoraciones farisaicas, nuestras preguntas, nuestro escepticismo, y sin embargo, con Su gracia, nos llama a creer y a abrazarle como Rey y Dios, y como la única puerta del cielo. ¿Lo Crees?