Sesión General 5 – Shepherds Conference 2023

Expositor: Phil Johnson

Tema: El Poder del Remanente

Pasaje: 1 Corintios 1:25-31

Resumen del mensaje:

La iglesia es un remanente escogido de la humanidad en general, los «pocos que hallan» la puerta angosta y el camino estrecho. El principio que la Escritura pretende enseñar cuando aplica la palabra «remanente» a los israelitas fieles (especialmente cuando la Biblia pone tanto énfasis en el propósito de Dios de redimir a un remanente) es cierto también para la iglesia gentil.

En el plan y propósito de Dios, la fe firme de una pequeña minoría desfavorecida es más vital y más eficaz que la influencia colectiva de una mayoría poderosa. El reino de Cristo nunca ha avanzado por el prestigio, la habilidad y la sofisticación de un ejército imponente. Dios normalmente lleva a cabo su obra en la tierra a través de la firme devoción de un remanente fiel pero por lo demás poco impresionante.

Nosotros como cristianos (y especialmente usted y yo como líderes de la iglesia) no somos llamados y enviados por Cristo a ser geniales, inteligentes o coercitivos para impresionar al mundo; somos llamados a ser fieles, y a proclamar el evangelio sin alterar el mensaje o abreviarlo.

La obra de Dios y el triunfo de su verdad no requieren, en última instancia, poder carnal, ingenio humano, consenso popular, prestigio y la aprobación del resto del mundo. No necesitamos intentar «arreglar» el Evangelio para que suene menos insensato. No es nuestra prerrogativa tratar de hacer el evangelio de Jesucristo más agradable al mundo.

La verdad de Dios no necesita ser apoyada por la opinión de la mayoría. Dios ordinariamente logra Sus propósitos a través de un remanente que parece bastante pequeño y débil. Pero eso es a propósito. Esto es esencial para la estrategia de Dios y su plan de redención: Él ha elegido usar un remanente miserable, no un ejército de aristócratas e intelectuales.

La sabiduría terrenal es necedad en la estimación de Dios. La fuerza humana es totalmente impotente comparada con el susurro más suave del poder divino. El prestigio mundano no tiene ningún derecho a jactarse en presencia de Dios. Dios es totalmente impasible ante el peso combinado de todo el poder humano.

¿Por qué eligió Dios hacer avanzar el reino de Cristo a través del testimonio de un remanente poco impresionante?

Confunde a los Sabios

Aquellos que se creen sabios en este mundo son «puestos en vergüenza». Su ignorancia es revelada por verdades simples que el mundo considera tontas, y la sabiduría mundana es expuesta como una completa tontería por la verdad bíblica más simple y elemental.

Pablo nos dice que a propósito no trató de hacer que el mensaje del evangelio sonara menos tonto. Es un mensaje sencillo: Jesucristo crucificado. Reconoce que el evangelio es una piedra de tropiezo para algunos y pura necedad para otros, pero lo predica a propósito de todos modos.

¿Por qué? Porque es «poder de Dios y sabiduría de Dios» (1 Cor 1,23-24). Pablo nos dice: «No me avergüenzo del Evangelio, porque es poder de Dios para salvación» (Rom 1:16).

Y así, la verdad de Dios, que suena insensata, confunde a los sabios del mundo. Los avergüenza. Expone su total falta de entendimiento.

Y el deber del remanente fiel es proclamar la verdad de todos modos, sin importar si la gente piensa que suena tonta. Porque es el poder de Dios para la salvación del remanente, y al final, las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Esta verdad mantiene firme al remanente verdaderamente fiel.

Frustra a los Fuertes

Una de las paradojas más fascinantes (y una de las verdades más importantes) que aprendemos como cristianos es el principio enunciado en 2 Corintios 12:9: «El poder se perfecciona en la debilidad. La humanidad caída tiene una tendencia pecaminosa a olvidar que Dios es la fuente de toda fuerza. Aunque oremos: «Tuyo es el . . el poder y la gloria», es una tendencia universal de los seres humanos atribuirse el mérito de cualquier fuerza que tengan.

Toda la fuerza humana nos viene dada por Dios. Es algo por lo que estar agradecidos, no orgullosos.

El mundo ve a la iglesia como tonta, débil y carente de prestigio. Esto es intencional. «Dios ha escogido lo débil del mundo para [frustrar] lo fuerte» (1 Cor 1:27).

Esta es la estrategia deliberada de Dios. No se puede mejorar el esquema o inyectar suficiente estilo, sofisticación y estatus en la iglesia para hacer que su mensaje y ministerio atraigan mejor los prejuicios y preferencias de este mundo. La estrategia elegida por Dios no necesita ser reforzada.

Humilla a los Orgullosos

Dios odia el orgullo humano que piensa que tiene una razón para jactarse mientras está delante de Él. Nuestro único poder no radica en la fuerza o el poder o la sabiduría humana o estrategias inteligentes-o cualquiera de los instrumentos carnales que tienden a confiar en

El Evangelio mismo «es poder de Dios para salvación». Y no necesitamos un gran ejército para ganar esta guerra espiritual. Solo necesitamos aprender a confiar en Aquel que verdaderamente es nuestra fuerza y nuestra salvación. La batalla es Suya. La fuerza es suya. El triunfo será Suyo.

Dios escoge un remanente en lugar de una multitud masiva «para que [nuestra] fe [no sea] en la sabiduría [y el poder] de los hombres [y las mayorías], sino en el poder de Dios.»

Una última cosa: Si alguna vez te sientes avergonzado de la Iglesia o de tus compañeros creyentes porque parecen tontos, débiles y serviles, necesitas reorientar tu perspectiva. No mires a la iglesia a través de una lente mundana. Esta congregación que parece tan poco impresionante para el mundo -gente sin idea, sin influencia y sin clase- es en realidad una de las personas más bendecidas, queridas y privilegiadas de la historia.

Incluso con todos esos privilegios, no tenemos nada de lo que presumir. Esa es toda la lección del Remanente y la razón por la que es un principio tan poderoso. Sólo a Dios pertenece «el reino, el poder y la gloria para siempre».