Sesión General 1 (Shepherd’s Conference 2023)

Expositor: Steve Lawson

Tema: La Elección del Remanente

Pasaje: Romanos 9:10-28

Resumen del mensaje:

Romanos 9:10-28 introduce la palabra que es el tema de nuestra conferencia este año: remanente. La palabra remanente se refiere a una pequeña sección que forma parte de un todo mayor. A lo largo de la Biblia, así es como se describe al pueblo de Dios: los pocos elegidos entre la multitud. Seamos judíos o gentiles, somos el remanente, una pequeña fracción del todo.

Solemos utilizar la palabra remanente para describir los trozos sobrantes de alfombras y telas: cosas que parecen pequeñas e insignificantes, listas para ser desechadas. A los ojos del mundo, somos las sobras, lo que tiene poco valor.

Antes de la fundación del mundo, Dios eligió a una pequeña parte de la población mundial para que fuera Su pueblo. Este remanente es lo que somos y es lo que Dios nos ha confiado para que lo pastoreemos. Somos los rechazados por el mundo, pero elegidos por Dios; desconocidos por el mundo, pero conocidos por Dios; perseguidos por el mundo, pero predestinados por Dios. Somos el remanente, los pequeños, los pocos, los pequeños, pero preciosos a los ojos de Dios.

Martin Lloyd Jones dijo una vez: «Dios siempre ha hecho Su mayor obra a través de un remanente». Dios siempre ha elegido trabajar a través de Su pequeño rebaño escogido. Mientras le servimos en el ministerio e interactuamos con el mundo que nos rodea, vemos un número relativamente pequeño que Dios nos ha confiado. Recordemos cuán preciosos son porque son preciosos para Dios.

Una Elección Inmerecida

Antes de que Dios creara nada, ya había planeado su decreto eterno para toda la eternidad. De los muchos, Dios soberanamente escogería quién sería parte del remanente y quién permanecería en su pecado. Esta elección determinante, distintiva, incluso discriminatoria, no se hizo a causa de los elegidos, sino a pesar de ellos, porque eran pecadores, estropeados por el pecado. Nadie merecía ser incluido en el número de los elegidos.

De la masa de la humanidad, Dios escogió y seleccionó a los que formarían parte de Su remanente. Y no los eligió por sus obras, sino por «aquel que llama» (Romanos 9:11).

Es el llamado de Dios el que trae a Cristo lo que fue escogido por Dios antes de la fundación del mundo. El llamado de Dios es tan poderoso que levanta a los muertos de la tumba del pecado a la resurrección espiritual. Este llamado de Dios penetra hasta el centro mismo del alma de una persona. Convoca y arresta al que es llamado y lo atrae irresistiblemente a la fe en Jesucristo. Nadie se salvaría si Dios no lo eligiera y lo llamara a Sí mismo.

Si usted es un creyente, la razón es que Dios soberanamente lo eligió antes de que el tiempo comenzara y lo llamó a Él en el momento predeterminado.

Una Elección Inesperada

Dios hace elecciones inesperadas, a menudo las opuestas a las que haría el mundo. El remanente de Dios siempre ha sido la elección inesperada: Moisés, el bebé indefenso que flotaba en una canasta; David, el pastor don nadie de ninguna parte. Dios siempre ha elegido trabajar con don nadie, poner su corazón afectuoso en aquellos que el mundo consideraba inferiores.

Dios, desde dentro de sí mismo, ha elegido poner su amor en aquellos que son indignos. Se deleita en escoger a los últimos y a los más pequeños para que sean Su remanente. Y lo hace así para mostrar que sólo Él es soberano sobre la salvación, para que ningún hombre pueda jactarse ante Él. Dios escogerá a quien Él escogerá y salvará a quien Él salvará. La salvación es del Señor.

Una Elección Sin Mancha

Dios es perfecto en Sus elecciones. Ningún cargo de injusticia puede ser traído en contra de cualquier elección que Dios haga. Él tiene misericordia de quien Él quiere sin que sea de ninguna manera injusto. La misericordia es inmerecida e inmerecida-Él puede dar este regalo gratuito a quien Él desee. La misericordia es toda de Dios. Todo el que recibe la salvación recibe misericordia, y todo el que no la recibe sólo recibe lo que merece.

Debido a su naturaleza pecaminosa, ningún hombre creería en Jesucristo si se le dejara solo. Los hombres muertos no creen. Si la salvación dependiera del hombre que quiere, ningún hombre se salvaría jamás. Usted no quiere que esta elección sea dejada a usted porque usted siempre escogerá su pecado.

La voluntad del hombre está atada por el pecado y no debe ocupar el trono. La voluntad de Dios está en el trono.

Una Elección Inexplicable

Dios no le debe a nadie una explicación por las elecciones que ha hecho. Él no será llamado a dar cuenta por aquellos que Él ha escogido y aquellos que Él ha escogido no escoger. Dios no puede ser llamado a la sala de un tribunal para ser interrogado, y no se le puede acusar de haber obrado mal.

Dios no nos debe una explicación de por qué ha elegido lo que ha elegido. Y cuando cuestionamos sus elecciones, asumimos la superioridad moral sobre Dios, postulándonos como superiores a Él. Debes recordar quién eres ante Dios. ¿Cómo puede la criatura responder al creador?

No hay autoridad delegada dada a Dios por un poder superior. Toda la autoridad suprema de Dios está dentro de sí mismo y fuera de sí mismo. Dios es soberano sobre toda la humanidad y puede elegir hacer con ella lo que le plazca. Y en Su soberanía, escoge a algunos como objetos de gracia y a otros para cumplir un propósito diferente: para que Dios muestre en ellos otros atributos de Sí mismo. En algunos, muestra su ira, poder y paciencia, mientras que en otros muestra su gracia, compasión y misericordia. Dios es glorificado en la salvación de los elegidos, y es glorificado en la condenación de los reprobados. Puso Su ira, poder y paciencia en exhibición para que Su misericordia brillara aún más. Todo se trata de Dios exponiendo Su gloria.

Una Elección Sin Restricciones

La elección sin restricciones de Dios se extiende mucho más allá de los «Jacobos de Israel». Se extiende a los cuatro rincones del mundo. Él nos ha llamado a la comunión con Jesucristo, no sólo de entre Israel, sino también de entre los gentiles, de toda tribu, lengua, pueblo y nación. Cuán vastas y expansivas son la misericordia y el amor salvífico de Dios hacia los pecadores.

Dios llama pueblo suyo a los que no lo son. Llama a los pecadores de las tinieblas a la luz, del mundo al reino de Dios. En Cristo, los pecadores son llamados hijos de Dios y llevados a una relación salvadora con Él. Este es el remanente, una porción relativamente pequeña. Y es este remanente el que será salvado.

Dios no te ha salvado al azar. Él te ha llamado para un propósito específico: predicar Su palabra. El no solo te ha escogido para el Cielo, El te ha escogido para ser Su representante en esta tierra. No dejes que nada te distraiga de ese propósito. Ustedes son los elegidos, una parte del remanente. Que seas fiel a ese llamado.