El Paisaje Pactual Del Antiguo Testamento (4ª. Parte)

g. La Regla de la Rectitud, Justicia, Paz y Seguridad

¿Cuándo conocerá este mundo la paz? ¿Cuándo las cosas que podrían ser justas serán realmente justas? ¿Cuándo dejará de pervertirse la justicia? La respuesta a estas preguntas está en el reinado del Rey que viene (Isaías 32:1). Él juzgará con justicia, » y argüirá con equidad por los mansos de la tierra». (Isaías 11:4). Sólo cuando sus juicios estén en la tierra, los habitantes del mundo aprenderán la justicia. (Isaías 26:9). Una vez que esto ocurra existirá la totalidad y la tranquilidad que es el shalom, porque el Rey es Él mismo, «Yahvé nuestra justicia» (Jer. 23:5-6), «el Príncipe de Paz». (Isaías 9:6).

En numerosos lugares Dios ha prometido «paz y seguridad» a su pueblo. En Oseas 2:18 la «seguridad» está garantizada porque tanto los seres humanos como las bestias de la tierra se vuelven no violentos (cf. Ez. 34:25). Miqueas 4:4 declara » Cada uno se sentará bajo su parra y bajo su higuera, y no habrá quien los atemorice.” Isaías 26:12 revela una maravillosa verdad teológica:

Jehová, tú nos darás paz, porque también hiciste en nosotros todas nuestras obras.

El trabajo interior de la paz es realizado por Yahweh. La paz es Su regalo (cf. Jn. 14:27). La omnipresencia de la justicia que viene de Jerusalén proporciona «lugares tranquilos de descanso» (Isaías 32:18 cf. Zacarías 9:10). Los lugares son de este mundo[2] y siempre escatológicos, porque sólo pueden ser escatológicos. La diferencia la hace el que está en el trono Davídico en Jerusalén, y en el ministerio del Espíritu.

h. La Promesa del Espíritu

El Espíritu Santo no es un personaje desconocido en el Antiguo Testamento. Está ahí en la creación del mundo (Gen. 1:2). El Espíritu que supervisó el comienzo del proyecto de creación es el que lo concluirá. Su presencia en el mundo asegura esta conclusión (cf. Sal. 139:7). El gran cambio será llevado a cabo por el Espíritu de Dios (Isaías 32:15). Es Él quien «adornó los cielos» (Job 26:13a). Él abrirá los ojos de Israel (Zacarías 12:10; Joel 2:28-32), y la restaurará (Ezequiel 37:14 cf. Zacarías 4:16). Es por el Espíritu que el Rey que viene juzgará la tierra (Isaías 11:2); que la naturaleza humana será cambiada para amar la justicia y buscar la sabiduría (Ezequiel 36:27; Salmo 51:6). El Espíritu de Dios es el que derramará los beneficios del Nuevo Pacto, asegurando así que los pactos con Abraham, Finees y David se cumplan al pie de la letra (cf. Zacarías 4:6).

i. La Bendición sobre las Naciones

Sofonías 2:10-11 dice que las naciones adorarán un día a Yahvé (cf. Sal. 87:4, 6; Am. 9:12; Isa. 19:19-25; Mal. 1:11). Su salvación está garantizada dentro de una de las provisiones del pacto abrahámico (Génesis 12:3c). En los días del Rey, el pueblo de las naciones viajará a Sión (Isaías 2:2; Zacarías 14:16). Este giro de las naciones será en parte afectado por la transformación y el testimonio de Israel (Isaías 43:1-21). En resumen, «la tierra estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mar». (Isaías 11:9). El Antiguo Testamento muestra naciones-estado independientes en la tierra gobernadas en línea con el gran Gobernante en Sión (cf. Dan. 7:13-14; Zac. 14:16).

La Fuerza Convincente de la Expectativa

Un aspecto crucial de la lectura de la Biblia hebrea que a menudo escapa a la atención es la ola de expectativas que sus promesas levantaron en las mentes de los creyentes antes de la era del Nuevo Testamento. Identificar esa expectativa es absolutamente esencial. He hecho algo de eso en los ejemplos dados anteriormente.[3] Sea lo que sea que una persona piense sobre la prioridad del Nuevo Testamento en la comprensión de la Biblia, si uno no ha pensado en el tema de la expectativa del Antiguo Testamento en ausencia del Nuevo Testamento, entonces creo que todavía no ha leído el Antiguo Testamento verdaderamente. Pero no está en condiciones de comprender la mente de un apóstol judío escribiendo el Nuevo Testamento. Lo que hacen los pactos de Dios es aumentar la fe en ciertos resultados. Elevan las expectativas a otro nivel. ¡Se convierten en la base firme de la esperanza!

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[1] La palabra «equidad» ha sido cooptada por los teóricos críticos de la raza (CRT) para significar «una igualdad de resultados asegurada» en lugar de un campo de juego uniforme. En la CRT la «equidad» se impone en base a las decisiones de los pocos que están en posiciones de poder. Se arraiga en la naturaleza pecaminosa del hombre más que en una justicia trascendental basada en el carácter de Dios (Salmo 119:142). En la Biblia la equidad no es nunca la igualdad de resultados, sino la conformidad universal con la justicia de Dios. Por lo tanto, el Mesías » y no juzgará por lo que vean sus ojos, ni sentenciará por lo que oigan sus oídos». (Isaías 11:3).

[2] Muchos amilenaristas están ahora promoviendo un estado final de este mundo en lugar de la eternidad en el cielo. Esto ha requerido que dejen de espiritualizar los textos que apuntan a un reino en la tierra después del regreso de Cristo. Pero también les obliga a exacerbar su uso de métodos hermenéuticos duales, a menudo en el mismo pasaje. Además, mientras que se han vuelto más literales en la interpretación, por ejemplo, Mic. 4:1-5; Isaías 11:1-12; 60:1-14, 19-22, persisten en espiritualizar la promesa de la tierra del pacto a Israel, a menudo convirtiéndola en un tipo. Un buen estudio de esta tendencia es Steven L. James, New Creation Eschatology and the Land: A Survey of Contemporary Perspectives (Eugene, OR: Wipf & Stock, 2017).

[3] El lector debería estudiar el apéndice del libro de J. Dwight Pentecost, Thy Kingdom Come, 325-336 para obtener una lista más detallada de las profecías diseñadas para elevar las expectativas específicas en los corazones de los creyentes del Antiguo Testamento.