¿HasPerdido La Capacidad De Pensar En Profundidad?

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Por Lydia Kinne

Durante sus debates en la década de 1850, Abraham Lincoln y Stephen A. Douglas se tomaban de una a tres horas cada uno para dar un discurso. Luego se tomaban el mismo tiempo para responderse el uno al otro, y los miembros de la audiencia a veces escuchaban hasta siete horas.

Comparemos esto con el siglo XXI, donde una de las formas de entretenimiento más comunes son los vídeos de TikTok, que duran entre 35 y 55 segundos de media. Los estadounidenses pasan horas al día en las redes sociales, viendo un sinfín de vídeos, actualizaciones sociales y memes.

¿Alguna vez has sentido que no tiene sentido? Eclesiastés 1:8 resume bien nuestra época: «Todas las cosas son fatigosas, el hombre no puede expresarlas. No se sacia el ojo de ver, ni se cansa el oído de oír.». Consumimos contenidos que llegan a media pulgada de profundidad y continúan en un ciclo interminable. Hemos perdido la capacidad de concentrarnos en la lectura de la Biblia durante más de unos minutos sin consultar nuestros teléfonos. Hemos olvidado el arte de conversar sobre temas profundos. No podemos concentrarnos en un sermón sin que nuestra mente divague.

Aunque el entretenimiento no es pecado, debemos preguntarnos si está afectando a nuestro crecimiento espiritual. Jesús nos ordena en Marcos 12:30, «Ama al Señor tu Dios… con toda tu mente»-nuestras mentes están conectadas a nuestros afectos. Cuando limitamos el entretenimiento sin sentido y lo reemplazamos con contenido y conversaciones más profundas, nuestra relación con Dios y con los demás se beneficiará.

Crecer en pensamientos profundos

En 12 Ways Your Phone Is Changing You, Tony Reinke escribe: «Dios nos ha dado el poder de la concentración para que podamos ver y evitar lo que es falso, falso y transitorio, para que podamos mirar directamente a lo que es verdadero, estable y eterno». A medida que nuestra capacidad de concentración se ve mermada por el entretenimiento barato, también lo hace nuestra capacidad de discernir la verdad y centrarnos en lo que tiene valor eterno. Estamos desperdiciando el precioso don de Dios.

Necesitamos preguntarnos si el entretenimiento está afectando nuestro crecimiento espiritual.

El objetivo de profundizar en nuestro pensamiento no es alardear de nuestros conocimientos o ganar discusiones. Más bien, como dijo Jonathan Edwards , debemos «buscarlo para el beneficio de [nuestras] almas». Nuestras almas se fortalecen cuando pensamos profundamente en las cosas de Dios.

Pero si tenemos dificultades para pensar profundamente en algo, ¿cómo podemos desarrollar nuestras habilidades?

  • Estudie los libros bíblicos inductivamente. Esto implica un enfoque sistemático de ir versículo por versículo a través de un libro para entender su intención original. La habilidad de estudiar la Palabra de Dios sentará las bases para todas las demás formas de estudio.
  • Lea los clásicos. No sólo ampliarán tu vocabulario y tu capacidad de atención, sino que las complejas historias y verdades morales que contienen apuntan a la verdad última de Dios.
  • Lee a teólogos antiguos como Charles Spurgeon y Jonathan Edwards. Su profunda comprensión de Dios era el reflejo de muchas horas de estudio.
  • Lee a los padres fundadores como Adams, Jefferson, Washington y Hamilton. Eran el reflejo de una sociedad que valoraba la razón y la búsqueda de la educación.
  • Organiza noches de debate con amigos. Puedes utilizar un marco basado en el método socrático: La gente acude con preguntas abiertas sobre un tema, y todos participan formulando y respondiendo esas preguntas.
  • Escucha debates en los que se defienda y cuestione a ambas partes. Tu cerebro empezará a reconocer los recursos retóricos y lógicos y las incoherencias.

Crece en Disciplina

Puede que te sientas atrapado en la trampa digital del entretenimiento, donde las empresas tecnológicas compiten por tu atención. Sabes que este consumo de comida basura mental no es bueno para ti, pero sigues cediendo, como una mano que vuelve a por una patata frita más.

Nuestras almas se fortalecen cuando pensamos profundamente en las cosas de Dios.

Hace unos años, dedicaba demasiado tiempo al entretenimiento y no lo suficiente al pensamiento profundo, así que empecé a hacer pequeños cambios. No eran radicales, pero cultivaban un pensamiento más disciplinado. Algunos de ellos surgieron después de leer Digital Minimalism, de Cal Newport, que te recomiendo si quieres profundizar en el tema.

  • Empieza con un inventario digital. Para ser consciente de tus hábitos, registra cuánto tiempo dedicas al teléfono o a otros entretenimientos digitales.
  • Pasa a una desintoxicación digital. Esto podría incluir eliminar ciertas aplicaciones, hacer cambios físicos como usar un reloj o despertador normal, o establecer un tiempo de «desconexión» en el que te alejes de las pantallas antes de acostarte.
  • Limita el consumo de medios. No tienes que eliminar el entretenimiento, pero debes establecer parámetros sobre cuándo y cómo lo utilizas.
  • Introduce nuevos hábitos de lectura y educación para sustituir el tiempo de entretenimiento. Establece temporizadores u objetivos prácticos como 10 páginas o 30 minutos al día de lectura para ayudar a reeducar tu cerebro. Al principio puede parecer aburrido, pero pronto su cerebro se aclimatará al reto y podrá aumentar sus objetivos.
  • Forma un club de lectura con amigos que también quieran crecer. La responsabilidad te motivará a leer, y discutir el material te ayudará a que se te pegue más tiempo.

Puede que hayamos adoptado gradualmente y sin querer los hábitos de entretenimiento de nuestra cultura, pero podemos crear a propósito nuestra propia cultura de disciplina y pensamiento profundo. Proverbios 1:5 nos implora: «El sabio oirá y crecerá en conocimiento, y el inteligente adquirirá habilidad,».

Nuestra sociedad necesita desesperadamente más personas que puedan pensar sabiamente, discernir con claridad y guiar a la próxima generación en la verdad de Dios. Parece una gran tarea, pero puede empezar con algo tan pequeño como apagar la televisión y coger un buen libro.

Nota del editor: Lea más sobre cómo vivir sabiamente en un mundo digital en Scrolling Ourselves to Death: Reclaiming Life in a Digital Age, editado por Ivan Mesa y Brett McCracken (TGC/Crossway, abril de 2025).


Lydia Kinne es una profesora de secundaria y escritora que vive en Spokane, Washington. Pertenece a la Faith Bible Church, donde participa en los ministerios universitarios y de escritura. Puedes leer más de sus escritos en The Vintage Girl y seguirla en Instagram.

Un comentario sobre “¿HasPerdido La Capacidad De Pensar En Profundidad?

    Roberto Rodriguez escribió:
    17 diciembre 2024 en 12:55 pm

    Gracias que el SEÑOR les bendiga

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