Holmes Moore
Una Oración desde el Infierno
Una Oración desde el Infierno
Holmes Moore
“Entonces él, dando voces dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mi, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama” (Lucas 16:24)
Nuestro Salvador nos relata la historia de dos hombres como nadie más podría hacerlo. Primero, nos relata un informe breve de sus vidas en la tierra. Uno es rico y disfruta los lujos del mundo, mientras que el otro es muy pobre y tiene que mendigar para poder sobrevivir. Entonces nuestro Señor nos relata la muerte de ambos. El rico es sepultado, sin duda, con mucho esmero y no poca lamentación. El mendigo también murió y solo tuvo una fosa común. Hasta este punto, tal vez, cualquier biógrafo podría contarnos. Pero, ¡El Salvador va más allá y nos muestra a estos mismos, hombres en la eternidad! Jesucristo no fue forzado a parar en su relato como cualquier hombre, porque El puede quitar el velo que separa la vida presente a la vida venidera y desplegar así su estado eternal.