Russell Moore

Hugh Hefner No Vivió una Buena Vida

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Hugh Hefner No Vivió una Buena Vida

Por Russel Moore

Durante la noche, nos enteramos de la muerte del fundador de Playboy Hugh Hefner. Hefner es la figura icónica que no sólo hizo la pornografía socialmente respetable (y aún más lucrativa), sino que también pasó una vida construyendo una «filosofía playboy» de libertad sexual que supuestamente deshacerse de la «represión sexual puritana que vio en la vida americana».

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¿Debo Divorciarme Si Soy tan miserable?

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clip_image002¿Debo Divorciarme Si Soy tan miserable?

Estimado Dr. Moore,

Mi esposa y yo estamos en un callejón sin salida. No ha habido abandono, ni inmoralidad sexual y ni abuso. Simplemente no nos llevamos bien. No deberíamos habernos casado. Deberíamos haber sabido que somos incompatibles. Yo sé que Dios odia el divorcio, pero no tengo ninguna otra opción. Mi pastor y algunos consejeros cristianos me han dicho que mientras que Dios odia el divorcio, este es el menor de dos males, porque Dios no quiere que yo sea miserable. ¿Qué piensa usted?

Casado, pero Miserable

Estimado Miserable,

Esto es lo que creo (y estoy parafraseando a un pastor amigo mío aquí). Con los pastores y consejeros “cristianos” como estos, ¿quién necesita de demonios?

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Porque lo Impostores Aman la Iglesia

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clip_image001Porque lo Impostores Aman la Iglesia

por Russell D. Moore

Hace poco leí un libro que me mantuvo despierto un par de noches. Se trataba de “Clark Rockefeller” y las comillas son importantes. El hombre no era ni "Clark", ni "Rockefeller". Él era un inmigrante alemán que diseñó una identidad como un heredero de una de las más ricas dinastías de los Estados Unidos. Se casó, tuvo un hijo, y estuvo involucrado en fraude, robo, y tal vez incluso en asesinato. Y nadie lo sabía, hasta el final.

Lo que me hizo retorcer fue el hecho de que la incursión del falso Rockefeller a todo su engaño eran a las iglesias y las relaciones, especialmente con las mujeres. Él hacía las conexiones que necesitaba en las congregaciones locales, y era el encanto de las mujeres allí. Al mismo tiempo, él parasitariamente imitaba a los hombres, mirando y reflejando de ellos sus convicciones y opiniones, incluso las inflexiones de sus voces. Pero, detrás de todo eso, no había nada real, sino un apetito depredador.

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