¿Cómo Pueden Estar Mal las Relaciones entre Personas del Mismo Sexo?
¿Cómo Pueden Estar Mal las Relaciones entre Personas del Mismo Sexo?
POR PETER GOEMAN
¿Cómo pueden estar mal las relaciones entre personas del mismo sexo si no hacen daño a nadie? ¿No podemos vivir y dejar vivir? Esta es una objeción común al punto de vista bíblico de que las relaciones entre personas del mismo sexo son malas. El argumento suele ser el siguiente: si dos adultos quieren tener una relación consensuada entre personas del mismo sexo, si no hay ningún daño, ¿por qué negarles esa libertad? La implicación de este tipo de argumentación es que si algo no es perjudicial, es bueno (o al menos permisible).
Aunque se trata de un argumento común, en realidad falla en varios niveles. El llamamiento a permitir las relaciones entre personas del mismo sexo porque no causan ningún daño debería cuestionarse por dos razones importantes.
En primer lugar, la cuestión del daño es distinta de la cuestión de la moralidad.
Que algo esté bien o mal no depende de si es perjudicial o no para otras personas. Sólo desde un punto de vista lógico podemos ver esto. Si una esposa engaña a su marido y el marido nunca se entera (y nunca se ve afectado negativamente en absoluto), sigue siendo incorrecto y pecaminoso que la esposa cometa adulterio. Del mismo modo, digamos que un niño miente (y esa mentira no causa ningún daño particular a nadie), sigue siendo pecaminoso. Evaluar la moralidad sobre la base del daño es una norma inapropiada. La única norma definitiva de moralidad es Dios y Su palabra escrita.
Si sigues el camino de definir la moralidad sobre la base del daño, ¿qué prohíbe el incesto consentido, la pedofilia o la zoofilia como prácticas sexuales válidas? Claramente, el daño no puede ser la norma para la moralidad, y en ninguna parte la Biblia aprueba tal norma. Defender las relaciones homosexuales sobre esta base es lógicamente ingenuo.
En segundo lugar, sólo porque alguien piense que algo no es dañino, no significa que no lo sea.
Esto es evidente de varias maneras. Desde una cosmovisión cristiana, entendemos que cuando una criatura desobedece al Creador y sigue su propio camino, habrá un precio que pagar por esa rebelión. En el punto anterior, una esposa que comete adulterio puede parecer que «se sale con la suya» sin dañar a nadie. Pero ella aun ha roto la norma de Dios para el matrimonio. Aunque no haya un daño visible inmediato, habrá un juicio divino por ese pecado específico (ya sea en esta vida o en la próxima, ¡o en ambas!). Eso definitivamente cae bajo la definición de daño. En otras palabras, aunque no haya daño visible en el contexto inmediato, entendemos que el juicio de Dios resultará en daño futuro. El daño no puede definirse únicamente dentro de la consecuencia inmediata.
Además, a menudo hay aspectos menos visibles del daño. Por ejemplo, el niño que se sale con la suya mintiendo se está dañando a sí mismo de múltiples maneras. Una de las más importantes es la consolidación del hábito de mentir, lo que añade un estrés innecesario a su vida y dificulta su capacidad para disfrutar de la plenitud de las relaciones.
En el caso de las relaciones entre personas del mismo sexo, los implicados a menudo se dañan a sí mismos desde una perspectiva física (por ejemplo, el SIDA), pero lo más importante es que también se involucran en relaciones antinaturales que les dañan desde una perspectiva de florecimiento humano. Puesto que la intención de Dios es que sus criaturas disfruten de ciertos tipos de relaciones, cuando los seres humanos corrompen esas relaciones, no disfrutan de la plenitud de la intención de Dios y, por tanto, se perjudican a sí mismos. Por lo tanto, como las relaciones entre personas del mismo sexo van en contra de la intención de Dios, son intrínsecamente dañinas.
En resumen, aunque muchos argumentarán a favor de permitir las relaciones entre personas del mismo sexo sobre la presunta base de que no perjudican a nadie más (es decir, «Dejemos que los adultos que consienten hagan lo que quieran»), la verdad es que este es un argumento terrible en más de un nivel. Y deberíamos explicárselo a las mentes inquisitivas.