Reflexiones Sobre John Macarthur
Reflexiones Sobre John Macarthur
POR DUSTIN BENGE
Mucho se dirá y se escribirá sobre John MacArthur en las próximas semanas. Solo el cielo revelará su impacto en la iglesia, los pastores y generaciones de creyentes en todo el mundo.
Aquí van algunas reflexiones rápidas:
1. Era un hombre de la Palabra.
Durante más de 50 años predicó versículo por versículo, creyendo que la fuerza de la iglesia provenía de la exposición clara y fiel de las Escrituras. Mientras otros perseguían las modas, él abría silenciosamente la Biblia y decía: «Veamos lo que Dios ha dicho».
2. Era inquebrantable en su lealtad a las Escrituras.
Ya se tratara de la infalibilidad, el evangelio, el señorío de Cristo, la creación bíblica o la familia, nunca adaptó la verdad para ajustarla a la cultura.
3. Fue valiente cuando más le costó.
Al igual que Martín Lutero, se mantuvo firme cuando eso significaba perder amistades y plataformas. Temía a Dios más que a los hombres y nunca hizo las paces con el error.
4. Fue fiel a su esposa y a sus hijos.
Antes que el púlpito, estaba su hogar. Su matrimonio con Patricia, sus hijos y sus nietos reflejaban lo que predicaba.
5. Era un verdadero pastor.
Durante más de cinco décadas, fue pastor de la misma iglesia. No solo alimentaba al rebaño, sino que los conocía, los aconsejaba y caminaba con ellos.
6. Era un mentor para los hombres.
A través de Grace to You, The Master’s Seminary y sus escritos, formó a una generación de hombres fieles. Muchos nunca lo conocieron, pero aún así lo llaman padre en la fe.
7. Era un reformador moderno.
Siguiendo el espíritu de los puritanos y de Spurgeon, predicó, oró, escribió y se mantuvo firme. Poco a poco, con constancia, reformó la iglesia, versículo a versículo.
8. Era un pecador.
Como todos los hombres de Dios que le precedieron, necesitaba la gracia. Y eso es lo que le hizo útil: no nos señaló a sí mismo, sino a Cristo, el Pastor y Salvador perfecto, a cuyos pies ahora está adorando.
No era un hombre perfecto, pero sí fiel. En una época de concesiones, él eligió la convicción. En una era de ruido, nos señaló la gloria de Dios. Hemos vivido en la era de un gigante.
Un Calvino de nuestros días.
Un Spurgeon para nuestra generación.