Día: 20 septiembre 2011
El Final Apropiado Para el Evangelio de Marcos
Cuarenta y tres años atrás, John MacArthur puso su mirada en la predicación a través de todo el Nuevo Testamento, usando una exposición versículo por versículo de la Biblia. Con los años que trabajó duro para lograr esa meta, y no se limitó a tomar los aspectos más destacados del Nuevo Testamento o evitar los pasajes difíciles. Expuso todo en una manera valiente, audaz, y en profundidad que hemos llegado a conocer y amar.
John recientemente ha logrado el objetivo que se propuso hace muchos años. Como era de esperar, terminó su viaje de la misma manera que comenzó por exaltar a la persona y obra de Cristo.
Aquí esta la traducción de este sermón histórico, basado en el último capítulo de Marcos. Ademas de un final muy emotivo.
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Marcos 16:9-20
Bueno, fue en febrero de 1969 en un domingo lluvioso, cuando me presenté en la Iglesia de la Gracia a los veintitantos años sin tener ni idea de lo que me deparaba el futuro. Como ya he dicho, había un par de cosas en mi mente. Una de ellas fue a enseñar la Escritura versículo por versículo y la otra era entrenar a hombres. Dios ha hecho florecer de alguna manera, de todos modos, ambos deseos en formas que están más allá de cualquier cosa que yo hubiera imaginado.
Discontinuidad: los pobres, Israel y la iglesia
Discontinuidad: los pobres, Israel y la iglesia
por Jesse Johnson
Gran parte de la ofensiva de la iglesia para participar en la transformación social y la atención indiscriminada de los pobres del mundo proviene de una interpretación errónea de la relación entre la Iglesia e Israel. No hay duda de que Israel fue llamado a cuidar de los pobres en su tierra, independientemente de su credo. El extranjero, forastero, esclavo, y la viuda peregrina estaban todos protegidos por la Ley, y si Israel hubiera cumplido la ley, no habría habido ningún pobre en la tierra.
La pregunta es: ¿Tiene la Iglesia una tarea similar? ¿Está la iglesia a cargo del cuidado de los pobres del mundo, de la misma manera que Israel lo estaba? He argumentado en otro lugar que la respuesta es “no”, pero aquí quiero explicar por qué la diferencia es importante y útil en la comprensión de la misión de Dios para el mundo.