Descifrando La Teología del Pacto (9ª. Pte.)
Descifrando La Teología del Pacto (9ª. Pte.)
Por Paul Henebury
La Teología Federal Y el Bautismo de Niños
“Cuando los reformados hablamos de “el pacto,” estamos hablando del único pacto de gracia que se extiende desde su promesa de simiente en Génesis 3:15, se amplió en detalle a Abraham en Génesis 15, se cumplió en Cristo, y continúa a través del tiempo hasta la consumación. Cualquiera que se haya salvado o se salve alguna vez -en cualquier período de la historia humana- es miembro del pacto de gracia” – Michael G. Brown and Zach Keele, Sacred Bond, 95.
Al tratar el tema del bautismo, seguimos tratando el pacto de gracia; la lente principal de la Teología del Pacto. Como estoy tratando el bautismo de infantes (paedo-bautismo) aquí, es importante notar que los bautistas reformados que sostienen la TP enfocan el tema de manera diferente. Lo trataré por separado.
El término “federal” viene del latín foedus que significa “tratado” o “acuerdo,” pero ha llegado a significar “pacto,” aunque los reformadores como Calvino y Beza no fueron dogmáticos en este punto. Pero el pacto en cuestión no es ningún pacto que se pueda encontrar fácilmente en la Biblia. Como muestra la cita anterior, es el pacto de gracia dominante el que dicta la doctrina. Por lo tanto, no son los pactos bíblicos los que impulsan la teología del bautismo y la jefatura en la TP.
Será útil citar a un destacado teólogo del pacto sobre este asunto:
“En primer lugar, recuerden que la humanidad no es un conjunto de individuos, sino una unidad orgánica, una raza, una familia… La ley de la solidaridad no explica el pacto (de obras o de gracia), sino que se basa en él y se remite a él…” Herman Bavinck, Reformed Dogmatics: Vol. 3, Sin and Salvation in Christ, 102, 105.
Bavinck indica que la solidaridad del género humano está ligada al pacto. Está ligada al pacto de obras (lo que significa que los no salvos o no elegidos están bajo él) o al pacto de gracia (lo que significa que los salvos o elegidos – o “elegidos históricos” están bajo él). Esta agrupación de todos los elegidos en una categoría en el pacto de gracia es el epítome de la Teología Federal.
Solidaridad del Federalismo
Al concentrarnos en los elegidos (o en los hijos de los elegidos) en el pacto de gracia, tenemos que apreciar el hecho de que no hay espacio dentro de esta visión federal para más de un pueblo de Dios. Esto significa, por supuesto, que las profecías sobre el Israel nacional y su reino Davídico que emana de Jerusalén (Isaías 2:1-4; 9:6-7; 11:1-10; 46:13, etc.), y que cubre todo el territorio que Dios prometió a Abraham en Génesis 15:17-21 no pueden cumplirse literalmente (esta tierra será toda Israel, no simplemente el territorio en manos de Israel). Eso significaría que el Israel nacional estaría separado de los gentiles elegidos y, por tanto, habría al menos dos pueblos de Dios: Israel y la Iglesia. La solidaridad federal no permite tal cosa. Recuerde que el pacto de gracia dicta la hermenéutica de la TP. Por lo tanto, el requisito de un solo pueblo de Dios exige que las profecías sobre la restauración de Israel sean reinterpretadas para producir la unidad necesaria.
La Señal del Pacto de Gracia
Los TP creen que el pacto de gracia tenía como signo o señal la circuncisión de los niños de ocho días bajo su aspecto mosaico. Pero los elegidos después de la cruz se amplían en gran medida para incluir a los gentiles; o más bien, “Israel” se amplía para incluir una supermayoría gentil. Este “Nuevo Israel” o “Verdadero Israel,” como se le llama a menudo, no puede tener la misma señal que bajo la economía mosaica, por lo que un cambio en la señal tuvo que ocurrir bajo los auspicios de la iteración del nuevo pacto del pacto de gracia (Ver por ejemplo, O. Palmer Robertson, El Cristo de los Pactos, 280.). Después de la cruz, el signo se cambia por el bautismo de niños, generalmente por aspersión, en sustitución de la circuncisión masculina. Como dice Belcher: “La circuncisión es un signo externo que señala una necesidad interna y espiritual.” (Richard Belcher, The Fulfillment of the Promises of God, 252). Se cree que rociar a los bebés es una forma bíblica de mostrar lo mismo (cf. por ejemplo, Gerald Bray, God Is Love: A Biblical and Systematic Theology, 635).
“Con la permanencia del pacto abrahámico, ¿por qué la señal del pacto ya no es la circuncisión en el Nuevo Testamento? La respuesta simple es que el Nuevo Testamento revela que el bautismo reemplaza a la circuncisión en la era del nuevo pacto (Col. 2:8-12” – Michael G. McKelvey, “The New Covenant as Promised in the Major Prophets,” in Covenant Theology, edited by Guy Prentiss Waters, et al, 194 n. 8.
Hay que tener en cuenta que el “bautismo” de Colosenses 2:12 no puede ser, en primer lugar, la aspersión, y en segundo lugar, es casi seguro que no es el bautismo en agua sino el bautismo del Espíritu (1 Cor. 12:13) lo que está en la mente de Pablo.
Esta sustitución de la señal del pacto y el cambio de “Israel” de una supermayoría de judíos hebreos a una supermayoría de gentiles no implica (en la mente de muchos TP contemporáneos) una sustitución de un Israel por el “Nuevo Israel.” Pero abordaré esta cuestión en otro artículo.
Obviamente, debido a que los bebés están involucrados, y no son capaces de entender el Evangelio, el enfoque paedo-bautista implica la inclusión de personas no regeneradas dentro del pacto, así como los creyentes (aunque sorprendentemente, algunos teólogos reformados piensan que estos bebés pueden ser regenerados). Sin embargo, aunque puedan estar “en el pacto,” estas personas no regeneradas no se consideran “miembros de pleno derecho” de la comunidad del pacto. Su inclusión está en la base de lo que se llama el “principio genealógico” y el “principio representativo.” El principio genealógico dice que los hijos de los elegidos vendrán (o se espera que vengan) a la fe, mientras que el principio representativo los tiene bajo la jefatura de Cristo. Además, como Cristo es visto como “Israel,” aquellos “en Él” (es decir, en el pacto de gracia) son “Israel” representado por Él.
4 mayo 2022 en 3:30 pm
Me perdones la sinceridad, pero leo este texto y se me viene el dicho que dice «todo te escribo y nada te digo, y por otro lado explicar la doctrina de Cristo sustentando el discernimiento en «teólogos humanos» famosos no es mucho o nada de confiar eso quiere decir que el texto esta sustentado con sabiduría humana y no con el MAESTRO que es el ESPIRITU SANTO.