El Péndulo del Abuso (2ª.Parte)
El Péndulo del Abuso (2ª.Parte)
Por Jim Newheiser
En este blog, el Dr. Jim Newheiser continúa evaluando las declaraciones comunes que se escuchan acerca de ministrar a aquellos que han experimentado abuso doméstico. Él describe la buena intención detrás de las declaraciones, el daño que puede ser causado debido a un pensamiento desequilibrado, y una manera más equilibrada de expresar las mismas preocupaciones
- Si sientes que te maltratan o te controlan, abandona la relación.
1. Una preocupación válida: Esta afirmación se hace porque hay muchas mujeres que permanecen en relaciones peligrosamente abusivas cuando tienen todo el derecho a buscar seguridad y refugio.
2. El daño que se puede causar: Aquellos que buscan proteger a las víctimas de abuso a veces no distinguen entre los grados de maltrato pecaminoso que pueden tener lugar en una relación matrimonial. El mensaje que algunas mujeres reciben es que si su marido es hasta cierto punto controlador, manipulador o colérico, entonces usted está en una relación abusiva y necesita salir de ella. A las mujeres se les dice que un marido enfadado ha roto el pacto matrimonial y que tienen derecho a divorciarse. Yo afirmo que una esposa maltratada tiene todo el derecho a alejarse de un marido violento y que el hecho de que él no se arrepienta y no viva en paz con ella puede conducir finalmente a la ruptura de su matrimonio (1 Corintios 7:15). Tristemente, sin embargo, he visto a mujeres que están en matrimonios difíciles, pero no violentos -en los que a menudo hay ira por ambas partes- que utilizan el argumento del abuso para divorciarse de sus maridos sobre bases menos que bíblicas. La realidad es que el matrimonio une a dos pecadores y, debido a la caída, muchos matrimonios implican una lucha por el control, tal como se describe en Génesis 3:16. En muchos casos, ambos cónyuges son culpables de la violencia. En muchos casos, ambos cónyuges son culpables de ira pecaminosa, que Jesús llama homicida (Mateo 5:21-22).
3. Sería mejor decir: Es necesario ejercer la sabiduría para distinguir entre los grados de pecado en una supuesta situación de abuso. Así como el acto de adulterio es una amenaza mayor para un matrimonio que una mirada lujuriosa (Mateo 5:27-28), hay una diferencia entre la agresión física y una palabra dura. Puesto que Jesús declaró: «Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre» (Mateo 19:6b), se debe hacer todo lo posible por preservar los matrimonios y ayudar a cambiar tanto a los hombres como a las mujeres que no han cumplido a la perfección el pacto matrimonial. Los líderes de la Iglesia no deberían oscilar entre el extremo de devolver a las mujeres a situaciones de abuso y el otro extremo de alentar la ruptura de matrimonios que podrían restaurarse. Un hombre que se niega a arrepentirse de su comportamiento controlador y colérico puede ser sometido a un proceso de disciplina eclesiástica, que a menudo le dará el tiempo y el espacio necesarios para que el corazón del maltratador se revele con mayor claridad.
- No hay nada que puedas hacer para cambiar a un maltratador.
1. Una preocupación válida: Esta declaración está estableciendo el punto de que hay algunos hombres que son tan obstinadamente pecaminosos que no importa cuan amable seas con ellos, ellos continuaran con su abuso furioso. Se hace para refutar el falso consejo que algunas mujeres han recibido de que si ellas simplemente pudieran aprender a ser más amables y calladas, entonces sus esposos violentos dejarían de lastimarlas. Sin embargo, las Escrituras describen a algunos hombres como violentos, de corazón duro y que se niegan a recibir corrección (Proverbios 16:29; 29:1,22).
2. El daño que se puede causar: Por otro lado, algunos llamados expertos han afirmado que no hay nada que una víctima pueda hacer cambiando su comportamiento para cambiar al abusador y su comportamiento. Aunque estoy de acuerdo en que en muchos casos es cierto que el cambio de comportamiento no tendrá ningún efecto en un hombre malvado y endurecido, la Biblia explícitamente da esperanza de que el Señor puede usar el comportamiento piadoso de una víctima para ablandar el corazón de un cónyuge pecador. Primera de Pedro 3:1-2 dice que un esposo desobediente o no salvo puede ser ganado si su esposa lo trata mejor de lo que se merece. Proverbios 15:1 nos dice que una respuesta suave puede apartar la ira. Sé que estos versículos han sido mal utilizados para enviar erróneamente a las mujeres a situaciones peligrosas, pero también es cierto que Dios puede usar el comportamiento semejante al de Cristo de una esposa para alcanzar a un esposo enojado. Una vez más, es necesario hacer una distinción basada en el grado de ira pecaminosa (y el peligro resultante), en lugar de decir rápidamente que una situación es desesperada y que la mujer debe darse por vencida y seguir adelante. Si hay alguna duda sobre si una mujer está en peligro, yo animaría a los líderes de la iglesia a errar por el lado de la seguridad ayudándola a alejarse (ojalá temporalmente) y luego trabajar con el marido para calibrar el verdadero arrepentimiento antes de intentar restaurar el matrimonio y volver a unir a la pareja.
3. Sería mejor decir: El Evangelio da esperanza de que los pecadores pueden ser perdonados y transformados, y aquellos en cuyas vidas Dios ha obrado mostrarán signos de verdadero arrepentimiento (incluida la paciencia). Saulo, el perseguidor asesino, se transformó en el gran apóstol de la gracia. Primera de Corintios 6:9-11 cuenta cómo pecadores de todo tipo han sido limpiados y cambiados por el poder del evangelio. Creemos que los maltratadores que se habían caracterizado por las malas obras de la carne pueden convertirse en siervos que dan el fruto del Espíritu. Los abusadores a menudo son maestros de la manipulación (es decir, la tristeza mundana). Un hombre verdaderamente arrepentido odiará su pecado más que sus consecuencias; se preocupará más por los derechos y la seguridad de los demás que por sus propios derechos, y será paciente a medida que aquellos a quienes ha herido previamente aprendan a confiar en él (véase 2 Corintios 7:9-11).
Conclusión
Cuando los consejeros bíblicos nos enfrentamos a cuestiones difíciles, es fácil que el péndulo oscile de un extremo al otro.[1] Estoy de acuerdo en que en el pasado no hemos hecho lo suficiente para proteger a las víctimas de abusos. Sin embargo, debemos tener cuidado de no reaccionar exageradamente al no distinguir entre los grados de pecado, al acusar falsamente a las personas de abuso o al contribuir a la ruptura de matrimonios que podrían salvarse gracias a la verdad del Evangelio.
31 enero 2023 en 8:23 am
[…] sobre maltrato doméstico escritos por el Dr. Jim Newheiser. Leer el Péndulo del Abuso 1ª. Parte. 2ª. Parte, 3ª. […]