El Péndulo del Abuso (3ª. Parte)
El Péndulo del Abuso (3ª. Parte)
Armando las Escrituras y Armando la Víctima (Efesios 6:17)
Por Jim Newheiser
Comencé los posts anteriores reconociendo que la Iglesia y los consejeros bíblicos a menudo han fallado a las víctimas de abuso al no escucharlas bien y no protegerlas del daño. Reconocí que muchos líderes eclesiásticos necesitan arrepentirse de su fracaso a la hora de «rescatar al débil y al necesitado; libradlos de la manos de los impíos” (Salmo 82:4).
Me incluyo entre los líderes eclesiásticos que miran hacia atrás (en mi caso, más de 40 años de ministerio) y se dan cuenta de que no comprendía los muchos tipos de abuso y el grado de daño que muchas mujeres estaban sufriendo. Además, no hice lo suficiente para ayudarlas a encontrar seguridad. He tenido que volver a hablar con varias mujeres para pedirles perdón por no haberlas ayudado como debía. Agradezco las amables respuestas que he recibido. Mi ignorancia no era una excusa.
En mis posts anteriores, al tiempo que afirmaba la importancia de comprender la naturaleza destructiva de los abusos y de proteger a las víctimas de la opresión, expresaba mi preocupación por el hecho de que, en su afán por corregir los fallos del pasado, algunos se hayan desviado demasiado en la dirección contraria, lo que puede provocar más daños e injusticias. Puse varios ejemplos de lo que consideraba exageraciones desequilibradas. En cada caso, describí la buena intención que había detrás de las afirmaciones, el daño causado por un pensamiento desequilibrado y una forma más equilibrada de abordar las mismas preocupaciones. En este post, quiero plantear otras dos formas en las que el péndulo del abuso puede haber oscilado hacia un extremo no bíblico.
Armando las Escrituras
Algunos afirman que, dado que las Escrituras han sido utilizadas como arma contra las víctimas de abusos, no se debe citar la Biblia cuando se les asesora.
1. Algunas preocupaciones válidas: Se ha “abusado” de las Escrituras.
- Los maridos opresores han estado intimidando a sus esposas con versículos de la Biblia, normalmente los pasajes que exigen sumisión (Efesios 5:22-24; 1 Pedro 3:1-2). Hombres egoístas y violentos que parecen no preocuparse por su responsabilidad de amar a sus esposas sacrificadamente como Cristo amó a la iglesia (Efesios 5:25-30) usan la Biblia como excusa para obligar a sus esposas a someterse a prácticamente todas las categorías de abuso, incluyendo el verbal, sexual, financiero, etc.
- El clero y los consejeros han hecho un mal uso de estos textos (especialmente 1 Pedro 3:1-2 y quizás Hebreos 13:17) enviando a mujeres oprimidas de vuelta a situaciones peligrosas, habiéndoles dicho que si eran más sumisas, entonces el abuso cesaría. Algunos hombres son tan duros de corazón que ninguna bondad hacia la esposa los conmoverá.1 Tales abusadores incluso se aprovecharán del afán de complacer de su cónyuge para imponer más opresión.
- Algunos consejeros se han apresurado a lanzar exhortaciones bíblicas antes de escuchar compasivamente la historia de sufrimiento del aconsejado (Proverbios 18:13; Santiago 1:19).
- Los consejeros también han sido culpables de centrarse meramente en las respuestas pecaminosas de la víctima al abuso, en lugar de traer el consuelo que las Escrituras ofrecen al que sufre.
2. El daño que puede resultar del extremo no bíblico – ¿Qué dirás entonces?
Si los consejos que damos no proceden de la Biblia, ¿de dónde vendrán? Las víctimas de abusos necesitan desesperadamente consuelo y sabiduría. ¿Qué sabiduría es más eficaz y útil que la Biblia? Algunos consejeros cristianos dispensan el consejo de expertos seculares en abuso en lugar de buscar en la Palabra de Dios. Aunque puede haber alguna sabiduría de gracia común entre los consejeros seculares, ninguna sabiduría humana se compara con la Palabra de Dios, que ofrece sanidad divina y poder transformador para la víctima de abuso: “La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma; el testimonio del Señor es seguro, que hace sabio al sencillo. Los preceptos del Señor son rectos, que alegran el corazón; el mandamiento del Señor es puro, que alumbra los ojos. El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre; los juicios del Señor son verdaderos, todos ellos justos; deseables más que el oro; sí, más que mucho oro fino, más dulces que la miel y que el destilar del panal” (Salmo 19:7-10).
3. Sería mejor decir: «Armémonos correctamente con las Escrituras» (Efesios 6:17; Hebreos 4:12).
- El consejero debe ser rápido para oír y lento para hablar (Santiago 1:19). El asesoramiento debe comenzar escuchando atenta y compasivamente a la persona que sufre. Debe hacerse todo lo posible por comprender su situación y cómo le ha afectado emocional y espiritualmente (Proverbios 20:5; 18:13).
- Aunque toda la Escritura es infalible, no todos los pasajes son igualmente apropiados en todas las situaciones. El diablo utilizó mal la Palabra de Dios cuando tentó a Jesús (Mateo 4). También es posible que nosotros hagamos un mal uso de las Escrituras (por ejemplo, predicar la sumisión a una víctima de malos tratos). Hay que tener cuidado. Por otro lado, Jesús respondió al mal uso que el diablo hizo de la Escritura no con el silencio, sino con la Escritura bien aplicada.
- La Biblia puede y debe ser utilizada como un arma poderosa de manera apropiada y útil. Entre las piezas de la armadura del cristiano está «la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios» (Efesios 6:17b). Asimismo, el autor de la epístola a los Hebreos proclama: «Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos» (Hebreos 4:12a).
- La mujer oprimida y temerosa necesita la esperanza y el consuelo que la Palabra de Dios da a los que sufren. Los Salmos hablan de todo tipo de experiencias y emociones humanas: “Ten piedad de mí, oh Dios, porque el hombre me ha pisoteado; me oprime combatiéndome todo el día. Mis enemigos me han pisoteado todo el día, porque muchos son los que con soberbia pelean contra mí. El día en que temo, yo en ti confío. En Dios, cuya palabra alabo, en Dios he confiado, no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre? Tú has tomado en cuenta mi vida errante; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿acaso no están en tu libro?» (Salmo 56:1-4, 8-11, 13).
- Toda la Escritura nos señala a Cristo, que ha sufrido como nosotros y que se compadece de nosotros en nuestro sufrimiento y nos ofrece la ayuda que necesitamos (Hebreos 4:15-16; Marcos 6:34).
- La Palabra de Dios ofrece la sabiduría que necesita la víctima de la opresión. Por ejemplo, las mujeres maltratadas tienen derecho a recibir ayuda de la Iglesia, que debe estar dispuesta a imponer disciplina al maltratador (Mateo 18:15-20; 1 Corintios 5). Asimismo, las Escrituras revelan el papel del gobierno a la hora de perseguir a los violentos y ofrecer protección legal a los inocentes y oprimidos (Romanos 13:1-7; 1 Pedro 2:14).
- La Palabra de Dios puede ser usada correctamente como un arma para exponer el pecado del abusador y traer convicción con la ayuda del Espíritu Santo. Contraste cómo Cristo ha amado sacrificialmente a Su novia, la iglesia, con cómo el esposo ha abusado de su pobre esposa (Efesios 5:25-30). Recuérdale el cuidado de Dios por los indefensos y adviértele del juicio que el Señor traerá sobre los que oprimen a los débiles e inocentes. El Señor examina a los justos, pero a los malvados, a los que aman la violencia, los odia con pasión. (Salmo 11:5; véase también 2 Pedro 2:9).
Armando la Victima
Algunos dicen que hay que resistirse al poder y a la autoridad y derrocarlos.
1. Algunas preocupaciones válidas: Se ha abusado de la autoridad y el poder
Muchos han señalado con razón que el control y la opresión están en el corazón del abuso y que el mal uso de la autoridad causa un gran daño a las víctimas de abuso. Muchos maridos abusan de su poder oprimiendo egoístamente a sus esposas. Las Escrituras no exigen que las mujeres se sometan a ese comportamiento opresivo. Algunas mujeres se han visto aún más perjudicadas cuando los líderes de la iglesia no han utilizado su autoridad y poder para proteger a las oprimidas, a veces incluso enviándolas de vuelta a situaciones peligrosas con una exhortación a que simplemente se esfuercen más en cumplir con las exigencias de sus maridos.
2. El daño que puede resultar del extremo no bíblico – Algunos rechazan la autoridad bíblica
Muchas reaccionan contra el abuso de poder rechazando las estructuras de autoridad bíblicamente establecidas en el hogar y en la iglesia. Por otro lado, muchas mujeres con las que hemos trabajado afirman la enseñanza bíblica sobre el liderazgo masculino en el hogar y se sienten afligidas por el hecho de que su marido no esté a la altura de la norma bíblica. Así como el mal uso de las Escrituras no implica que no debamos aconsejar a partir de la Biblia, el mal uso de la autoridad no lleva a la conclusión de que ya no debamos respetar a las autoridades que Dios ha establecido. Hemos visto casos de inversión de poder en los que la antigua víctima insiste en tener un grado de control indebido, tal vez por miedo a ser maltratada de nuevo. Además, su marido puede estar dispuesto a abdicar de su papel en la toma de decisiones con la esperanza de recuperar a su mujer o por miedo a disgustarla. Peor aún, algunos expertos en abusos incluso animan a las víctimas a utilizar la opresión del pasado como excusa para responder con una venganza pecaminosa a las figuras de autoridad opresoras. Es una triste ironía que algunos en nuestra cultura que afirman defender a los que no han tenido voz silencien las voces de categorías enteras de personas, incluidos maridos y líderes eclesiásticos.
3. Sería mejor decir: “Promover un modelo bíblico de matrimonio” [2]
En lugar de pasar de una práctica no bíblica a otra, la respuesta al abuso de autoridad es ayudar a las parejas que buscan la recuperación y la reconciliación después de un abuso a remodelar su matrimonio según el modelo bíblico. El esposo debe aprender a convertirse en un líder semejante a Cristo que ama humilde y sacrificadamente a su esposa. Aprenden a trabajar juntos como compañeros iguales en el matrimonio. Por ejemplo, si en el pasado el marido tomaba unilateralmente las decisiones financieras importantes, ahora mostrará respeto a ella como su ayudante y coheredera de la gracia de la vida cuando tomen juntos decisiones importantes (Génesis 2:18; 1 Pedro 3:7; Proverbios 31:11-12). Por lo general, esta transformación llevará tiempo, mientras el marido aprende una nueva forma de pensar y actuar y espera pacientemente a que se restablezca la confianza de su esposa.[3]
Conclusión
Cuando los consejeros bíblicos se enfrentan a problemas difíciles, es fácil que el péndulo oscile de un extremo al otro. Reconozco que tanto la Biblia como las estructuras de autoridad han sido mal utilizadas (convertidas en armas) por abusadores, consejeros y líderes eclesiásticos. Sin embargo, tenemos que tener cuidado de no reaccionar exageradamente, dejando de dar a la Palabra de Dios su lugar necesario como una poderosa espada de la verdad en nuestro asesoramiento y siguiendo los principios bíblicos de autoridad en el hogar y la iglesia.
Preguntas Para Reflexión
1. ¿Cómo se puede abusar de las Escrituras en el asesoramiento?
2. ¿Por qué es importante usar las Escrituras en todo nuestro asesoramiento?
3. ¿Cuál es la respuesta bíblica al uso indebido del poder y la autoridad?
31 enero 2023 en 8:23 am
[…] * Este artículo forma parte de una serie de cuatro blogs sobre maltrato doméstico escritos por el Dr. Jim Newheiser. Leer el Péndulo del Abuso 1ª. Parte. 2ª. Parte, 3ª. Parte […]