Laodicea: Tibia y en Bancarrota
Laodicea: Tibia y en Bancarrota
POR JOHN F. MACARTHUR
14 Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto:
15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! 16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. 17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. (Apocalipsis 3:14-17)
Y ahora llegamos a Laodicea. Esta es una iglesia completamente incrédula. Esta es una iglesia de no creyentes.
Laodicea tiene la sombría distinción de ser la única iglesia a la que Cristo no le dice nada bueno de nadie – ellos reciben una condenación implacable. Esta es la carta más amenazadora y reprensiva hasta ahora. Y lo asombroso es que Laodicea era una iglesia orgullosa – orgullosa e inconversa.
Laodicea es una iglesia que no es una iglesia. Es la primera iglesia de cizaña; no hay trigo.
Jesus dice, «Yo conozco todas tus obras – universalmente, colectivamente – que no eres ni frio ni caliente. Quisiera que fuerais fríos o calientes. Así que porque sois tibios y ni fríos ni calientes, os vomitaré de Mi boca».
Esa es la declaración más fuerte que el Señor ha hecho hasta ahora a una iglesia. «Me haces vomitar. Te conozco. Sé lo que eres. Me enfermas. Eres tibio».
Algunas iglesias enferman al Señor. El estaba enojado con aquellos que se comprometían. Estaba decepcionado con aquellos que dejaron su primer amor. Pero esta iglesia lo enfermó.
A través de la historia de la iglesia, y hasta el día de hoy, ha habido iglesias llenas de personas que tienen una visión equivocada de Cristo, y por lo tanto son inconversos y no salvos. Estas iglesias son detestables al cielo. Enferman al Señor; le dan nauseas a Cristo.
Sabes, de alguna manera, siempre hay esperanza para una iglesia que tiene algunos creyentes en ella. Pero aquí no hay nada. No hay nada a lo que apelar. Cristo ni siquiera está en esta iglesia. Esta es la peor de todas las representaciones posibles de una iglesia.
Esto es enfermizo. Jesús dice: «No tienes ningún propósito. Ustedes sólo me enferman».
El versículo 17 añade: «No sólo sois hipócritas enfermizos, sino que estáis engañados, como todos los hipócritas enfermizos. Decís una cosa y no conocéis vuestra verdadera condición. Decís: ‘Soy rico y me he enriquecido, y no tengo necesidad de nada’, y no sabéis que sois desdichados y miserables y pobres y ciegos y desnudos.»
Una cosa sobre los no creyentes que se han reunido en una «iglesia» es que no están en posición de evaluar su condición espiritual. No pueden conocer la realidad.
Laodicea era una ciudad rica. Era famosa por sus bancos y sus riquezas. Y la opinión de la iglesia sobre su propia identidad era una ficción sin fundamento de que de alguna manera poseían no sólo riqueza material, sino incluso riqueza espiritual.
Ese es el peor estado en el que una persona puede estar. Sería mejor ser ateo. Sería mejor ser completamente ignorante de la iglesia y del evangelio. Cualquier cosa sería mejor que esto.
Esta es la máxima hipocresía apóstata. Conocen a Cristo y han creado un falso Cristo, conocen a Dios y han creado un falso dios, y están engreídamente confiados en ello.
Esto caracteriza a denominaciones enteras en todo el mundo. Esto caracteriza a muchas universidades y seminarios «cristianos». Piensan que son ricos materialmente, piensan que son ricos en conocimiento espiritual, pero no conocen su condición.
En realidad, son desdichados, miserables, pobres, ciegos y desnudos. Esta es la condición enfermiza de pensar que eres espiritualmente rico, cuando estás en bancarrota; de pensar que eres hermoso, cuando eres miserable; de imaginar que eres envidiado, cuando eres digno de lástima; de creer que ves todo claramente, cuando no ves nada y estás ciego como una piedra; de sentir que estás vestido con galas espirituales, cuando estás desnudo.
Esa es la condición de una iglesia de no creyentes. En realidad, ese tipo de iglesias, aún hoy, son las iglesias más orgullosas. No tienen idea de su condición.