Eternidad

Infierno

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Infierno

Por RC Sproul

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A menudo hemos oído frases como “La guerra es el infierno” o “Pasé por un infierno.” Estas expresiones, por supuesto, no se toman literalmente. Más bien, reflejan nuestra tendencia a utilizar la palabra infierno como un término descriptivo para la experiencia humana más espantosa. Sin embargo, ninguna experiencia humana en este mundo es realmente comparable al infierno. Si tratamos de imaginar lo peor de todo sufrimiento posible en el aquí y ahora, todavía no hemos extendido nuestra imaginación para llegar a la terrible realidad del infierno.

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El Peso Aplastante de la Gloria

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clip_image002El Peso Aplastante de la Gloria

Por Tim Challies

Lo he tenido en mi corazón esta semana el escribir sobre la esperanza y el gozo. Para ello me he ido en busca de la esperanza que sostuvo al apóstol Pablo mientras tuvo que soportar prueba tras prueba en su ministerio. Mi lógica es simple: Si Pablo sufrió mucho y encontró gozo, los que sufren a la ligera en comparación deberían ser capaces de encontrar el mismo gozo. Un par de días mostré que Pablo encontró la esperanza en la promesa de la resurrección y ayer demostré que la resurrección no es un fin en sí mismo, sino el medio para un final mayor de entrar en la presencia de Dios .

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¿Descanse en Paz?

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¿Descanse en Paz?

Por Barnabas Piper

Una llamada de atención." Así es como a menudo se refieren a la muerte, especialmente cuando la persona que murió estaba cerca de nosotros o cuando la muerte de la persona recibe una considerable atención en las noticias. Pero, ¿de qué no esta llamando la atención? Y, más importante aún, ¿a qué estamos siendo despertados?

Muchas personas, cuando ven a la muerte, simplemente se enfrentan con el hecho de que la gente muere. A pocas personas les gusta hacer hincapié en este hecho, y los que lo hacen se les consideran mórbidos. Cuando la gente ve la muerte, es “despertada” de los engaños y la niebla de una vida cómoda a la realidad de la mortalidad. Este tipo de despertar es a menudo de corta duración y no conduce a cambiar la vida real. No es tanto un despertar, como dar una vuelta y cambiar de posiciones en la almohada metafórica de la vida.

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Hasta Que La Muerte Haga Su Parte

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Hasta Que La Muerte Haga Su Parte

Until Death Does Its Part

Martes, 22 de septiembre 2009

(Por Kelly Wright)

* Kelly sirve como Pastor de Intermedio en Grace Community Church.

Se estima que 5.500 estadounidenses mueren hoy en día. Más de 2 millones de estadounidenses pasan de esta vida a la siguiente sólo este año. En todo el mundo serán más de 50 millones de individuos que van a aprender lo que es estar más allá de la tumba.

No hay duda de que la muerte es común en este mundo. Aunque la muerte está garantizada a cada persona que vive, sería curioso saber que tan común es el tema de la muerte en nosotros. ¿Con qué frecuencia se contempla que la muerte nos va a pasar?

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Vida Despúes de la Muerte – 1ª Parte

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Vida Despúes de la Muerte – 1ª Parte

Por Gary E. Gilley

(Enero de 2000 – Volumen 6, Número 1)

Introducción

Hace unos años, un autor prácticamente desconocido, Betty Eadie, saltó a la fama de inmediato por escribir el best seller titulado He Visto La Luz. Este fue el libro más reciente y popular que detalla las experiencias de personas que creen que habían muerto, había ido a la otra vida y luego regresaron a este mundo. Éstas son algunas de las cosas que Eadie dijo que tenemos que esperar después de la muerte:

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LA MUERTE Y LA VIDA DEL MAS ALLA

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LA MUERTE Y LA VIDA DEL MAS ALLA

Thomas Montgomery

El hablar acerca de la muerte es de suma importancia para poder entender el destino final del hombre y la vida del más allá. Sin un entendimiento correcto de la naturaleza del hombre y una comprensión de la definición que la Biblia da a la muerte, no es posible investigar en forma debida el asunto de la vida después de la muerte, sea en el cielo o en el infierno.

En este folleto trataremos especialmente con la enseñanza bíblica acerca del alma, el seol, el hades y el infierno.

Con frecuencia escuchamos las estadísticas acerca de la muerte en el mundo: Que 3 personas mueren por segundo, 180 personas cada minuto, 11,000 personas cada hora, 260,000 personas cada día y 95’000,000 cada año. Todos nosotros tendremos que llegar a esta cita final.

Una encuesta en el estado de Iowa en los E.U.A., realizada en 1977 mostró que 65% de los encuestados pensaban que irían al cielo. Aunque la gran mayoría de los encuestados se consideraban como “fuera de peligro”, sin embargo, el 31% decían estar seguros de conocer a otros que sí irían al infierno. Un año después, una encuesta en el estado de Minnesota reveló que solamente 4% consideraban que irían al infierno. Pero, como en el caso anterior, más del 20% de los habitantes del estado también pensaban que otros seguramente irían allá. En 1988 otra encuesta realizada por la revista Newsweek indicó que el 76% de los norteamericanos pensaban que tenían una gran posibilidad de ir al cielo, y sólo el 6% pensaban que probablemente estarían en el infierno. Una encuesta similar en Australia en el año de 1988 indicó que sólo un 39% de la población creía en el infierno. Otro estudio estadístico semejante realizado en Gran Bretaña en 1989, manifestó que sólo un 24% de la población creía en el infierno. Estas estadísticas son sólo un pequeño reflejo de la confusión y la incredulidad que existe respecto a estos temas.

En la actualidad muchas sectas se dedican con regocijo a anunciar y publicar en su literatura, que el infierno no existe. Un ejemplo de esto son los testigos de Jehová y algunas otras sectas, quienes niegan la enseñanza bíblica sobre el alma y por lo tanto terminan rechazando también la doctrina del infierno. Según los testigos de Jehová, el hombre es un “alma” tal como los animales son “almas”. Por lo tanto, al morir un hombre, su “alma” también muere; es decir, deja de existir o vuelve a la nada. En su libro titulado Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra, los testigos afirman lo siguiente:

El hombre es un alma. Por eso, como esperaríamos, cuando el hombre muere, su alma muere. (pág. 78)

En la muerte, el espíritu del hombre, su fuerza vital, o de vida que se sostiene por la respiración “sale”. Ya no existe. …Tanto el hombre como la bestia regresan al polvo del cual están hechos. (pág. 77)

Puesto que el alma humana es el hombre mismo, entonces no puede ser ninguna cosa parecida a una sombra que viva dentro del cuerpo, o que pueda salir del cuerpo. (pág. 73)

Cuando alguien se ha sumido en un sueño muy profundo, entonces no recuerda nada. Algo similar sucede en el caso de los muertos. No sienten nada. Ya no existen. (pág. 80)

Según la Biblia, los muertos entran a un estado de inconsciencia completa. (pág. 77)

Toda esta confusión tiene que ver con la cuestión de la naturaleza del hombre y con la definición de la palabra muerte. La única fuente veraz de información sobre estos asuntos es la Palabra de Dios. Si los hombres consideran que el infierno es un hecho o una fantasía, es lo de menos; lo que importa es lo que Dios dice. Nuestro propósito en este folleto es examinar lo que Dios dice en su Palabra sobre estos asuntos. Primero vamos a tratar con la naturaleza del hombre.

LA NATURALEZA DEL HOMBRE

Génesis 1:26 dice: “Y dijo Dios: Hagamos al hombre á nuestra imagen, conforme á nuestra semejanza; y señoree en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en las bestias, y en toda la tierra, y en todo animal que anda arrastrando sobre la tierra.” El versículo 27 añade “y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó…”. Estos versículos enseñan que el hombre no es igual a los animales. “Formó, pues, Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra, y alentó en su nariz soplo de vida; y fué el hombre en alma viviente.” (Génesis 2:7) El hombre es distinto de los animales por la determinación especial que Dios tomó antes de formarlo. La diferencia entre los hombres y los animales es evidente por la “imagen de Dios” que el hombre porta.

Hablando de la naturaleza nueva que se imparte al hombre que es regenerado, Efesios 4:24 dice: “Y vestir el nuevo hombre que es creado conforme á Dios en justicia y en santidad de verdad”. Se encuentra la misma idea en Col.3:10; “Y revestídoos del nuevo, el cual por el conocimiento es renovado conforme á la imagen del que lo creó”. En estos textos se puede notar la gran diferencia que existe entre el hombre y los animales. El hombre es un ser racional y moral que posee mente, emociones y voluntad. La imagen de Dios significa simplemente que el hombre refleja a su creador en las capacidades y habilidades, las cuales le distinguen del resto de la creación. La nobleza, la dignidad, el significado y el valor del hombre descansan en el hecho de que es portador de la imagen de Dios. Los versículos anteriormente citados se refieren al hecho de que la imagen que fue parcialmente perdida en la caída, es restaurada en principio por la regeneración.

La Biblia habla del hombre como alma, cuerpo y espíritu. 1 Tes.5:23 dice así: “Y el Dios de paz os santifique en todo; para que vuestro espíritu y alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida de nuestro Señor Jesucristo”. (Más adelante examinaremos el uso de estas tres palabras.) Cabe señalar aquí que estas palabras son usadas aquí con el propósito de distinguir entre la parte “material” y la parte “inmaterial” del hombre. La Biblia habla del hombre como compuesto tanto de lo material como de lo inmaterial, de lo visible y lo invisible, de lo físico y lo espiritual. Si la Biblia no enseñara que el hombre posee su “lado” inmaterial, no usaría las palabras alma y espíritu en la forma que lo hace. El argumento que dice que el espíritu es la “fuerza de vida” y nada mas, es una simplificación y un error que no corresponde al uso bíblico de la palabra espíritu. Aquellos que afirman que el alma no puede salir del cuerpo, están negando la clara enseñanza de la Biblia.

La Biblia enseña en muchos textos la naturaleza “dualista” (material e inmaterial) del hombre. Lea por favor los siguientes textos:

“Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios: Mas veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi espíritu, y que me lleva cautivo á la ley del pecado que está en mis miembros.” (Romanos 7:22-23) Note aquí que el apóstol hace una clara distinción entre el “hombre interior” y sus miembros o cuerpo físico.

“Que os dé, conforme á las riquezas de su gloria, el ser corroborados con potencia en el hombre interior por su Espíritu.” (Efesios 3:16) Note otra vez la referencia al “hombre interior” como distinto del cuerpo.

“Por tanto, no desmayamos: antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior empero se renueva de día en día.” (2 Corintios 4:16) Note el contraste entre el “hombre exterior” como deteriorándose y desgastándose, y el “hombre interior” como siendo renovado continuamente.

“Conozco á un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé: Dios lo sabe) fué arrebatado hasta el tercer cielo. Y conozco tal hombre, (si en el cuerpo, ó fuera del cuerpo, no lo sé: Dios lo sabe,) Que fué arrebatado al paraíso, donde oyó palabras secretas que el hombre no puede decir.” (2 Corintios 12:2-4) Este texto refuta la idea de los testigos quienes sostienen que el alma no puede salir del cuerpo. Note aquí que tenemos expresada claramente la idea de que el hombre mismo puede salir del cuerpo, que puede estar dentro y fuera del cuerpo y permanecer consciente. Además, note que una persona fuera de su cuerpo puede ser arrebatada al tercer cielo, es decir al “paraíso” o la presencia de Dios.

“Porque sabemos, que si la casa terrestre de nuestra habitación se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos.” (2 Corintios 5:1) Note que aquí el apóstol habla del cuerpo humano como “una habitación terrestre”, es decir, una “tienda” o “tabernáculo” donde mora el hombre, pero el cuerpo físico se distingue del hombre mismo.

Vea también el versículo cuatro donde el apóstol vuelve a hacer referencia al cuerpo, como un tabernáculo en donde mora el hombre: “Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo, gemimos agra-vados; porque no quisiéramos ser desnudados; sino sobrevestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.” (2 Corintios 5:4) Note que cuando Pablo habla de “ser desnudados” se refiere a la existencia misma del alma sin el cuerpo, es decir “desnuda”.

“Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo, que entre tanto que estamos en el cuerpo, peregrinamos ausentes del Señor; (Porque por fe andamos, no por vista;) Mas confiamos, y más quisiéramos partir del cuerpo, y estar presentes al Señor. Por tanto procuramos también, ó ausentes, ó presentes, serle agradables.” (2 Corintios 5:6-9) En este pasaje volvemos a observar que existe tal cosa como “salir del cuerpo”, lo cual implica claramente que el hombre mismo es más que el cuerpo físico, y que sobrevive aún después de que éste se deshace. Note también que Pablo dice que, cuando un creyente “parte (sale) del cuerpo”, de inmediato se encuentra ante la presencia del Señor.

“Conforme á mi mira y esperanza, que en nada seré confundido; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será engrandecido Cristo en mi cuerpo, ó por vida, ó por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Mas si el vivir en la carne (cuerpo), esto me será para fruto de la obra, no sé entonces qué escoger; Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de ser desatado, y estar con Cristo, lo cual es mucho mejor: Empero quedar en la carne (cuerpo) es más necesario por causa de vosotros.” (Filipenses 1:20-24) Note que en el contexto, Pablo está escribiendo desde la cárcel en Roma ante la posibilidad de morir martirizado, el apóstol expresa aquí un fuerte deseo de morir y ser desatado del cuerpo y estar con Cristo. Si la muerte significara el cese de la existencia como dicen algunas sectas, entonces ¿Porqué dijo Pablo que quería morir y estar con Cristo? Tales declaraciones serían ridículas si al morir terminara nuestra existencia. Además, ¿Porqué diría que la muerte es “ganancia”?

“Porque tengo por justo, en tanto que estoy en este tabernáculo (cuerpo), de incitaros con amonestación: Sabiendo que brevemente tengo de dejar mi tabernáculo (cuerpo), como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado. También yo procuraré con diligencia, que después de mi fallecimiento, vosotros podáis siempre tener memoria de estas cosas.” (2 Pedro 1:13-15) Note aquí que la muerte “mí fallecimiento” es descrito claramente como dejar este tabernáculo o cuerpo.

EL ALMA

Ahora examinaremos el uso de la palabra alma en la Biblia. Esta palabra tiene más de un solo sentido y se usa en varias maneras en la Biblia. Todo intento de limitar su uso a un solo significado fracasa y carece del apoyo bíblico. Todas las sectas usan este “método” de interpretación. Es decir, se fijan en algunos textos que en forma superficial parecen apoyar sus ideas falsas, e ignoran y pasan por alto todos los demás textos que contradicen su doctrina. Por ejemplo, algunas sectas tratan de limitar el sentido de la palabra “alma” diciendo que siempre es “el principio de vida” o “la vida física”.

1 La palabra hebrea “nephesh” traducida como “alma” se refiere al principio “invisible” de vida que anima tanto los cuerpos de los animales como los cuerpos de los hombres. Vea Génesis 1:20-21, 24, 30, etc. donde la palabra hebrea “nephesh” es traducida como “ánima viviente”, “cosa viviente”, “seres vivientes”, etc.. En Géne-sis 2:7 dice refiriéndose a Adán “y fue el hombre en alma viviente”.

2 La palabra nephesh no sólo es usada para referirse al principio de vida; también es usada para describir la parte invisible del hombre y va más allá de la “fuerza de vida”. En este sentido la palabra se refiere a la parte del hombre que porta la imagen de Dios y que le distingue de los animales:

En Amós 6:8 la Biblia dice: “El Señor Jehová juró por su alma.” (Amós 6:8) (Aquí, el significado de la palabra nephesh o “alma” no puede ser el principio de vida física, porque Dios no tiene un cuerpo físico.) “ Empero si él se determina en una cosa, ¿quién lo apartará? Su alma deseó, é hizo.” (Job 23:13) El Salmo 11:5 dice:“Jehová prueba al justo; Empero al malo y al que ama la violencia, su alma aborrece.” (Salmo 11:5) Estos versículos claramente implican que el alma corresponde a los elementos de mente, emociones y voluntad, y por lo tanto su significado no puede ser limitado sólo al principio de vida física.

La imagen de Dios que existe en el hombre incluye los elementos de mente, emociones y voluntad; estos elementos están relacionados con la palabra alma. Por ejemplo, en Levítico 16:29 Jehová dijo a los israelitas: “Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo…afligiréis vuestras almas…” Esto no puede significar afligiréis vuestro “principio de vida”. El Salmo 42:2 dice: Mi alma tiene sed de Dios…” Deuteronomio 10:12 dice que el hombre sirve y ama a Dios “con toda su alma”. El segundo libro de Samuel 11:11 distingue claramente entre la vida del alma y la vida del cuerpo cuando dice: “…por vida tuya y por vida de tu alma, que yo no haré tal cosa”. Si tratamos de poner la frase “principio de vida” o “vida física” en muchos textos que usan la palabra “nephesh”, resulta obvio que esta palabra tiene más de un sólo significado.

3. La Biblia habla en varios textos de que en la muerte el alma sale del cuerpo. “Y acaeció que al salírsele el alma, (pues murió) llamó su nombre Benoni.” (Génesis 35:18) “Y midióse sobre el niño tres veces, y clamó á Jehová, y dijo: Jehová Dios mío, ruégote que vuelva el alma de este niño á sus entrañas. Y Jehová oyó la voz de Elías, y el alma del niño volvió á sus entrañas, y revivió.” (1 Reyes 17:21-22) Note la forma en que la muerte y la resurrección de este niño son explicadas. Al morir su alma salió y en su resurrección, su alma regresó al cuer-po.

4. En el Nuevo Testamento la palabra griega “psuche” (alma) es usada en la misma forma. Por ejemplo en Apo.6:9-11 el apóstol Juan vio en una visión celestial almas, las almas de personas muertas que estaban bajo el trono. “Y cuando él abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos por la palabra de Dios y por el testimonio que ellos tenían. Y clamaban en alta voz diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra? Y les fueron dadas sendas ropas blancas, y fuéles dicho que reposasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completaran sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos”. Note que aquí se refieren a las almas de personas cuyos cuerpos están muertos, pero estas almas: Claman, hablan y están vestidas de ropas blancas, es decir, sus almas están conscientes después de la muerte, y están en el cielo.

“Y no temáis á los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar: temed antes á aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.” (Mateo 10:28) Note el lector que cuando el cuerpo físico muere, el alma no muere. Si al morir el alma ya no existiera o volviera a la nada, esta declaración de la boca de nuestro Señor Jesucristo no tendría significado alguno. Cabe señalar que la palabra traducida como “destruir” no significa “aniquilar”. La palabra griega “apollumi” no significa el cese de la existencia. El diccionario griego de Thayer da el significado de esta palabra como: “entregar a la miseria eterna”. Según los testigos de Jehová, en la muerte el cuerpo y el alma se vuelven nada, pero Cristo dice que tanto el cuerpo como el alma pueden sufrir algo peor que el sepulcro, es decir el castigo en el infierno.

EL ESPIRITU

Ahora examinaremos brevemente el uso de la palabra espíritu en la Biblia:

1. La palabra hebrea “ruach” es usada para hablar acerca del viento en Gén.8:1

2. La misma palabra “ruach” es usada para hablar de Dios tanto en el Nuevo como en el Antiguo Testamento. Juan 4:24 dice: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” La palabra griega usada aquí es “pneuma”. En este pasaje la palabra se refiere a la naturaleza inmaterial e invisible de Dios.

3. Los ángeles de Dios como seres inmateriales e invisibles son llamados “espíritus” en Heb.1:14, “¿No son todos espíritus administradores, enviados para servicio á favor de los que serán herederos de salud?”

4. La fuerza de vida que anima tanto a los hombres como a los animales, es llamada “espíritu” en Gén.7:22 “aliento de espíritu de vida”. Sin embargo, el lado invisible o inmaterial del hombre no puede ser limitado sola-mente a una “fuerza de vida”, porque hay muchos textos que atribuyen cualidades que van más allá de esta limitación.

5. La palabra griega “pneuma” (espíritu) es usada para describir el “hombre interior”, en la misma forma que la palabra alma. Vea por favor los siguientes ejemplos:

“Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.” (1 Corintios 2:11) Note aquí que el espíritu no puede ser simplemente la fuerza de vida porque “sabe” las cosas del hombre, o en otras palabras, se refiere a su facultad de entendimiento.

Marcos 8:12 se refiere a Cristo como gimiendo en su espíritu…” “Y conociendo luego Jesús en su espíritu que pensaban así..” (Marcos 2:8).

Mateo 26:41 dice: “…el espíritu a la verdad está presto más la carne débil.” (Note que en estos ver-sículos la palabra espíritu se refiere a las facultades de la mente: “conociendo en su espíritu”; de las emociones: “gimiendo en su espíritu”; y de la voluntad: “el espíritu está presto”. Esto es igual a lo que antes hemos visto en cuanto al alma.

“ El tal sea entregado á Satanás para muerte de la carne (cuerpo), porque el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.” (1 Corintios 5:5) Aquí tenemos el caso de una persona cuyo cuerpo es entregado a muerte para que su espíritu sea salvo. Si el espíritu es nada más que una “fuerza de vida”, ¿porqué dice aquí que el espíritu puede ser salvo? Si la palabra “espíritu” no se refiere al hombre como distinto del cuerpo, entonces la distinción en este pasaje entre la destrucción de la carne [cuerpo] y la salvación del espíritu no tiene sentido).

“ …la doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en el cuerpo como en el espíritu…” (1 Corintios 7:34) Los testigos de Jehová dicen en el libro citado anteriormente, lo siguiente: “El espíritu es algo diferente de nuestra alma . El espíritu es nuestra fuerza de vida. Esta fuerza de vida se halla en cada una de las células corporales de los humanos y los animales”. Si esto fuera verdadero, entonces ¿Cómo es que el espíritu puede ser mantenido santo, cómo dice el texto que acabamos de citar?

“ Así que, amados, pues tenemos tales promesas, limpiémonos de toda inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la santificación en temor de Dios.” (2 Corintios 7:1) Si la definición de los testi-gos fuera verdad, ¿cómo podríamos santificar y limpiar nuestra “fuerza de vida”? Por otra parte, si el “espíritu” en estos versículos es el “alma” o el “hombre interior” o el centro de su mente, emociones y voluntad; la santificación viene a ser algo factible.

6. La palabra espíritu es usada para hablar del hombre después de la muerte del cuerpo. Lucas 24:37 y 39 dice: “Entonces ellos espantados y asombrados, pensaban que veían espíritu.… Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy: palpad, y ved; que el espíritu ni tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.” Aquí Cristo enseña claramente que el espíritu del hombre puede existir sin el cuerpo, lo cual contradice la idea de que al morir el alma entre en un estado de inconsciencia.

Otro texto en Hebreos 12:22-23 dice: “Mas os habéis llegado al monte de Sión, y á la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, y á la compañía de muchos millares de ángeles, Y á la congregación de los primogénitos que están alistados en los cielos, y á Dios el Juez de todos, y á los espíritus de los justos (salvos) hechos perfectos.” Note aquí que se refiere a los espíritus como perfeccionados y viviendo ahora en la Jerusalén celestial, es decir el cielo.

“En el cual también fué y predicó á los espíritus encarcelados; Los cuales en otro tiempo fueron desobe-dientes, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé…” (1 Pedro 3:19-20) Nuevamente tenemos que cuestionar que, si el espíritu es nada más que la “fuerza de vida”, ¿Cómo puede ser encarcelado, como la Biblia dice que sucedió a estos hombres que vivieron en el tiempos de Noé?

EL ALMA-ESPIRITU

Podemos resumir la enseñanza bíblica sobre el alma y el espíritu con los siguientes puntos:

1. Las palabras “alma” y “espíritu” deberían ser entendidas como sinónimas, es decir, no se refieren a enti-dades distintas sino a diferentes funciones o relaciones que el hombre posee en su parte inmaterial. Esto resulta obvio por el uso intercambiable de las palabras, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. (Vea por ejemplo Lucas 1:46 y 47.) Entonces podemos concluir que el alma y el espíritu no son distintos en su esencia sino en su función.

2. El alma-espíritu del hombre es el asiento de la mente y el intelecto. (Vea 1 Cor.2:11 y Mar.2:8.)

3. El alma-espíritu del hombre es también el asiento de sus emociones. (Vea 2 Cor.2:13, Mat.26:38, Mar.8:12, Luc.1:47, Hech.17:16 y 2 Pe.2:8.)

4. El alma-espíritu del hombre es también el asiento de su voluntad. (Vea Mat.26:41, Exodo 35:21.)

5. El alma-espíritu del hombre es el asiento de la adoración interna. (Vea Juan 4:24, Rom.1:9, Fil.3:3.)

6. En la hora de la muerte el alma y el espíritu salen del cuerpo. En este sentido, la muerte significa la separación del “hombre interior” y el “hombre exterior”. Los siguientes textos afirman este punto:

“ Y apedrearon á Esteban, invocando él y diciendo: Señor Jesús, recibe mi espíritu.” (Hech.7:59)

“Y el polvo se torne á la tierra, como era, y el espíritu se vuelva á Dios que lo dió.” (Eclesiastés 12:7) Note aquí que el alma-espíritu regresa a Dios para ser juzgado.

“¿Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres suba arriba, y que el espíritu del animal descienda debajo de la tierra?” (Eclesiastés 3:21).

“Y como Jesús tomó el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, dió el espíritu.” (Juan 19:30) “Entonces Jesús, clamando á gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, espiró.” (Lucas 23:46)

LA MUERTE

Ahora estamos listos para entender que la definición que muchas sectas dan a la idea de la muerte es falsa. Por lo general las sectas definen la muerte como el cese de la existencia, como un estado de completa inconsciencia o algo parecido. Pero la definición bíblica es de una “separación”. Esta definición de separación es válida tanto cuando tratamos con la muerte física, como con la muerte espiritual y con la muerte eterna como comprobaremos con los siguientes textos:

1. Respecto a la muerte física Santiago 2:26 dice: “Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras es muerta.” Aquí podemos ver que la muerte física sucede cuando hay una separación del espíritu-alma y el cuerpo.

2. La muerte espiritual consiste de la separación de la persona y Dios. En Efesios 2:1 el hombre no perdona-do es descrito como “muerto en delitos y pecados”. Está separado de la gracia, el perdón y el conocimiento de Dios, es decir; no ha sido aceptado, reconciliado y colocado en una relación personal con Dios a través de Cristo. Esta separación espiritual es la muerte que sufrieron Adán y Eva en el jardín de Edén como consecuencia de su pecado. (Vea Gén.2:17, 3:3, 8 y 23.) Note que el primer uso de la palabra muerte en Génesis, no significó el cese de la existencia y mucho menos la aniquilación, sino la separación de Dios. En la parábola del hijo pródigo, el padre describió la condición de su hijo en al siguiente manera: “Este mi hijo muerto era y ha revivido; se había perdido y es hallado..” (Luc.15:24) En otras palabras estuvo separado (muerto) de su padre y regresó (revivió), pero sería absurdo decir que mientras estuvo fuera, el hijo haya dejado de existir. En Lucas 9:60 Cristo dijo lo siguiente respecto a los que están muertos espiritualmente: “Deja que los muertos entierren a sus muertos.” Esto lo dijo respecto a los parientes incrédulos de un hombre que quería ser su discípulo.

3. La muerte eterna es la separación final y definitiva de Dios, de todos aquellos que mueren separados de Cristo y es llamada también la “muerte segunda” en el libro de Apocalipsis 20:12-14: “Y vi los muertos, grandes y pequeños, que estaban delante de Dios; y los libros fueron abiertos: y otro libro fué abierto, el cual es de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar dió los muertos que estaban en él; y la muerte y el infierno dieron los muertos que estaban en ellos; y fué hecho juicio de cada uno según sus obras. Y el infierno y la muerte fueron lanzados en el lago de fuego. Esta es la muerte segunda.” Esta muerte también consiste de una separación, pero en este caso es una separación eterna entre Dios y el hombre, lo cual es enseñado también en los siguientes textos:

“Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad.” (Mateo 7:23) Aquí se describe una separación eterna que ocurrirá en el día del juicio.

“Y entró el rey para ver los convidados, y vió allí un hombre no vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí no teniendo vestido de boda? Mas él cerró la boca. Entonces el rey dijo á los que servían: Atado de pies y de manos tomadle, y echadle en las tinieblas de afuera: allí será el lloro y el crujir de dientes. Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.” (Mateo 22:11-14) En este pasaje vemos la misma idea de separación cuando los impíos son echados fuera.

“En llama de fuego, para dar el pago á los que no conocieron á Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; Los cuales serán castigados de eterna perdición (excluidos) de la presencia del Señor, y por la gloria de su potencia.” (2 Tesalonicenses 1:8-9) Aquí la perdición significa la separación eterna de Dios y su gloria.

“Entonces dirá también á los que estarán á la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y para sus ángeles: E irán éstos al tormento eterno, y los justos á la vida eterna.” (Mateo 25:41 y 46) En este pasaje la muerte eterna es el apartamiento o separación de Cristo, lo cual resulta en el tormento eterno.

4. Es obvio que la palabra muerte no es usada para referirse al cese de la existencia, porque en la Biblia los incrédulos son descritos como “muertos” mientras que están vivos en este mundo. Al mismo tiempo, los creyentes son descritos como recibiendo vida en el momento de la regeneración y por supuesto, esto no quiere decir que no existían antes de ser regenerados. Los siguientes versículos demuestran más allá de cualquier duda este punto:

“El que tiene al Hijo, tiene al vida: el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.” (1 Juan 5:12) “Pero la que vive en delicias, viviendo está muerta.” (1 Timoteo 5:6) Muchas sectas dicen que la muerte equivale a la no existencia, pero este texto comprueba que no es así.

“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna; y no vendrá á condenación, mas pasó de muerte á vida.” (Juan 5:24) Es evidente en este texto que, aquellos que pasaron de muerte a vida ya existían y no estaban aniquilados. Cualquier definición de la muerte que no sea “separación”, resulta en que estos versículos enseñan tonterías. Si el lector hace una sustitución de la frase “cese de existencia” o “aniquilación” en cada uso de la palabra muerte, puede distinguir el error.

“Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dió vida juntamente con Cristo; por gracia sois sal-vos.” (Efesios 2:5, vea también los vers.1 al 3.)

Ya hemos aclarado el significado bíblico de la naturaleza del hombre y el hecho de que su alma-espíritu sobreviven a la muerte física. Ahora se hace necesario hablar sobre lo que ocurre al alma-espíritu y al cuerpo, después de la muerte. Esto nos conduce a considerar el uso bíblico de las palabras “seol”, “hades” y “gehenna”.

“SEOL”

1. Los diccionarios hebreos dan la siguiente definición a la palabra “seol”:

a. “El mundo de abajo donde el hombre desciende en la muerte.” (El diccionario hebreo de Brown, Driver and Briggs, pág. 982)

b. El mundo del más allá, la esfera o dimensión en que se mueven los muertos, el hades. (Diccionario Hebreo-Inglés del Antiguo Testamento, pág. 337)

c. El lugar en donde se reúnen las almas que han partido después de la muerte. ((Comentario de Keil and Delitzsch pág. 33)

d. En el Antiguo Testamento, el hombre no deja de existir en la muerte sino que su alma desciende al seol. (El Nuevo Diccionario de la Biblia, pág. 380, George Eldon Ladd)

2. Los testigos de Jehová dicen que la palabra hebrea “seol” y su correspondiente griego “hades”, no significan más que la tumba o el sepulcro, y por consiguiente, cuando el hombre muere deja totalmente de existir. Ya hemos visto que la muerte no significa el cese de la existencia. Una parte del problema deriva de que la palabra “seol” no ha sido traducida en forma consistente provocando mucha confusión. Ha sido traducida en varias maneras en el español: 11 veces como infierno, 4 veces como profundo, 3 veces como abismo, 2 veces como fosa, 2 veces como osario, 31 veces como sepulcro y 12 veces como sepultura.

Por otro lado, la versión KJV en inglés traduce la palabra “seol” 31 veces como infierno, 31 veces como sepulcro y 3 veces como fosa. Es a causa de esta confusión en la traducción de la palabra que los testigos de Jehová y otras sectas han tratado de decir que significa tumba o sepulcro.

¿Cómo es eso? ¿Porqué tan distinta y variada versión de una misma palabra? Esto se debe a la dificultad de los occidentales en captar la mentalidad hebrea y su dinamismo idiomático; la expresión de dicha lengua no es estática en modo alguno en estos vocablos y conceptos claves.

3. Ahora procederemos a mostrar que “seol” no significa sepulcro o tumba: El primer motivo para no identificar “seol” con la tumba o el sepulcro es que, cuando los autores de la Biblia querían referirse a la tumba o el sepulcro, usaron la palabra “queber”. No usaron las palabras “queber” y “seol” como sinónimas. En la versión griega del Antiguo Testamento (La Septuaginta), “seol” nunca es traducida como “mneema” (que es la palabra griega para sepulcro), siempre es traducida como “hades”. Si el sentido de tumba o sepultura fuese tan obvio como parecen sostener los testigos, ¿Cómo se explica que judíos que hablaban griego en Alejandría, varios siglos antes de Cristo, no acertaran a traducir la palabra como sepulcro? ¿No será simple-mente porque ese no es su significado?

Segundo, enseguida enlistaremos diecisiete diferencias entre las palabras hebreas “queber” y “seol” que comprueban este punto.

1) La palabra griega sepultar o enterrar nunca es usada en relación con el “seol”, sino con “queber”. (Gén.23:4, 6, 9, 19-20; 49:30-31)

2) La palabra “queber” se encuentra en sentido plural en la Biblia, (vea Ex.14:11 “sepulcros”), pero la palabra “seol” nunca se encuentra en la forma plural.

3) Mientras que el sepulcro o “queber” está ubicado en un lugar específico (Ex.14:11), “seol” no tiene una ubicación específica, aunque “seol” está localizado en las partes más bajas de la tierra (como comprobaremos más adelante). Aún así, uno puede llegar al “seol” desde cualquier punto de la tierra. No es necesario tener un sepulcro para ir al “seol”.

4) Podemos comprar un sepulcro “queber” (vea Gén.23:4-20), pero la Escritura nunca habla de alguien comprando o vendiendo el “seol”.

5) Podemos escoger nuestra sepultura “queber” (vea Gén.23:6), pero en las Escrituras no vemos a nadie es-coger un mejor “seol” que otro.

6) Mientras que podemos echar un cuerpo en el sepulcro (queber), no podemos echar a nadie en el “seol” (Gén.50:13).

7) Podemos edificar un monumento encima del sepulcro (queber), pero no hay monumentos en el “seol” (Gén.35:20).

8) Podemos abrir y cerrar un sepulcro (queber), pero el “seol” no puede ser ni abierto, ni cerrado por los hombres (2Rey.23:16).

9) Podemos tocar un sepulcro (queber), pero en las Escrituras no se dice que alguien pueda tocar el “seol” (Num.19:16,18).

10) Podemos quitar o descubrir cuerpos y huesos en el sepulcro (queber), pero las Escrituras no hablan de que los hombres puedan quitar o descubrir algo en el “seol” (2 Reyes 23:16).

11) Los sepulcros (queber) pueden ser robados, pero el “seol” no puede ser robado por ningún hombre (Jer. 8:1).

12) Podemos adornar un sepulcro (queber), pero el “seol” no puede ser adornado por los hombres (Gén.35:20).

13) Podemos hablar de llenar un sepulcro donde ya no pueda entrar nadie, pero no podemos llenar el “seol” (Prov.27:20).

14) Podemos ver un sepulcro (queber) pero el “seol” siempre es invisible.

15) Podemos visitar el sepulcro de nuestros seres queridos, pero las Escrituras nunca hablan de que uno pueda visitar el “seol”.

16) El “seol” es ubicado siempre como bajo la tierra, o en el bajo mundo; mientras que los sepulcros están o en cuevas o en hoyos o en la superficie de la tierra:

“Caerán en los sitios bajos de la tierra.” (Sal.63:9)

“Has librado mi alma del hoyo profundo (seol).” (Sal.86:13)

“Del estruendo de su caída hice temblar las gentes, cuando les hice descender á la fosa (seol)… toma-ron consolación en la tierra baja (en lo profundo de la tierra” v. 1960). (Ez.31:16)

“También ellos descendieron con él á la fosa (seol)…” (Ez. 31:17)

“Serán entregados a la muerte, a la tierra baja (a lo profundo de la tierra).” (Ez.31:14)

“Todos ellos cayeron muertos a cuchillo, los cuales descendieron incircuncisos a los más profundos lugares de la tierra.” (Ez.32:24)

“De en medio del infierno (seol) hablarán á él los fuertes de los fuertes, con los que le ayudaron, que descendieron …, y yacen con los incircuncisos muertos á cuchillo.” (Ezequiel 32:21)

Para llegar al “seol” uno tiene que descender, en Gén.37:35 se refiere a descender hasta la sepultura, pero la palabra traducida como “sepultura” es la palabra hebrea “seol”.

17) Mientras que los cuerpos están inconscientes en el sepulcro “queber”, las almas que están en el “seol” están conscientes. (Vea Ez.32:21, Isa.14:9-20.)

EL SEOL Y SUS HABITANTES

Las siguientes declaraciones son hechas con respecto al “seol”:

1. Como ya hemos visto, el “seol’ es hacia abajo o en las “partes más bajas de la tierra”. Por ejemplo Job 11:8 habla en sentido figurativo de algo más profundo que el “seol”. (Vea también Amós 9:2.)

2. Según Isaías 38:10 el seol tiene puertas, vea también Mateo 16:18 donde se dice que el “hades” (la palabra griega correspondiente al vocablo hebreo “seol”) tiene puertas. Apocalipsis 1:18 declara que Cristo tiene las llaves del hades.

3. Es un lugar donde uno puede reunirse con sus antepasados, su pueblo o su tribu. Así lo indican los siguientes versículos:

“Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de días y fué unido á su pueblo.” (Génesis 25:8)

“Y exhaló Isaac el espíritu, y murió, y fué recogido á sus pueblos, viejo y harto de días; y sepultároslo Esaú y Jacob sus hijos.” (Génesis 35:29)

“Y levantáronse todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo; mas él no quiso tomar consolación,

y dijo: Porque yo tengo de descender á mi hijo enlutado hasta la sepultura (seol). Y llorólo su padre.” (Génesis 37:35)

“Y como acabó Jacob de dar órdenes á sus hijos, encogió sus pies en la cama, y espiró: y fué reunido con sus padres.” (Génesis 49:33)

“Y muere en el monte al cual subes, y sé reunido á tus pueblos; al modo que murió Aarón tu hermano en el monte de Hor, y fué reunido á sus pueblos.” (Deuteronomio 32:50)

“Mas ahora que ya es muerto, ¿para qué tengo de ayunar? ¿podré yo hacerle volver? Yo voy á él, mas él no volverá á mí.” (2 Samuel 12:23)

Según estos versículos y otros semejantes, en el Antiguo Testamento la muerte significaba la separación de los vivos, pero el reunirse con los parientes que ya habían partido (muerto).

4. Al momento de la muerte el hombre se convierte en un “rephaim”. Esta palabra hebrea significa fantasma, un espíritu descarnado o sombra. Job 26:5 se refiere a “las sombras” que tiemblan en lo profundo.

La prohibición del Antiguo Testamento en Deuteronomio 18:9-14 respecto a los hechiceros, sortílegos y agoreros que consultan a los muertos, resultaría absurda si los muertos estuvieran inconscientes. La “necromancia” es un intento de comunicarse con las almas que ya han partido al “seol”. El intento por parte de Saúl de comunicarse con Samuel cuando éste ya había muerto (vea 1 Sam.28:7-25), demuestra que Saúl creía que Samuel esta-ba consciente y vivo en el “seol”. Además, el Diccionario Hebreo-Inglés define la palabra “rephaim” como los espíritus que han partido (pág.324). El diccionario hebreo de Brown Driver y Briggs definen la palabra “rephaim” como “sombras o fantasmas y el nombre usado para hablar de las personas descarnadas que habitan el seol”.

El significado de esta palabra deja claro que cuando el cuerpo muere, el alma-espíritu pasa a un nuevo tipo de existencia y experiencia. Su existencia ahora es como una criatura espiritual, ahora experimenta lo que los ángeles y demás espíritus descarnados experimentan. Este concepto aparece también en el Nuevo Testamento en textos como Luc.24:37-39: “Entonces ellos espantados y asombrados, pensaban que veían espíritu. Mas él les dice: ¿Por qué estáis turbados, y suben pensamientos á vuestros corazones? Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy: palpad, y ved; que el espíritu ni tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo”. La creencia en la existencia de fantasmas o espíritus, implica inevitablemente la convicción de que el hombre sobrevive a la muerte del cuerpo.

5 Los habitantes del “seol” pueden comunicarse los unos con los otros y hacer comentarios acerca de aquellos que van llegando allí. (Vea Ezequiel 32:21, Isa.14:9-11.)

6 En el “seol” todas las experiencias relacionadas con la vida en este mundo ya no son posibles. En el “seol” ya no tienen conocimiento ni noticias de lo que está pasando en la tierra de los vivos. Han entrado en una nueva dimensión de existencia muy distinta de la que experimentaron cuando vivían en sus cuerpos físicos. (Vea Salmo 6:5, Ecle. 9:5 y 10.)

El libro de Eclesiastés es uno de los favoritos de aquellos que quieren enseñar que los muertos están inconscientes o dormidos. Una lectura del libro de Eclesiastés manifestará de inmediato, que el tema del libro es la vanidad de la vida sin Dios (vea Ecle.1:1-3). La perspectiva de Salomón reflejada en este libro es la de este mundo sin Dios, por lo tanto es la perspectiva humanista, carnal o atea. La palabra vanidad es usada 36 veces en el libro para expresar la realidad de lo que es una vida sin Dios. La frase “bajo el sol”, es usada repetidas veces para enfatizar la realidad de la naturaleza temporal y momentánea de la vida sin Dios. El argumento del predicador en Eclesiastés 9 es que, si no hay una vida más allá del presente entonces, tanto la vida como la muerte no significan nada. De hecho, en el mismo capítulo Salomón compara la muerte de los seres humanos con la de los animales, como si no existiera ninguna diferencia entre ellos. Esto lo hace porque desde la perspectiva humanista (ilustrada por la frase “debajo del sol”), todo lo que el hombre hace a fin de cuentas es “vanidad”. El argumento del libro es que sin Dios esta vida es transitoria e incierta, es vana y vacía porque no satisface ni aprovecha; todo el trabajo del hombre es fatigoso y aburrido. Si Dios no existe, entonces todo está destinado a ser olvidado, incluso nosotros mismos. Entonces, es desde esta perspectiva materialista que debemos considerar las declaraciones del libro de Eclesiastés sobre el estado de los muertos.

7. El juicio de Dios no termina cuando los impíos mueren en sus pecados. Deuteronomio 32:22 dice: “Por-que fuego se ha encendido en mi ira, Y arderá hasta las profundidades del seol…” (Deuteronomio 32:22, Versión 1960). El Salmo 116:3 se refiere a que algunos habitantes del seol padecen angustia y dolor. El libro de Job dice en cuanto a los impíos:

“La sequía y el calor arrebatan las aguas de la nieve; Y el seol á los pecadores.” (Job 24:19 Versión 1960) David dice en Salmo 9:17, “Los malos serán trasladados al seol (infierno), todas las gentes que se olvidan de Dios.” (Salmos 9:17 Versión 1960) El libro de proverbios dice respecto a la mujer adúltera que “sus pasos conducen al seol” (Prov. 5:5 Versión 1960)) y que “sus convidados están en lo profundo del seol” (Prov. 9:18 Versión 1960). Sería muy difícil limitar el significado de estas advertencias simplemente al sepulcro, si así fuera, entonces ¿Porqué son dirigidas estas advertencias solamente a los malos y no a los justos?

Queda claro que cualquier intento de definir la palabra “seol” como “sepulcro” es un grave error.

“HADES”

En el Nuevo Testamento la palabra “hades” es usada como sinónimo de la palabra hebrea “seol”. Ya comen-tamos acerca de la versión griega del Antiguo Testamento (La Septuaginta) en donde la palabra “hades” es usada 71 veces, de las cuales en 64 ocasiones es una traducción de la palabra hebrea “seol”. Entonces, podemos obser-var que la enseñanza neotestamentaria acerca del “hades” es muy parecida a lo que el Antiguo Testamento enseña sobre el “seol”, la única diferencia es que el Nuevo Testamento aclara algunos detalles que no están tan manifiestos en el Antiguo Testamento.

En primer lugar es necesario aclarar lo que el “hades” no significa:

1 El “hades” no significa la muerte. La palabra griega para la muerte es “thanatos”. También el “hades” y la “muerte” se encuentran en textos tales como Apo.1:18 donde resulta evidente que no son sinónimos.

2 El “hades” tampoco es el sepulcro. La palabra griega para sepulcro es “mneema”. Todos los argumentos que demuestran que el seol no es el sepulcro se aplican de igual manera a la palabra “hades”.

3 El “hades” no es el infierno, es decir no es el lugar final del castigo eterno. La palabra griega “gehenna” es la que se usa para hablar del lugar del tormento eterno. [No queremos negar que exista tormento en el hades, sino sólo queremos distinguir entre el lugar de tormento eterno del cuerpo y el alma (la gehenna), y el lugar de tormento temporal donde están las almas descarnadas (hades)].

4 El “hades” no es el cielo, porque la palabra griega para decir cielo en el Nuevo Testamento es “ouranos”. Además, el cielo es el lugar donde van las almas de los justos después de la muerte para esperar hasta el día de la resurrección.

5 El “hades” no es la aniquilación, el cese de la existencia o el sueño del alma. En el momento de la muerte el alma va al “hades” y el cuerpo es sepultado. Entonces, la descripción de los muertos como personas dormidas, es una descripción figurativa para referirse al cuerpo, más no al alma. La Biblia no habla en ningún lugar de que el alma entre en un estado de inconsciencia como si estuviera dormida. El cuerpo en el sepulcro está inconsciente, pero el alma en el “hades” sigue consciente. Los textos que ya hemos visto, y los que citaremos más adelante en este folleto acerca de la sobrevivencia del alma después de la muerte, comprueban este punto.

La descripción en las Escrituras del cuerpo muerto como “dormido” es usado debido a que en un tiempo futuro (en el día del juicio) será resucitado para que la persona íntegra sea juzgada. En el tiempo antiguo no sólo los hebreos sino también los griegos y los egipcios usaban la metáfora de “dormirse” para referirse figurativamente a la muerte; de igual manera como en el lenguaje en español algunas personas se refieren a los muertos como “descansando”, “reposando”, etc. ya que la persona fallecida parece estar solamente dormida.

Habiendo dicho lo que no es el Hades, veamos ahora su significado en sentido positivo:

1. El Nuevo Testamento toma el concepto del Antiguo Testamento respecto al “seol” y lo amplifica. Esto no debe sorprendernos, puesto que vemos algo semejante en el Nuevo Testamento con relación a otras doctrinas y enseñanzas del Antiguo. El Nuevo Testamento es una revelación más clara y amplia que la del Antiguo. Durante el período intertestamentario los judíos creían que el “seol” estaba dividido en dos secciones. Una parte en don-de los impíos eran castigados por sus pecados y la otra (llamada “el seno de Abraham” o el “paraíso”) donde los justos experimentaban gozo y paz.

Tomando en cuenta el principio de la revelación progresiva, es de esperarse que el “hades” tuviera un signi-ficado más amplio en el Nuevo Testamento que en el Antiguo. Tampoco debe sorprendernos que las epístolas expliquen más ampliamente lo que sucede con el alma después de la muerte, llevando el concepto aún más allá de lo revelado en los cuatro evangelios. Antes de la ascensión de Cristo, tanto los creyentes como los incrédulos fueron al “seol” o al “hades”. Después de la resurrección de Cristo, el Nuevo Testamento enseña que los creyentes después de morir entran inmediatamente al cielo para estar con El ( vea Fil.1:23). Están presentes con el Señor en su habitación celestial (2 Cor.5:1-8), adorando con las huestes angélicas del cielo (Heb.12:22-23), ante el altar de Dios (Apo.6:9-11).

Si vemos Hech.2:31 resulta claro que Cristo fue al “hades” antes de su resurrección, mientras que estuvo en el “hades”, el apóstol Pedro dice que Cristo proclamó su victoria y la redención consumada a “los espíritus encarcelados” [en el “hades”] (1 Pe.3:18-19). En Lucas 23:43 “el paraíso” está ubicado todavía, en la sección del “hades” reservada para los justos, pero en el tiempo cuando el apóstol Pablo escribió 2 Cor.12:2-4, es dado por un hecho que el paraíso ha sido quitado del “hades” y ahora está ubicado en el tercer cielo (es decir, en la presencia de Dios.)

Según la enseñanza neotestamentaria, ahora, después de que Cristo ha consumado la obra de la redención, los creyentes al momento de su muerte van al cielo para esperar la resurrección de sus cuerpos y el estado eterno (la glorificación). En el tiempo del Antiguo Testamento esto no era posible debido a que Cristo no había consu-mado su obra, y los creyentes iban al “hades” (a la parte llamada “el seno de Abraham”) con el fin de esperar la terminación de la obra de Cristo.

2. Pero ¿Qué sucede ahora con los impíos? En el momento de la muerte los impíos descienden al “hades” el cual es un lugar temporal de tormento en donde esperan la resurrección final de sus cuerpos y su castigo eterno.

3. Veamos algunos textos con el fin de demostrar que el “hades” es un lugar de tormento.

Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con es-plendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, el cual estaba echado á la puerta de él, lleno de llagas, Y deseando hartarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Y aconteció que murió el mendigo, y fué llevado por los ángeles al seno de Abraham: y murió también el rico, y fué sepultado. Y en el infierno (hades) alzó sus ojos, estando en los tormentos, y vió á Abraham de lejos, y á Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía á Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama. Y díjole Abraham: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; mas ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Y además de todo esto, una grande sima está constituída entre nosotros y vosotros, que los que quisieren pasar de aquí á vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Y dijo: Ruégote pues, padre, que le envíes á la casa de mi padre; Porque tengo cinco hermanos; para que les testifique, porque no vengan ellos también á este lugar de tormento. Y Abraham le dice: A Moisés y á los profetas tienen: óiganlos. El entonces dijo: No, padre Abraham: mas si alguno fuere á ellos de los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen á Moisés y á los profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantare de los muertos. (Lucas 16:19-31)

Note que él que enseña aquí acerca del “hades” es el Señor Jesucristo. Entonces esto es lo que Cristo creyó acerca del “hades”; esto es importante. Aunque en la actualidad, muchas sectas quieren decirnos que este pasaje es una “parábola”, (es decir, que Jesús estaba hablando en sentido figurado o simbólico y que este pasaje no es una historia real sino una ficción), la verdad es que la palabra “parábola” no se encuentra aquí. Además, en este mismo sentido, Cristo dio el nombre del mendigo y se refirió a los cinco hermanos del rico. También Abraham es un personaje histórico y real. El “hades” es un lugar real. Entonces, lo que tenemos aquí no es una parábola, sino que es la narración de la historia de dos hombres y la explicación del destino de ambos después de la muerte. Si este pasaje no enseña la verdad acerca del “hades”, entonces no está enseñando nada. Esto es exactamente lo que quieren decir muchas sectas, que el pasaje no está enseñando nada.

Podemos resumir la enseñanza de este pasaje en los siguientes puntos:

a. El alma (la persona misma) sigue consciente después de la muerte (separación) de su cuerpo. Ya hemos visto que los habitantes del “seol” están conscientes. En este pasaje Cristo afirma lo mismo de aquellos que están en el “hades”. (Hay que tomar en cuenta lo que ya se ha dicho, que “hades” es la palabra griega que se traduce de la palabra hebrea “seol”.)

b. En el momento de la muerte, los creyentes van de inmediato a un lugar de felicidad y los perdidos van a un lugar de sufrimiento.

c. El hades” es un lugar de tormento y de fuego. Esta realidad es afirmada cuando menos cuatro veces en este pasaje. “En el hades alzó sus ojos estando en los tormentos” (vers.23). “Estoy atormentado en esta llama” (vers.24). “tu atormentado” (vers.25). “Este lugar de tormento” (vers.28).

d. Cuando Abraham contesta al rico diciéndole “a Moisés y a los profetas tienen, óiganlos”, está indicando un punto importantísimo. La frase “Moisés y los profetas”, era usada para hablar de toda la enseñanza del Anti-guo Testamento. El Antiguo Testamento era la única Biblia que existía en ese entonces. Esto implica clara-mente que el Antiguo Testamento enseña que el “seol” es un lugar de tormento. Por lo tanto, Cristo no estaba contradiciendo la enseñanza del Antiguo Testamento al decir que el “hades” es un lugar de tormento. El “ha-des” y el “seol” son esencialmente el mismo lugar, es decir, un lugar de tormento.

e. Este pasaje es una advertencia, la única advertencia que los hombres van a recibir. El énfasis en los versículos 27 al 31 es que, si los hombres no quieren creer en la realidad del sufrimiento en el “hades”, Dios no les dará ninguna otra prueba de esta triste realidad.

f. Si no tenemos en este pasaje la suficiente evidencia de que el “hades” es un lugar de tormento, entonces solamente podemos ser convencidos en la misma manera en que el rico fue convencido, es decir, yendo allí y sufriendo lo que el rico sufrió. Es un hecho lamentable que tantas personas no creerán esta verdad hasta que sea demasiado tarde.

g. Aquellos que no creen la enseñanza de este pasaje, no creen la enseñanza de la Palabra de Dios. Nadie que sea verdaderamente honesto, puede concluir que estos versículos enseñan algo distinto de lo que dicen.

Otro texto que enseña que el “hades” es un lugar de tormento es Mat.11:23-24: “Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta los infiernos (hades) serás abajada; porque si en los de Sodoma fueran hechas las maravillas que han sido hechas en ti, hubieran quedado hasta el día de hoy. Por tanto os digo, que á la tierra de los de Sodoma será más tolerable el castigo en el día del juicio, que á ti.”

De este texto podemos concluir las siguientes cosas:

a. Que la palabra “hades” es usada para establecer un contraste directo con el cielo.

b. Entrar al “hades” implica entrar a un estado de juicio. Si no entendemos de esta manera el texto, la amenaza de castigo carece de significado.

c. Hay diferentes grados de sufrimiento en el “hades”, de otra manera sería absurdo hablar de un castigo más tolerable que otro.

“GEHENNA”

Esta palabra griega es usada para describir el destino final de los impíos después del día de la resurrección y el juicio. Mientras que el “seol” y el “hades” describen el “estado intermedio” de las almas descarnadas, entre la muerte y la resurrección; la gehenna es un lugar para el castigo futuro en el estado eterno. Enseguida daremos una lista de textos en donde esta palabra es usada:

“Mas yo os digo, que cualquiera que se enojare locamente con su hermano, será culpado del juicio; y cualquiera que dijere á su hermano, Raca, será culpado del concejo; y cualquiera que dijere, Fatuo, será culpado del infierno (gehenna) del fuego.” (Mateo 5:22)

“Por tanto, si tu ojo derecho te fuere ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti: que mejor te es que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea echado al infierno (gehenna).” (Mateo 5:29)

“Y no temáis á los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar: temed antes á aquel que puede
destruir el alma y el cuerpo en el infierno (gehenna).”
(Mateo 10:28)“Mas os enseñaré á quién temáis: temed á aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno (gehenna): así os digo: á éste temed.” (Lucas 12:5)

“¡Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque rodeáis la mar y la tierra por hacer un prosé
lito; y cuando fuere hecho, le hacéis hijo del infierno (gehenna) doble más que vosotros.”
(Mateo 23:15)

“¡Serpientes, generación de víboras! ¿cómo evitaréis el juicio del infierno (gehenna)?” (Mateo 23:33)“Y si tu mano te escandalizare, córtala: mejor te es entrar á la vida manco, que teniendo dos manos irá la Gehenna, al fuego que no puede ser apagado; Donde su gusano no muere, y el fuego nunca se apaga. Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo: mejor te es entrar á la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en la Gehenna, al fuego que no puede ser apagado; Donde el gusano de ellos no muere,y el fuego nunca se apaga. Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo: mejor te es entrar al reino de Dioscon un ojo, que teniendo dos ojos ser echado á la Gehenna; Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.” (Marcos 9:43-48)

Gehenna es la palabra que Cristo usó más frecuentemente para referirse al infierno. Como veremos en las siguientes evidencias, esta palabra es correctamente traducida como “infierno”.

1 La palabra gehenna viene del hebreo (Valle de Ben Hinnom), su significado original fue “Ge (Ben) Hinnom” que quiere decir “el valle de los hijos de hinnom”. La forma abreviada fue “ge-hinnom” que en el griego se traduce como “gehenna”. Originalmente esta palabra se refería al lugar en donde los judíos apóstatas sacrifica-ban y practicaban su idolatría. El valle de Hinnom fue un lugar ofensivo y repulsivo a los judíos piadosos. Pos-teriormente, este mismo lugar se convirtió en el basurero de la ciudad de Jerusalén. En el tiempo de Cristo, los judíos echaban en ese valle no sólo la basura, pero también los cuerpos de animales muertos y los cadáveres de criminales. El fuego de la gehenna ardía día y noche, no se apagaba, y los gusanos no dejaban de comer la carne podrida. En el tiempo de Cristo, esta palabra fue usada para referirse al lugar de tormento sin fin. El valle de hinnom se convirtió entonces en un símbolo de la realidad de la morada eterna de los impíos en un lugar de tormento; el lugar donde va el cuerpo y el alma de los impíos después del día del juicio. Para los judíos en el tiempo de Cristo, la gehenna significaba el basurero eterno donde los impíos serían arrojados después del día del juicio.

2 La Enciclopedia Estándar de la Biblia, dice que la gehenna se refiere “al lugar del castigo eterno de los impíos” (Vol.II pág.1182). La Enciclopedia Bíblica de Literatura Teológica y Eclesiástica, define la gehenna como “el lugar de castigo eterno”. Alfredo Edersheim el erudito más destacado por su amplio conocimiento del Talmud hebreo, dijo que “en el tiempo de Cristo la gehenna fue entendida como un lugar de castigo consciente y eterno, después de la resurrección”. (“La Vida Y Los Tiempos De Jesús El Mesías”, Tomo II pág.791 a 796).

3. Cristo enseñó las siguientes cosas respecto a la gehenna:

a. La gehenna es el lugar de juicio. (Mat.23:33)

b. El castigo de la gehenna es siempre ubicado después de la resurrección y el fin del mundo. (Mat.10:28 y Apo.20:10-15)

c. La gehenna es el lugar en donde el cuerpo y el alma serán castigados. (Mat.10:28, Mar.9:43-48)

d. La gehenna es un lugar de tormento consciente y eterno. Este punto es fácil de demostrar por el uso continuo en el Nuevo Testamento de palabras descriptivas de la gehenna que no pueden tener otra expli-cación. Las tres palabras usadas con más frecuencia para describir la gehenna son: “fuego”, “tormento” y “eterno” (enseguida daremos una lista de versículos). Aunque la palabra gehenna no se encuentra en cada uno de ellos, sin embargo, es evidente que son descripciones de ese lugar:

“El fuego nunca se apagará.” (Mat.3:12)

“Gehenna (infierno) de fuego” (Mat.5:22)

“El horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mat.13:42 y 50)

“Ser echado en el fuego eterno” (Mat.18:8)

“Ser echado en la gehenna (infierno) de fuego” (Mat.18:9)

“Apartaos de mí, malditos al fuego eterno” (Mat.25:41)

“En la gehenna, al fuego que no puede ser apagado” (Mar.9:43 y 45)

“El fuego nunca se apaga” (Mar.9:48)

“Quemará en fuego que nunca se apagará” (Luc.3:17)

“En llama de fuego, para dar el pago a los que no conocieron a Dios” (1 Tes.1:8)

“Sufriendo el juicio del fuego eterno” (Judas 7)

“Será atormentado con fuego y azufre” (Apo.14:10)

“Fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego ardiendo en azufre” (Apo.19:20)

“Fue lanzado en un lago de fuego y azufre, donde está la bestia y el falso profeta y serán atormentados día y noche para siempre jamás” (Apo.20:10)

“El que no fue hallado escrito en el libro de la vida, fue lanzado en el lago de fuego” (Apo.20:15)

“Su parte será en el lago ardiendo con fuego y azufre que es la muerte segunda.” (Apo.21:8)

“El humo del tormento de ellos sube para siempre jamás (por los siglos de los siglos)… y no tienen reposo día ni noche.” (Apo.14:11)

Es evidente de estos textos, que el fuego relacionado con la gehenna es:

I. Eterno (Mat.18:8, 25:41, Judas 7)

II. Inextinguible (Mat.3:12, Mar.9:43, Luc.3:17)

III. Y resulta en un tormento consciente y no en la aniquilación. Esto es obvio de Mat.25:41 y 46 en donde Cristo pone en contraste la vida eterna con el tormento eterno:

“E irán éstos al tormento eterno, y los justos á la vida eterna.” (Mateo 25:46) Aquí la palabra griega “aionios” o “eterno” se refiere tanto al tormento eterno como a la vida eterna, de tal manera que resulta imposible darle a esta palabra dos significados distintos. El infierno es tan eterno como el cielo.

4. Algunas sectas tratan de decir que la gehenna significa la aniquilación o el cese de la existencia, esto porque en varios textos gehenna es descrita como la segunda muerte. (Vea por ejemplo: Apo.20:6, 14-15 y 21:8.) Enseguida daremos cinco motivos por los cuales gehenna no puede significar la aniquilación.

a. Como ya vimos en la sección sobre la muerte, ésta no significa aniquilación. Si tratamos de sustituir la ecuación “la muerte = aniquilación” en los textos que usan la palabra muerte, resulta obvio que ese no es su significado.

b. Si la segunda muerte significa aniquilación, entonces tiene que significar la “segunda aniquilación”. Y si la primera aniquilación no resultó ser definitiva, ¿Porqué deberíamos creer que la segunda lo será? No es posible aniquilar dos veces a la misma persona.

c. Dos textos en el libro de Apocalipsis identifican la segunda muerte con el lago de fuego (vea Apo.21:8 y 20:14). Hay por lo menos tres ejemplos en la Escritura en donde el fuego no consume a sus víctimas. El primero es en Ex.3:2 cuando la zarza ardía en fuego y la zarza no se consumía. El segundo ejemplo es Daniel 3:19 cuando el horno se encendió siete veces más, pero la Escritura dice respecto a los tres creyentes, que el fuego no les quemó ni siquiera la ropa (Dan.3:27). El tercer ejemplo está en Apo.19:20 donde dice que la bestia y el falso profeta fueron lanzados vivos en un lago de fuego y azufre, y después de los mil años mencionados en el capítulo 20:7, todavía están vivos y siguen siendo atormentados en el mismo lugar (Apo.20:10).

d. Apocalipsis 20:6 declara que la segunda muerte no tiene potestad y no afectará a los creyentes. Esto implica que la segunda muerte tiene el poder de hacer daño a los inconversos (no creyentes). Pero la aniquilación no haría ningún daño a nadie. Un castigo que uno no puede experimentar, no puede ser ningún castigo; nadie puede ser castigado si no existe.

e. La segunda muerte es el castigo final del pecado, pero si la convertimos en algo parecido a la aniquilación, entonces ya no hay ningún castigo, y mucho menos podríamos hablar de grados de castigo en la manera que la Biblia lo hace. (Vea Mat.11:22-24; Rom.2:5-6 y 2:8-9; Apo.18:6-7; Heb.10:28-31, etc.) Además, cuando Cristo fue castigado por el pecado y murió, no fue aniquilado. El castigo que Cristo experimentó consistió de sufrimiento, dolor, miseria, separación del Padre, etc. pero no fue la aniquilación. (Vea los siguientes textos: Mat.26:46; 1Pe.2:21, 24, 3:18; Isa.53:4-11 y note especialmente en este texto de Isaías el uso de las palabras:

“azotado”, “herido”, “abatido”, “molido”, “angustiado”, “afligido” y “castigado”). Repito entonces, que Cristo no fue aniquilado, sino que sufrió en su cuerpo y en su alma hasta la muerte. (Vea 1 Pe.4:1, Fil.2:8). Cuando murió, su alma fue al “hades”; nunca dejó de existir. (Vea Hech.2:25-28, 31). Entonces, si el sufrimiento de Cristo fue real cuando El fue hecho pecado en lugar de los que creen en El, esto nos indica que el sufrimiento en la gehenna de los inconversos, (sufrimiento ocasionado por sus pecados), también será real.

5. La gehenna es el “justo juicio de Dios” (Rom.2:5), es lo que el pecado merece, es la retribución, la recompensa, el pago del pecado, es el castigo que los pecadores no arrepentidos merecen. Las palabras descriptivas que enseguida listaremos confirman esta horrible realidad:

a. La gehenna es descrita como “una prisión” o cárcel eterna. (Mat.18:34-35; Luc.12:58-59, 2 Pe.2:4, Jud.6). Aunque estos dos últimos textos se refieren a ángeles encarcelados, esto no cambia la realidad, porque según Apocalipsis 20:14, todos aquellos que estén en el hades serán arrojados a la gehenna. Cristo dice en Mat.25:41 que los hombres serán arrojados al fuego eterno “preparado para el diablo y sus ángeles”. En la gehenna, los hombres perdidos serán encarcelados en cuerpo y alma hasta que paguen la deuda infinita de sus pecados. Siendo ésta infinita, indica que jamás saldrán de allí.

b. La gehenna es descrita como “un abismo”. (Vea Apo.9:1-2, 11:7, 20:1) Note que en 9:2 dice que de este abismo sale humo, como de un gran horno. En Lucas 8:31 los demonios le rogaban a Cristo que no les man-dase ir al abismo.

c. La gehenna es descrita como “las tinieblas de afuera”.

Mat.8:12 habla de aquellos que serán “echados a las tinieblas de afuera”. Mat.22:13 dice, “atadle los pies ylas manos y echadle a las tinieblas de afuera”.Mat.25:30 dice, “al siervo inútil, echadle en las tinieblas de afuera”.

2 Pe.2:17 se refiere a aquellos para los cuales les está reservada eternamente, “la oscuridad de las tinieblas”.

d. La gehenna es descrita como “fuego”. Aquí solamente resta señalar que el fuego del infierno es la ira de Dios. Vea Isa.30:33 donde dice que “el soplo de Jehová, como torrente de azufre enciende el fuego”. (Vea también Isaías 33:14; 66:24, Nahum 1:6.) Este fuego no puede ser apagado.

e. La gehenna es descrita como el lugar del “lloro y el crujir de dientes”. (Vea Mat.8:12, 13:42, 22:13, 24:51 y 25:30). La palabra lloro o llanto es la palabra más fuerte para hablar de una persona sufriendo. El crujir de dientes es el fruto del dolor, la angustia y el enojo por parte de aquellos que se encuentran en el infierno. Es el resultado de todos los factores que en breve hemos tocado en este estudio sobre la gehenna. Es el producto del remordimiento, la agonía, la vergüenza, la desesperación y la ira eterna de Dios.

f. La gehenna es descrita como un “gusano que no muere”. (Vea Mar.9:43-48.) El gusano que no muere signi-fica que la persona misma no deja de existir, sino que está siendo atormentada perpetuamente. El fuego no se apaga y el gusano no se muere, porque la persona no deja de existir, ni de sentir el dolor y el castigo de sus pecados. En el contexto de este versículo, Cristo compara dos clases de sufrimiento. Primero habla del sufri-miento ocasionado por la pérdida de una parte principal del cuerpo. Luego habla del sufrimiento ocasionado por la eternidad del infierno (gehenna).

Podríamos añadir más argumentos, pero al repasar lo expresado, tenemos confianza de que lo señalado es sufi-ciente para satisfacer a cualquiera que puede ser satisfecho; aquellos que son obstinados y rebeldes no estarían satisfechos aunque se incluyera más. Entonces, aquí concluimos nuestra argumentación.

¿HAY ALGUIEN QUE DESEE IR AL INFIERNO?

Como vimos al principio de este folleto, pocas personas piensan que pueden ir al infierno. De hecho, hasta muy pocos creen que otros irán al infierno. Pareciera que sería difícil encontrar candidatos para enviarlos allí. La mayoría de las personas piensa que solamente los más viles pecadores irán al infierno, como por ejemplo dicta-dores como Hitler, o asesinos múltiples, o abusadores de mujeres y niños, o narcotraficantes y políticos corruptos. Pero, una vez más le decimos que la realidad es muy distinta a lo que mucha gente piensa. La mayoría supone que casi todo el mundo escapará del infierno, cuando Cristo dijo en Mat.7:13-14 todo lo contrario. Escuche bien sus palabras:“Entrad por la puerta estrecha: porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva á per-dición, y muchos son los que entran por ella. Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva á la vida, y pocos son los que la hallan.” (Mateo 7:13-14)

Sin lugar a dudas, Cristo enseña aquí que no es una minoría sino la gran mayoría de la gente que irá al infierno. Y podemos añadir que a menos que usted entre por la puerta estrecha, usted también irá a ese lugar. ¿Está usted preparado para ir al infierno? Debería estarlo, pues si no ha entrado por la puerta estrecha que es Cristo, usted está en el camino ancho que conduce al infierno. Cabe repetir aquí otra enseñanza de Cristo:

“Y si tu mano te escandalizare, córtala: mejor te es entrar á la vida manco, que teniendo dos manos ir á la Gehenna, al fuego que no puede ser apagado; Donde su gusano no muere, y el fuego nunca se apaga. Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo: mejor te es entrar á la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en la Gehenna, al fuego que no puede ser apagado; Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo: mejor te es entrar al reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado á la Gehenna; Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.” (Marcos 9:42-49)

Aquí se nos enseña que el pecado es lo que conduce al infierno. ¿Está usted dispuesto a ir al infierno por toda la eternidad a cambio de unos cuantos placeres y lujuria terrenal? ¿Está dispuesto a sufrir eternamente el des-agrado y menosprecio de Dios a cambio de algunos pecados que a fin de cuentas no le pueden satisfacer? La gran mentira del pecado es que ofrece a los hombres más satisfacción que la que pudieran recibir de parte de Dios. Los que van a la perdición son engañados por el pecado creyendo que el futuro prometido por el pecado, es más satisfactorio que el reino de Dios. El poder del pecado consiste de esta mentira. El pecado dice a los hombres que el camino de Cristo es difícil y desdichado. ¿Cree usted que el pecado le hará feliz? Si así es, usted nunca lo dejará, jamás se arrepentirá e inevitablemente sufrirá el castigo del pecado en el infierno. El engaño de pecado es el poder que el diablo usa para cegar y endurecer a los incrédulos. Entonces, si usted no tiene miedo del pecado, nunca tendrá miedo del infierno hasta que sea demasiado tarde.

Los únicos que entran por la puerta estrecha son aquellos cuyos ojos han sido abiertos para ver el engaño del pecado y la verdad de Dios. Toda la miseria de la raza humana comenzó cuando Adán y Eva creyeron a la mentira del diablo con respecto al pecado, cuando dijo: “no morirán”. Satanás les convenció que la vida pecaminosa sería más placentera que la obediencia a Dios y de que a fin de cuentas, no tendrían que sufrir por su pecado (desobediencia). El diablo continúa diciendo esta mentira a todos los hombres hasta el día de hoy, pero como hemos visto de la Palabra de Dios; el pecado les traerá consecuencias eternas a todos los que no se arrepientan.

En los dos textos que citamos anteriormente, el arrepentimiento del pecado y la fe en Cristo como el único acceso al cielo, son las condiciones para escapar del infierno. Cristo es la puerta y el camino al cielo, porque en su encarnación vino a este mundo y sufrió el castigo infinito del pecado en sustitución de todos aquellos que creen en El. El hecho de que Cristo sufrió es la prueba más grande de que aquellos que no se someten a El como Señor y Salvador, sufrirán el infierno como la paga del pecado. La muerte y el sufrimiento de Cristo, es la prueba más grande de que Dios es justo y santo, y como tal tiene que castigar el pecado. Con el fin de poder perdonar a los creyentes, Dios se vio obligado a castigar los pecados de ellos en la persona de Cristo como su sustituto. Amigo mío piénselo bien, si Dios castigó a su propio Hijo amado, ¿Qué le hará a usted cuando usted muera en sus pecados? Si usted no le da la espalda al pecado y confía en Cristo, ciertamente que su lugar es el infierno. ¡Vuélvase a Cristo y sométase a El como Señor y dueño de su vida! ¡Pídale, ruéguele que cambie su corazón y le conceda el poder para dejar el pecado y entregarse a El! ¡Confíe en Cristo como aquel que sufrió “el infierno” en lugar de los pecadores! No se tarde porque el peligro del infierno es real y usted está al borde mismo de este abismo. Ojalá fueras aterrorizado hoy por el infierno, porque si no es así, ciertamente que tendrás que soportarlo por la eternidad.

Los Terrores del Infierno

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La doctrina del infierno es una de las más olvidadas de toda la Escritura. Cuando hoy se menciona el infierno, generalmente es ridiculizado, como si toda la idea del infierno estuviera tan pasada de moda que sólo los ingenuos e ignorantes pudieran creer que un lugar así realmente exista. Esto no es difícil de entender. El hombre natural aborrece la idea de tener que dar cuenta de su vida delante de un Dios santo, él (el hombre natural), ama el pecado y no quiere vivir sin él. La mente no regenerada presenta una objeción tras otra con tal de no encarar la realidad del infierno. El ser humano vive su vida pensando que si ignora una dificultad por un determinado tiempo puede que ésta desaparezca. Hasta los líderes religiosos tenidos por conservadores comienzan ahora a atacar la idea del infierno. Dejemos que los hombres hagan lo que les plazca, seguros de que las frívolas objeciones de los necios no conseguiran destruir la realidad del infierno.
En medio del clamor que busca aniquilar el infierno están aquellos que creen que la Biblia es verdad, estos deben pararse y hablar. Meditar en los terrores del infierno puede ser uno de los ejercicios mas importantes que puedas hacer en esta vida. Si «el que oye el sonido de la trompeta no se da por advertido, y viene una espada y se lo lleva, su sangre recaerá sobre su cabeza» (Ezequiel 33:4). Pido el favor de que el lector se tome el tiempo de leer este librito hasta el final.
¿Por qué debería uno preocuparse por el infierno? ¿Por qué gastar tiempo leyendo sobre el infierno? Son varias las razones que nos muestran el beneficio de hacerlo:
Oir de los terrores del infierno puede chocar a la consciencia y despertarle de su falsa seguridad.
Saber del infierno contribuye a detener al hombre de su camino de pecado. Tanto el piadoso como el malvado son persuadidos de no pecar cuando recuerdan regularmente los terrores del infierno.
Conocer los terrores del infierno puede ayudar a despertar a aquellos que piensan que son salvos solo porque creen en Cristo o en los hechos del Evangelio, pero que no son realmente salvos sino que están camino del infierno, sin saberlo.
Predicar la doctrina del infierno es beneficioso tanto para creyentes e incrédulos por igual, como será demostrado.
¿Por qué las personas no tienen miedo del infierno? Parece que hoy hay una real carencia de miedo a la realidad del infierno. Esto afecta tanto a aquellos que asisten a la iglesia como a los que viven en el mundo. La gente no teme el infierno, ¿por qué?
Una persona no tendrá miedo de un león cuando es un cuadro en la pared. ¿Cómo es ésto? Bueno, se trata solo de una pintura. Sabe que no es real. Pero si esa persona fuera dejada sola en la jungla y se topara cara a cara con una león real, rugiendo ferozmente, entonces se llevaría un susto de muerte. La consciencia del ser humano tocante al infierno es semejante a la del hombre que sólo ve un león pintado en un cuadro. Sin embargo, oímos del infierno en la Biblia. Sabemos que el Señor Jesús habló del infierno. De hecho, Cristo habló más del infierno que de ninguna otra cosa en las Escrituras. ¿Cómo es que los hombres no creen que el infierno es real? Porque no han escuchado lo suficiente sobre él. No han estudiado todo lo que la Biblia enseña sobre el tema. No es lo que oímos solamente lo que contribuye a forjar nuestra creencia, lo que no oímos también contribuye a formar nuestro sistema de creencias. Unicamente el Espíritu Santo puede presentar a nuestros corazones los terrores del infierno de tal modo que los sintamos tan reales como nunca antes. La doctrina del infierno ha sido usada por Dios en la conversién de pecadores más que ninguna otra de las Escrituras. Ora para que, mientras lees este tratado, el Espíritu Santo pueda mostrarte el infierno tan auténticamente real como es.
 

William C. Nichols

LA NECESIDAD DEL INFIERNO
Muchos de los que hoy día se burlan del infierno, probablemente lo hacen por varias razones. Primariamente se trata de un deseo de estos de continuar en sus propios caminos de pecado sin tener sus conciencias preocupadas con la idea de las consecuencias de sus acciones. No quieren oír que lo que están haciendo está mal. No quieren oír que sus pecados serán castigados. Alguien pudiera objetar: «El tormento eterno en el infierno, ¿no es inconsistente con un Dios misericordioso y amante? ¿Cómo puede un buen Dios castigar a la gente en el infierno para siempre?» Un malentendido del carácter de Dios y de la naturaleza del pecado puede llevar fácilmente a este tipo de preguntas. ¿Por qué es necesario el infierno? Examinemos algunas razones que nos hablan de su necesidad.
La pecaminosidad del pecado y la santidad de Dios. La dificultad que la mayoría de la gente tiene a la hora de comprender la necesidad del infierno está relacionada con su incompleto e inadecuado entendimiento de lo terrible que es el pecado y de lo glorioso que es Dios. No vemos el mal tan grande que hay en el menor de los pecados ni entendemos la santidad de Dios, su justicia y su ira. Si viéramos el pecado como la maldad más grande en el mundo y nos diéramos cuenta de que cada pecado es un rechazo del gobierno de Dios sobre nosotros, una burla, una bofetada en su rostro, lanzarle estiércol a Él, comenzaríamos a comprender un poco de lo que nuestro pecado representa para Dios. Cada vez que pecamos erigimos un dios rival en nuestro corazón, en la forma de nosotros mismos o de nuestro vicio más querido. El pecado rechaza al Creador como Dios y pone la criatura en su lugar.
Si pudiéramos entender la santidad de Dios y lo que significa ser santo, puro, perfecto, justo, incontaminado, limpio hasta del menor pecado, tendríamos una idea mejor de por qué Dios aborrece tanto el pecado. La santidad absoluta no puede tolerar el menor de los pecados. «Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio» (Habacuc 1:13). Si pudiéramos comprender la gloriosa santidad de Dios y su pureza, así como la abominable naturaleza del pecado, entonces no tendríamos problemas con la necesidad absoluta del infierno.
«Más engañoso que todo, es el corazón, y sin remedio; ¿quién lo comprenderá?» (Jeremías 17:9). El corazón humano está enfermo, es malvado, engañoso. La corrupcion del corazón hace que el ser humano sea engañado respecto a la fealdad del pecado y muchas otras cosas mas.
La naturaleza infinita de Dios. Para entender lo que el pecado es realmente tenemos que verlo a través de los ojos de Dios. Dios es un ser infinito y eterno. Cada acto pecaminoso es cometido contra un Dios infinito y santo. Con cada pecado destronamos a Dios y nos colocamos a nosotros mismos por encima de Él. En cada pecado se encierra esta cuestión: «¿Cuál es la voluntad a cumplirse, la de Dios o la del hombre? Mediante el pecado, el hombre coloca su voluntad por encima de la del Señor, de tal modo que pone a Dios como basura bajo sus pies». Un solo acto pecaminoso cometido contra un Dios santo e infinito merece castigo infinito. Es un mal infinito ofender a un Dios infinito, incluso una sola vez.
La justicia divina. Un solo pecado contra Dios obliga a Dios a vindicar su nombre y su justicia mediante un castigo tan completo como sea debido. Dios puede y quiere vindicar su justicia. Lo promete en Romanos 12:19, donde se dice: «Amados, nunca os venguéis vosotros mismos, sino dar lugar a la ira de Dios, porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor». Uno de los predicadores más grandes que jamás haya existido, Jonathan Edwards, escribió: «La gloria de Dios es el mayor bien; es el fin supremo de la creación, es de más importancia que cualquier otra cosa. Pero hay un modo mediante el cual Dios se glorificará a si mismo, a saber, la destrucción eterna de los impíos, que glorificará Su justicia. Entonces se presentará como un gobernador justo de este mundo. La justicia vindicativa de Dios se presentará estricta, puntual, asombrosa, terrible y por tanto gloriosa».

UNA DESCRIPCION DEL INFIERNO
El infierno es un horno de fuego inextinguible, un lugar de tormento eterno, donde sus víctimas son atormentadas tanto en sus cuerpos como en su mentes, conforme a sus naturalezas pecadoras, los pecados actuales cometidos y la cantidad de luz espiritual ofrecida y rechazada por ellos. El infierno es un lugar de donde la misericordia y la bondad de Dios han sido retiradas; donde la ira de Dios es revelada como un fuego consumidor, terrorífico; donde los impíos viven con sus vicios sin poder realizarlos en un tormento sin fin.
En Mateo 13:47-50, el Señor Jesús narró una parábola sobre el juicio. En los versículo 49 y 50, el Señor describe el destino de los malvados: «Así será el fin del mundo; los ángeles saldrán y sacarán a los malos de entre los justos, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes».
Al examinar las palabras del Señor lo primero que deberíamos notar es que el infierno se describe como un horno de fuego. El horno de Nabuconodosor (del que se nos habla en el Antiguo Testamento) fue calentado siete veces más de lo acostumbrado y es descrito como «un horno de fuego ardiente» (Daniel 3:23). Juan el Bautista hablé de «fuego inextinguible» (Lucas 3:17) y Apocalipsis describe el infierno como «lago de fuego que arde con azufre» (Apocalipsis 19:20). ¿Podemos, realmente, imaginarnos el horror del cual hablan estas palabras? Imagina cada parte de tu cuerpo expuesta al fuego al mismo tiempo, de modo que cada fibra de tu ser sienta el intenso tormento de ser quemado. ¿Cuánto tiempo aguantarías semejante castigo? Cristo dice que «allí será el llanto y crujir de dientes». Los impíos llorarán y crujirán los dientes al tener que soportar el dolor y el sufrimiento más intenso que jamás hayan sentido de unas llamas que les consume constantemente cada parte de su cuerpo. No habrá alivio.
Jonathan Edwards describe en lenguaje gráfico cémo serán las llamas del infierno: «Algunos de ustedes han visto edificios incendiados; imaginen, por lo tanto, cuán poca ayuda a la hora de sofocar las llamas podrían ofrecen si se encontraran en medio de tan grande y voraz fuego. Han visto a menudo una araña o cualquier otro insecto arrojado en pleno fuego y observado lo rápido que sucumbe a la fuerza de las llamas. No se presenta una larga batalla, no hay lucha contra el fuego, ninguna fuerza puede oponerse al calor o escapar de él, el insecto inmediatamente se rinde y cede, el fuego toma posesion de él, y enseguida se convierte en una chispa de fuego. Aquí tenemos una pequeña imagen de lo que tú serás en el infierno, a menos que te arrepientas y acudas a Cristo. Consolarte a ti mismo imaginando que podrías Soportar los tormentos del infierno tanto como puedas sería como si un gusano, a punto de ser arrojado a un horno candente, se preparara y fortaleciera a sí mismo, dispuesto a combatir las llamas».
El infierno también se describe como un lugar de tinieblas. El Señor Jesús habla de un invitado que se presentó a una boda sin traje y fue arrojado a «las tinieblas de afuera» (Mateo 22:13). judas escribe de aquellos que están en el infierno, «para quienes la oscuridad de las tinieblas ha sido reservada para siempre» (Judas 13). Christopher Love dice en su libro Hell’s Terrors (Los terrores del infierno): «La oscuridad es terrible y los seres humanos están preparados para temer más las tinieblas que la luz: el infierno, por consiguiente, es descrito con esta imagen terrible para hacer que los corazones tiemblen, pues se trata no solo de tinieblas, sino de la más oscura de las tinieblas».
El infierno es comparado a Tofet en Isaías 30:33. Tofet era el lugar donde los judíos idólatras sacrificaban a sus hijos al dios pagano Moloch, arrojándolos al fuego dispuesto para ello. Día y noche se oían en ese lugar quejidos y lamentos, como dia y noche se oirán quejidos, lamentos y llanto en el infierno.
Isaías habla de «el soplo del SEÑOR, como torrente de azufre» encendiendo el infierno. Hay suficiente evidencia en la Escrituras para demostrar que Dios mismo será el fuego del infierno. Hebreos 12:29 dice: «Nuestro Dios es fuego consumidor». Los impíos de la tierra ignorantemente bailan de alegría cuando el predicador habla del amor y misericordia de Dios, pero no se beneficiarán ni de lo uno ni de lo otro si no se arrepienten. Para ellos Dios será fuego consumidor. Hebreos 10:30-31 advierte: «Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo pagaré. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!» ¡Es horrendo, terrible, caer en las manos del Dios vivo! Pecador, tú no escaparás del infierno. Dios será tu infierno y su ira te consumirá y será derramada sobre ti todo el tiempo que El exista. «¿Quién conoce el poder de tu ira?» (Salmos 90:11). Por cuanto Dios mismo será el fuego del infierno, las palabras no pueden expresar los terrores de los condenados al infierno. «No hay razón para temer que, quizá, los ministros del Evangelio expongan este asunto más allá de lo que realmente es; semejante posibilidad no es tan temible como se pretende… Más bien, tenemos motivos para suponer que después de haber dicho todo lo que es posible, todo lo que hemos dicho o pensado no es sino una pálida sombra de la realidad».
En Lucas 16:19-26 Cristo habla de dos hombres. Uno de ellos era rico (tradicionalmente conocido por Divas o Epulón); el otro era pobre (por nombre Lázaro). Ambos murieron. El pobre fue llevado por ángeles al cielo y el rico fue al infierno. El rico no fue a tal lugar por ser rico, ni el pobre al cielo por ser pobre. El Señor muestra mediante esta historia de contrastes que nuestras circunstancias pueden cambiar drásticamente cuando pasamos del tiempo a la eternidad. No debemos ser tan tontos como para pensar que porque Dios no nos haya tratado duramente en esta vida no lo vaya a hacer después de la muerte. El lugar de morada eterna de ambos hombres fue el resultado de la condición de sus corazones delante de Dios mientras vivían en la tierra. Lázaro fue un verdadero seguidor de Dios, no así Divas. Queremos notar cuidadosamente lo que la Escritura dice acerca de Divas y su condición, pues tenemos mucho que aprender de él sobre el infierno.
Los versículos 23 y 24 indican que Divas estaba «en tormento». ¿Cuál es el significado de estar en tormento? Este tormento, se refiere por igual al tormento padecido por el cuerpo como por el alma. Como hemos visto, el cuerpo humano será atormentado en un horno de fuego. Cada parte del cuerpo sentirá el dolor ocasionado por ese fuego. Personas con fuerte dolor de estómago pueden sentir gran agonía debido a ello, pero el dolor del infierno será mucho más grande. Se dice que a veces la muerte por cáncer causa dolor supremo en el cuerpo, pero el dolor en el infierno será peor todavía. Si tu cuerpo padeciera varios y dolorosos males al mismo tiempo, aún no comenzarías a acercarte al dolor de los condenados en el infierno.
La consciencia del ser humano también será atormentada en el infierno. La consciencia es el gusano que no muere, del cual habla la Escritura (Marcos 9:48; Isaías 66:24). A Divas se le dice: «recuerda que durante tu vida». Los hombres serán atormentados físicamente con un dolor intenso, pero también serán atormentados por su propia memoria. Recordarán las veces que escucharon la alarma y, no haciéndole caso, se burlaron de ella. Recordarán las veces que fueron advertidos y llamados a arrepentirse, o que se les dijo que era imposible recibir las bendiciones del cielo sin someterse a Cristo como Señor, pero no hicieron caso. Serán atormentados al ver, a distancia (tal como lo hizo Divas), las glorias del cielo y saber que están condenados para toda la eternidad. Serán atormentados por deseos insatisfechos (Divas no puede recibir ni siquiera una gota de agua que refresque su lengua). Serán atormentados por el hecho de saber que nunca escaparán del infierno (a Divas se le dice: «de modo que los que quieran pasar de aquí a nosotros no puedan»). Serán atormentados por los gritos, lamentos y maldiciones de los condenados a su alrededor. El tormento más cruel que un hombre pueda experimentar aquí en la tierra es como la picada de una mosca comparado a los tormentos del infierno.
Jonathan Edwards, en un sermón sobre El castigo futuro de los impíos, habla de cómo éstos son incapaces de encontrar un solo momento de descanso en el infierno: «No hallarán nada que alivie sus penas en el infierno. Nunca encontrarán un lugar de reposo allí; ningún rincón secreto que sea más fresco que los demás, donde puedan tener un poco de reposo, una pequeña reducción de la gravedad de su tormento. Jamás encontrarán un arroyo o fuente de agua fría en ninguna parte de aquel mundo de tormento; no, ni siquiera una gota de agua que calme sus gargantas. No tendrán compañero que les dé un mínimo de consuelo, u ofrezca un mínimo bienestar. No encontrarán lugar donde puedan estar y descansar y tomar aliento, siquiera por un minuto, porque serán atormentados con fuego y azufre. No tendrán descanso ni de día ni de noche por los siglos de los siglos».

LA ETERNIDAD DEL INFIERNO
El aspecto más terrorífico del infierno es el de su duración. El infierno es eterno, es decir, para siempre, sin fin. ¿Puedes entender la eternidad? Ninguna fórmula o ecuación matemática puede explicarla. Tu mente no puede concebir la eternidad, y, sin embargo, es real pesar de todo. Este solo aspecto del infierno debería hacer que los hombres gritarán en arrepentimiento. No es extraño que los escépticos de todos los tiempos hayan atacado la naturaleza eterna del infierno, sustituyéndola por doctrinas como la aniquilación de los incrédulos. Echemos una mirada más a las Escrituras para verificar la naturaleza eterna del infierno y tratar de entender mejor la eternidad. Después miraremos por qué tiene que ser eterno el infierno.
«Y el diablo que los engañaba fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde también está la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos» (Apocalipsis 20:10). Este versículo nos muestra con claridad la duración del infierno. El infierno es por los siglos de los siglos. ¿Podría usarse una afirmación más tajante que esta? Si el Espíritu de Dios quiso comunicar a los seres humanos la naturalezaeternadel infierno, ¿que puede comunicar esto mejor que la expresión «por los siglos de los siglos»? La Escritura no contiene otra mayor expresión que denote eternidad sino «por los siglos de los siglos», porque es la misma afirmación que se aplica a la existencia eterna de Dios mismo: «Al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos» (Apocalipsis 4:9). ¿Hay quien dude de que Dios vivirá por toda la eternidad? ¿Por qué, entonces, dudas que el infierno permanecerá toda la eternidad siendo que se utiliza la misma expresión para ambos?
«No es mucha la idea que podemos hacernos de esta cuestión, pero, para ayudarles en su manera de concebirla, imagínense en medio de una hoguera o de un gran horno, donde su dolor sea mucho más grande que el ocasionado por el roce accidental de un carbón ardiendo, puesto que su calor es superior. Imaginen también que sus cuerpos sean retenidos en ese lugar durante un cuarto de hora, en plena consciencia, cuán grande el horror de entrar en semejante horno! ¡Y que largo les parecería ese cuarto de hora! Después de haberlo soportado durante un minuto, que insufrible sería pensar que todavía faltaban otros catorce. Pero, ¿cuál sería el efecto producido en sus almas, si ustedes supiesen que tendrían que permanecer en ese tormento durante veinticuatro horas… o un año entero… o miles de años? Oh, entonces, cómo se hundirían sus corazones si supieran que habrían de sufrirlo año tras año, ¡qué no habría final! Sin llegar nunca al final! ¡Que después de un millón de millones de siglos, su tormento no estaría más cerca de su final que al principio, y que nunca serán liberados! Pero el tormento en el infierno será inmensamente superior a lo que esta ilustración representa.»
El Señor Jesús, describiendo el día del gran juicio final, se refiere a la separación de los impíos de los justos con estas palabras: «Y éstos irán al castigo eterno, pero los justos a la vida eterna» (Mateo 25:46). ¿Hay alguien que niegue que el cielo exista eternamente? ¿Tendrá fin algún día futuro, la bendición de losjustos en el cielo? Naturalmente que no; sin embargo, la misma palabra griega empleada en este versículo para la vida eterna de los justos es la que se utiliza para el castigo eterno de los injustos. El infierno durará tanto como el cielo.
En el infierno habrá diferentes grados de castigo determinado para cada ser humano según indican algunos pasajes de la Escritura. Lucas 12:47-48 dice: «Y aquel siervo
que sabía la voluntad de su señor, y que no se preparó ni obró conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que no la sabía, e hizo cosas que merecían castigo, será azotado poco. A todo el que se le haya dado mucho, mucho se demandará de él; y al que mucho le han confiado, más le exigirán». En Mateo 11:24 Cristo dice: «Os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma que para ti». Los versículos de Mateo indican que la gente de Capernaúm recibirá mayor castigo en el día del juicio que aquellos que vivieron en la depravada Sodoma. Los versículos de Lucas hablan de una distinción en el juicio basada en la cantidad de luz recibida: algunos recibirán muchos azotes mientras que otros recibirán pocos.
Quienes cometen mayores o más pecados que otros recibirán mayor castigo en el infierno (Juan 19:11). Los hipócritas religiosos, aquellos que profesan la fe cristiana, pero no son realmente cristianos, serán más severamente castigados que el resto (Mateo 23:14-15). El Señor dijo de Judas Iscariote: «Mejor le fuera a ese hombre no haber nacido» (Mateo 26:24). ¿Cómo se podrían hacer estas afirmaciones si fuera cierto que la aniquilación es lo único que hay después de la muerte? La presencia de diferentes grados de castigo sólo tiene sentido a la luz de la capacidad de sentir el castigo. ¿De qué modo puede decirse que hubiera sido mejor para Judas no haber nacido si la aniquilación es todo lo que le esperaba? La aniquilación o extinción no es castigo en absoluto.
Cada vez que el incrédulo peca aumenta el nivel de su tormento en el infierno. La persona que peca el doble que otra con similar luz, recibirá el doble de castigo. Cada día que el pecador continúa viviendo y respirando aquí en la tierra sin arrepentirse añade a su castigo en el infierno. Romanos 2:5 dice: «Mas por causa de tu terquedad y de tu corazón no arrepentido, estás acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios». El Señor Jesús exhortó a los justos a hacerse tesoros en el cielo antes que en la tierra. Los impíos aumentan su ira y tormento futuro en el infierno cada momento que continúan pecando. Añaden a su castigo diariamente. En el infierno los hombres desearán no haber nacido.
Charles Haddon Spurgeon dijo: «En el infierno no hay esperanza. Ni siquiera la esperanza de morir: la esperanza de ser aniquilados. ¡Están perdidos por los siglos de los siglos! En cada eslabón de la cadena del infierno está escrito: «para siempre». En las llamas del infierno se iluminan estas palabras: «para siempre». Encima de sus cabezas ellos pueden leer: «para siempre». Su mirada está desencajada y sus corazones dolorido con la idea de que es «para siempre». Oh, si pudiera decirles esta noche que el infierno se apagará un día y que aquellos que están perdidos podrán ser salvos, habría una verdadera fiesta en el infierno de solo el pensarlo. Pero no puede ser; es «para siempre» que han sido arrojados a las tinieblas de afuera».
Christopher Love emplea una ilustración para tratar de ayudarnos a entender lo que significa la eternidad: «Supongan que todas las montañas de la tierra fueran montañas de arena, y que más y más montañas fueran añadidas hasta alcanzar el cielo, y que un pajarito puede tomar un grano de arena cada mil años de esa gigantesca montaña. Serían necesarios innumerables millones de años antes de que toda esa masa de arena desapareciera, y aun así este proceso de tiempo llegaría a un final, y sería una dicha para el hombre si el infierno no durara más que ese tiempo; pero esta es la miseria del hombre en el infierno, no tendrá más oportunidad de salir después de haber transcurrido millones de años que cuando fue arrojado allí al principio; porque su tormento se prolongará por la eternidad, sin fin, por cuanto el Dios que castiga es eterno».
Anteriormente consideramos la necesidad del infierno o la razón de que tuviera que existir un lugar como ése. Ahora analizaremos la razón por la que el infierno no sólo tiene que existir sino que debe existir eternamente. ¿Cuál es la necesidad por la que el infierno tenga que ser eterno? Son varias las respuestas que podemos explorar brevemente.
La primera razón a considerar es la que Christopher Love acaba de mencionar. El Dios que condena es un Dios eterno. «La eternidad del infierno se basa en la naturaleza de Dios».10 ¿Es eterna la Palabra de Dios? ¿Es la naturaleza de Dios eterna? La Escritura dice: «Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos» (Hebreos 13:8). «Esplendor y majestad es su obra, y su justicia permanece para siempre» (Salmo 111:3). «La Palabra del Señor permanece para siempre» (1 Pedro 1:24). Si la Palabra de Dios es eterna, si la justicia de Dios es eterna y si Dios mismo es eterno, ¿por qué, entonces, no va a ser eterna su ira también? Como eternamente existente, todos los atributos de Dios son eternos e inmutables; por consiguiente, el infierno, como expresión de la ira divina, debe ser eterno.
El infierno debe ser eterno porque la justicia de Dios nunca quedaría satisfecha por el castigo finito de los pecadores, no importa lo mucho que durara. Cristo aclara esta cuestión cuando habla de hacer las paces con el adversario antes de ir al magistrado si no serías arrojado a la cárcel y, «Te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado aun el último centavo» (Lucas 12:59). Los hombres no pueden dar nada a cambio de su pecado. Ninguna cantidad de castigo en el infierno, no importa lo mucho que dure, puede nunca expiar los pecados. Es imposible, por tanto el infierno debe ser eterno.
En tercer lugar, el infierno ha de ser eterno porque las Escrituras dicen que el gusano que corroe la consciencia del hombre en el infierno nunca muere. «Su gusano no morirá, ni su fuego se apagará» (Isaías 66:24). Si el gusano nunca muere, entonces aquellos que son atormentados por el gusano nunca morirán.
Por último, el infierno será eterno porque los hombres continuarán pecando en el infierno. Aumentarán y agravarán su culpabilidad allí. El infierno es un lugar donde los condenados maldecirán a Dios y a ellos mismos, y se quejarán y lamentarán con lenguaje blasfemo de los hombres alrededor de ellos. Los malvados se aumentarán el tormento entre si, al acusarse y condenarse unos a los otros. Los hombres no se arrepentirán en el infierno porque el carácter de los pecadores no cambia. Continúan siendo pecadores todavía. Pecarán durante toda la eternidad, por tanto Dios los castigará eternamente.

APLICACION PARA LOS CREYENTES Y LOS NO CREYENTES
Los profetas del Antiguo Testamento nos avisan constantemente de los peligros del infierno: «¿Quién de nosotros habitará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?» (Isaías 33:14). «En presencia de su indignación, ¿quién resistirá? ¿Quién se mantendrá en pie ante el ardor de su ira? Su furor se derrama como fuego» (Nahúm 1:6). Pecador, ¿eres tan arrogante como para pensar que puedes soportar la ira de Dios cuando sea derramada en toda su capacidad sobre ti? Es posible que pienses que el infierno no es tan caliente como se pinta y que podrás soportarlo bastante bien. Si crees ésto eres algo más que un necio. Los terrores del infierno hacen que hasta los mismos demonios tiemblen, ¿eres tú tan necio como para permanecer inmóvil ante estos o tomarlos a la ligera?
No pienses que simplemente porque vas a la iglesia, o crees en Dios, o aceptas intelectualmente las verdades del cristianismo, escaparás del infierno. La mayoría de los que asisten a la iglesia regularmente cada semana alrededor del mundo irán al infierno. Thomas Shepard, pastor y fundador de la Universidad de Harvard (EE.UU.), escribió: «Creyentes nominales y hombres que creen ser salvos que tienen algo parecido a la fe, al pesar, al verdadero arrepentimiento, a los buenos deseos; pero solo son imágenes; engañan a otros y a sí mismos… la mayoría de los que viven en la iglesia perecerán».
Tú, que dices ser cristiano pero que no lees mucho la Biblia y oras poco: ¿cómo piensas escapar del castigo del infierno? Tú, que no te preocupas mucho de los pequeños pecados ni de los pensamientos vanos y sucios que te pasan por la mente: ¿estás preparado para ir al infierno? Tú, que piensas que el reino de Dios consiste en una confesión verbal de fe en Cristo o aceptación intelectual de que Jesús murió por tus pecados, pero que no te interesas por llevar una vida santa, piadosa, ni dedicar algún pensamiento a Dios durante la semana: ¿estás preparado para soportar los tormentos del infierno, día y noche, por los siglos de los siglos? Deberías estarlo, pues si estas cosas son ciertas de ti, estás en camino derecho al infierno, a menos que te arrepientas. ¡No te engañes a ti mismo! El cristianismo no consiste en palabras o afirmaciones piadosas o creencias intelectuales, sino en un corazón nuevo y una nueva vida apartada del pecado y dedicada a la gloria de Dios. Si tu corazón y tu vida no han sido cambiados por Dios, aún estás en tus pecados. Si estás viviendo en abierta desobediencia a la Palabra de Dios y eres indiferente a ello, no tienes ningún derecho a creer que vas a ir al cielo, por el contrario, estás en camino del infierno. Arrepiéntete de todos tus pecados y vuélvete a Jesucristo y ríndete a él como Señor. Presta atención a las palabras de Cristo: «Si tu ojo te es ocasión de pecar, arráncatelo y échalo de ti. Te es mejor entrar en la vida con un ojo, que teniendo dos ojos, ser echado en el infierno de fuego» (Mateo 18:9). «Nada menos que el negarse por completo a uno mismo, abandonar el ídolo más acariciado, abandonar el hábito pecaminoso más acariciado -figurativamente representado como cortar la mano oarrancar un ojo- es lo que Cristo exige de todo aquel que quiere tener comunión con él». Recuerda que la dificultad que conlleva abandonar todo por Cristo no es nada comparada con pasar toda la eternidad en el infierno.
No creo que nadie se espante por la idea de ir al cielo, pero sí de ir al infierno, de tal modo que pudiera comenzar a buscar a Dios de todo corazón y a implorar la misericordia divina. El ser humano está en el borde mismo del abismo del infierno, pronto a caer precipitardo en él, y aún así, completamente inconsciente de semejante peligro. Si oír hablar del infierno puede conseguir que personas insensibles a su real situación consideren las verdades eternas, entonces, predicar sobre el infierno es bastante beneficioso. Es mejor considerar ahora el infierno, mientras vivas; y ser aterrorizado por esto, que no tener que soportarlo luego.
No quisiera que estuvieras más atemorizado del infierno como de pecar. El pecado es tu real enemigo. El pecado es peor que el infierno porque el pecado dió a luz el infierno. ¿Estás dispuesto a ir al infierno por toda la eternidad a cambio de unos cuantos placeres y lujuria aquí en la tierra? ¡Huye del pecado! Deja de vivir para el yo y la autogratificación y acude a Jesucristo. Cuando mueras será demasiado tarde. Toda oportunidad de arrepentimiento se limita a la vida en la tierra.
Esta doctrina es tan beneficiosa para el justo como para el injusto. La doctrina del infierno debería llevar al justo a temer a Dios. Un temor santo es útil de muchas maneras. Aquel que teme a Dios en su corazón tiene un mayor respeto por los mandamientos de Dios. Quien realmente teme a Dios no temerá a los hombres y preferirá enemistarse con los hombres que con Dios (Isaías 8:12-13). Esta doctrina debería aumentar la fidelidad y el gozo del justo en Cristo, puesto que ha sido salvado de los tormentos del infierno y, del mismo modo, debería aumentar su amor por Cristo que soportó la ira de Dios en la cruz en su lugar.
La doctrina del infierno tendría que producir en ti temor al pecado. Tendría que hacer que temieras hasta los pecados más pequeños y ser diligente de confesarlos, tanto de corazón como de pensamiento y vida. Deja que la doctrina del infierno te guarde de practicar el pecado.
La doctrina del infierno debería ayudar al creyente a ser paciente en los días de aflicción. No importa lo grande que sean tus tribulaciones en este mundo, son mucho más pequeñas que los tormentos del infierno, de los cuales el Señor ha salvado a los santos. Puede que tengas que atravesar tormentos menores en este mundo, pero recuerda que son meramente temporales y que has sido liberado del más grande de todos ellos de modo que puedas regocijarte aún en el tiempo de la aflicción.
Esta doctrina ayuda a motivarte a testificar a otros de Cristo y su mensaje. Eryl Davies escribió en su libro The Wrath of God (La ira de Dios): «La eternidad de los sufrimientos del infierno deberían hacernos más celosos y prontos a hablar a la gente del único que puede salvarles. ¿Rehuimos declarar estas solemnes verdades? ¿Nos disgusta la idea del infierno? Recuerda que Dios será glorificado incluso por medio de los castigos eternos de los incrédulos en el infierno. Su majestad ofendida será vindicada… Lo que es supremo en el propósito de Dios a la hora de elegir y reprobar a los hombres es su propia gloria, y el infierno también glorificará su justicia, su poder y su ira por toda la eternidad. Mientras tanto es nuestra responsabilidad orar y procurar la salvación de los pecadores antes que castigo tan horrendo caiga sobre ellos».
No puedo terminar sin una palabra final dirigida a aquellos que se creen convertidos pero que no lo están, y también para aquellos que saben que no están convertidos. ¿Puedes concebir la eternidad? Detente un momentoytrata de imaginar ser atormentado incesantemente, para siempre, sin final. ¿Esto no te aterroriza? Jamás una oportunidad de descanso; o una gota de agua fría que refresque la garganta. Piensa de nuevo la duración de la eternidad. Trata de imaginártela: día y noche, por los siglos de los siglos, ardiendo con fuego como una araña en una hoguera. Gritos, lamentos, dolor, maldiciendo el día de haber nacido; y siendo maldecido eternamente por los demonios y condenados alrededor. Recordando, siempre recordando las veces que fuiste advertido en la tierra y cómo ignorastes todos aquellos avisos: autosatisfecho y autoengañado, creyendo que todo estaba bien con tu alma. La mujer de Job le dijo a éste que maldijera a Dios y muriera. A no ser que te arrepientas y vayas a Cristo, quien es tu única esperanza, serás maldito por Dios y eternamente atormentado por Él en su presencia, en la terrible plenitud de su ira, sin que nunca puedas morir. Nunca morirás. ¡Tú no morirás jamás! ¡La eternidad es para siempre!