Día: 25 agosto 2011
¿Deberían las mujeres servir como pastoras / predicadoras?
Pregunta: "¿Deberían las mujeres servir como pastoras / predicadoras?"
Respuesta: Posiblemente no hay un tema más discutido en la iglesia de hoy, que el tema de las mujeres que sirven como pastoras / predicadoras en el ministerio. Por consiguiente, es muy importante no mirar este tema como hombres versus mujeres. Hay mujeres que creen que las mujeres no deberían servir como pastoras y que la Biblia coloca restricciones en el ministerio de las mujeres – y hay hombres que creen que las mujeres pueden servir como predicadoras y que no hay restricciones sobre las mujeres en el ministerio. Este no es un asunto de chauvinismo o discriminación. Es un asunto de interpretación bíblica.
La Muerte del Peor Hereje de la Historia
La Muerte del Peor Hereje de la Historia
por Nathan Busenitz
¿Quién es el mas notorio falso maestro de la historia de la iglesia?
Puede que no sea posible responder a esta pregunta de manera definitiva. Pero si tuviéramos que crear un top-ten de los “más buscados”, el nombre de Arrio, sin duda, estaría en la parte superior.
En los tiempos antiguos, las enseñanzas de Arrio, presentaron la principal amenaza para la ortodoxia cristiana – por lo que los historiadores como Alexander Mackay lo han etiquetado “el mayor hereje de la antigüedad.” Nada menos que Martin Lutero dijo lo siguiente sobre Arrio:
El hereje Arrio [negó] que Cristo es verdadero Dios. Él hizo mucho daño con su falsa doctrina a través de la Cristiandad, y tomó 400 años después de su muerte combatir su influencia perjudicial, sí, ni siquiera es aún totalmente erradicada. En la muerte de este hombre, el Señor Dios ha exaltado su honor en una manera maravillosa.
En el caso de que su nombre no le suene familiar, Arrio fue un famoso falso maestro del siglo IV que enseñaba que el Hijo de Dios era un ser creado. En consecuencia, Arrio negó la igualdad de Cristo con Dios el Padre, y junto con ello, la doctrina de la Trinidad. En esencia, fue el original testigo de de Jehová. Sus opiniones fueron muy populares durante su vida y durante muchos años después, a pesar de que fueron denunciadas en el Concilio de Nicea en el 325 (y otra vez en el Concilio de Constantinopla en el 381).