El Péndulo Del Abuso (1ª. Parte)

Posted on

ESJ_BLG_20230129 - 1El Péndulo Del Abuso (1ª. Parte)

 Dr. Jim Newheiser

Doy gracias a Dios porque se están escribiendo muchos libros y artículos necesarios e importantes para aumentar la conciencia sobre el abuso físico y sexual, ya que afectan tanto a la sociedad en general como a la comunidad cristiana en particular. Los líderes espirituales han sido amonestados con razón por no proteger a las mujeres y los niños en situación de riesgo.[1] Se han encubierto abusos que deberían haber salido a la luz, lo que ha provocado más sufrimiento innecesario que aflige a Cristo. A las esposas maltratadas se les ha dicho erróneamente que si fueran más cariñosas y sumisas, sus maridos cambiarían y el maltrato cesaría. Luego se las envía erróneamente de vuelta para que reciban más palizas verbales y físicas. Muchos líderes eclesiásticos necesitan arrepentirse de su fracaso a la hora de «rescatar a los débiles y necesitados; [y] librarlos de la mano de los malvados» (Salmo 82:4).

Aunque afirmo la importancia de comprender la oscura naturaleza de los abusos y de proteger a sus víctimas, me preocupa que algunos, en su afán por corregir el fracaso del pasado, se hayan desviado demasiado hacia el otro lado. Esto puede conducir a falsas acusaciones y a rupturas familiares innecesarias. Me gustaría dar algunos ejemplos de lo que creo que son exageraciones comunes y, para cada una de ellas, describiré la buena intención que hay detrás de las afirmaciones, el daño que se puede causar debido a un pensamiento desequilibrado y una forma más equilibrada de expresar las mismas preocupaciones.

  • Creer siempre a la víctima.

1. Una preocupación válida: Esta afirmación se hace por simpatía hacia muchas víctimas de abusos cuyas denuncias han sido rechazadas por increíbles cuando nadie podía imaginar que el agresor, que parece un tipo tan agradable, pudiera haber hecho algo tan malo. O puede que quienes escuchan la denuncia prefieran no meterse en el lío que seguramente se armará si la denuncia se confirma.

2. El daño que se puede causar: Personas inocentes se han visto perjudicadas por denuncias falsas de abusos. Algunas presuntas víctimas han aprendido cuánto daño pueden hacer a otra persona con una acusación de abuso. Tuve un caso de asesoramiento en el que una niña de quince años amenazó con que acusaría falsamente a su padrastro de abusar de ella si no le daba lo que quería. Tuvimos otro caso en el que una supuesta víctima hizo que otra persona le arañara la cara para poder llamar a la policía y acusar a un inocente de haberlo hecho. Ser etiquetado falsamente como un abusador puede destruir la reputación de una persona, dañar su carrera, y potencialmente conducir a un falso encarcelamiento. La Biblia enseña que es necesario un alto nivel de pruebas antes de que podamos tratar a alguien como culpable (Deuteronomio 19:15).

3. Una forma mejor de decirlo sería: Todas las denuncias de abusos deben tomarse en serio. Cuando oímos una denuncia de abuso, debemos ofrecer inmediatamente una atención compasiva, asegurándonos de que la parte amenazada esté a salvo. Las denuncias deben ser investigadas, en muchos casos por las autoridades civiles (Romanos 13:1-7); sin embargo, no es bíblico tratar a la parte acusada como culpable sin pruebas.

  • Si te sientes abusada, entonces fuiste abusada.

1. La preocupación válida: Esta afirmación se hace a menudo para expresar la realidad de que el abuso puede haber tenido lugar incluso si el abusador no reconoce o admite su comportamiento (gritos, empujones, intimidación, coacción, amenazas e intimidación) como incorrecto.

2. El daño que se puede causar: Por otra parte, la Biblia enseña que es posible interpretar erróneamente las palabras, acciones y motivos de los demás (1 Corintios 2:11). Por ejemplo, Elí acusó falsamente a Ana de embriaguez porque sus labios se movían mientras oraba (1 Samuel 2:12ss). No podemos juzgar a una persona simplemente por los sentimientos subjetivos de otra. Por ejemplo, un hombre puede tener prisa y chocar accidentalmente con su mujer (con la que ha tenido un conflicto reciente) al doblar una esquina. Ella puede acusarle de haberlo hecho deliberadamente para perjudicarla, cuando ése nunca fue su motivo. Las palabras también pueden malinterpretarse. Lo que una persona interpreta como enfado y abuso puede que nunca fuera esa su intención. Tampoco podría haber sido interpretado así por un tercero objetivo. La Escritura nos lo recuerda: «El amor todo lo espera» (1 Corintios 13:7); en otras palabras, el amor trata de suponer lo mejor.

3. Sería mejor decir: Una persona que se siente maltratada debe ser ayudada a evaluar objetivamente lo que ha sucedido y a obtener ayuda si se ha producido un auténtico maltrato. Parte de esta evaluación objetiva implica considerar el patrón continuo y el efecto acumulativo del comportamiento de la persona acusada, así como la acusación inmediata en cuestión. Una evaluación adecuada a lo largo del tiempo evita que se agraven erróneamente las consecuencias de un incidente individual, al tiempo que evita que se descarte toda la situación porque un incidente no se haya considerado abusivo.

  • Nunca es culpa de la víctima.

1. La preocupación válida: Muchos maltratadores afirman que la culpa es de sus víctimas porque éstas le provocaron o no fueron tan buenas esposas o hijas como deberían. Muchas víctimas sufren un falso sentimiento de culpa. No hay excusa válida para el abuso físico o sexual. Incluso si el abusador cree que fue provocado, nunca está autorizado por Dios para vengarse física o verbalmente (Romanos 12:18).

2. El daño que se puede causar: Algunas víctimas tienen problemas de pecado que también necesitan ser tratados. Aconsejé en un caso en el que una esposa reprendía e insultaba a su marido, diciendo «¡Vamos Jesús hombre, pégame!». Ella admitió que sentía que había ganado la discusión cuando él finalmente la golpeó. Una vez más, subrayo que no había excusa para que él la golpeara. Pero ella también necesitaba abordar su pecado personal. Ha habido casos de agresión sexual en los que la mujer se vio en una situación extremadamente comprometida y peligrosa (es decir, borracha, sola y besándose con un hombre con el que no está casada). De nuevo, el hombre debería haberse detenido cuando ella dijo «no» (véase también Habacuc 2:15). Si la agrede, es culpable de un delito y debe ser castigado. Pero ella también debe reconocer ante Dios su pecado personal en la situación. Deuteronomio 22:23-24 aborda situaciones como ésta.

3. Sería mejor decir: El abuso nunca está justificado, pero las víctimas pueden necesitar examinarse a sí mismas para ver si tienen algún pecado por el que también necesitan buscar el perdón de Dios.

* Esto forma parte de una serie de cuatro blogs sobre el maltrato doméstico escritos por el Dr. Jim Newheiser.

Un comentario sobre “El Péndulo Del Abuso (1ª. Parte)

    El Péndulo del Abuso (4a. Parte) « escribió:
    31 enero 2023 en 8:23 am

    […] blogs sobre maltrato doméstico escritos por el Dr. Jim Newheiser. Leer el Péndulo del Abuso 1ª. Parte. 2ª. Parte, 3ª. […]

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s