Evangelio
Aclarando el Calvinismo – Parte 5
Aclarando el Calvinismo (Parte 5)
16 de enero, 2009
(Por Phil Johnson)
Parte V: Por qué este asunto es realmente mucho más simple de lo que la mayoría de la gente piensa.
Al final del artículo anterior, describí cómo aun en mis días de Arminiano, afirmé un montón de verdad acerca de la soberanía de Dios: Afirmaba sin reservas en absoluto que Dios es Dios; que El hace todo por su buen placer; que nadie puede hacer que haga lo contrario; que El está en control y a cargo por más ruido que intenten hacer los malhechores; Y no sólo que El está a cargo, El esta haciendo todas las cosas para mi bien y para Su gloria. De hecho, mi confianza en la promesa de Romanos 8:28 fue la que motivó mi vida de oración.
Eso es calvinismo. Si usted cree esas cosas, usted ha afirmado el corazón del calvinismo, aun si usted dice ser un Arminiano. Esas son las verdades básicas del calvinismo, y si usted ya cree esas cosas, usted funciona con presuposiciones calvinistas.
De hecho, las verdades del Calvinismo penetran el corazón del mensaje del evangelio, que aun si usted piensa que usted es un proponente comprometido y consistente del Arminianismo, si usted verdaderamente afirma el evangelio usted ya ha concedido los puntos principales del calvinismo de cualquier manera.
Quiero volverme hacia las Escrituras e ilustrar por usted desde un pasaje típico de la Escritura de por qué pienso que eso es cierto. Para el resto de esta serie, enfocaremos la atención en un texto cortísimo de la Escritura que ilustra perfectamente el punto que estoy haciendo.
Dirijámonos hacia una verdad que los Arminianos sostienen especialmente en alta estima, y legítimamente también: El amor de Dios. He escogido un versículo pequeño, y uno familiar, para poner tan simple como sea posible – 1 Juan 4:19. Este es uno de esos versículos de memoria que los niños AWANA (Club de niños que significa: Obreros Aprobados no se Avergüenzan) aman porque es fácil de recibir reconocimiento por aprender de memoria un versículo entero, y son simplemente diez palabras en español: 1 Juan 4:19: “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.”
Recuerdo muy bien la primera vez que observé este versículo. Era un cristiano medianamente nuevo en ese momento, y estaba sorprendido de encontrar esta verdad en la Biblia.
Fui asombrosamente ignorante de la Biblia cuando era un cristiano completamente nuevo. Crecí asistiendo a iglesias liberales donde la Biblia era apenas mencionada a menos que el maestro de Escuela Dominical quería estar en desacuerdo con algo que la Biblia decía.
Así que recuerdo tomar un examen de capacidad de lectura y escritura cuando entré al Instituto Bíblico Moody, todavía como un creyente medianamente nuevo. Odio pensar la clase de puntuación que hice en ese examen. Estoy seguro de que estuve asombrosamente bajo. La cantidad que supe acerca de la Biblia fue vergonzosamente escasa. Supe, claro está, que Moisés obtuvo los Diez Enmiendas en el Monte Cianuro, pero el único que podría nombrar era “No admitirás adulterio".
¡Pero todavía cantamos una cierta cantidad de himnos antiguos, y uno de los que me fue familiar fue, “¡Oh, Cuánto amo a Jesús!” Y fui siempre intrigado por la línea final de esa canción: “Oh, cuanto amo a Jesús, porque él primero me amó.” Así que estaba familiarizado con las palabras, pero estaba realmente sorprendido de encontrarme con que esto es lo que dice la Biblia: “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.”
Por alguna razón, de mi infancia más temprana, escuchando el coro de esa canción, eso siempre me había dado la apariencia de ser una razón bastante malísima para amar a Jesús. Por supuesto, en mi estado no renovado espiritualmente, me quedé sin casi nada de comprensión en absoluto del amor de Cristo por mí. Supe que él me amó y se suponía que yo le amaba, porque cantamos acerca de eso y demás. Pero amarle solamente porque él me amó primero no tenía la apariencia de una razón en particular noble o admirable para amarle. A decir verdad siempre sonó un tanto infantil, porque era la mismísima razón que siempre di a mi madre cuando ella me preguntaba por qué le pegaba a mi hermano: ¡Porque él me pegó primero!
Tuve por entendido que la reciprocidad no es un buen motivo para determinar cómo actuamos hacia otras personas. “Usted me ama, y le amaré a cambio” es tan moralmente insolvente como decir: “usted me pega, y le devolveré el golpe.” Se supone que el amor es incondicional, ¿no es así? Así es que “porque El me amó primero” nunca sonaba realmente como un motivo adecuado para amar a Jesús.
Así es que estaba realmente sorprendido que después de que me convertí en cristiano y comencé a leer la Biblia, me encontré con que estas palabras son tomadas directamente de la Escritura: Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.”
Pero lo que no entendí entonces, pero que ahora entiendo, es que este versículo no habla meramente acerca del motivo de nuestro amor. Es una declaración profunda acerca de la gracia de Dios que soberanamente asegura nuestro amor y nos transforma de enemigos odiado de Dios a hijos adoptivos cuyos corazones naturalmente rebozan de un clase de amor más puro – no sólo amor hacia Dios, sino también amor el uno por el otro.
Incidentalmente, hay un asunto textual menor en este versículo que debo mencionar. En las versiones King James y New King James, este versículo es traducido simplemente en la forma en que lo he leído: “le amamos, porque él primero nos amó”. Esto es porque los textos griegos de los cuales la versión King James fue traducida incluye el objeto El.
Finalmente no tiene importancia que lectura escoja, porque ambas cosas son realmente ciertas, y nuestra capacidad para amar a Dios está bajo la dependencia de nuestra capacidad de tener un amor verdadero. Si no pudiésemos amar en absoluto, ciertamente no podríamos amar a Dios. De cualquier manera, el significado de este versículo incluye la verdad de que “le amamos a El, porque él nos amó primero.”
Una Mirada a la Depresión a Través de los Lentes de la Escritura
Una Mirada a la Depresión a Través de los Lentes de la Escritura
Por Gary E. Gilley
El hombre sentado ante mí no respondí a mis preguntas. Se sentó, inmóvil, mirando fijamente al piso. Era un hecho conocido por muchos que lo querían que él estaba bajo mucho estrés, pero que él estaba cerca del «borde» nos sorprendió a todos nosotros. Pronto él se encontraba en la sala de psiquiatría de un hospital local, medicado y experimentando consejería tanto individual como de grupo. Desafortunadamente su vida nunca sería la misma. Él había venido a ese estado de depresión profunda (lo que algunos llamarían “clínico”) por las decisiones no bíblicas y pecaminosas que él había estado haciendo en su vida. Si bien él superaría su depresión, la consejería que él recibió reforzó y validó estas decisiones. Él finalmente dejó a su esposa y a su hijo, dejó la iglesia y siguió su estilo de vida impío.
Los problemas maritales son la razón de número uno por la que las personas buscan consejería en los Estados Unidos. La depresión es la segunda. Las dificultades financieras son el principal motivo que dan las personas como la fuente de su depresión. Podemos comprender el por qué esto es así, con la cantidad de deuda que muchos tienen hoy, pero a menudo esto es sólo la punta del iceberg. De hecho, nuestros problemas financieros pueden ser un buen indicador de que muchos otros aspectos de nuestras vidas están descontrolados – los cuales todos nos pueden conducir a la depresión.
Todos nosotros tenemos días cuando nos sentimos tristes, deprimidos, aburridos o derrumbados. Le podemos llamar a este sentimiento una forma suave de depresión, pero el desánimo es quizá un mejor término. Esperar vivir en este mundo sin desánimo y tristeza ocasional es completamente poco realista. Virtualmente cada personaje principal de la Escritura estuvo bajo momentos desafortunados o amargos, incluyendo a Jesucristo. Simplemente una lectura rápida de los Salmos, Jeremías o Eclesiastés nos dice que mucho acerca de la vida, aun la vida del piadoso, ese deprimente hasta al punto de las lágrimas, del pesar y la confusión. Pero, Dios nunca se disculpa por esto. Más bien, él nos informa que El usa estas mismas cosas para hacernos madurar a la imagen de Su Hijo (Santiago 1:2-4; Rom. 8:28,29 y Rom. 5:3-5). Una vida perfecta de felicidad y plenitud consistente – libre de todos los efectos del pecado – nos espera en la eternidad. El vacío, la aflicción y las tristezas de esta vida son resultados directos del principio del pecado en este mundo. Aun así, Dios usa estas pruebas como una manera de prevenirnos de volvernos demasiado cómodos en nuestra condición actual. El resultado es que, como Abraham, también esperamos con anticipación una ciudad “con fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Heb. 11:10). Entonces, mientras tenemos una gran paz en Cristo – y muchas cosas maravillosas y bellas en esta vida para disfrutar – es ciertamente anti-bíblico esperar serlo (como la canción dice).
Sin embargo, mientras podemos esperar ser ocasionalmente desalentados, muchas personas luchan contra una profunda depresión. Podemos definirla depresión como: “Ese estado de ánimo debilitante, sentimiento o aire de desesperanza que da como resultado un cese del manejo de la vida”. Tal persona al menos a medias se apagará; es decir, dejará de funcionar en muchas áreas. Una persona deprimida puede querer dormir todo el tiempo (o al menos recaer todo el día en el sofá); él puede llorar fácilmente; él puede dejar de acudir al trabajo o hacer tareas necesarias en su casa; él puede dejar de comer o puede comer constantemente; él considerará que la vida no tiene esperanza, etc. Es el propósito de este estudio ocuparse de las causas de la depresión, los resultados de la depresión y finalmente, cómo tratar con de a la manera de Dios!
Las Causas de la Depresión
Es importante para reconocer que la depresión no es el problema por o en sí mismo; es una respuesta o una reacción hacia otra cosa. Por esa razón, la Escritura casi no dice nada acerca de la depresión de por sí. Sin embargo, tiene mucho que decir acerca de las causas de fondo de la depresión.
La Biblia enseña que a la depresión no es causada por las circunstancias de nuestras vidas, sino más bien por nuestras reacciones anti-bíblicas hacia esas circunstancias (con excepción de ciertos problemas físicos y ciertos desórdenes del cerebro de los que nos ocuparemos en un momento). Esto puede ser probado tanto bíblicamente como por observación. Ejemplos, como la diferencia entre la forma en que Judas y Pedro manejaron sus pecados, abundan en la Escritura. En la vida diaria vemos a personas volverse amargadas y constantemente deprimidas sobre un accidente atroz; luego vemos que personas comos Joni Erickson Tada que finalmente pueden usar tal situación como un punto de apoyo para crecimiento – la diferencia está en las reacciones.
Desafortunadamente, la persona deprimida normalmente no ha dado una sola respuesta antibíblica a sus problemas, en lugar de eso él usualmente ha hecho toda una serie de ellas, complicando de esta manera el proceso de recuperación. El pensamiento inadecuado da como resultado un comportamiento inconsciente, lo cual aumenta la depresión, lo cual a su vez estimula más pensamiento inadecuado. . . (“Prenderán al impío sus propias iniquidades, Y retenido será con las cuerdas de su pecado.” Prov. 5:22).
En otras palabras, la depresión a menudo resulta de un ciclo descendente en el cual comenzamos con un problema, reaccionamos a él en una forma pecaminosa, causando una complicación del problema que se cumple por una respuesta pecaminosa adicional, etc. Como veremos más adelante, este ciclo debe ser detenido y un ciclo ascendente de respuestas bíblicas debe comenzar.
Algunas de las Causas Generales de la Depresión
Problemas Físicos
Algunos pueden padecer de depresión como resultado de daño cerebral o de algún otro tipo de enfermedad. Otros pudieron haber sido diagnosticados con un desequilibrio químico, y mientras que debemos dar lugar a esta posibilidad, no creemos que sea tan común como muchas personas piensan. La teoría del desequilibrio químico ha alcanzado proporciones de moda en la actualidad con el resultado de que el método principal de tratamiento para personas deprimidas son drogas. Cuando una persona es diagnosticada de que tiene un desequilibrio químico, él debería hacer esta pregunta (propuesta por Dr. Bob Smith, un médico cristiano que está también muy involucrado en la consejería bíblica): “¿Cuál químico y que tan fuera de balance está?” En la mayoría de los casos la respuesta será: “no sabemos”. Tal respuesta de la comunidad médica ciertamente le debería dar al creyente mucho a considerar.
En lugar de enseñarles a las personas cómo manejar sus problemas, demasiadas veces simplemente tapamos estos problemas con drogas. Para un artículo interesante sobre la depresión desde un punto de vista secular vea U.S. News and World Report, 5 de marzo, 1990, “Venciendo la Depresión,” pp48-56. Este artículo se aplica a “una generación nueva de drogas (que) permite una sofisticación y una flexibilidad en el tratamiento que no fue posible en el pasado”.
Mientras que el uso de drogas para tratar la depresión puede ser lo mejor que el mundo no-salvo le puede proponer, afortunadamente el cristiano tiene otros recursos. Con esto en mente, ciertamente sería sabio el consumir drogas como último recurso y no el primer recurso. Deberíamos comenzar a examinar cuidadosamente los pensamientos y las acciones en nuestras vidas que podrían ser la raíz de nuestro problema. E. Fuller Torrey (un psiquiatra de investigación, quien no estaría de acuerdo con nuestra posición sobre la psicología) no obstante, admite que cerca del 5 % de aquellos que vienen a un psiquiatra son personas con una enfermedad orgánica del cerebro o, cerca del 75 % son personas con problemas con la vida, y otro 20 % requerirá un examen más detallado para emitir un juicio conclusivo (How to Counsel from Scripture, p.4). Habiendo dicho todo esto, aun recomendaríamos un reconocimiento médico a fondo para una persona que lucha contra una depresión profunda.
El reconocimiento médico físico y/o emocional así como también los pobres hábitos alimenticios también puede ser un factor. En 1 Reyes 19 la causa primaria de la depresión de Elías parece haber estado por la fatiga, etc. La terapia inicial de Dios para Elías fue comida y sueño (versículos 5-8). Mas tarde Dios ayudó a Elías a alejar su mirada de sí mismo y a ponerla en Dios (quien le reveló Su soberanía, versículos 11 y 13). Luego, El hizo a Elías tomar una mirada realista sobra la vida (versículo 18), y finalmente El obligó a Su profeta a otra vez involucrarse en el ministerio (versículo 15-19). El proceso entero tomó varias semanas.
El ejemplo de Elías es el que una persona deprimida debería estudiar, pues – al igual que este gran hombre de Dios – las personas deprimidas a menudo enfocan la atención en ellos mismos en lugar de Dios y en los demás. Este enfoque se distorsiona a menudo más por la fatiga y por una dieta pobre. El remedio es a menudo un re-enfoque de nuestra atención, así como también el descanso y los hábitos correctos de alimentación.
Culpabilidad
Los Salmos 32, 38 y 51 todos describen las depresiones de un hombre culpable. (Note Salmo 32:3-5: “Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; sequedades de verano. Selah Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah”.) Algunos creen que la causa número uno de la depresión es la culpabilidad no resuelta. A menudo esta culpabilidad puede ser resultado de pecados de años atrás en los cuales el perdón de Dios nunca ha sido buscado o aceptado. Si la culpabilidad no se resuelve por la confesión de pecado (1 Juan 1:9), la depresión es el resultado natural. Los cristianos no deberían esperar de propia voluntad practicar el pecado sin afrontar las consecuencias, de las cuales puede ser depresión.
Un Perspectiva Antibíblica sobre la Vida
En el Salmo 73 Asaf estaba deprimido sobre la prosperidad del malvado. Él consideró que él había vivido justificadamente en vano mientras los impíos tenían una vida de abundancia. (Sal. 73:12,13: “He aquí estos impíos, Sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas. Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, Y lavado mis manos en inocencia”.) No fue hasta que él vio el mundo desde el punto de vista de Dios (la perspectiva bíblica) que él pudo salir de su depresión. (Sal. 73:16,17: “Cuando pensé para saber esto, Fue duro trabajo para mí, Hasta que entrando en el santuario de Dios, Comprendí el fin de ellos.”.) En un mundo de confusión una perspectiva no bíblica sobre la vida tiene que ser una de las causas principales de la depresión.
Viviendo de acuerdo con las Prioridades Equivocadas
Pregunte casi a cualquier cristiano cuales son las prioridades de su vida y le dirá: Dios, la familia y el trabajo (y en ese orden). Aún en muchos casos nuestras prioridades son controladas por la “tiranía de lo urgente” – cualquier cosa que haga más ruido en nuestras vidas obtiene la mayor atención.
Como consecuencia, podemos encontrar nuestro tiempo dominado por el trabajo, los niños corriendo por ahí, sosteniendo la casa, fomentando nuestra educación o desarrollando nuestros pasatiempos, etc. Mientras éstas son todas cosas buenas y necesarias a menudo nos deja muy poco tiempo para pasar con Dios o la familia. El día inevitablemente vendrá cuando nuestras cisternas dejarán de fluir (Jer. 2:13, “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.”), y nos enfrentaremos a “agotamiento”, “crisis de mediana edad”, “siete años de picazón”, o lo que sea. Por desgracia, probablemente ni siquiera sabremos el verdadero núcleo del problema.
Sin embargo, el problema real es claro y simple: Una vida anti-bíblica. Es posible que no hayamos cometido un pecado grave, pero hemos ignorado de la “primavera del agua viva” durante tanto tiempo que estamos pagando el precio finalmente.
Estándares Antibíblicos
Puede ser legalismo, misticismo o perfeccionismo – cualquier cosa que sea – estamos examinando nuestras vidas por el estándar equivocado. El estándar de Dios es que debemos ser un creyente en crecimiento (Heb. 5:11; 2 Pedro 1:5-8 y 2 Pedro 3:18). No somos perfectos, y Dios sabe eso; debería ser nuestra meta crecer en El.
El Egocentrismo
Somos llamados a ser a centrarnos en los demás (Fil. 2:3,4 y Hechos 20:35) y a ser centrado en Dios (Mat. 6:33). Todo en nuestra sociedad contradice esto diciéndonos que necesitamos ser egocéntricos. Se nos esta diciendo que debemos estar preocupados por nuestra imagen propia, debemos amarnos a nosotros mismos, debemos ser seguros de sí mismo y acometedores, debemos cuidar de nosotros mismos – y etc. etc.
Pero, Jesús nos dice que nos neguemos a nosotros mismos, es decir, a perder nuestras vidas por Su causa (Lucas 9:23,24); recibimos instrucciones de no poner nuestra confianza en la carne (Fil. 3:3); se nos dice que es una señal de nuestros malos tiempos que los hombres son amadores de sí mismos (2 Tim 3:2). ¿No es de extrañar que las personas que están haciendo exactamente lo opuesto de lo que dicen las Escrituras estén teniendo problemas para hacer frente a la vida?
Los Resultados de Depresión
Hay, sin duda, otras causas para la depresión, pero la mayor parte de ellos calzarían debajo de una de las categorías generales previamente citadas. Ahora queremos mencionar algunos de los resultados de depresión – las experiencias que usted es propenso a tener cuando usted está deprimido.
Antes de que nos introduzcamos en esto, sería de ayuda señalar que si bien podemos estar deprimidos, somos todavía responsabilizados por nuestras acciones. Por ejemplo, Pablo tuvo un problema físico legítimo en 2 Corintios 12 que no era su culpa. Puesto que él se sintió enfermo y quizá sufrió grandemente por su enfermedad, sin duda alguna él tenía derecho de estar un poco irritable y deprimido – ¡pero eso no fue el caso en absoluto! (2 Cor. 12:9,10: “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.”) ¡Obviamente los problemas y el dolor no nos dan el derecho para comportarnos pecaminosamente!
Entonces, aunque una persona no puede mantenerse propensa por el problema inicial, él es responsable de manejar su vida a la manera de Dios. Cuando él falla en reaccionar bíblicamente, sino que en lugar de eso se vuelve resentido, lleno de lástima de sí mismo, o enojado, la consecuencia puede ser la depresión.
La Escritura da algunas descripciones vívidas de personas deprimidas:
· Tristeza y pesimismo (Sal. 32:3)
· Apatía y fatiga (Sal. 32:4)
· Desesperación (Sal. 38:2-4 y 10)
· Problemas físicos – Dolores de espalda, dolores de cabeza, etc. (Sal. 38:5-8)
· Retiro – a menudo culpando otros (Sal. 38:11; 55:6-8)
· Sentimientos y pensamientos de culpabilidad (Sal. 51:3).
· Desvelo – o sueño inquieto (Sal. 42:2, 3)
· Pérdida de productividad (1 Reyes 19:3-5)
· Pensamientos de muerte o suicidio (1 Reyes 19:4).
Cómo Ocuparse de la Depresión
Nosotros ahora miraremos a algunas acciones bíblicas y prácticas que podemos tomar para ayudarnos a superar depresión, dependiendo de la causa.
Recibir a Cristo
Cristo no será manipulado; Él nunca debe ser buscado por alguna otra razón que por El mismo. Sin embargo, uno de los beneficios preciosos de convertirse en un hijo de Dios es el perdón de pecados (Rom. 5:1-11). Como vimos antes, a menudo la depresión es resultado de una culpabilidad no resuelta; la salvación remueve esa culpabilidad.
Reprogramar nuestro pensamiento
En un grado grande, nuestros sentimientos siguen a nuestro pensamiento. Una persona deprimida sería sabia en mantener un diario de sus pensamientos cuando él está deprimido. Esos pensamientos que conducen a la depresión deberían ser afrontados honestamente y deberían reemplazarse por una mentalidad bíblica de la vida (Fil. 4:8 y Rom. 12:2). Por ejemplo, una persona deprimida como resultado de una autocompasión debe ser lo suficientemente sincero para reconocer a esta actitud como pecaminosa. Los pensamientos de autocompasión deben ser confesados y reemplazados con pensamientos que honren a Dios y deben estar de acuerdo con la Escritura (e.g. Rom. 8:28 y Santiago 1:2-4).
Ocúpese del comportamiento pecaminoso
Deberíamos revisar todos los factores (los incidentes, etc.) Y/o los patrones de vida que han conducido a nuestras reacciones a los problemas iniciales. Luego deberíamos encontrar la acción bíblica y por la fortaleza de Dios comenzar a reemplazar esas reacciones pecaminosas con reacciones bíblicas mediante la aplicación del principio de despojarse-vestirse de Efesios. 4:22-24.
Establezca contacto con otros
Las personas deprimidas tienden a encerrarse en sí mismas; a su vez, la depresión se intensifica. Por consiguiente, uno de las mejores cosas que una persona deprimida puede hacer es preocuparse por otros (Fil. 2:4).
No malinterprete; no enseñamos una técnica para superar la depresión tanto como estamos alentando a individuos a regresar a una perspectiva bíblica sobre la vida. Cuando nos olvidamos de nosotros mismos y enfocamos la atención en otros, complacemos a Dios. Como un beneficio secundario una persona deprimida puede muy bien puede encontrar su espíritu levantado.
Enfoque la atención sobre el comportamiento y no en los sentimientos
Usted no hace lo que usted hace porque usted se siente de cierta forma; más bien, usted se siente en esa forma por lo que usted hace y piensa (Fil. 4:6-9). Note el ejemplo de Caín (Gen. 4:5-8).
Enfoque la atención en un plan de acción específico
Desarrolle un plan de ataque en contra de las tendencias pecaminosas del corazón humano que se rinde a los sentimientos en vez de seguir el camino de la responsabilidad cristiana. Haga una lista de las opciones y los pasos que pueden ser tomados para resolver la situación.
Crezca en el compañerismo
Retirarse y estar solo es una de las peores cosas que los individuos deprimidos pueden hacer, porque el retiro refuerza la depresión y la absorción de identidad. Deberíamos tratar de estar con aquellos que nos pueden levantar y nos pueden alentar cuando tratemos de hacer lo mismo con ellos (Gal. 6;1ff y Heb. 10:24,25). No estamos aconsejando que la manipulación de las personas para satisfacer nuestras necesidades, sino que somos sabios por tener por entendido que Dios nos ha dado a los demás creyentes para alentarnos, cuando le extendemos la mano.
Tenga cuidado con la introspección
Aunque el entendimiento profundo es esencial para superar la depresión, el entendimiento profundo puede volverse poco saludable cuando va más allá de la evaluación y el entendimiento profundo sano en la introspección morbosa (1 Cor. 4:3-5).
Deje de intentar desquitarse
La venganza y otras formas de ira pueden causar depresión (Rom. 12:14-21 y Efes. 4:26,27).
Acepte responsabilidad por la depresión
Intercambiar la culpa a otros nunca ayudará. Aún cuando hemos estado ofendidos por otros, la depresión no será causada por la injusticia hecha, sino por nuestras reacciones pecaminosas.
Me doy cuenta de que hay esperanza
Cuando decimos que la mayoría de la depresión es un resultado de las reacciones anti-bíblicas y pecaminosas hacia los problemas, suena desagradable y rudo. Realmente lo opuesto es cierto. Cuando nos damos cuenta de que son nuestras reacciones las que causan la depresión, entonces podemos ocuparnos de esas reacciones a la manera de Dios. Esta comprensión nos da esperanza de que, con la ayuda de Dios, una solución es posible (Fil. 4:13).
Ocúpese de la culpabilidad
Aun en la vida del creyente puede haber culpabilidad no resuelta. Si es así, necesitamos buscar y aceptar el perdón de Dios (1 Juan 1:9). Por cierto, en ninguna parte de la Escritura se nos dice que tenemos que perdonarnos a nosotros mismos; no tenemos autoridad para hacer eso. Más bien, sólo Dios puede perdonar pecados; por consiguiente, es nuestra responsabilidad llevarlo a Su Palabra y reconocer Su perdón cuando hayamos confesado nuestros pecados.
Cuidemos de nuestros cuerpos humanos
No somos criaturas puramente espirituales no importa cuán cerca estemos de Dios. Por consiguiente, debemos cuidar nuestros cuerpos. Dormir correctamente, la comida, el descanso, la relajación y el ejercicio son todos útiles para combatir la depresión (De nuevo, note el ejemplo de Elías en 1 Reyes 19.)
La Obra Verdadera del Espíritu
La Obra Verdadera del Espíritu
Tomado de Pulpit Magazine
¿Cómo puede ser dintinguida una verdadera obra del Espíritu Santo de una falsa?
De un cuidadoso estudio de 1 Juan 4, el gran teólogo y pastor Jonathan Edwards pudo identificar cinco características distintivas de la obra del Espíritu Santo. En resumen, una verdadera obra del Espíritu Santo: (1) Exalta al Cristo verdadero, (2) se opone a los intereses de Satanás, (3) dirige a las personas a las Escrituras, (4) ensalza la verdad, y (5) tiene como resultado un amor hacia Dios y hacia los demás.
El siguiente material es condensado, adaptado y extractado de Las Marcas Distintivas de la Obra del Espíritu de Dios de Jonathan Edwards.
Exalta Al Cristo Verdadero.
“En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo (1 Juan 4:2-3)
Cuando un ministerio levanta la estima de las personas hacia el único Jesucristo verdadero, quien fue hijo de una virgen y fue crucificado – si confirma y establece sus mentes en la verdad de que él es el Hijo de Dios y el Salvador de los hombres – entonces es una señal segura de que es del Espíritu de Dios. Si el espíritu operando entre las personas los convence de Cristo y los conduce a El; si confirma en sus mentes la fe en la historia de Cristo tal y como él vino en carne; si les enseña que El es el Hijo de Dios que salva a los pecadores; si deja que conozcan que él es el único Salvador, y que están en suma necesidad de El; y si logra en ellos pensamientos superiores y más honorables de Cristo que los que solían tener; si le inclina sus afectos más hacia El – esa es un señal segura de que es el Espíritu verdadero y correcto. Esto es cierto si bien somos finalmente incapaces de determinar si la convicción o los afectos de alguien se reflejan en una fe salvadora verdadera.
Las palabras del apóstol son notables. La persona a quien el Espíritu brinda testimonio debe ser que Jesús que apareció en la carne – no otro “cristo” en Su lugar. No puede ser un cristo místico y fantástico, tal como la “luz interna” ensalzada por los cuáqueros. Este cristo imaginario disminuye su estima y su dependencia en Jesús al venir en la carne. El Espíritu verdadero de Dios da testimonio a ese Jesús solamente.
El diablo tiene un odio feroz en contra de Cristo, especialmente en Su oficio como El Salvador de los hombres. Satanás mortalmente odia la historia y la doctrina de la redención; él nunca se encargaría de enfatizar estas verdades. El Espíritu que inclina los corazones de los hombres a la Simiente de la mujer no es el espíritu de la serpiente que tiene una enemistad tan irreconciliable en contra de él.
Hemos visto que una obra verdadera del Espíritu Santo exalta al Cristo verdadero. Continuaremos observando otra marca de la obra del Espíritu.
Se Opone a los Intereses de Satanás
“Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye.” (1 Juan 4:4-5)
Cuando el espíritu que está obrando opera en contra de los intereses del reino de Satanás, en contra del pecado, y en contra de las lujurias mundanas – ésta es una señal segura de que es un espíritu verdadero y no un espíritu falso.
Aquí hay una antítesis simple. El apóstol compara a aquellos que son influenciados por dos espíritus opuestos, el verdadero y el falso. La diferencia es simple: Uno es de Dios, y vence el espíritu del mundo; el otro es del mundo, y está obsesionado con las cosas del mundo. El diablo se llamado “él que está en el mundo”.
Lo que el apóstol quiere decir por “el mundo,” o “las cosas que hay en el mundo,” lo aprendemos por sus propias palabras: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.” (2:15-16). Así por “el mundo” el apóstol evidentemente quiere decir todo lo que corresponda al interés del pecado. El término también comprende todas las corrupciones y deseos de los hombres, así como también todos aquellos actos y objetos por las cuales se complacen.
También en forma segura podemos determinar lo que el apóstol dice de que no importa qué lecciones de la estima de las personas por los placeres, ganancias, y honores del mundo; cualquier cosa que cambie de dirección sus corazones de una búsqueda ansiosa por estas cosas; cualquier cosa que les haga participar en una preocupación debida acerca de la eternidad y les provoque seriamente buscar el reino de Dios y Su justicia; cualquier cosa que los convenza de lo horrible del pecado, de la culpabilidad que conlleva, y el sufrimiento al cual lo expone – debe ser del Espíritu de Dios.
No debe suponerse que Satanás convencería a los hombres de pecado o les despierte la conciencia. No puede haber manera de que sirva a ese fin para hacer que la luz del Señor les alumbre de manera más brillante. Es de su interés, cualquier cosa que haga, de calmar la conciencia dormida y conservarla quieta. Tener esto con sus ojos y boca abierta en el alma tendería a obstruir y entorpecer todos sus designios de oscuridad. La conciencia despertada eternamente inquietaría sus negocios, se cruzaría en sus intereses, y le desasosegaría. ¿Tomaría el diablo tal curso, cuándo él está a punto de establecer a las personas en el pecado? ¿Los haría él más cuidadosos, inquisitivos y vigilantes para percibir lo qué es pecaminoso, y evitar pecados futuros, y ser más cautelosos de las tentaciones del diablo?
El hombre que tiene una conciencia despierta es menos propenso a ser engañado que cualquier hombre en el mundo; es la conciencia adormecida, insensible y necia la que es más fácilmente cegada. El Espíritu que opera así no puede ser el espíritu del diablo; Satanás no echará a Satanás (Mat. 12:25-26). Por eso si viéramos que las personas se hicieran sensibles de la naturaleza atroz del pecado y del desagrado de Dios en contra de él, podemos concluir que esta preocupación es del Espíritu de Dios.
Hasta ahora hemos visto que una obra verdadera del Espíritu Santo exalta al Cristo verdadero y se opone a los intereses de Satanás. Ahora continuaremos observado otra marca de la obra del Espíritu.
Señala las Personas a las Escrituras
“Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.” (1 Juan 4:6)
El espíritu que hace que las personas tengan un mayor aprecio por las Escrituras y los establece más en la verdad y en la divinidad de Palabra de Dios es ciertamente el Espíritu de Dios.
El diablo nunca trataría de engendrar en las personas un aprecio por la divina Palabra. Un espíritu de falsa ilusión no inclinará a las personas a buscar la dirección en la boca de Dios. “¡A la ley y al testimonio!” (Isa. 8:20) no es nunca el lamento de espíritus malignos que no tienen luz en ellos. Al contrario, es la propia dirección de Dios para descubrir sus falsas ilusiones.
El espíritu de error, para engañar a los hombres, ¿engendrará en ellos una opinión elevada de la Palabra infalible? Con el fin de promover su reino de tinieblas, ¿conducirá el príncipe de las tinieblas a los hombres al sol? El diablo siempre ha mostrado un odio y rencor fatal hacia este libro sagrado: la Biblia. Él ha hecho todo lo posible para extinguir esa luz, o de otra manera alejarlos completamente de ella. Él sabe que para ser de esa luz su reino de oscuridad ha de ser derribado. Él por mucho tiempo ha experimentado su poder para derrotar sus propósitos y confundir sus designios. Es su constante plaga. Es la espada del Espíritu que le estaca y le conquista.
Es esa espada aguda de la que leemos en Apocalipsis 19:15, la cual sale de la boca de él que está sentado en el caballo, con la cuál él golpea duramente a Sus enemigos. Cada texto es un dardo para atormentar a la serpiente antigua. Él ha sentido la punzada miles de veces.
Por eso el diablo está ocupado contra la Biblia y odia cada palabra en ella. Podemos tener la seguridad de que él nunca tratará de hacer surgir la estima de alguien hacia ella.
Hemos visto que una obra verdadera del Espíritu Santo exalta al Cristo verdadero, se opone a los intereses de Satanás, y señala a las personas a las Escrituras. Ahora, continuaremos observando otra marca de la obra del Espíritu.
Ensalza la Verdad
“En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.” (v. 6).
Otra regla por la cual juzgar espíritus es que cualquier cosa que se dirija como un espíritu de verdad, conduciendo a las personas a la verdad, convenciéndolos de que esas cosas son ciertas – en forma segura podemos determinar que es un espíritu correcto y verdadero.
Por ejemplo, si el espíritu operando hace a los hombres más conscientes que lo que solían ser de las verdades centrales del evangelio: de que hay un Dios; que él es un gran Dios que odia el pecado; de que la vida es breve y muy incierta; de que hay otro mundo; de que tienen almas inmortales; que deben dar cuenta de ellos mismos a Dios; que son excesivamente pecaminosos por naturaleza y práctica; de que están indefensos en ellos mismos – entonces ese espíritu opera como un espíritu de verdad. Él representa cosas como lo son verdaderamente. Él trae a los hombres a la luz.
Por otra parte, el espíritu de oscuridad no le revelará y hará manifiesto la verdad. Cristo nos dice que Satanás es un mentiroso, y el padre de mentiras. Su reino es un reino de oscuridad. Es sostenido y promovido sólo por la oscuridad y el error. Satanás tiene todo su poder y su dominio por oscuridad. Cualquier espíritu que quite nuestra oscuridad y nos lleve a la luz nos desengaña. Si soy llevado a la verdad y soy advertido de las cosas tal como lo son realmente, mi deber es inmediatamente darle a Dios las gracias por él sin averiguar por qué medios tengo tal beneficio.
Hemos considerado las características de una obra verdadera del Espíritu Santo, notando que exalta al Cristo verdadero, se opone a los intereses de Satanás, señala a las personas a las Escrituras, y ensalza la verdad. Ahora, concluiremos observando una marca final de la obra del Espíritu.
Resulta en el Amor hacia Dios y hacia los Demás
“El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” [v. 8].
Si el espíritu que está obrando entre las personas opera como un espíritu de amor a Dios y hacia el hombre, es una señal segura de que es el Espíritu de Dios. Esta última marca la cuál el apóstol da del Espíritu verdadero, parece hablar de ella como la más notable. Él le asigna más espacio a ello y también insiste mucho más ampliamente en ella que en las demás.
Cuando el espíritu que está obrando entre las personas lleva a muchos de ellos a pensamientos elevados del Ser Divino y Sus perfecciones gloriosas; cuando obra en ellos un sentido de admiración y de deleite de la Excelencia de Jesucristo, representándole como el principal entre diez mil y enteramente amoroso; cuando Le es precioso para el alma; ganando y atrayendo el corazón con aquellos motivos e incitaciones al amor gratuito de Dios y al maravilloso amor final de Cristo – debe ser el Espíritu de Dios.
El versículo 19 dice: “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.” El espíritu que hace el alma desee de Dios y de Cristo debe ser el Espíritu de Dios. Cuando deseamos la presencia y la comunión del Salvador, relacionarnos con El, en conformidad a El, una vida que le complace y le honra, debemos estar bajo la influencia de Su Espíritu.
Además, el espíritu que reprime los argumentos entre hombres da un espíritu de paz y de buena fe, estimula a los actos de bondad externa, desea seriamente la salvación de las almas, y despierta un amor por todos los hijos de Dios y los seguidores de Cristo; y digo que cuando un espíritu funciona de esta manera, allí está una gran prueba de que éste es el Espíritu Santo.
Ciertamente, hay un amor falsificado que a menudo se asoma por entre aquellos que son guiados por un espíritu falso. Hay comúnmente entre los entusiastas más salvajes un tipo de unión y un tipo de afecto proviniendo de un amor propio. Es ocasionado por estar de acuerdo en asuntos donde grandemente difieren de todos los demás y de los cuales son objetos de ridículo del resto del género humano. Eso naturalmente causará que ellos más y más aprecien esas peculiaridades que les hacen los objetos de desprecio de los demás. (Así los gnósticos antiguos y los fanáticos salvajes que aparecieron al final de la Reforma se jactaron de su gran amor del uno para con el otro – una secta de ellos en particular se llamaban “la familia del amor”.) Pero esto es totalmente otra cosa que aquel amor cristiano que acabo de describir.
Se ha mencionado suficiente en este pasaje sobre la naturaleza de un amor verdaderamente cristiano para distinguirlo de todas las falsedades. Es un amor que proviene de asimiento de las riquezas maravillosas de la soberanía y la libre gracia del amor de Dios para nosotros en Jesucristo. Es asistido con un sentido de nuestra falta de mérito absoluto (vea los vv. 9-11, 19). El carácter más seguro del amor verdadero, divino y sobrenatural – distinguiéndolo de las falsificaciones que provienen de un amor propio natural – es que la virtud cristiana de la humildad alumbra en el. Es un amor que por encima de todos los demás renuncia, degrada, y aniquila lo que llamamos ego. El amor de Cristo es un amor humilde (1 Cor. 13:4-5).
Por lo tanto, cuando vemos un amor asistido con un sentido de bajeza, vileza, debilidad, e insuficiencia absoluta propia; cuando esté unido a un auto-vacío, a una falta de confianza en sí mismo, a una abnegación, y a una pobreza de espíritu – estas son señales manifiestas del Espíritu de Dios.
Por lo tanto, aquel que vive en el amor, vive en Dios, y Dios en él.
Conclusión
Estas marcas que el apóstol nos ha dado son suficientes por sí solas y se apoyan por sí mismas. Evidentemente muestran el dedo de Dios y son suficientes para superar a miles de objeciones que muchos puedan hacer de rarezas, irregularidades, errores en conducta, y engaños y escándalos de algunos maestros. Pero aquí algunos pueden objetar. Después de todo, el apóstol Pablo dice en 2 Corintios 11:13-14: “Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.”.
Para lo cuál respondo que ésta no puede ser una objeción en contra de la suficiencia de estas marcas para distinguir el espíritu verdadero del falso en aquellos profetas y apóstoles falsos – aún cuando el diablo se disfraza de ángel de luz. Después de todo, la misma razón por la que el apóstol Juan dio estas marcas fue a fin de que pudiéramos probar los espíritus. Por lo tanto al probar a los espíritus por estas reglas y usted podrá distinguir el espíritu verdadero de lo falso – aun bajo un disfraz astuto.
¿A Donde Vas?
I.C. Herendeen
El tiempo vuela. Los días, las semanas, los meses y los años se deslizan con una velocidad increíble, y se van antes que nosotros nos demos cuenta. Tal parece como si ellos tan pronto han comenzado, ya se acabaron; pasaron a la eternidad. Así, también, los sucesos del día pronto preceden a una distancia pasada. Todo en este mundo es pasajero, nada es estable y duradero. “Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira; acabamos nuestros años como un pensamiento” (Sal. 90:9). Estando absorbidos cuidadosamente con las ocupaciones, labores y esfuerzos de la vida, somos más o menos insensibles a la ligereza del tiempo que pasa, del solemne hecho que la vida misma se nos va rápido, y que el fin de nuestra peregrinación terrenal se aproxima veloz y segura. Si nosotros fuéramos conscientes de que nuestro tiempo se vuelve corto, sea que nos deshagamos del pensamiento o consideramos que de alguna u otra manera todo estará bien al final.
Cuán importante es que mantengamos en nuestra mente, que nuestra muerte esta siempre en el horizonte, que nosotros estamos separados sólo por un latido del corazón, y que cuando morimos, seremos introducidos a la eternidad de la cual no hay regreso ni escape. Ya que la muerte es tan común, no dedicamos suficiente pensamiento a esto. Parece que hemos desarrollado un sentido de inmunidad para tal experiencia. Porque la muerte parece ser tan vaga, irreal e improbable, fracasamos al considerarla seriamente. Al contrario, vivimos como si estuviéramos muy seguros de tener muchos años de vida, cuando la Palabra de Dios fielmente nos advierte: “No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de si el día” (Proverbios 27: 1).
Escuchamos y leemos del gran número de muertos en guerras y en accidentes, de miles de los que se mueren de hambre en el Africa y la India. Pero a esto no le dedicamos ningún pensamiento; no significa mucho para nosotros ya que no estamos personalmente envueltos. Un vecino de nuestra calle muere, o una de nuestros seres queridos fallece. Esto pueda ser que nos cause detenernos a pensar por un momento, pero pronto se nos olvida y continuamos nuestro camino día tras día. Muchos se preocupan por sus cuerpos pero descuidan totalmente los intereses por sus almas inmortales. Pero “¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Marcos 8:36-37). Muchos se dejan llevar sin propósito a través de la vida sin ninguna preocupación en cuanto a lo que esta delante de ellos, aparentemente presupone que de alguna u otra manera todo les saldrá bien al final. Esto es lo que esperan; y ellos se dan el beneficio de cualquier duda.
Muchos no están conscientes de su condición perdida. Aunque ellos no se consideran ser perfectos, todavía no están enterados de que hay algo muy serio con ellos. Son respetables, ciudadanos obedientes a la ley, y se consideran no ser peores que sus vecinos; y aunque apenas leen la Biblia o entran a una iglesia, ellos esperan totalmente ir al cielo cuando mueran. Algunos admitirán que son pecadores, pero piensan que sus buenas obras sobrepasarán sus malas acciones. Algunos se imaginan que todo estará muy bien con ellos porque se unieron a “la iglesia de su selección,” fueron bautizados y toman parte de la Cena del Señor. Por el contrario, la Palabra de Dios nos informa que somos salvos, “no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho” (Tito 3:5). Nuevamente se nos dice que “ninguno hay bueno sino uno: Dios” (Mateo 19:17); que “todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Rom. 3:23), y que la ira de Dios está sobre tales (Juan 3:36). Esta es la condición de cada pecador no salvo a la vista de Dios, sea él rey o mendigo, alto o bajo, rico o pobre. Oh amigo mío. Pon atención a la amonestación divina, “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que esta cercano, deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de é1 misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Isa. 55:6-7). Mira por fe al Cristo exaltado mientras el tiempo y la oportunidad son tuyas. “porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Rom. 10: 13). Tú tienes Su promesa, “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar” (Mat 11:28), y “al que a mi viene, no le hecho fuera” (Juan 6:37).
Cristo recibe a los pecadores- “porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Mat. 9:13). ¿Vendrás tú a El? “He aquí ahora el día de salvación” (2 Cor. 6:2). “Bienaventurados todos los que en Él confían”. (Sal. 2:12).
¿Quien es Jehová? ¿Quien es Jesús?
¿Quién Es Jehová? ¿Quién Es Jesús?
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios (Juan 1:1).
Tomado de http://www.spurgeon.org/~phil/articles/deity.htm
Publicado con Permiso del Autor
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Derecho de autor © 1996 por Phillip R. Johnson. Todos los derechos reservados.
Los Testigos de Jehová son bien conocidos para su negativa de la deidad de Cristo. Según su teología, Jesús fue una encarnación de un arcángel supremo, no Dios en carne humana.
El nombre histórico para esta enseñanza es arrianismo. Arrio fue hereje del cuarto siglo cuya doctrina estaba opuesta por Atanasio y condenada en el concilio de Nicea en 325. La doctrina de la Encarnación de Arrio fue virtualmente idéntica a la de los Testigos de Jehová del día de hoy. Arrio aun usó muchas de las mismas discusiones que los T.J. utilizan hoy. Atanasio brillantemente respondió a Arrio y expuso sus distorsiones de la Escritura. El trabajo de Atanasio titulado Sobre la Encarnación representa una respuesta efectiva hacia los Testigos de Jehová.
Pero por el momento ignoremos los escritos de Atanasio, los documentos del Concilio de Nicea, y cualquier otra fuente histórica y teológica excepto la Escritura misma. ¿Es posible demostrar concluyentemente desde la Biblia solamente que Jesucristo se muestre en la Escritura como Dios? Creo que si lo es. Y estoy convencido de que aquellos que rechazan la deidad de Cristo por consiguiente también deben rechazar el significado simple de la Palabra de Dios.
Al menos ocho líneas de discusión se combinan para hacer el caso bíblico de la deidad de Cristo:
1. El Antiguo Testamento predijo a un Salvador divino
Necesitamos probar sólo con algunos pasajes cruciales para establecer el punto:
- El salmo 2 es un Salmo Mesiánico y fue reconocido como tal por los judíos estudiosos, siglos antes de Jesucristo. En Hechos 13:33, Pablo afirma que este salmo tiene un significado Mesiánico. El salmo cierra con estos versos, “Servid a Jehová con temor, Y alegraos con temblor. Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían.” (vv. 11-12).
- Allí las frases “Servid a Jehová con temor” y “Honrad al Hijo” es paralelo. Y como es típico en el paralelismo poético hebreo, esto quiere decir que las dos frases son equivalentes lógicos. Servid a “Jehová” significa “Honrad al Hijo”. Además, este salmo presenta al Hijo de Dios como Alguien en quien los creyentes pueden refugiarse – un Salvador que es el propio Hijo de Dios, idéntico en carácter y rango con el Padre Eterno.
- El salmo 110 es identificado como un Salmo Mesiánico por el escritor de Hebreos (Heb. 5:6; 7:17). Aquí David le llama a Señor: “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies., Hasta Que los hago a Suyos enemigos un banquillo para Sus pies” (v.1). Jesús mismo citó este verso en Mateo 22:43-45 para demostrar que él existió antes de David y que era superior a cualquier rey terrenal. La palabra traducida “Señor” en este versículo necesariamente no designa a la deidad. Es una palabra hebrea que a menudo se aplica a un amo terrenal. Así es que es sólo una unidad en el acertijo – no en particularmente significativo por sí mismo, pero cuando es pesado con el resto de la evidencia, su significado completo se aclara.
- Otras profecías Mesiánicas son aún más evidentes en atribuir la deidad al Ungido del Señor.
- Isaías 9:6, por ejemplo, es una promesa evidente del Mesías. Da una serie de nombres que se aplican a él: “Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno o [“padre de la eternidad”], Príncipe de Paz.”. Una profecía anterior de Isaías, se halla en Isaías 7:14, le da el nombre de Emmanuel, lo cual literalmente quiere decir: “Dios con nosotros”.
- Miqueas 5:2 profetizó que el lugar del nacimiento del Mesías sería Belén, y habló de él con estas palabras profundamente importantes: “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”.
- En Malaquías 3:1-2 encontramos una de las profecías más evidentes, más vívidas del Mesías entrante. Marcos 1:2 identifica este versículo como una profecía de Cristo:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores.”
Note que retrata a Jesús como Señor (ésta es la palabra hebrea Adonai), quien viene a Su templo. Y él viene a hacer una obra de juicio divino.
2. Jesús es llamado Jehová
En este punto los bien entrenados Testigos de Jehová quieren hacer una distinción entre la palabra Adonai, la cual es “Señor” traducida en la mayoría de Biblias inglesas, y la palabra Jehová (o Yahweh), también traducida “Señor” en la mayoría de Biblias inglesas. Si usted quiere señalar la diferencia entre las palabras en la mayoría de las traducciones, cuando el original es Adonai, la palabra “Señor” aparecerá en letras mayúsculas y minúsculas; cuando la palabra hebrea es Jehová, la palabra “Señor” aparecerá en letras mayúsculas y minúsculas.
Supongamos que los hipotéticos puntos de los Testigos de Jehová señalen que en todos los versículos que me he referido hasta ahora se ha utilizado la palabra Adonai y no Jehová. Puesto que los Testigos de Jehová creen que Jehová es el único nombre verdadero de Dios, cualquier pasaje que aplique el término Jehová a Cristo concluyentemente desbarataría su teología entera. ¿Existirán tales versículos?
Ciertamente hay. El Salmo 23:1, por ejemplo, dice, “Jehová es mi pastor”. Jesús muy claramente se aplicó este pasaje a Sí Mismo en Juan 10:11, 14 cuando él dijo, “Yo soy el Buen Pastor”. Y el escritor de Hebreos también le aplicó este pasaje a Cristo en Hebreos 13:20, cuando él escribió: “Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno,” – Jesús nuestro Jehová.
¡En Isaías 6:5, cuando Isaías tuvo la visión del cielo, con el Señor sentado sobre su trono alto y sublime, él dijo, “…!!Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.”. Pero el apóstol Juan, con respecto a este mismo incidente, escribe que Isaías vio la gloria de Cristo, “y habló acerca de él” (Jn. 12:41).
En la profecía famosa de Juan el Bautista encontrada en Isaías 40:3, Jesús es llamado Jehová: “Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.”.
Y en Jeremías 23:5-6, un texto muy crucial para la doctrina de la justificación por la fe. Este verso introduce un nombre nuevo para Dios, Jehovah Tsidkenu, “Jehová nuestra justicia”. Note a quienes es aplicado: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. [Esta es claramente una profecía mesiánica.] En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.” (Jer. 23:5-6).
He aquí hay un pasaje muy familiar, Joel 2:32: “Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo”. Tanto Hechos 2:21 y Romanos 10:13 citan ese pasaje, aplicándole el título Jehová a Cristo.
El simple hecho es que los Testigos de Jehová no son testigos del Jehová verdadero de la Escritura. Rechazan a Su testigo y el testimonio de Su Palabra de que Cristo mismo es Jehová quien vino en carne humana a la tierra.
3. Los Títulos Reservados para Jehová son Aplicados a Cristo
En Isaías 10:20, encontramos la expresión, “Jehová, el Santo de Israel”. Se dice que el Santo es nada menos que Jehová mismo. Y en Hechos 3:13-14, Pedro le dice a los hombres en Jerusalén: “El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad. Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo”.
En Isaías 44:6 leemos: “Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.” En este versículo se ofrece fuertemente una prueba para la Trinidad, porque diferencia entre Jehová y Su Redentor Jehová. Pero también reserva para Jehová Dios esta expresión: “el primero… y el postrero”. Ese título sale a la superficie otra vez en Apocalipsis 1:8, donde otra vez es aplicado a Jehová: “soy el Alfa y la Omega, principio y fin dice el Señor, el que es y el que era y que ha de venir, el Todopoderoso”. No hay duda alguna acerca de quien posee ese título. Note también que ese es un título que difícilmente se comparte con cualquier ser creado: El Alfa y la Omega, el principio y el fin, el que es y el que era y que ha de venir, el Todopoderoso. Aún al final del libro de Apocalipsis leemos estas palabras otra vez, esta vez hablando acerca de Jesucristo: “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.” (Apoc. 22:13).
En Isaías 43:11, Dios habla: “Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve”. ¿Se ha dado cuenta usted que el título “salvador” es reservado en la Escritura a Dios? Este verso dice entonces en términos posibles más simples. “Soy Jehová; Y no hay salvador fuera de Mí”. Por esto es que Pablo, escribiéndole a Tito, no se reprimió en aplicarle tanto el nombre Dios y la palabra Salvador a Jesucristo. Titos 2:11-13 dice esto:
“Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.”
Zacarías 12:10 incluye una profecía más interesante. En contexto, es Jehová quien habla. El versículo 4 nos lo dice así. Luego el versículo 10 dice: “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.” ¿Quién fue el que fue traspasado? Fue Cristo. Y Juan 19:37 específicamente le aplica este texto a Cristo.
Deuteronomio 10:17 dice, “Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible,”. Pero Apocalipsis 17:14 le aplica el título “Señor de señores” al cordero, Jesucristo: “Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.”
4. Jesús Posee Todos los Atributos Incomunicables de Dios
- Cristo es eterno, como notamos en Miqueas 5:2, y en Sus títulos, “el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el principio y el fin”.
- Él es omnipresente. En Mateo 18:20, él dijo, “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”; Y en Mateo 28:20, él prometió, “he aquí, yo estoy con vosotros, todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”
- Él es omnisciente. En la noche en que Cristo fue traicionado, los discípulos le dijeron: “Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios.” (Jn. 16:30). Más tarde, Pedro apeló a la omnisciencia de Cristo en su defensa, Juan 21:17: Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo.” En Apocalipsis 2:23 Cristo se describe a Sí Mismo en estos términos: “y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón”.
- Él es omnipotente. Filipenses 3:21 dice él “el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.” Hebreos 1:3 dice que él “sustenta todas las cosas con la palabra de su poder”.
- Él es inmutable, invariable. Este atributo nunca podría ser cierto de cualquier ser creado. Pero Hebreos 1:10-12, dicen de Cristo:
“Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, mas tú permaneces; Y todos ellos se envejecerán como una vestidura, Y como un vestido los envolverás, y serán mudados; Pero tú eres el mismo, Y tus años no acabarán.”
Hebreos 13:8 es una afirmación familiar de la inmutabilidad de Cristo: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.”
En resumen, la Escritura dice que Cristo encarna cada atributo que es verdadero de Jehová, Colosenses 2:9: “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. Y Hebreos 1:3 dice Cristo es siendo el resplandor de su [Jehová] gloria, y la imagen misma de su sustancia. Jesús es Jehová Dios.
5. Jesús Hace las Obras de Dios
- Jesús hace las obras que solo Dios puede hacer. Por ejemplo, Cristo creó “todas las cosas”. Juan 1:3 dice: “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Si esto es cierto, entonces él mismo no podría ser un ser creado.
- Colosenses 1:16 dice la misma cosa con más detalle, descartando la posibilidad de que él podría ser alguna clase de arcángel: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.” El versículo 17 va un paso más allá y lo ilustra no sólo como Creador sino también como Sustentador: “Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten”.
- Él Supervisa la operación de la Divina Providencia. En Juan 17:2, Cristo ora al Padre: “como le has dado [al Hijo] potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.” Efesios 1:22 hace eco de eso: “y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia.”
- El perdona pecados. Ésta fue una controversia enorme en el ministerio terrenal de Jesús. Mateo 9:2-7 y Marcos 2:5-10 dan los relatos de cómo se ofendieron los fariseos de que él perdonara pecados. En Marcos 2:7 ellos le preguntan: “¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?” Comprendieron claramente las implicaciones de Su autoridad.
- Él tiene el poder de resucitar a los muertos y emitir juicio final. En Juan 5:22, Jesús dijo: “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo”. Ese es un reclamo muy explícito de deidad, y en el versículo 24, Jesús aun establece la base del juicio la cuestión de que ya sea si alguien se oye su palabra o no. Hechos 10:42 dice que a Cristo “Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos”. Hechos 17:31 dice lo mismo. 2 Timoteo 4:1 dice: “Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino”.
- Es El quien nos llevará en la plenitud de la glorificación. Filipenses 3:21 dice que él “transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”. En Apocalipsis 21:5 dice el: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas.”
6. Jesús recibe adoración.
Jesus Mismo en Mateo 4:10 dijo al que se dice Diablo: “Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.” Si Jesús mismo fuese sólo una criatura, él habría sido culpable de hipocresía, pues él mismo recibió adoración. Ni una vez Jesús hizo alguna vez reprensión a alguien por adorarle. Nunca él rechazó la adoración de alguien. De hecho, él corrigió a aquellos que regañaron duramente a otros por adorarle a El, como en Juan 10, cuando Marta estaba enojada de que María se había sentado a Sus pies. Y en Mateo 26, él reprendió a los discípulos por indignarse de que una mujer le había ungido con un costoso ungüento.
Escuche cuidadosamente estos versículos, y recuerde que en cada caso Jesús recibió la adoración que le fue ofrecida:
§ Mateo 14:33 – “Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.”
§ Juan 9:38 – “Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró.”
§ Mateo 28:9 – “he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: !!Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron.”
§ Mateo 28:17-18 – Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
§ Juan 20:28-29 – “Entonces Tomás respondió y le dijo: !!Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.”
La respuesta de Jesús de adorar en contraste con la respuesta de Pedro: “Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró.” (Acto 10:25). El versículo 26 dice: “Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre.” Hechos 14:11-18 habla de un episodio similar en el ministerio de Pablo, cuándo él y Bernabé rehusaron ser adorados por parte de toda una muchedumbre. Luego en Apocalipsis 19:10 y 22:8-9, tenemos a los ángeles rehusando adoración del Apóstol Juan. En 22:9 el ángel dice, “Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.”
La Sagrada Escritura explícitamente manifiesta que el Hijo de Dios debe ser adorado. Juan 5:22-23 dice: “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.” Jesús se colocó a Sí Mismo en el nivel más alto posible cuando él se hizo objeto de nuestra fe, Juan 14:1: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.”.
¿Quiere usted una última prueba de que Jesús no es un ángel? Hebreos 1:6 dice que cuando el Padre trajo al mundo al Hijo de Dios, él dijo, “Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios.”
Sigamos adelante hacia las dos líneas finales de discusión que prueban que Jesús es Dios. He guardado lo más fuerte para el final. Pues si Jesús es Dios, usted esperaría que la Biblia lo diga en lo más fuerte de los términos. Y de hecho lo hace.
7. La Biblia dice que Jesús es Dios.
Juan 1 es un texto favorito de los Testigos de Jehová. Las personas que vienen a su puerta están profundamente adiestradas para cómo responder si usted les muestra Juan 1:1. Vuélvase hacia ese pasaje y veamos los primeros tres versos:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.”
Ésta es una declaración muy fuerte sobre la deidad de Cristo. Cada frase es significativa. “En el principio” recuerda a Génesis 1:1 y establece el comienzo del evangelio de Juan en la pasada eternidad, antes de que cualquier cosa o alguien fuera creado. B. B. Warfield escribió:
Lo que se declara es que “en el principio” – no “desde el principio” sino “en el principio,” – cuando las cosas vinieron a ser, el Verbo, no vino a existir, a fin de que él podría ser la primera parte de aquellas cosas que vinieron a ser realidad, sino que ya existía. La eternidad absoluta del ser es afirmada por el Verbo en un lenguaje tan preciso y fuerte como la eternidad absoluta del ser pueda ser afirmada. El Verbo precede el comienzo de las cosas; Él ya existía.[i]
La siguiente frase: “y el Verbo era con Dios” sólo fortalece la aseveración de la deidad en este pasaje. Quiere decir que desde la eternidad, el Verbo coexistió con Dios, a lo largo de él, en una Inter.-comunión personal con él. En palabras de Warfield: “él ha sido de Compañero de Dios desde la eternidad.”[ii]
Esta relación eterna entre Dios y el Verbo es acentuada por una frase en Juan 1:18: “…el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” Jesucristo estaba en el seno del Padre, en cierta forma bien definido de Dios y aún al mismo tiempo idéntico a El. Por cierto, la traducción New American Standard en el v. 18 es precisa; en el griego, la redacción literal es, “el Dios unigénito” – otra prueba firme de la deidad de Cristo. Todo el principio de la Trinidad está absorto en esta expresión, “el Verbo era con Dios.”
Pero regresemos a la tercera frase en Juan 1:1, pues ésta es la parte en que los Testigos de Jehová sienten que pueden contestar: “El Verbo era Dios”. Esto es precisamente y literalmente lo que este texto dice en el griego. Un TJ bien entrenado tratará de convencerle de que nuestra traducción es defectuosa. En el griego, le dirán a usted, la palabra Dios carece de artículo definido (muy correcto). Por consiguiente, dicen, un artículo indefinido debe ser suministrado: “El Verbo era un Dios”. Ese es mal griego y completamente injustificado. Era es lo que es conocido como un verbo copulativo. Usted le pudo haber llamado un “verbo asociado” en la escuela primaria. Simplemente asocia el sustantivo a un lado con el sustantivo por otra parte El Verbo era Dios. “Dios” en esa frase es un predicado nominativo. Sólo puede ser traducida en la forma en que usted la encuentra en la mayoría de las Biblias: “El Verbo era Dios”. Para insertar la palabra “un” es tanto un mal griego y una mala gramática.
Los Testigos de Jehová han producido su Biblia con su traducción. Y tienen a un puñado de estudiosos de griego que han intentado desesperadamente defender esta traducción. Excepto lo que estos “estudiosos” TJ no le dicen a sus personas es que hay docenas de lugares en su Biblia donde son metidas a la fuerza a través de un sentido común de violar la misma regla que ellos quieren intentar imponer en Juan 1:1. Le daré dos ejemplos de este mismísimo contexto. Si siguiésemos la construcción TJ y añadimos la palabra “uno” cada vez que el artículo definido falte, he aquí cómo un par de otros versículos de Juan 1 se leerían:
§ v. 6. Hubo un hombre enviado de (un) Dios, el cual se llamaba Juan.
§ v. 12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de (un) Dios;
Así es que Juan 1:1 es el Talón de Aquiles de la teología de los Testigos de Jehová, y por esto es que cada TJ es enseñado qué decir cuándo es abordado. Pero sus respuestas no son del todo satisfactorias para alguien que sabe una cantidad menor de gramática griega, y su negativa de la deidad de Cristo es fácilmente desenmascarada meramente por el contexto de este verso. Usted no puede ser sacudido en esto por las afirmaciones de los TJ.
Por supuesto, hay más versículos en el Nuevo Testamento que explícitamente llaman a Jesús Dios. Recuerde, como vimos antes, que cuando Tomás exclamó, “Señor mío y Dios mío”, Jesús no le reprendió, sino que lo alabó por su fe (Jn. 20:29).
Tito 2:13 y 2 Pedro 1:1 se refieren a Jesús como “nuestro Dios y Salvador”. Romanos 9:5 dice que él es “Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos”. Filipenses 2:6 dice que él existió desde toda la eternidad en forma de Dios. Y 1 Juan 5:20 dice: “Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.”
Uno de los mejores versículos para desafiar a los TJ es Hebreos 1:8, porque es tan claro en su afirmación de la deidad de Jesús como Juan 1:1, y el típico TJ no habrá sido endoctrinado con una respuesta concisa. Este versículo cita al Padre Eterno, quien le habla al Hijo de Dios: “Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu reino”. La cita viene del Salmo 45:6, donde la atribución de la deidad es absolutamente inequívoca en el hebreo. (Desafortunadamente, La Traducción del Nuevo Mundo los TJ ha alterado intencionadamente y deliberadamente el significado de ambos textos, traduciendo Hebreos 1:8 como: “Dios es su trono,” y artificialmente obligando su traducción del Salmo 45:6 a acomodarle ese significado. Pero la declaración «Dios es su trono” no hace en absoluto ningún sentido en ese contexto. Todo el punto de Hebreos 1 es para demostrar que Jesús es más alto que cualquier ángel. Ese es el punto que necesita enfatizarse cuando usted discute este texto con el Testigo de Jehová.)
8. Jesús Mismo dice ser Dios.
Finalmente, si Jesús es Dios, podríamos esperar que El lo dijera. ¿Se ha preguntado usted alguna vez por qué él simplemente no dijo: “soy Dios” y poner fin a alguna posibilidad de confusión?
Realmente, él lo hizo. Lo que él dice en Juan 8:58 a Su audiencia Judía fue una declaración mucho más explícita que si él meramente hubiese dicho “yo soy Dios”. Es importante ver este pasaje en su contexto. En el versículo 53, vemos que los fariseos se incomodaban con las afirmaciones de Jesús, comenzaron a sospechar que él se ponía en un nivel de autoridad que ningún simple hombre podría tener algún derecho de hacerlo. Dijeron:
53 ¿Eres tú acaso mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? !!Y los profetas murieron! ¿Quién te haces a ti mismo?
54 Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios.
55 Pero vosotros no le conocéis; mas yo le conozco, y si dijere que no le conozco, sería mentiroso como vosotros; pero le conozco, y guardo su palabra.
56 Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó.
57 Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?
58 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.
59 Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue.
Note que estos hombres comprendieron precisamente lo que decía Jesús. Y debido a que él obviamente también comprendió lo que le preguntaban, Su respuesta es tanto más significativa. Él les decía que él era Dios, utilizando el nombre de Jehová mismo que había sido revelado a Moisés en la zarza ardiente, “Yo SOY”. Él no pudo haber hecho una afirmación más fuerte de la deidad. Si ese no hubiese sido Su significado, si él sólo afirmara ser el ángel primogénito, él habría dicho: “antes de que Abraham naciera, yo nací”.
El evangelio de Juan incluye una serie completa de declaraciones que Jesús hizo acerca de Sí mismo usando este nombre “Yo soy” – soy el camino, la verdad, y la vida (Jn. 14:6); Yo Soy el Buen Pastor; Yo Soy la puerta; Yo Soy el pan de la vida; Yo Soy la luz de mundo. Cada una de estas declaraciones, estudiadas en su contexto, revelan que El estaba afirmando una y otra su absoluta deidad.
La evidencia bíblica de la deidad de Cristo es conclusiva. Es una prueba apabullante e irrefutable. De hecho, lo que hemos cubierto aquí es sólo una prueba representativa. Aun no he mencionado a Juan 10:30, “yo y el Padre somos uno”. Este, y muchos otros pasajes similares prueban aun más concluyentemente que de acuerdo a la Escritura, él es Dios.
Tanta evidencia no puede ser hacerse aun lado o ignorarse. O usted lo cree, o usted se condena a si mismo a una eternidad inconcebible. De hecho, Jesús dijo, “Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.” (Jn. 8:24). Allí Jesús muestra Su “Yo Soy” – sin un predicado – como el objeto de nuestra fe. Él obviamente se coloca a Sí mismo en el lugar de Dios, y él puede hacer esto sólo porque él es Dios. Aquellos que saben que la Escritura es la Palabra de Dios sólo pueden creer, y pueden tomar parte en la adoración a él en cuyo nombre toda rodilla se doblará.
Phil Johnson
Traducido por Armando Valdez
[i] B. B. Warfield, Faith and Life (Edinburgh: Banner of Truth, 1990 reprint), 87.
[ii] Ibid., 89.
El Evangelio Según Warren
El Evangelio Según Warren
Por Gary E. Gilley
Nadie ha ejemplificado el enfoque dirigido por el mercado mejor que Rick Warren, pastor de la enorme iglesia Saddleback al Sur de California y autor de La Iglesia Con Propósito y La Vida Con Propósito. Mientras que Warren es abierto y franco acerca de su filosofía, estrategia y métodos, sin embargo, las cosas no siempre son como parecen ser. Por ejemplo, “con propósito” suena mejor que “dirigida por el mercado” pero es básicamente la misma cosa. En su libro La Vida con Propósito, su declaración inicial es: “No es acerca de usted”; Warren luego escribe todo un libro acerca de “usted”. El desprecia la psicología popular pero repetidamente la promueve a través del libro. Públicamente el rompe lazos con Robert Schuller, pero reitera algunas de las cosas detestables que Schuller ha estado enseñando por treinta años. El afirma un compromiso con las Escrituras pero las socava casi a cada momento. El les dice a sus seguidores que el no esta manipulándolos con el mensaje sino solo reorganizando los métodos, cuando de hecho el ha alterado el mensaje tanto que ya no es reconocible.
Esto nos lleva a su alteración más inquietante: el evangelio mismo. Acusar a Warren de modificar el evangelio es una acusación seria, uno no debería tomarlo a la ligera. ¿Cuál es la evidencia para tal acusación? Considere lo siguiente:
En el video que acompaña a los “40 Días de Propósito”, Warren guía a sus oyentes en oración al final de la primera sesión. La oración dice de esta forma:
Querido Dios, quiero conocer tu propósito para mi vida. No quiero basar el resto de mi vida en cosas equivocadas. Quiero tomar el primer paso en prepararme para la eternidad conociéndote. Jesucristo, no entiendo como, pero aunque sepa como, quiero abrir mi vida a ti. Hazte real a mí. Y usa estas series en mi vida para ayudarme a conocer para que me hiciste.
Warren continúa diciendo:
Ahora si usted ha hecho esta oración por primera vez quiero felicitarle. Usted se ha convertido parte de la familia de Dios.
Warren se vería en apuros en encontrar apoyo bíblico para esta presentación del evangelio. No encontramos nada aquí acerca del pecado, la gracia, el arrepentimiento, la persona de Cristo, el calvario, la fe, el juicio o la resurrección. Este es el peor mutilado evangelio del buscador sensible: el buscador viene a Cristo con el fin de encontrar su propósito en la vida, no para recibir perdón de pecados y la justicia de Dios. Entonces, declarar a alguien como miembro pleno de la familia de Dios debido a que ha hecho tal oración (basándose en un mínimo, si acaso, entendimiento de la persona y la obra de Cristo), es trágico.
¿Hará Warren algo mejor en su libro: La Vida Con Propósito? Un poco, pero no mucho. Con respecto ala eternidad el dice a sus lectores: “Si usted aprende a amar y confiar en el Hijo de Dios, Jesús, usted estará invitado a pasar el resto de la eternidad con El. Por el otro lado, si usted rechaza su vida, el perdón, y la salvación, usted pasará la eternidad separado para siempre” (p. 37). Hay suficiente verdad aquí para ser confundida, pero el Nuevo Testamento nunca nos dice que aprendamos a amar y confiar en Cristo con el propósito de ser salvos. Se nos dice que nos arrepintamos (Hechos 17:30) y pongamos nuestra fe en Cristo (Ef. 2:8-9), y no “aprender a amar y a confiar”. ¿Cómo es que el incrédulo va a aprender a amar y a confiar en Jesús? Estos son frutos de la regeneración, y no medios para la regeneración.
En la página 58, Warren nos da quizás su más completa presentación del evangelio encontrada en La Vida con Propósito. Allí dice a sus lectores que deben primero creer que Dios los ama y los ha escogido para tener una relación con Su Hijo quien murió en la cruz por ellos. Warren escribe: “la vida real comienza al someternos completamente a Jesucristo”. Yo no discutiría es, pero ¿Cómo podríamos someternos a Cristo? Warren declara: “Ahora mismo, Dios le esta invitando a vivir para su gloria al cumplir los propósitos para los cuales fue usted creado… todo lo que usted necesita es recibir y creer… ¿Aceptará la oferta de Dios?” Una vez más, el da un ejemplo de una oración: “Le invito a inclinar su cabeza y haga la oración en silencio que cambiara su eternidad, “Jesús, creo en Ti y te recibo.”” El promete: “Si usted ha hecho sinceramente esa oración, ¡felicidades! ¡Bienvenido a la familia de Dios! Usted está ahora esta listo para descubrir y comenzar a vivir el propósito de Dios en su vida”. Es digno de notar que esta presentación del evangelio es encontrada en el día 7 (de la jornada de los 40 días). Se nos hace asumir que el contenido de los días 1-6 nos ha llevado a esta invitación para recibir a Cristo. Lo que cree Warren que un pecador necesita es conocer que ser parte de la familia de Dios has sido supuestamente presentado en la primera semana de la jornada. Pero Warren no ha mencionado nada acerca de quien es Jesús, porque murió en la cruz, en que manera El es nuestro Salvador, el poder limpiador de la sangre de Cristo, el arrepentimiento la confesión de pecados, las consecuencias del pecado, o de nuevo, la resurrección de Cristo.
En una época pos-cristiana de analfabetismo bíblico, no puede ser asumido que un incrédulo tiene algún concepto de cualquiera de estas cosas. Esto es especialmente preocupante a la luz del mensaje central de Warren: encuentre a Dios y usted se hallará a sí mismo (propósito). Cuando esto es sin duda la tesis de La Vida Con Propósito, y la campaña de los “Cuarenta Días de Propósito”, el incrédulo naturalmente concluye que el esta haciendo una oración lo capacitará para resolver el problema de la falta de propósito en su vida. ¿Dónde encontramos en las Escrituras que el evangelio sea presentado como Warren lo presenta? Esperamos que Warren no niegue personalmente cualquiera de los elementos esenciales del evangelio, pero el ciertamente no esta proporcionándolos con el peso debido y deja a sus lectores con mucho a la imaginación.
John Macarthur escribe: “Escuchando a los predicadores del evangelio del buscador-sensible es posible pensar que es fácil ser cristiano. Tan solo diga unas cuantas palabras, eleve esta oracioncita y ¡zas! Ya esta en el club”[i]. Hay que reconocer, que la salvación es recibida por la fe solamente en Cristo solamente, pero no es recibida al repetir una pequeña oración con falta de contenido bíblico y entendimiento, con las esperanza de que usted encontrará el propósito en su vida. De hecho, un líder evangélico informa haber titulado un sermón en respuesta al evangelio del buscador-sensible: “Como Llenar su Iglesia con Cizaña”.
Macarthur advierte: “La gente está entrando a fácilmente por la puerta ancha, cómoda e invitadora, con todo su equipaje, sus propias necesidades, su autoestima y se deseo de realización y satisfacción. Lo más horrible de esto es que piensan que van a ir al cielo.”[ii]
Ladies Home Journal
La popularidad de Warren con las masas ha surgido a tales niveles que se la pedido escribir en una columna mensual para el Ladies Home Journal (Revista de la Dama de Hogar). Mientras que algunos puedan cuestionar porque una revista secular estaría interesada en que tiene que decir un pastor evangélico, ciertamente podemos regocijarnos de que Warren ha pasado a un foro de debate mundial (los lectores se estiman en 14.5 millones) en el cual proclamar la verdad de Dios, incluyendo el evangelio, a una audiencia extensa de incrédulos. Que privilegio. A el se le ha dado una plataforma en la cual puede anunciar las excelencias de Cristo. Pero, desafortunadamente, Warren no lo ha hecho. Mas que predicar el mensaje de Cristo, el mensaje de Warren, como se muestra en el título de su artículo es: “Aprender a Amarse uno Mismo”. En su artículo de Marzo 2005, el hombre que abrió su libro con las palabras: “No es acerca de usted”, muestra que el realmente piensa que sí. El dice a sus lectores: “Para verdaderamente amarse así mismo, usted necesita conocer las cinco verdades que forman la base de una sana auto-imagen” ¿Cuáles son? (Las siguientes son citas directas del artículo de Warren):
Acéptese a Sí Mismo
Dios lo acepta incondicionalmente, y en su perspectiva todos somos preciados y de un valor incalculable. Enfóquese en esto y usted no perderá tiempo en esforzarse tratando de ser alguien que usted no es.
Ámese a Usted Mismo
(Afirmaciones de la esposa de Warren), Dios realmente me ama sin compromiso. (Sobre esta base aparentemente se nos da la libertad de amarnos a nosotros mismos).
Sea Leal a Usted Mismo
Descubra, acepte y disfrute su “forma” única (la cual se refiere al programa de Warren llamado S.H.A.P.E.)… Este contento con ello (nuestra debilidad).
Perdónese a Sí Mismo
Dios no espera perfección pero El insiste en la honestidad. Cuando honestamente admito mis errores y pido perdón en fe, el no tiene rencor, ni tendrá más, y no lo sacará a colación de nuevo. Debemos practicar tal actitud de perdón con nosotros mismos.
Crea en Usted Mismo
¡Comience afirmando la verdad acerca de usted mismo! La verdad es que Dios lo ha creado con talentos, habilidades, personalidad y trasfondo con una combinación que es excepcionalmente usted. E su decisión. Usted puede creer lo que otros divagan acerca de usted, o usted puede creer en usted mismo como Dios lo hace, quien dice que usted es verdaderamente aceptable, adorable, valioso y capaz.
¡Que decepción! Warren no solo no comparte el evangelio, la gloria de Cristo o cualquier otra verdad teológica, el confunde el agua ofreciendo una psicología popular anémica, ninguna de la cual es apoyada con la Escritura. Brevemente, recuerde que Warren no esta escribiendo a creyentes sino a la gente en general, de la cual él esta asumiendo que no es salva. Con esto en mente considere:
Primero, a esta audiencia el les dice que Dios los acepta incondicionalmente. Nada puede ser más alejado de la verdad. Somos inaceptables para Dios en nuestro estado natural. Tuvo que tomar la muerte de el Hijo de Dios para proveer los medios por los cuales pudiésemos ser aceptados por Dios y solo aquellos que están en Cristo son aceptables al Padre (Efesios 1:3-14).
Segundo, en ningún lugar de la Escritura se nos dice que nos amemos a nosotros mismos. Se nos dice que amemos a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente. Se nos dice también que amemos a los demás como nos amamos a nosotros mismos (Mat. 22:37-40). Algunos saltan en esta frase, “como a ti mismo”, como una prueba de que Dios nos manda amarnos a nosotros mismos. Esto no es cierto. Las Escrituras nos dicen que ya nos amamos a nosotros mismos (Efes. 5:28-29); no necesitamos que se nos anime a un amor propio desmedido que aumenta nuestro egocentrismo. De hecho, el único pasaje en el Nuevo Testamento que realmente habla de amor propio lo considera como una señal pecaminosa de los postreros tiempos (2 Tim. 3:2). Cristo nos llama a negarnos a nosotros mismos (Lucas 9:213) y no a amarnos a nosotros mismos.
Tercero, decirle a un incrédulo que se acepte y sea leal a sí mismo es condenarlo eternamente. ¿Debe decírsele a uno que esta muerto en sus delitos y pecados (Efes. 2:1) que esté contento con su debilidad? Warren puede estar intentando aliviar los corazones preocupados de sus lectores, pero él no esta señalándoles al Salvador.
Cuarto, ninguna palabra puede ser hallada en la Escritura acerca de perdonarse a sí mismos. Esta es una invención de la psicología moderna, y no un principio bíblico. Dios nos llama a confesar nuestros pecados a El y El entonces nos perdonará (1 Juan 1:9). Carecemos de la capacidad y autoridad de perdonarnos a nosotros mismos; esa es la prerrogativa de Dios.
Quinto, mas que creer en nosotros, se nos dice que “creamos en el Señor Jesús” (Hechos 16:31). Mas que creer en uno, Pablo confirma que somos incompetentes en nosotros mismos (2 Cor. 3:5), siendo simples vasijas de barro (2 Cor. 4:7). Mas que creer en nosotros se nos dice que cualquier cosa que logremos es por la fortaleza de Dios (Fil. 4:13). Mas que creer en nosotros, Pablo dice: “me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” (2 Cor. 12:9).
¿Como puede este pastor evangélico, quien ha surgido como el líder protestante más reconocido en el mundo, uno que es visto como alguien con perspicacia espiritual y guía de millones, perder la huella ampliamente? Quizá la clave está en su perspectiva de la doctrina. En La Vida Con Propósito, Warren quiere que no tengamos duda de que cuando nos pongamos delante del Señor “Dios no nos cuestione acerca de nuestro trasfondo religioso o nuestras opiniones doctrinales. La única cosa que importa es, ¿has aceptado lo que Jesús hizo por ti y aprendiste a amarlo y a confiar en el” (p. 34)? Por el contrario, lo que creamos es de gran importancia. ¿Inspiró el Espíritu Santo la Biblia para nosotros ignorando lo que ella enseña? ¿Son insignificantes las palabras de Jesús? ¿Son las verdades doctrinales de las epístolas del Nuevo Testamento nada más que un relleno? Con respecto a la salvación, si importa lo que usted crea acerca de Jesús, la cruz, la resurrección, el pecado, el juicio, el evangelio, etc. Warren esta realmente perjudicando a la iglesia de Dios. Al minimizar el contenido del evangelio, trivializando la Escritura, despreciando la doctrina y reemplazándola con psicología, misticismo y sabiduría del mundo, nos hace recordar la advertencia de Pablo en Colosenses 2:8: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”.
Una Alternativa a los Métodos y Mensaje de Warren
Mi esposa y yo recientemente asistimos a un servicios de adoración en una iglesia evangélica la cual había adoptado el modelo de la Vida con Propósito popularizada por Warren. El servicio era preocupante en varios puntos, incluyendo una adoración irreverente, selecciones musicales antibíblicas y una actitud general de apatía. Pero lo que fue más preocupante fue el sermón. El pastor, seguramente un siervo de Dios bien intencionado y sincero, no tenía pista de cómo hacer exégesis de las Escrituras. En su mensaje tópico el señaló a la congregación mediante presentaciones de PowerPoint, docenas de pasajes. Pero en un modo asombroso se las arregló en malinterpretar, espiritualizando, perdiendo el contexto, leyendo una pobre traducción, etc. Ni una sola vez proporcionó la interpretación correcta de algún verso de la Escritura, pero cuanto mas pude observar ninguno parecía darse cuenta o tener cuidado.
Esto me dio una mayor percepción dentro de lo que había estado sospechando y observando. La filosofía de ministerio de Warren, con mal uso de la Escritura, con un mensaje del evangelio débil, con infiltración de la psicología e indiferente a la teología esta siendo aceptada por el evangelicalismo debido a que mucho de eso ya esta residiendo en el evangelicalismo. Warren no es tanto un iniciador como un producto de su tiempo. Yo creo que el ha caído en la ola de lo que ya esta sucediendo en el evangelicalismo. Lo que el ha hecho es conectar los puntos –desarrollando métodos, programas y un mensaje que parece funcionar. El pragmatismo se ha convertido en el árbitro final en nuestra sociedad incrementándose en nuestras iglesias. “Si funciona debe ser de Dios”, así va la sabiduría convencional. Pero el pragmatismo es un pionero poco fiable. En nuestros momentos mas reflexivos algunos de nosotros estaríamos dispuestos a creer que el éxito puede siempre tener la ultima palabra. Por ejemplo, el mormonismo es la “iglesia” más exitosa del mundo hoy en día. Pero, ninguno de nosotros estaría dispuesto a creer que Dios esta bendiciendo a la Iglesia Mormona. Si el pragmatismo es nuestra guía, entonces seremos llevados desesperanzadamente a todo viento de doctrina (Efes. 4:14). Necesitamos algo más estable: un verdadero fundamento.
De Regreso a la Biblia
1 Timoteo 3:15 describe la misión de la iglesia como siendo el pilar y soporte de la verdad. Cualquier cosa que haga la iglesia, debe tomar seriamente esta comisión por parte de Dios. Nadie más que la iglesia de Dios esta interesada en tal proyecto –recae en el pueblo de Dios, la verdadera iglesia, ser el único lugar donde la verdad es creída, sostenida y proclamada gloriosamente. Claro, la verdad que la iglesia tiene que ofrecer tiene una fuente: la Palabra de Dios. Todo lo que la iglesia hace debe emerger de las Escrituras. Cada método, programa, esfuerzo evangelístico y mensaje que declare la iglesia debe hallar sus raíces firmemente plantadas en la verdad bíblica.
Esto nos guía al taló de Aquiles de Warren y sus imitadores: Warren no inicia con la Biblia. A primera vista, el mensaje y los programas “Dirigidos con Propósito” son muy atractivos. Parecen hablar el lenguaje de las personas; son exitosos; son saturados con la Escritura, mucha de su enseñanza dan en el blanco. Además, muchos de los que promueven La Vida Con Propósito son sinceros y bien intencionados. Pero en un examen más de cerca hallamos una mosca en la sopa. No es una mosca ordinaria es un monstruo inmenso, lleno de veneno mortal. Podemos intentar ignorar la mosca, esperando que todo esta bien, peor finalmente debemos enfrentar a la mosca o permitir que altere nuestra sopa a algo totalmente diferente.
¿Qué es la mosca? Es esto: Warren no inicia con la Escritura, el comienza con las personas. Su iglesia comenzó sobre la base de una encuesta preguntando a la gente que es lo que querían de una iglesia. El encuesta a la congregación sobre la clase de música secular les gusta y les proporciona esa clase de música. El comienza con las necesidades de la gente y luego crea un mensaje para satisfacer esas necesidades. El determina lo que el cree que las personas quieren escuchar y luego va a la Escritura para encontrar apoyo a su filosofía de ministerio.
Es justo aquí donde necesitamos retroceder y examinar cuidadosamente la filosofía guiada con propósito. He encontrado que si usted pasa por alto el fundamento que subyace en cualquier sistema para que la superestructura puede parecer bella –por un tiempo. Una vez más tome al mormonismo. Su énfasis externo sobre los valores familiares y morales es ciertamente cautivador. Es un fundamento que esta defectuoso. Por la misma moneda necesitamos examinar el fundamento de La Vida Con Propósito. ¿Ha sido colocado bajo un estudio cuidadoso de las Escrituras? O ¿Son sus ladrillos hechos con modas seculares, filosofías y pragmatismo, bombardeado junto con un descuido en el uso de la Escritura? Si la última es su conclusión, como lo es la mía, ¿Qué tenemos que hacer?
Créalo a no, hay una alternativa a LVP y a otros programas similares. Suena simplista y chapado a la antigua pero tiene la estampa de aprobación de Dios. Es regresar a la Biblia. Nuestros púlpitos necesitan regresar a la exposición imperturbable de la Escritura. Nuestras clases de escuela dominical y estudios bíblicos necesitan hojear los manuales y guía escritos acerca de la Biblia y abrir la Biblia misa. En nuestra iglesia local hemos desechado todos los programas de estudios comerciales de escuela dominical –los cuales han sido diluidos hasta el punto de ser inútiles –y simplemente enseñar la Biblia. Nuestros niños de 4 a 5 años están siendo enseñados con historias seleccionadas de la Biblia. Los de edades de 6 a 7 años van a través de la Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis en esos dos años. Los de edad de 8 a 9 años van una vez más a través de toda la Biblia. Las edades de 10 a 11 están siendo enseñados acerca de la hermenéutica y métodos de estudio bíblico y aplicando esos métodos para estudiar las epístolas. A los de 12 a 13 años se les enseñan cursos bíblicos a nivel colegio en teología sistemática. A los estudiantes de secundaria se les enseña la Biblia con énfasis en el discernimiento bíblico. A este nivel muchos de ellos comienzan a enseñar a niños al ir ellos escudriñando. Todos los cursos de adultos están enfocados al estudio de la Escritura, junto con clases sobre historia de la iglesia, teología y vida cristiana. Todos los sermones son exposiciones versículo por versículo de la Palabra. Ciertamente nuestros maestros usan comentarios y ayudas de estudio de la Biblia pero son las Escrituras mismas las que son estudiadas.
He encontrado algo asombrosos –cuando las personas son alimentadas con una dieta firme de verdad bíblica tienen muy poco antojo del algodón de azúcar de las modas pasajeras. ¿Por qué cambiarían la fuente de la vida por cisternas rotas (Jer. 2:13)? Por supuesto muchos las tienen y lo hacen, pero la solución no es andar a gatas dentro de la cisterna, es exhibir la fuente.
Pero este enfoque de “regreso a la Biblia” tiene un problema fatal –estamos en medio de una crisis de confianza en la suficiencia y autoridad de la Escritura. Si no creemos que la Palabra de Dios es suficiente, entonces no las exhibiremos si no creemos en la autoridad final de la Palabra entonces buscaremos alternativas. Lo que el mundo y la iglesia necesitan hoy son hombres y mujeres de Dios que crean con todo su corazón en la suficiencia de Su Palabra. Necesitamos una iglesia que no se avergüence de Cristo y de Su Palabra (Lucas 9:26), una iglesia que audazmente proclame la verdad desde los tejados. Se registra que una vez Charles Spurgeon dijo: “Usted no necesita defender a un león cuando esta siendo atacado. Todo lo que usted necesita es abrir la puerta y dejarlo salir”. Junto con Spurgeon, yo creo que es tiempo de una vez más abrir la puerta y dejar a la Palabra hacer su obra.
Traducido por Armando Valdez
[i] John Macarthur, Jr. Difícil de Creer, (Nashville: Thomas Nelson Publishers, 2003), p.12.
[ii] Ibíd.., p.13.
Infierno: El Horno de Fuego
Infierno: El Horno de Fuego
por
John MacArthur
Mateo 13:47-52
Tomado de www.biblebb.com titulado Hell-the Furnace of Fire
Introducción
Nuestro Señor habló acerca del infierno; El dijo muchas cosas acerca la morada de los perdidos. Pero quizás la cosa más terrorífica que Jesús dijo acerca del infierno fue la que dijo a los líderes religiosos judíos en Mateo 23:33 “¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?” Parece extraño para nosotros escuchar palabras como esas viniendo de la boca del Señor Jesucristo, puesto que no lo asociamos con el infierno como deberíamos. El habló más del infierno que del amor. El habló más acerca del infierno que otros predicadores en la Biblia combinados. Si debemos moldear nuestra predicación basándonos en esto, el infierno sería el tema de principal para todos nosotros.
Durante una entrevista que ví por televisión, un reportero preguntó a una joven envuelta en el rock punk, “¿Qué es lo que buscas con eso?” Ella dijo, “Estoy buscando la muerte” El reportero preguntó porqué, ella dijo: “¡Quiero morir para poder ir al infierno y tener diversión!”
¡Que decepción! El infierno no es diversión. Un escritor dijo: “No hay manera para describir el infierno, nada en esta tierra se le puede comparar. Ninguna persona que viva tiene una idea de lo que es. Ningún loco en un vuelo salvaje de demencia puede saber el horror. Ningún hombre en delirio puede imaginarse un lugar tan completamente terrible como este. Ninguna pesadilla que se atraviese por una mente febril puede producir jamás un terror que se asemeje al de un infierno suave. Ninguna escena de un asesinato sangriento y una herida grave puede sugerir una repulsión que pueda tocar el borde del terreno del infierno. Dejemos que el mas dotado escritor agote su habilidad en describir esta crepitante caverna de interminables llamas, y el no solo tocará levemente las orillas del infierno.”
En Mateo 13:47-52, nuestro Señor relata una parábola que advierte acerca del infierno. En las parábolas de Mateo 13, el Señor habla acerca del período de historia entre Su resurrección y Su regreso. El es el Rey, y El reina en el mundo. El permite que el bien y el mal crezcan juntos durante este período de tiempo, como lo aprendemos en la parábola del trigo y la cizaña. El está tolerando el mal en este período. Pero eventualmente habrá un tiempo de juicio. Vemos las parábolas que describen la naturaleza del Reino, el poder del Reino y la apropiación personal del Reino; ahora vamos a ver la última parábola, que advierte el juicio venidero. La parábola dice que en el fin, habrá una separación eterna de los condenados y de los redimidos. Hoy, cerca de cinco mil personas en Estados Unidos mueren a diario y entran a una eternidad, y la mayoría de ellos van al infierno. Veamos la imagen que el Señor traza en Su advertencia.
I. LA IMAGEN (vv. 47-48)
A. La Captura de la Colecta (v.47)
“Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar; recoge de toda clase de peces”
Las imágenes que Jesús da en la parábola, nos ayudan a comprender lo que El esta enseñando. La pesca era una actividad común en el tiempo del Señor. Algunos de los discípulos eran pescadores, así que ellos claramente comprendían lo que Jesús estaba hablando. Básicamente, había tres maneras de pescar en aquel tiempo. Los pescadores aun usan esos métodos en Israel el día de hoy en el Mar de Galilea. La primera manera era con…
1. EL USO DEL SEDAL CON ANZUELO
En Mateo 17, cuando Jesús le dijo a Pedro que pagara los impuestos de ambos, El dijo: “…ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero, tómalo y dáselo por mi y por ti” (v.27). En este incidente, se usó el método con sedal y el anzuelo para pescar.
La segunda manera de pescar era por…
2. EL USO DE ECHAR LA RED
Cuando el Señor vino con Pedro y Andrés en Mateo 4, verso 18 dice que ellos estaban “echando la red en el mar”. Echar la Red (Gr. Amphiblestron) era una red especial. Era circular y tenia peso en su perímetro. Un pescador podía echar su red sobre sus hombros, caminar a la orilla y arrojar la red. La red caería al agua a lo largo, en circulo abierto y sus pesas en sus extremos traerían la red hacia abajo sobre todos los peces que hay en el área. Luego los pescadores jalarían la cuerda atada a su mano para acercar la red al saco, y traer lo capturado a la orilla.
El Señor tenía la red en mente cuando el llamó a los discípulos a ser pescadores de hombres (Mat.- 4:19). El buscó a los discípulos para que arrojaran la red, y capturar hombres para Cristo.
El tercer método de pescar, con que el Señor se refirió en Mateo 13:47, envuelve…
3. EL USO DE UNA RED DE ARRASTRE (RED BARREDERA)
Esta es una red completamente diferente, como indica el uso de la palabra Griega sagene. La red de arrastre es también conocida como una “red de jorro” o “red barredera”. Es una red muy larga. El comentarista bíblico R.C.H. Lenski dice que algunas de esas redes cubrían media milla. Por su largo, no podían ser usadas por un solo hombre.
Cuando se usaba, una orilla de la red era atada a la costa, y la otra era atada al bote. El bote podía irse al mar y la red se extendía. Después que la red era extendida, el bote comenzaba a moverse en círculos. Debido a que el borde de arriba de la red flotaba y el borde de abajo tenía peso, se movía a través del mar como una pared vertical. Al completarse el círculo el bote volvía hacia donde estaba atado la red en la orilla, toda la vida del mar que estaba en el circulo que el bote hacía era capturado dentro de las paredes de la red.
Cuando el Señor habló de echar la red, El se refería en una manera positiva; El usaba esta ilustración de los discípulos pescando hombres para Cristo (Mat. 4:19). Cuando El habló de esta (red barredera) Red, estaba hablando acerca de la reunión de los hombres en el juicio.
El Señor enfatizó dos importantes cosas en el verso 47: el tamaño de la red era inmenso, y en la captura estaban todos incluidos. La red arrastraba toda criatura viva o muerta, así como algas marinas y otras cosas. Captura toda forma de vida en el área que la red abarcaba.
Eso nos lleva al verso 48
B. La Pesca Clasificada (v. 48)
“y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera”
Esa era una escena muy común en aquellos días. El pescador seleccionaba la pesca colocando las cosas buenas dentro de un cesto. Si ellos iban a transportar algo, lo mantenía vivo en una cesta conteniendo agua. Y arrojaban lo que no les servía.
Ahora comprendamos la ilustración, miremos…
II. EL PRINCIPIO (v. 49)
Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,
A. El Enfoque de la Parábola
Hay muchas cosas que podríamos decir de la parábola, pero el Señor se esta enfocando en un elemento: el proceso de separación que los pescadores hacían al atravesar la orilla. El enfatizó ese aspecto de la parábola como una ilustración de los ángeles separando a los buenos de los malos en el juicio.
Durante esta era en que el bien y el mal existen juntos, Dios tolera el mal. Pero vendrá un tiempo cuando El separará a aquellos que son súbditos de su Rey de aquellos que no lo son. Poco a poco, sin llamar la atención y silenciosamente, la red de Dios se esta moviéndose a través del mar del tiempo y trayendo todo hombre a las orillas de la eternidad para esta inevitable separación. La red arroja todo tipo de peces; esto sin discriminación. Así que el verso 47 dice: el Reino de los Cielos es como una red que se mueve silenciosamente a través del mar de la vida. Con el tiempo las personas despertarán a lo que Dios esta haciendo, ellos estarán listos para ser llevados a las orilla para ser separados.
La única aplicación espiritual que el Señor hace de la parábola es la del proceso de separación en la orilla. El no comenta nada más. Yo creo que podemos enfocarnos solo en esa cosa, y aprender de la parábola lo que el Señor intentó enseñar.
1. EL TIEMPO DE LA SEPARACION
El verso 49 dice que la separación será “al fin del siglo”. El juicio del hombre ocurrirá cuando Jesús regrese a la tierra para establecer su reino glorioso. Jesús no estaba tratando de señalar cronológicamente cada elemento del juicio cuando El dijo esto. El nunca especificó aquí lo que significa el Juicio del Gran Trono Blanco, la separación de las ovejas y los cabritos, o el Juicio del bema (cuando los creyentes serán recompensados después del Rapto.) El solo estaba estableciendo en forma general que al final todas las personas en el mundo serán llevadas en la red del juicio.
2. LOS AGENTES DE LA SEPARACION
Notemos que el verso 49 dice que los ángeles son los que separarán a los buenos de los malos. Ellos son mencionados también como separadores en la parábola del trigo y la cizaña (Mat 13:41). La Biblia deja claro que los ángeles son los agentes del juicio de Dios (Mat, 24:31; 25:31; Apoc. 14:18-19)
Dios tolerará el bien y el mal creciendo juntos en Su Reino desde ahora, pero el tiempo de la separación se esta acercando cada día. Jesús también habló de la separación de los creyentes de los incrédulos en Mateo 25:31-34 donde El dice: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.” En Juan 5:25-29 Jesús dijo que el regresará en la resurrección de todos los hombres: algunos “a resurrección de vida” otros a “resurrección de condenación”. En esa final separación, Dios determinará el destino eternal de cada alma que ha vivido.
B. La Funciones de la Parábola
Algunas personas se preguntan porqué Jesús dio la parábola de la red, que habla acerca de la separación de los buenos y los malos, cuando El ya había hablado acerca de esa separación en la parábola del trigo y la cizaña. Una razón que el usó esto es porque la parábola del trigo y la cizaña enfatiza la coexistencia del bien y el mal, y no la separación del bien y el mal. Otra razón porque Jesús habló sobre la parábola de la red fue debido a su compasión por el hombre, El quiere advertirnos acerca del infierno. El dijo: “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.” (Mat. 25:13; cf. Mar. 13:35). Jesús amonestó a la gente a no tomar sus pecados con ligereza porque inevitablemente que serán contados delante de Dios. El dijo que vendría un tiempo en que los hombres vivirán como en los tiempos de Noe y el juicio vendría después (Luc. 17:26-27). A través de Su profeta Juan el Bautista, el dijo que el vendría quemar a los perdidos “en fuego que nunca se pagará” (Mat. 3:12)
Cuando Jesús miro a la gente alrededor de El en Mateo 9:35-38, el vio la cosecha moviéndose a través del juicio. Su corazón estaba lleno de compasión por la gente en camino a la condenación. Jesús mostró Su corazón compasivo por los hombres advirtiéndoles de la inevitable separación en la parábola de la red.
Dios no tiene placer en ver a los perdidos perecer. El “no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2ª Ped. 3:9). Primera Timoteo 2:3-4 dice que Dios, nuestro Salvador: “Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” Jesús lloró por Jerusalén diciendo: ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!” (Mat 23:37) El también dijo a los judíos: “…y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (Jn. 5:40) Jesús advierte a los hombres porque El los ama.
El Reino de los Cielos es como una red. La red se mueve a través del mundo invisible. Cuando la red toca la parte de atrás del pez, la criatura simplemente nada más hacia adelante, disfrutando lo que parece ser una libertad permanente. Los hombres se mueven en este mundo imaginándose así mismos siendo libres, satisfaciendo sus propios deseos, con un poco de conocimiento de que la red del juicio se acerca mas y mas. Cada vez que los hombres son tocados por la red, ellos se mueven un poco mas adelante. Eventualmente ellos chocarán con la parte de la red delante de ellos. Ellos harán una carrera salvaje para escapar, pero finalmente se rendirán totalmente a la red. Finalmente, ellos serán llevados a la orilla, sacudiéndose al entrar a la muerte.
Los hombres no pueden ver a Dios moviéndose en el mundo, pero El se esta moviendo. Cuando ellos son tocados por el evangelio de Jesucristo, o se asusten cuando sean llevados a juicio, serán lanzados a la libertad que ellos piensan que tienen. Pero tarde o temprano, ellos se encontrarán capturados en la red que se mueve hacia ellos hacia el juicio. El Reino finalmente tragará a todos los hombres, y Dios los separará con Su ángeles.
III. EL PELIGRO (v. 50)
“y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.”
Ese es un versículo horrible. Si hubiera una doctrina en la Biblia que pudiera ser no deseada, sería la doctrina del infierno. Pero el infierno no puede ser eliminado de la Biblia. Los perdidos serán echados al “horno de fuego” estas terribles palabras de nuestro Señor. El hablo del infierno más que cualquier otra cosa en la Biblia, y por una buena razón. La gente probablemente no escucharía a alguien que tratara de enseñarles acerca del infierno. Cristo tendría que ser el único que hablara sobre el infierno. No podemos concebir la condenación eterna. Cristo enfatizó el infierno en Su predicación. Si piensas que es cierto, entonces debes prestar atención en Su ministerio.
A. La Discusión del Infierno
1. MATEO 5:22, 29-30
Lee lo que Jesús dijo acerca del infierno en Mateo 5: En el verso 22, El dice: “…y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego”. Y Luego dice en los versos 29-30: Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
2. MATEO 8:12
Aquí, el Dijo que: “mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.”
3. MATEO 11:20-24
“Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo” Jesús condenó a la gente que no se arrepintió de su pecado y dijo que ellos irían al infierno (vv. 21-24). Estas son palabras serias de nuestro Señor.
4. MATEO 12:36-37
Jesús dijo: Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio, Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado
El Señor constantemente habló del infierno. El hablo acerca de ello en Mateo 23:14-15, 33 25:29-30, 41,46; Marcos 9:43-48; Lucas 6:24-26 y 12:5. En Lucas 16:19-31, Jesús contó una historia acerca de un hombre rico que murió y fue llevado al infierno. El hombre estaba en tal tormento que gritaba a Abraham que enviara a Lázaro con agua para refrescar su lengua (v.24)
Basado en el ejemplo de Cristo, el énfasis en predicar sería sobre el infierno. Pero la gente no hace esto el día de hoy. Estoy convencido de que hablamos muy poco acerca del infierno. La verdad acerca del infierno es tan terrible y horrenda que si el Señor no hablara sobre el infierno, no creeríamos que existiera.
B. La Descripción del Infierno.
¿Que es el infierno? Déjeme dar cuatro verdades acerca del infierno que creo que responderá a esta pregunta:
1. EL LUGAR DEL CASTIGO
El Infierno es un lugar de absoluto tormento y miseria horrible. La Biblia lo define las tinieblas de afuera (Mat. 8:12; 22:13). Es un lugar de oscuridad impenetrable sin luz. ¿Has estado en la oscuridad en la noche y esperando la luz del día, o estar en un cuarto oscuro sin ninguna luz? La Oscuridad rodea a aquellos que serán llevados al infierno para la eternidad; no habrá esperanza de ver la luz.
La Biblia también dice que el infierno es un lugar de fuego (Mat. 25:41). El fuego del infierno es como un fuego cuando se usa para quemar algo. Dios usa la palabra fuego para describir el infierno como un lugar de tormento, un lugar donde no habrá alivio para el sufrimiento. Dios usa la oscuridad y el fuego para describir el tormento de los condenados.
La Biblia nos da dos elementos de cómo las personas responderán al infierno. Uno es en la parábola que el Señor relata en Lucas 16, donde el hombre que fue llevado al infierno clamaba: “Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.” (v.24). la otra es la declaración que frecuentemente Jesús hizo, diciendo que el en el infierno: “allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mat 8:12; 22:13; 24:51; 25:30; Luc 13:28). El infierno no será un lugar de diversión; sino que será un lugar de lloro, gritos, crujir de dientes y de tormento sin alivio.
2. LOS DETALLES DEL CASTIGO
El infierno es un lugar de tormento sin alivio para el alma y el cuerpo. Cuando un incrédulo muere, su alma deja la presencia de Dios, y se va al infierno. Su alma probablemente no es llevada al lago de fuego donde todos los incrédulos serán arrojados después del Juicio del Gran Trono Blanco (porque un cuerpo es requerido para soportar el fuego), pero aun irá a un lugar de tormento (como es ilustrado por el hombre rico que murió y fue llevado al infierno en Lucas 16).
Cuando las personas no salvas mueran, sus almas descenderán al infierno. En el futuro, habrá la resurrección de los cuerpos de los condenados, y en este tiempo a los condenados les serán dados un cuerpo trascendente para que ellos puedan ser arrojados al lago de fuego. Los cristianos serán resucitados en ese tiempo, y les serán dados un trascendente y glorificado cuerpo para habilitarlos para que vivan eternamente en el cielo. Aquellos que son condenados al infierno serán resucitados para darles nuevos cuerpos para el solo propósito de ser castigados para siempre en esos cuerpos (Jn. 5:25-29; Apoc. 20:11-15). Por esto Jesús dijo: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mat. 10:28). Algunas personas piensan que el infierno será experimentado solo en sus conciencias. Pero el infierno será experimentado en el cuerpo, también. Transcendentes cuerpos eternos son los que serán dados a los condenados; ellos sufrirán en esos cuerpos para siempre. Los cuerpos de los hombres no están habilitados hoy para pasar por el infierno porque ellos serán consumidos en un momento.
¿Como sabemos que los condenados tendrán cuerpos en el infierno? Primero, el Señor dijo que el infierno es un lugar donde “el gusano de ellos no muere” (Marcos 9:44; 46,48). Cuando el cuerpo es llevado a la tumba, los gusanos comienzan a consumirlo, una vez que el cuerpo es consumido, los gusanos mueren. Pero en el infierno, los gusanos que consumen los cuerpos nunca morirán porque los cuerpos nunca serán totalmente consumidos. En otras palabras, lo que el Señor esta diciendo es que el tormento sin alivio del cuerpo será para siempre en el infierno. Segundo, el Señor describió el infierno como un lugar donde “el fuego nunca se apaga” (Marc., 9:44, 46,48). Un fuego siempre se apaga cuando nada la da el combustible. Pero porque el fuego del infierno nunca terminará su combustible, nunca terminará. El infierno será un lugar de tormento sin alivio para el cuerpo y el alma.
3. LOS GRADOS DE CASTIGO
Los tormentos sin alivio en el infierno serán experimentados por diferentes personas en grados diferentes. El infierno será horrible para cada uno, pero algunas personas sufrirán más que otras. Hebreos 10:29 dice: “¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pactoj en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?” En otras palabras, aquellos que recibieron mas conocimiento de lo que Cristo hizo por ellos pero aun le rechazan, recibirán un castigo mas severo en el infierno.
En Mateo 11, cuando Jesús condenó a las personas en la ciudades que lo rechazaron, El dijo: “Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti.” (v.24). El Infierno no será tolerable para nadie, pero Jesús estaba diciendo que será mas tolerable paras personas de Sodoma (quienes no vieron los milagros ni oyeron de Sus palabras) mas que aquellos que fueron testigos de Sus milagros y escucharon Sus palabras. En una parábola acerca de su Segunda Venida, Jesús dijo: “Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.” (Lucas 12:47-48)
Asi que, el infierno será un lugar de tormento sin alivio del cuerpo y el alma en varios grados. John Gerstner dijo: “El Infierno tendrá tales grados de castigos severos que un pecador si pudiera, daría todo el mundo para que sus pecados fueran menos”.
4. LA DURACION DEL CASTIGO
El infierno será un lugar de tormento sin alivio para el cuerpo y el alma en varios grados, y será sin fin. Los gusanos nunca morirán; el fuego no se apagará; la luz nunca resplandecerá y el alivio dulce de la muerte no vendrá. La única razón de que algunas personas soportarán esta vida con todos sus sufrimientos y enfermedades es porque creen que la muerte les traerá alivio. Pero no es así. Porque el infierno es eterno, la gente se volverá loca. Usted dirá: “¿Esta seguro de que el infierno es para siempre?” Si, porque Jesús dice que los perdidos “irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mat,. 25:46). Infierno y Cielo son eternos.
Dios nunca dijo que el infierno era para las personas. El lo hizo para el diablo y sus ángeles. Pero las personas escogieron ir al infierno al rechazar a Cristo. Algunas almas están sufriendo el tormento ahora mismo, y están esperando sus cuerpos resucitados por miles de años. Pero aun cuando ellos reciban cuerpos trascendentes, ellos no están cerca del fin del eterno castigo que cuando ellos entraron al principio al infierno. ¡Por esto Jesús tuvo que enseñar acerca del infierno!
El gran santo John Bunyan escribió: “en el infierno no tendremos compañía que la de las almas condenadas, con la compañía de innumerables demonios, para mantener esa compañía. Mientras se encuentre en este mundo, el pensamiento del Diablo es aparecérsele, hacer que su carne tiemble de miedo, y hacer que se le paren los cabellos de su cabeza. Pero lo que marchitará eso, no solo es la aparición del diablo, sino la real sociedad de todos los demonios del infierno que estarán acompañándolos, aullando, rugiendo y con alaridos en una manera horrorosa que agudizará su fin aun mas. Y estará más loco por la angustia y los tormentos. Si después de 10 mil años un fin debe venir, habrá alivio. Pero aquí es la miseria, aquí usted debe estar para siempre, para siempre. Cuando usted esté con la compañía de innumerables rugidos de demonios, debe pensarlo bien, esta es mi porción eterna. Cuando este en el infierno tantos miles de años como las estrellas del firmamento o como las gotas del mar, o en las granos de arena de las orilla del mar, usted estará allí para siempre. ¡Oh, esta será una palabra que siempre atormentará el alma!”
Muchas personas están en la red y moviéndose hacia el inevitable horno de fuego.
Podemos ver la ilustración el principio, y el peligro. Veamos ahora…
IV. LA PROCLAMACION (vv. 51-52)
A. La Comprensión del Mensaje
1. LA OBSERVACION (v. 51a)
Jesús dijo a sus discípulos en el verso 51, «¿Habéis entendido todas estas cosas? El les estaba diciendo: “Lo han pensado bien en sus mentes toda la información de las parábolas? ¿Entienden que en la era de la Iglesia el bien y el mal coexistirán, aun el bien continuará creciendo en influencia? ¿Entienden que para llegar a ser parte del Reino es para comprar todo lo que Cristo ha renunciado y les ha dado todo lo que ahora tienen? ¿Pueden ver como en el fin, habrá una inevitable separación del bien y del mal?
2. LA RESPUESTA (v.51b)
Los discípulos dijeron “Si, Señor” para confirmar que ellos entendieron todo lo que Jesús les dijo. Yo creo que Jesús aceptó su afirmativa respuesta, sin embargo, El pudo haberles dicho lo que les dijo en el verso 52. ¿Por qué les preguntó a los discípulos si le entendieron? En Mateo 9:36-38, cuando Jesús vio al mundo como una cosecha que Dios pronto juzgaría, El dijo: “Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (v.38). En Mateo 10, El llamó a los discípulos, y en los capítulos 11 y 12 El los entrenó. Aquí en Mateo 13, El les dijo a sus discípulos acerca del misterio del Reino. Luego les preguntó en el verso 51, “¿Entendieron lo que les dije? Están listos para ir afuera a la cosecha y advertir a las personas del juicio venidero?” Los discípulos dijeron: “Entendimos lo que dijisteis, estamos listos”
B. La Conclusión del Mensaje
1. LA OBSERVACION (v. 52a)
El les dijo: Por eso todo escriba (Gr grammateus= aprendiz, maestro, o interprete del a ley) docto (Gr. Matheteuo= discípulo) en el reino de los cielos es…
Jesús ha instruido a los discípulos acerca del Reino de los cielos. El les dijo: “ahora están discipulados, maestro bíblico”. Eso es lo que un escriba es: un estudiante e intérprete de la Escritura, un teólogo, doctor de la ley, un predicador. Algunos eran miembros del Sanedrín. Un escriba era una autoridad en el Antiguo Testamento y tradición, y llamado “Rabí”. Ellos eran influyentes. Jesús estaba diciendo que justo así como los líderes judíos entrenaban a sus escribas, El había entrenado a los discípulos para ser maestros bíblicos,
2. LA COMISION (v. 52b)
“…semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.».
Jesús entrenó a sus discípulos para ser obreros en la mies y advertir a los hombres acerca del juicio venidero. El dijo aquí a los discípulos que ahora eran como un padre de familia que provee de su tesoro las necesidades de las personas. Si alguien necesita ropa, comida o cuidado, el padre de familia se lo dará.
El padre de familia era también suficientemente sabio para administrar las cosas nuevas y viejas, así que las cosas viejas serán finalmente sin uso. El será un sabio Administrador de todo lo que posee.
Los discípulos son ahora los padres de familia con un tesoro lleno de cosas nuevas y viejas. En otras palabras, ellos sabían el Antiguo Testamento y sabían acerca de los misterios del Reino. Ellos no solo enseñarían acerca del Antiguo Testamento y la tradición de los escribas Judíos. Todo lo que los escribas sabían del Antiguo Testamento. Pero los discípulos tenían el conocimiento de las cosas viejas y las cosas nuevas cosas en perfecto balance. Dios los ha llamado y los ha entrenado, y ahora quiere que repartan su conocimiento.
El termino “sacar” cerca del final del verso significa “arrojar afuera, dispersión al exterior”. Jesús está diciendo: “Ahora tiene todo este tesoro, así que sáquenlo fuera”. El les esta diciendo que sean liberales con las riquezas que tienen: “Ahora que han sido entrenados como maestros bíblicos, den lo que Dios les ha dicho en el pasado y lo que se les ha dicho acerca del Reino”.
Jesús vio hombres en su camino al infierno (Mat. 9:36-38). Por eso es que dijo a sus discípulos acerca del Reino. El dijo que el bien y el mal coexistirán por un tiempo, pero viene una separación inevitable y juicio. Jesús quería que proclamaran esta verdad.
C. La Continuación del Mensaje
Debemos proclamar el mismo mensaje que los discípulos proclamaron: Las personas del mundo están van rumbo al infierno. En Mateo 22, el Señor dio una parábola similar ala parábola en Mateo 13:47-50. En esa parábola, un rey tuvo una fiesta de bodas. Muchas personas asistieron. Cuando el rey llegó y vio a sus invitados, el vio a un hombre que no estaba vestido de bodas. (el hombre era como un pez atrapado en la red de arrastre de el Reino) El rey dijo: “Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda?…” (v.12). El hombre sin vestido de boda enmudeció. Entonces el rey dijo a sus sirvientes: “Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.” (vv. 13-14).
La red del Reino capturará a muchas personas, pero no todas las capturadas pertenecerán al Reino. Desde que conocemos los misterios del Reino, tenemos la responsabilidad de hacerlos conocer a los demás. Pablo dijo en 2ª Corintios 5:11: “Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres..” si estamos preocupados sobre el hecho de que las personas están muriendo y yéndose al infierno, entonces somos egoístas. Los cristianos de hoy parecen haber perdido su preocupación por los no salvos.
D. La Circunscripción del Mensaje
Recientemente, un programa de una organización “cristiana” me envió una carta con una lista de cosas que ellos no querían discutir en sus programas. La carta decía que ellos querían ser buenos vecinos en su variedad de oyentes; por tanto, cuando preparaban el material para sus estaciones, algunos tópicos debían ser omitidos: critica a otras religiones, conversión, misioneros, creyentes, incrédulos, el Antiguo Pacto, El Nuevo Pacto, La Iglesia, la cruz, la crucifixión, Calvario, Cristo, la sangre de Cristo, salvación solo a través de Cristo, redención solo a través de Cristo, el Hijo de Dios, Jehová, y la vida cristiana. Entonces la carta decía: “nuestros oyentes están hambrientos de palabras de alivio. Pedimos que te limites a estas restricciones de manera que la Palabra de Dios pueda continuar adelante. Por favor ayúdenos a mantener nuestra posición de traer paz y alivio a aquellas personas que están sufriendo.”
¡Eso no es alivio, eso es maldición! Un falso alivio maldice a las personas. Debemos hablar a las personas la verdad.
Centrándose En Los Hechos
1. Si vamos a usar la predicación de Cristo como un ejemplo de como debemos predicar, ¿cual sería nuestro tema principal?
2.¿Que nos dice la parábola en Mateo 13?
3.¿Cuáles son las tres maneras de pescar en el tiempo de Jesús? ¿Dónde encontramos ejemplo en el Nuevo Testamento de las primeras dos clase de pesca?
4.¿Que nos ilustra la red de bastidor? ¿Qué nos ilustra la red de arrastre?
5.¿Cuales son las dos cosas que enfatiza Jesús en Mateo 13:47?
6.¿Que elemento de la parábola de la red de arrastre enfocó nuestro Señor? ¿qué hace ese cuadro del elemento?
7.¿Cuando ocurrirá el juicio del hombre? ¿Quienes serán los agentes del juicio de Dios? (Mat. 13:49)
8.¿Porqué enseñó Jesús la parábola de la red de arrastre?
9.¿Que siente Dios al ver a los perdidos morir?
10.Describe las tinieblas del infierno. ¿Qué significa la palabra “fuego” cuando es usad apara describir el infierno?
11.Da dos elementos de como las personas responden en el infierno.
12.¿Que les sucede a los incrédulos cuando mueren? ¿Qué le spasará en el futuro?
13.¿Porque Dios les da a los incrédulos un cuerpo trascendente en la resurrección de los condenados? ¿Cómo podeos saber que los condenados tendrán cuerpos eternos en el infierno?
14.¿Como sabemos que hay diferentes grados de castigos en el infierno?
15.¿Cuanto tiempo estará la gente castigada en el infierno?
16.¿Que les preguntó Jesús a sus discípulos en Mateo 13:51a? ¿Por qué les hizo esa pregunta a sus discípulos?
17.¿Que esta diciendo Jesús en Mateo 13:52a? ¿qué significa “escriba” en ese verso?
18. Ahora que los discípulos estaban instruidos acerca del Reino de los Cielos, ¿Como se mostraron? (Mat. 13:52)
19.¿Que quiso decir Jesús cuando el describió a los discípulos como padre de familia con un tesoro lleno con cosas viejas y cosas nuevas? (Mt. 13:52)
20.¿Qué implica el término “sacar” en lo que los discípulos debían hacer con su tesoro? (Mt. 13:52b)
21. Debido a que conocemos los misterios del Reino, tenemos que ___________ para hacerlos conocer a __________
22.¿Que es lo que hace el falso alivio? ¿Qué debemos decirle a los demás?
Reflexionando en los Principios
1. Cuando Jesús miró hacia el mundo en Mateo 9:36-38, El tuvo compasión sobre la multitud de hombres encaminados al juicio. ¿Qué actitud tenemos acerca de los perdidos? Aunque es correcto odiar el pecado, ¿nos libra eso de la obligación de ser compasivos con los incrédulos? Jesús vino al mundo “no a llamar a justos sino a pecadores al arrepentimiento” (Marc. 2:17b). Pensemos en algunos ejemplos de la compasión de Jesús por los no salvos. ¿Muestras la misma clase de compasión hacia los perdidos? ¿Pide a Dios que te de un corazón que continuamente exprese la misma compasión de Jesús hacia los incrédulos, y que pase por alto la necesidad de que sea quitado el pecado en las vidas de las personas.
2. La Biblia enseña que las personas no salvas irán al infierno (Mat. 25:41), y que el infierno es eterno (Mat. 25:46) Lea Juan 12:48, Romanos 2:3-6; Colosenses 3:25 y Apocalipsis 20:12-15. ¿Escapará alguno del juicio? No sabemos cuando vendrá el juicio de Dios al hombre; todo lo que sabemos es que es inevitable. Jesús no quiere que todos los hombres que mueran, sabe la importancia de dejar al hombre saber que el podía haber sido redimido. El dios a sus discípulos todo lo que necesitaban saber en Su obra de llamar a los pecadores al arrepentimiento. Jesús tenía una estrategia: En Mateo 10, El llamó a sus discípulos. En los capítulos 11 y 12, El los entrenó. En el capítulo 13 El les dijo acerca del misterio del Reino, y del juicio venidero a todo hombre. Luego El envió a sus discípulos a predicar el mensaje de salvación, y a entrenar a otros a llevar ese mensaje. ¿Tienes una estrategia para alcanzar a las personas no salvas que conoces? Si no, has una lista de personas a las te gustaría compartir el evangelio; luego decide como lo vas realizar. Ora por esas personas. ¿Sabes como testificar a una persona no salva? Si no, pregunta a un cristiano con conocimiento o consulta un libro que explique como compartir el evangelio con personas no salvas. Busca que versículos usar. Haz un compromiso de memorizar esos versículos.
Tony Capoccia
Bible Bulletin Board
El Evangelismo del Llamado al Altar
El Evangelismo del Llamado al Altar
Por Paul Alexander
Por lo que podemos ver desde nuestra percha pequeña aquí en DC, el método de invitación de llamado al altar está aún en uso hoy. Es decir, no es casi tan prominente como solía estar en la cumbre de las cruzadas de Billy Graham. Algunos han dejado de llamar a las personas a recorrer el pasillo y hacer una decisión pública por Cristo porque piensan que su teología insinúa que invitar a las personas a responder a Cristo es innecesario. Otros han dejado de llamar a las personas a pasar al frente porque piensan que todos los que alcanzan a oír ya son salvos.
Aún, hay muchas iglesias por ahí que cantan la última estrofa de Have Thine Own Way solo un vez más como para esperar al pecador convicto a que salga de la banca hacia una relación nueva con Cristo. Pero si bien esto es todavía algo popular, pensamos que el sistema de invitación ha hecho más daño que bien entre muchas iglesias evangélicas. No implementamos un llamado al altar en ningún servicio aquí en Capitol Hill Baptist, y desalentaríamos a otras iglesias a hacerlo también. Pero no nos abstenemos porque somos hiper-calvinistas o universalistas. Así que ¿Por qué menospreciar una tradición avalada por el tiempo?
1. El llamado al altar con demasiada facilidad confunde el acto físico de “pasar al frente” (caminando por un pasillo) con el acto espiritual de “venir a Cristo» (el arrepentimiento y la fe). Las personas son instadas a responder al llamado como si ese pasar al frente fuese el elemento crítico de convertirse. Pero lo que se requiere para la salvación no es caminar por el pasillo. Es arrepentimiento de pecado y fe en Jesucristo (Marcos 1:15). El arrepentimiento inicial y la fe – la conversión – pueden ocurrir dondequiera, en el banco de la iglesia o en el bar.
2. Esta confusión engaña a las personas acerca de su estado espiritual. Alienta a las personas a pensar que han respondido al evangelio salvándose de corazón solamente porque han respondido al llamado externamente y le han pedido que haga una oración en el altar. Pero esto no es necesariamente cierto. Simplemente no es el caso que solamente porque alguien responde al llamado después del sermón, este ha respondido al evangelio en arrepentimiento y fe. Hebreos 6 advierte que existen personas que no solo no han respondido al llamado, sino que “es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero” quien, a pesar de estas pruebas aparentemente convincentes, no gustan “de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación” (Heb 6:4-5, 9; Para un tratamiento histórico, vea a Evangelicalism Divided Carlisle, PA: Banner Of Truth, 2000 de Iain Murray). En otras palabras, hay un tipo de experiencia espiritual verdadera del Espíritu Santo, un oír verdadero de la palabra, y aun una observación del poder de Dios, no obstante esto no es salvación. ¿No es esto también el punto de la parábola del Sembrador (Marcos 4:1-20)? El movimiento espiritual temporal, externo y emocional no necesariamente implica una conversión interna.
3. Esta confusión a menudo obscurece los requisitos del arrepentimiento y la fe. Esto es a menudo como las personas son conducidas engañosamente a pensar que son cristianos cuando de hecho no lo son. Miles de sermones han sido predicados que han fracasado para presentar el arrepentimiento y la fe (Marcos 1:15) como la forma no negociable de responder al evangelio en salvación. Entonces las personas reciben instrucciones de responder al llamado para “aceptar a Jesús” (un lenguaje no encontrado en ninguna parte de la Biblia), y son alentadas sobre esa base a sentirse seguras de su salvación y aun alentadas a unirse a la membresía de la iglesia local, nunca se les dice que deben arrepentirse de sus pecados y que deben creer en el evangelio si han de ser perdonadas. Y aun si el arrepentimiento y la fe fueron predicados en el sermón, a menudo a las personas que pasan al frente no se les advierte que ellos –individualmente– deben arrepentirse de sus pecados y deben depositar su confianza en Jesucristo y deben llevar fruto bueno y duradero que confirme la autenticidad de su profesión inicial; (Mat. 7:15-27 Juan 15:8, 16). Solo son alentados a responder al llamado y “tomar una decisión por Cristo» o “aceptar a Jesús en su corazón”. Estas personas son así amablemente pero dañinamente engañadas en pensar que se salvan porque respondieron al llamado, hicieron una oración, y fueron recibidas en la membresía de una iglesia local en el acto. Sin arrepentimiento, sin fe, sin santidad confirmada – aunada a la falta de salvación.
4. Esta confusión alienta a las personas a basar su seguridad en un antiguo acontecimiento. El caminar por el pasillo o la oración hecha se convierte en una piedra falsa de recuerdo que se evoca para asegurarse de ello a pesar de su falta de crecimiento o el estilo de vida manifiestamente pecaminoso. Pero la Biblia nos dice a nosotros que no basemos nuestra seguridad en una oración hecha o en el caminar por un pasillo en el pasado cada vez más distante. Nos dice que miremos nuestro amor presente y creciente hacia los demás (1 Juan 4:8,20)), la santidad presente y creciente de nuestros estilos de vida; (Mat. 7:15-27, 1 Juan 3:7-8, Heb 12:14), y la ortodoxia presente y creciente de nuestra doctrina (Gal. 1:6-9; 2 Tim 4:3; 1 Juan 4:2-3; 15).
5. Esta confusión llevan a los falsos convertidos a una falsa seguridad en la membresía de la iglesia. Esto es terrible individualmente porque la persona piensa que él se salva pero no lo es. Y es terrible colectivamente porque estos creyentes falsos son bienvenidos como miembros, comprometiendo la pureza de las listas de membresía de la iglesia y continuando en el pecado en maneras que comprometen la pureza del testimonio corporativo de la iglesia local en la comunidad. La iglesia es el programa de evangelismo de Dios (Juan 13:34-35). Darles la bienvenida a miembros no convertidos por el uso de métodos de evangelismo confusos es cederle el campamento al enemigo, haciendo del evangelismo algo más difícil.
6. El llamado al altar hace que la conversión parezca como una obra del hombre, cuándo de hecho es una obra de Dios. El arrepentimiento y la fe son dones de gracia que Dios otorga sobrenaturalmente, no por obras meritorias que los hombres realicen pasando al frente o haciendo una oración (Hechos 11:18; Efes 2:8-9; 2 Pedro 1:1).
7. El llamado al altar confunde a las personas con respecto a un lugar santo. Hace que la parte frontal de la iglesia parezca como el único lugar para verdaderamente “negociar” con Dios. Pero una teología bíblica del lugar santo prohíbe tales nociones. El interior de un edificio de la iglesia no es más sagrado que cualquier otro sitio ahora que Jesús ha resucitado y ha enviado a Su Espíritu en nuestros corazones. Mientras que la presencia de Dios solía ser localizada de manera representativa en el tabernáculo o en el templo del Antiguo Testamento, el nuevo pacto introduce al corazón de cada creyente a la presencia de Dios. Nuestros cuerpos humanos son los templos del Espíritu Santo, no nuestros edificios de la iglesia (1Cor 3:16-17; 6:18-20; Vea esp. 2 Cor 6:16).
8. El llamado al altar confunde “el pasar al frente” con el bautismo. Confunde el “pasar al frente” como la profesión de fe pública inicial que Dios requiere. Según la Biblia, el bautismo es la forma inicial en la cual nos identificamos nosotros públicamente con el pueblo de Dios (Mat. 28:18-20; Rom 6:1-6).
9. El llamado al altar distrae a los cristianos del punto central del servicio. La reunión semanal principal de la iglesia está dirigida a la edificación de los creyentes (1Cor 14:3, 4, 5, 6, 12, 17, 26). Pero llevar cabo el llamado al altar es a menudo para alentar al cristiano a aplicar el mensaje a los incrédulos y no a ellos mismos. En lugar de auto-examinar sus propios corazones, el llamado al altar a menudo deja a los cristianos examinar los corazones de otros – y salen afuera sintiéndose mejor de lo que debiesen acerca de sí mismos.
¿Pero nuestra reticencia para extender llamado al altar significa que nuestro celo evangelístico ha dejado de fluir? No. Siempre deberíamos invitar incrédulos a una relación con Cristo, ya sea en el domingo por la mañana en iglesia o en la tarde del sábado por los alrededores. ¡No limitemos nuestras invitaciones evangelísticas para los domingos al mediodía! Pero debemos ser precavidos en cómo los invitamos para que tanto nuestro mensaje y la respuesta requerida sea clara.
Al invitar a las personas a una relación con Cristo en el contexto de una reunión de la iglesia, primero debemos tener el cuidado de presentar el evangelio claramente – Dios, hombre, Cristo, respuesta. Dios es nuestro Creador santo y nuestro Juez justo. Todas las personas han pecado en contra de él, tanto en Adán como nuestro representante corporativo, y en nuestras vidas individualmente. Ese pecado merece muerte eterna – la separación de Dios en el Infierno. Pero Dios envió a Jesucristo a morir la muerte que merecíamos por nuestro pecado y nos reconciliemos con El. Y El requiere que nos arrepintamos de nuestros pecados – alejarnos de él – y creer en la divina justicia y el sacrificio substituto de Jesucristo. Cuándo los hacemos – y sólo entonces – Dios nos acredita la justicia de Cristo, y comienzan a llevar nuestro carácter en conformidad con Su Santidad.
Una vez que hemos presentado el evangelio claramente, necesitamos asegurarnos de que ninguna otra respuesta puede ser confundida con la respuesta correcta de la fe y el arrepentimiento verdadero, y perseverante. Para hacer eso, podemos necesitar suspender llamar a las personas al altar, o aun dejar de pedir la oración del pecador a las personas puesto que nunca encontramos a Pablo o a Pedro o a Jesús haciendo eso, ni ordenándonos a que hagamos eso. Si nuestra situación de la iglesia es tal que el pastor es incapaz de descontinuar tales prácticas sin hacer estragos en la unidad de la iglesia, entonces lo menos que debería hacerse es que el pastor explique públicamente que el pasar al frente o realizar una oración no deberían confundirse con la respuesta salvadora hacia el Evangelio. El arrepentimiento y la fe es la única respuesta de salvación – si importar si haya pasado al frente o haya hecho una oración.
Luego, sería sabio dirigir entrevistas individuales de membresía en las cuáles los miembros potenciales, los nuevos o antiguos convertidos, se les pide que den una explicación breve del evangelio y la respuesta correcta correspondiente, junto con algunas pruebas afirmativas de ese arrepentimiento en un estilo de vida piadoso en un período de tiempo. Esta práctica, a la vez potencialmente intimidante, lo vale, porque asegurará que los miembros potenciales hayan entendido y respondido al evangelio bíblicamente en salvación, y evidencia su sinceridad en un estilo de vida converso. Este cuidado los protegerá a las personas de un autoengaño espiritual, conservará la pureza de la membresía de la iglesia local, y protegerá la pureza del testimonio de la iglesia local en la comunidad al rechazar en la membresía a aquellos que no tienen el poder del evangelio para abandonar su pecado.
Para Lectura Adicional
Si a usted le gustaría leer más acerca del método en el evangelismo, vaya Mark 5 sobre Evangelismo en 9 Marks Ministries. Para más sobre el sistema de invitación, contacte a Christian Communicators Worldwide para su folleto titulado Los Peligros del Sistema de Invitación, por Jim Ehrhard, o lea el folleto de Iain Murray titulado El Sistema de Invitación, publicado por Estandarte de la Verdad. Para un tratamiento histórico del método evangelístico y su papel en el movimiento ecuménico en los últimos 50 años, lea Evangelicalism Divided de Iain Murray (Carlisle, Pensilvania: El Estandarte de la Verdad, 2000). Si usted está interesado en las raíces históricas del sistema de invitación, lea Revival and Revivalism de Iain Murray (Carlisle, Pensilvania: El Estandarte de la Verdad, 1994).
Traducido por Armando Valdez
¿Cómo Acercarse a Dios?
Horatius Bonar
Hemos de ir a Dios con nuestros pecados, porque no tenemos nada más que llevar con nosotros, que podamos decir que sea nuestro. Ésta es una de las lecciones que más nos cuesta aprender; con todo, si no la aprendemos no podemos dar un paso correcto en lo que llamamos una vida religiosa.
El buscar algo bueno en nuestra vida pasada, o el hacer algo bueno ahora, si vemos que el pasado no contiene nada que sea bueno, es la primera idea que tenemos cuando empezamos a inquirir acerca de Dios, con miras a resolver las diferencias que hay entre nosotros y Él en cuanto al perdón de nuestros pecados.
«En su favor hay la vida»; y el estar sin este favor es ser desgraciado aquí, y ser excluidos del gozo del más allá. No hay vida digna de este nombre de no ser la que fluye de su amistad segura. Sin esta amistad, nuestra vida aquí es una carga penosa; pero con esta amistad no tememos ningún mal, y toda aflicción se transforma en gozo.
« ¿Cómo voy a ser feliz?» fue la pregunta de un alma atribulada que había probado cien maneras diferentes para llegar a la dicha y había fallado en todas.
«Asegúrate del favor de Dios», fue la respuesta inmediata de uno que había probado, él mismo, que «el Señor es bueno».
« ¿No hay ningún otro modo de ser dichoso?» «Ninguno, ninguno», volvió a contestar decidido el otro. «El hombre ha estado intentando seguir otros caminos para conseguirlo desde hace miles de años, y ha fallado completamente; ¿y tú, esperas conseguirlo?»
«No, no; no quiero seguir haciendo pruebas. Pero este favor de Dios me parece una cosa muy nebulosa; Dios está muy lejos, y no sé por dónde ir para llegar a Él.»
«El favor de Dios no es nebuloso ni es ninguna sombra; es mucho más real que las realidades que te rodean; y Él mismo está más cerca de ti que los objetos más cercanos, y su gracia no es menos segura que cercana.»
«Este favor de que me hablas, siempre me ha parecido algo intangible, algo que se me escapa de los dedos.»
«Di más bien que es como el sol, y que, la nube de que hablas, te lo esconde.»
«Sí, sí, creo lo que dices; pero ¿cómo voy a penetrar en esta nube y llegar al sol que hay detrás? ¡Parece muy difícil y requiere mucho tiempo!»
«Tú eres el que hace distante y difícil lo que Dios ha hecho simple, fácil y cercano.»
« ¿No hay dificultades? ¿Esto es lo que quiere decir?»
«En un sentido, las hay a miles; en otro, no hay ninguna.»
« ¿Qué quieres decir?»
« ¿Puso el Hijo de Dios alguna dificultad al camino del pecador cuando dijo a la multitud:
«Venid, a mí, y os haré descansar?»
«No, eso no; lo que quería decir era que todos fueran al instante a Él, allí donde estaba, y donde estaban ellos, y que Él les haría descansar.»
« ¿Si hubieras estado en aquel lugar, qué dificultades habrías hallado?»
«Ninguna, claro; el hablar de dificultad estando al lado del Hijo de Dios, habría sido una necedad, o peor.»
« ¿Sugirió el Hijo de Dios alguna dificultad para el pecador cuando Él estaba sentado junto al pozo de Jacob, al lado de la Samaritana? ¿No fue prevista o eliminada toda dificultad con estas maravillosas palabras de Cristo: «Lo que pidáis, esto os daré?»»
«Sí, sin duda; el pedir y el dar es todo lo que se menciona. Todo el negocio se termina aquí. El tiempo, el espacio; la distancia y la dificultad, no tienen nada que ver con el asunto; el dar iba a seguir al pedir como una cosa natural. Hasta aquí todo está claro. Pero quisiera preguntar: ¿No hay obstáculos ni barreras aquí?»
«Ninguna en absoluto, si el Hijo de Dios vino realmente a salvar a los pecadores; si hubiera venido sólo para aquellos que estaban perdido en parte, o que se podían salvar a sí mismos en parte, la barrera sería infinita. Esto lo admito; es más, insisto en ello.»
«El hecho de estar perdido, pues, ¿no es ninguna barrera para poder ser salvo?»
«Esta pregunta es una pregunta sin sentido y la respuesta ha de ser una analogía. Si tienes sed, ¿va a ser esto un obstáculo para poder aceptar el regalo de un amigo?»
«Es verdad; es la sed lo que me hace apto para el agua, y mi pobreza, para el regalo.»
«Claro, el Hijo del hombre no vino para llamar al arrepentimiento a los justos, sino a los pecadores. ¡Si no eres del todo pecador, entonces aquí hay un obstáculo; pero, si lo eres del todo, entonces no hay ninguno!»
« ¿Pecador del todo, completamente? ¿Éste es mi carácter?»
«No lo pongas en duda. Si dudas ve y busca en la Biblia. El testimonio de Dios es que eres del todo un pecador, y los tratos que tengas con El han de ser como tal; y los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.»
«¡Totalmente pecador, bien!; pero ¿no he de quitarme algunos de los pecados antes de que pueda esperar bendición alguna de Él?»
«En modo alguno; sólo Él puede quitar de ti pecado alguno, aunque sea uno sólo; y tú tienes que acudir a Él con todo lo que tienes de pecaminoso, por mucho que sea. Si tú no fueras del todo un pecador, no necesitarías totalmente a Cristo, porque Él es un Salvador completo; Él no te ayuda a ti a salvarte, ni tú le ayudas a Él a que te salve. Él se hace cargo de todo o de nada. Una salvación a medias sólo tiene interés para los que no están completamente perdidos. «Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo en el madero» (1 P. 2:24).
Cuando Lutero halló su camino a la paz y libertad de Cristo, se hallaba en una situación semejante a la descrita anteriormente. La historia de su liberación es instructiva, ya que muestra cómo las piedras de tropiezo de la justicia propia son quitados por la exhibición plena del evangelio en su calidad de gratuito, como buenas nuevas del amor de Dios a los que no aman ni pueden ser amados, las buenas nuevas de perdón para el pecador; sin méritos y sin dinero, las buenas nuevas de la PAZ CON DIOS, sólo por medio de la propiciación de Aquel que hizo paz por medio de la sangre de su cruz.
Una de las primeras dificultades de Lutero fue que él creía que tenía que efectuar el arrepentimiento él mismo; y una vez realizado, había de llevar este arrepentimiento como una ofrenda de paz o como una recomendación a Dios. Si este arrepentimiento no podía ser presentado como una recomendación positiva, por lo menos podía ser alegado como atenuante para el castigo.
« ¿Cómo puedo creer en el favor de Dios —se decía— en tanto que no hay en mí una conversión real? Tengo que ser cambiado antes que Él pueda recibirme.»
La respuesta que se le dio fue la «conversión», o «arrepentimiento que tanto procuraba, no puede tener lugar en tanto que se considera a Dios como un Juez estricto y distante. Es la bondad de Dios que nos lleva al arrepentimiento (Ro. 2:4), y sin reconocimiento de esta «bondad», no hay modo de que se ablande el corazón. Un pecador impenitente es el que desecha las riquezas de su bondad y paciencia, y longanimidad.
El consejero experimentado de Lutero le dice de modo simple y claro que tiene que poner de lado todas las penitencias y mortificaciones, y todos los preparativos de justicia propia que le procuren o le compren el favor divino.
Esta voz, nos dice Lutero de modo conmovedor, le pareció como si viniera del cielo: «Todo arrepentimiento verdadero empieza con el conocimiento del amor perdonador de Dios.»
Cuando está escuchando se hace la luz, y le llena un gozo hasta entonces desconocido. ¡No hay nada entre él y Dios! ¡Nada entre él y el perdón! ¡No hay bondad preliminar ni sentimientos preparatorios! Aprende la lección del apóstol: «Cristo murió por los impíos» (Ro. 5:6). «Dios justifica al impío» (Ro. 4:5). Todo el mal que hay en él no puede impedir esta justificación; y toda la bondad que pudiera haber en él (si la hubiera), no le puede ayudar a obtenerla. Tiene que ser recibido como pecador, o no puede ser recibido. El perdón que se le ofrece reconoce sólo su culpa; y la salvación que se le proporciona en la cruz de Cristo, le considera simplemente como perdido.
Pero el sentimiento de culpa es demasiado profundo para ser aquietado con facilidad. El temor regresa, y una vez más va a su anciano consejero clamando: «¡OH, mi pecado, mi pecado!» como si el mensaje de perdón que había recibido recientemente fueran nuevas demasiado buenas para ser verdaderas, y como si pecados como los suyos, no pudieran ser perdonados de un modo tan fácil y simple.
« ¿Cómo? ¿Quieres decirme que sólo haces ver que eres un pecador, y que por tanto sólo necesitas a un Salvador que pretenda serlo?»
Así le contestó su venerable amigo y luego añadió solemnemente: «Sabe que Jesucristo es el Salvador de pecadores grandes y reales, que no merecen sino la peor condenación.»
«Pero ¿no es Dios soberano en su amor electivo? —dice Lutero— quizá yo no soy uno de los escogidos.»
«Mira las heridas de Cristo —fue la respuesta— y ve en ellas la gracia que hay en la mente de Dios para los hijos de los hombres. En Cristo leemos el nombre de Dios, y aprendemos lo que Él es, y cómo Él ama; el Hijo es el que revela al Padre; y el Padre envió al Hijo para ser el Salvador del mundo.»
«Creo en el perdón de los pecados», dijo Lutero a un amigo, un día que estaba enfermo en cama; «pero ¿en qué me afecta esto?».
«Ah —dijo su amigo— ¿no incluye esto tus propios pecados? ¿Crees en el perdón de los pecados de David, en los pecados de Pedro, y por qué no en los tuyos propios? El perdón es tanto para ti como para David y Pedro.»
Así, Lutero halló descanso. El evangelio, creído de esta forma, le dio libertad y paz. Supo que estaba perdonado porque Dios había dicho que el perdón era la posesión inmediata y segura de todos los que creían las buenas nuevas.
En la resolución de esta gran cuestión entre el pecador y Dios, no tenía que haber consideración a precios ni regateos de ninguna clase. La base del acuerdo fue fijada hace diecinueve siglos; y la gran transacción de la cruz hizo todo lo que se necesitaba en cuanto al precio. «Todo ha sido hecho» es el mensaje de Dios a los hijos de los hombres cuando inquieren: «¿Qué tenemos que hacer para ser salvos?» Esta transacción completa hace innecesarios todos los esfuerzos del hombre para salvarse a sí mismo o ayudar a Dios a justificarse. Vemos a Cristo crucificado, y Dios en Cristo reconciliando al mundo a sí, no imputando a los hombres sus faltas; y esta no imputación es el resultado únicamente de lo que fue hecho en la cruz, donde la transferencia de la culpa del pecador al sustituto divino fue hecha de una vez y para siempre. Y es de esta transacción que el evangelio nos trae las «buenas nuevas», y todo aquel que cree, participa de todos los beneficios asegurados por aquella transacción.
«Pero ¿no estoy en deuda al Espíritu Santo por su obra en mi alma?»
«Indudablemente; porque ¿qué esperanza puede haber para ti sin el Espíritu Todopoderoso, que aviva a los muertos?»
«Si es así, ¿no tendría que esperar sus impulsos, y teniéndolos, no puedo presentar los sentimientos que Él ha obrado en mí como razones de que he sido justificado?»
«En modo alguno. No estás justificado por la obra del Espíritu, sino sólo por la de Cristo; ni son las actividades del Espíritu en ti, la base de tu confianza, o las razones de que esperes perdón del Juez de todos. El Espíritu obra en ti, no para prepararte para ser justificado, o para hacerte apto para el favor de Dios, sino para llevarte a la cruz, tal como eres. Porque la cruz es el único lugar donde Dios trata con misericordia al trasgresor.»
Es en la cruz que somos recibidos por Dios en paz y nos da su favor. Allí no sólo hallamos la sangre que nos limpia, sino también la justicia que nos viste y hermosea, de modo que a partir de entonces somos tratados por Dios como si nuestra propia injusticia hubiera desaparecido y la justicia de su propio Hijo fuera realmente la nuestra.
Esto es lo que el apóstol llama «justicia imputada» (Ro. 4:6, 8, 11, 22, 24), o justicia que es considerada por Dios de tal modo que por medio de ella tenemos a todas las bendiciones que esta justicia puede obtener para nosotros. La justicia que nosotros obtenemos, o que otro pone en nosotros la llamamos infusa, o impartida o inherente; pero la justicia que corresponde a otro y que es considerada por Dios como si fuera nuestra, la llamamos justicia imputada. Es de esta justicia que habla el apóstol, cuando dice: «Vestíos del Señor Jesucristo» (Ro. 13:14; Gá. 3:27). De modo que Cristo nos representa; y Dios trata con nosotros como siendo representados por Él. La justicia dentro seguirá por necesidad y de modo inseparable; pero no hemos de esperar para tenerla antes de ir a Dios para la justicia de su único Hijo Jesucristo.
La justicia imputada tiene que venir primero. No puedes tener la justicia dentro hasta que tengas la justicia fuera; y el hacer tu propia justicia el precio que tú das a Dios por la de su Hijo es deshonrar a Cristo y negar la cruz. La obra del Espíritu no es el hacernos santos a fin de que podamos ser perdonados, sino el mostrarnos la cruz, donde pueden hallar el perdón de los no santos; de modo que, habiéndolo hallado, puedan empezar la vida de santidad a la que han sido llamados.
Lo que Dios presenta al pecador es un perdón inmediato: «No por obras de justicia que nosotros hayamos hecho», sino por la gran obra de justicia cumplida por nuestro Sustituto. Lo que nos califica para obtener esta justicia es que seamos injustos, tal como lo que califica al enfermo para que le vea el médico, es que está enfermo.
El evangelio no dice nada de una bondad previa, o de un perdón preparatorio. De un estado preliminar de sentimiento religioso necesario como introducción a la gracia de Dios, el apóstol, no dice nada. Los temores, las dificultades, las preguntas que uno se hace, los clamores amargos pidiendo misericordia, los presentimientos de juicio, y las resoluciones de enmienda, pueden haber precedido a la recepción de las buenas nuevas por parte del pecador, en cuanto al tiempo; pero no constituyen su aptitud ni le califican. Habría sido bien recibido sin ellas igualmente. No hace su perdón más completo, ni más gratuito, ni más por gracia. La necesidad del pecador era todo su argumento. «Dios, ten misericordia de mí, pecador.» Necesitaba salvación y fue a Dios para conseguirla, y lo obtuvo sin mérito y sin dinero. «Cuando no tenía con qué pagar, Dios le perdonó simplemente.» Fue el hecho de que no tenía con qué pagar que ocasionó el perdón franco y simple. ¡Ah, esto es gracia! «El amor es esto, no que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó primero a nosotros.» Él nos amó, aun cuando nosotros estábamos muertos en nuestros delitos y pecados. Él nos amó, no porque éramos ricos en bondad, sino porque El era «rico en misericordia»; no porque nosotros fuéramos dignos de su favor, sino porque Él se deleitó en su bondad. La bienvenida que nos dio procede de su gracia, no de que nosotros seamos dignos de ser amados. «Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.» «¡Cristo invita a los cansados! Es este cansancio lo que nos hace aptos para Él, y Él para nosotros. Aquí está nuestro cansancio, allí está nuestro lugar de reposo.» Están uno al lado del otro. Dices: « ¿Este lugar de reposo no es para mí?»
¿Qué? ¿no es para el cansado? Dices: «Pero no puedo usarlo.» «¿Qué? ¿Quieres decir que estás tan cansado que no puedes descansar?» Si hubieras dicho: «Estoy tan cansado que no puedo estar de pie, que no puedo andar, que no puedo subir», te habría podido entender. Pero, dices: «Estoy tan cansado que no puedo descansar.» Esto es simplemente absurdo, o algo peor, porque haces un mérito y una obra de tu descansar: parece que piensas que el descansar tiene algún mérito, que es hacer algo importante, que requiere un esfuerzo prolongado y prodigioso.
Escucha, pues, las graciosas palabras del Señor: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber, tú le habrías pedido a Él, y Él te hubiera dado agua viva» (Jn. 4:10). Tú la habrías pedido y Él te la hubiera dado. Esto es todo. ¡Cuan real, cuan verdadero, cuan simple, cuan gratuito! O, escuchemos la voz del siervo en la persona de Lutero: «OH, mi querido hermano, aprende a conocer a Cristo y a Cristo crucificado. Aprende a cantar un nuevo canto; a dejar por inútil tu obra anterior, y a clamar a Él, Cristo Jesús: «Tú eres mi justicia y yo soy tu pecado. Tú has tomado sobre ti lo que es mío. Tú lo has pasado a ser, y para que yo pudiera ser lo que no era. Cristo habita sólo con los pecadores. Medita con frecuencia en este amor de Dios, y saborearás su dulzura.» Sí; perdón, paz, vida, todos ellos son dones, dones divinos de Dios, presentados personalmente a cada pecador necesitado por el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. No han de ser comprados, sino recibidos; como los hombres reciben el sol, completamente gratuito. No han de ser ganados ni merecidos con esfuerzos o sufrimientos, u oraciones ni lágrimas; sino aceptados al instante como comprados por el trabajo y sufrimientos del gran Sustituto. No hay que esperar para conseguirlos, sino que han de ser aceptados al instante sin ninguna vacilación o desconfianza, como los hombres aceptan el don de amor de un amigo generoso. No han de ser reclamados a base de aptitud o de bondad, sino de necesidad y de inmerecimiento, de pobreza y de carencia total.
Las Doctrinas de la Gracia y la Pasión para las Almas de los Hombres
Las Doctrinas de la Gracia y la Pasión para las Almas de los Hombres
John A. Broadus
“Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos”.
Romanos 9:3
La preocupación para la salvación de otros no es impedida por una creencia en lo que llamamos las doctrinas de la gracia; no es impedida al creer en la soberanía divina, la predestinación y la elección. Muchas personas tienen una aversión intensa de las ideas que se expresan mediante estas frases. Muchas personas se apartan y nunca aceptarlas, porque esas ideas están en sus mentes asociadas con una noción de indiferencia apática. Dicen que si la predestinación es cierta, entonces se deduce que un hombre no puede hacer nada por su salvación; que si él ha de salvarse él se salvará, y él no tiene nada que ver con eso, y no hay necesidad de preocuparse, ni necesita que alguien se preocupe por él.
Ahora, esto en absoluto es así, y probaré que no lo es, por el hecho de que Pablo mismo, el gran oráculo de esta doctrina en la Sagrada Escritura, haya pronunciado estas palabras de preocupación apasionada ardiente por la salvación de otros, muy cerca de los pasajes en los cuales él ha enseñado las doctrinas en duda. Mire de nuevo el texto, regrese unas cuantas frases y usted encontrará el mismo pasaje en el cual muchos tropiezan: “Y a los que predestinó” – hay personas que tiemblan ante estas mismas palabras – “a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”.
Justo poco después de que él pronunció estas palabras de las cuales los hombres quieren argüir que el hombre que cree no necesita sentirse preocupado por su salvación o por la salvación de otros, simplemente un poco de después, vienen las palabras apasionadas del texto. Esto no es todo, pues usted encontrará simplemente después del texto, dónde él habla de Esaú y Jacob, que Dios hizo una diferencia entre ellos antes de que naciesen, y donde El habla de que Dios levantó a Faraón para poder mostrar su poder en él, y que el nombre de Dios pudiera ser declarado a través de toda la tierra. “De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece”. Algunas buenas personas medianamente tiemblan en la conclusión a esto, lo cual les parece ser inevitable de tal clase de lenguaje. Pero yo digo que la conclusión ha de estar mal, para el hombre inspirado que pronunció este lenguaje, sólo unos momentos antes había pronunciado estas palabras del texto.
Y cada vez que usted encuentre su corazón o el corazón de su amigo inclinado a echarse atrás de estas grandes enseñanzas de la Sagrada Escritura con respecto a la soberanía y la predestinación, entonces oro para que usted no argumente en contra de ello, sino que se vuelva a este lenguaje de preocupación por la salvación de otros, tan intensamente apasionado que los hombres se pregunten y piensan con seguridad que no puede querer decir lo que dice. El problema es que en este y en muchos casos sacamos conclusiones injustificadas de las enseñanzas de la Biblia, y luego echamos todo nuestro desprecio a esas conclusiones sobre las verdades de las cuales obtuvimos como conclusión. Ahora, digo que cualquier cosa que sea cierta, a favor o en contra de las doctrinas de la predestinación del apóstol y la soberanía divina sobre la salvación, no es verdad que harán que un hombre sea descuidado en lo que se refiere a su salvación o a la de los demás; en vista de que no tuvieron tal efecto en el mismo Pablo, sino que justo en medio de estos dos grandes pasajes vienen las palabras maravillosas del texto.
[extracto de su sermón titulado, “La Preocupación Intensa por la Salvación de los Demás” en Sermons and Addresses ( Hodder & Stoughton : New York, 1886 )]
¡Prediquemos A Cristo!
¡Prediquemos A Cristo!
(Por Charles Spurgeon)
Tomado de Pulpit Magazine
El post de hoy proviene de un sermón de 1884 por Spurgeon. Sin embargo a pesar de un siglo de antigüedad, su punto es tan relevante hoy como cuando fue predicado por primera vez.
Ustedes (como predicadores) no tienen ni un medio mas para hacer el bien, excepto la salvación de Jesús, y no hay nada más digno de mencionar.
Escuché el otro día acerca de una congregación que era tan pequeña que apenas alguien venía a escuchar al predicador. En lugar de echarse la culpa, y predicar mejor, el ministro dijo que él pensaba que él no estaba haciendo mucho bien por medio de sermones y reuniones de oración, y por eso él fundaría un club, y si las personas entraban, y jugaban damas, eso les podría hacer bien. ¡Cuánto de este tipo de cosas se está siendo intentado el día de hoy! ¿Vamos a convertir almas en un sistema nuevo, – debemos? ¿Debemos nosotros también tener a un substituto para el pan? – ¿Y una bebida más sana que agua pura? . . .
Tener esperanza de alguna vez llevar a pecadores a la santidad y al cielo por cualquier enseñanza y no por la que empieza y termina en Jesucristo es desviarse del rumbo. Ninguno otro nombre es dado entre los hombres por medio del cual puedan salvarse. Si usted tiene que tratar con personas altamente instruidas y educadas, nada es tan bueno para ellas como el predicarles a Jesucristo; y si las personas son ignorantes e impuras, nada es mejor para ellas que la predicación de Jesús.
El otro día un joven dijo a otro: “yo voy a predicar a tal lugar, ¿Qué clase de personas son? ¿Qué clase de doctrina les convendrá?” Habiendo escuchado esto, le aconsejé, – “Usted predica a Jesucristo, y eso les convendrá, estoy seguro, si son personas instruidas les vendrá bien; si son ignorantes les vendrá bien – Dios les bendecirá”.
Cuando el gran crítico Bíblico, Bengel, se estaba muriendo, él envió por un joven estudiante de teología, a quién él dijo: “ando de capa caída en espíritu; dígame algo bueno para animarme”. “Muy señor mío,” dijo el estudiante, “yo soy una persona tan insignificante, qué le puedo decir a un “gran hombre” como usted?” “Pero si usted es un estudiante de teología,” dijo Bengel, “usted debe tener una buena palabra para decirle a un hombre moribundo; dígalo sin temor”. “pues bien, Señor,” dijo él, “¿qué le puedo decir a usted, excepto que la sangre de Jesucristo le limpia de todo pecado?” Bengel dijo, “joven, déme su mano; esa es la misma palabra que quería oír”.
Un texto simple del evangelio es la palabra que cada hombre necesita el cual está en temor a la ira divina, y él puede estar sentado justo a su lado en este momento, o él está en la misma oficina con usted, y necesita que usted le cuente sobre Cristo. Haga eso, y bendiga su alma. Usted puede comprender las Escrituras en esta manera, y Dios puede hacer de usted una gran bendición para los que le rodean.
El Arrepentimiento
El Arrepentimiento
Gary Gilley
Si hay un elemento del mensaje del evangelio que es minimizado hoy en día es la doctrina del arrepentimiento. Algunos lo han eliminado totalmente; otros han distorsionado y suavizado su significado. Algunos lo han hecho sobre fundamentos teológicos, otros por razones más pragmáticas. En el nivel pragmático tenemos que admitir que el arrepentimiento no se desarrolla muy bien en una sociedad narcisista y orientada al yo. Muchos están muy contentos en recibir a Cristo obteniendo vida eterna sin ninguna interferencia fundamental en sus estilos de vida pecaminosos. Si el arrepentimiento es echado a la mezcla, todo cambia. Si el mensaje del evangelio es que Jesucristo murió por nuestros pecados, nuestra respuesta al evangelio es creer y poner nuestra fe en El para perdón de pecados. Pero, ¿es posible confiar en nuestro Señor para perdón y la justicia correspondiente de Dios (2 Cor. 5:21) y al mismo tiempo continuar aferrándonos a nuestros pecados e ídolos? En otras palabras, ¿podemos volvernos a Cristo para perdón y no tener ninguna intención de volvernos del pecado? Pablo no lo creía (Hechos 26:18-20). La palabra bíblica para volvernos del pecado es “arrepentimiento”, la cual, como intentaré demostrar, es esencial para la experiencia de la salvación. El arrepentimiento no es un paso adicional de fe, representa los dos lados de la misma moneda.
El entendimiento de que la salvación es el resultado de la sola gracia de Dios, recibida a través de solo la fe en Cristo solamente, fue la piedra angular de la reforma y es universalmente reconocida por todos los verdaderos cristianos fundamentales/evangélicos. Sin embargo, todos los aspectos de esta triple declaración de las solas están bajo ataque hoy dentro de los círculos evangélicos. Por ejemplo, el evangelio son las buenas noticias que Dios ha provisto el regalo del perdón, la redención y la reconciliación, solo por gracia. Pero, mientras que todas las ramas cristianas defienden la idea de la gracia, se está haciendo cada vez más popular el entendimiento de que la gracia puede ser administrada a través de ciertos sacramentos u obtenida como resultado de ciertos esfuerzos de nuestra parte. Por consecuencia, algunos negarían que la salvación esta basada en Cristo y su sangre derramada, pero algunos afirman que aun aquellos que nunca han escuchado acerca de Cristo o de la cruz pueden encontrar la redención. Afortunadamente, aun cuando estas herejías están ganando popularidad aun se mantienen al margen de la iglesia conservadora. Aun no han penetrado profundamente al corazón del cristianismo que cree en la Biblia.
De una naturaleza más divisiva es la batalla reciente sobre la segunda de las “solas”- una vez más, todos los verdaderos evangélicos están de acuerdo que la gracia de Dios es recibida a través de la fe sin obras de ningún tipo. El debate es sobre la naturaleza de la fe salvadora. Exactamente, ¿Qué es la fe? En el pasado, desde la reforma hasta la mitad del siglo veinte, había solo la cuestión entre los creyentes conservadores de que la fe salvadora incluía un volver del pecado y volverse a Dios. Algunas citas representativas de un amplio rango de perspectivas teológicas pueden ayudar a demostrar este hecho. No aprueba la teología de cada individuo mencionado abajo: Ellos solamente sirven para mostrar el amplio rango de acuerdo sobre el tema entre líderes cristianos importantes del pasado:
Charles Spurgeon (Bautista Reformado)
“Cristo Jesús ni vino con el fin de que usted pudiera continuar en el pecado y escapar de su penalidad; el no vino tampoco para prevenir la enfermedad mortal, sino para alejar lejos esa enfermedad… Cristo ni vino para salvarnos en nuestros pecados, sino para salvarnos de nuestros pecados”[i]
William Booth (Metodista)
“El principal peligro del siglo veinte será: la religión sin el Espíritu Santo, el cristianismo son Cristo, el perdón sin arrepentimiento, la salvación sin la regeneración, y el cielo sin el infierno”.[ii]
A.W. Tozer (Evangélico – Alianza Cristiana Misionera)
“Los cuasi-cristianos siguen un cuasi-Cristo. Ellos quieren Su ayuda pero no Su intervención. Lo halagarán pero nunca lo obedecerán.”[iii]
“Es totalmente dudoso que un hombre pueda ser salvo quien venga a Cristo pidiendo Su ayuda, pero sin la intención de obedecerle en absoluto”.[iv]
Benjamín Warfield (Anglicano)
“No podemos decir que creemos en aquello que desconfiamos demasiado para comprometernos a ello”[v]
J.I. Packer (Anglicano)
“El arrepentimiento que Cristo demanda a Su pueblo consiste en una negación firme de poner limites a los reclamos que El pueda hacer sobre sus vidas… El no tiene ningún interés en reunir una vasta muchedumbre de profesantes quienes se dispersen tan pronto como se enteren lo que realmente demanda seguirle.”[vi]
Más recientemente, sin embargo, algunos se han levantado un desafío de este entendimiento de nuestra gran salvación. El Catecismo Menor de Westminster de 1647 (el cual representa el entendimiento teológico de los cristianos conservadores de esa época y aun permanece representativo de muchos el día de hoy) declara: “El arrepentimiento para vida es una gracia evangélica… Y al comprender la misericordia de Dios en Cristo, para aquellos que se arrepienten, el pecador se aflige y aborrece sus pecados, de manera que se aparta de todo ellos y se vuelve hacia Dios.” Y, “EL arrepentimiento para vida principalmente consiste en dos cosas: volverse del pecado y abandonarlos”.[vii]
Algunos, como Charles Ryrie, por el otro lado, han declarado que el arrepentimiento no es nada más que un cambio de mente acerca de Cristo y no tiene nada que ver con el cambiar nuestras mentas acerca del pecado[viii]. Otros, como Zane Hodges, van más allá y dicen que la predicación del arrepentimiento a un crédulo es agregar obras al evangelio[ix]. Mientras que ambos hombres estarían de acuerdo en que la salvación es salvación no solo para justicia y vida eterna sino también salvación (liberación, rescate) del pecado, no creen que cuando un incrédulo se vuelve a Dios este debe también por lo tanto y de acuerdo a estos hombres, pueda volverse a Cristo, confiar en El para salvación, y pedir perdón y aun no tener una intención ni desear absolutamente volverse del pecado. Ya aun ser salvos del pecado y declarados justos.
Algo seriamente esta mal aquí. ¿Es parte del mensaje del evangelio el volverse del pecado así como el volvernos a Dios o no lo es? Como hemos visto, hombres piadosos están formados en ambos lados del tema. Pero las declaraciones de hombres, mientras que sirven como un punto de referencia, no son la fuente final de la verdad. Por esto debemos volvernos a las Escrituras.
La Conversión
Hay tres palabras griegas, epistrepho, metamelomai y metanoeo, encontradas en el Nuevo Testamento que tratan con el concepto de volverse del pecado y volverse a Dios. La primera de estas palabras es episthrepho a menudo traducida “dar la vuelta, regresar o ser convertido”. Alrededor de la mitad de sus usos involucran un cambio físico o secular. Por ejemplo, el demonio exorcizado de un hombre dice: Volveré (epistrepho) a mi casa de donde salí (Mat. 12:44). El resto de los usos de epistrepho tienen una implicación teológica o espiritual –es este el que queremos examinar.
“El significado básico de epistrepho es volverse en el sentido físico, mental o espiritual del término; y esto por lo tanto cuando la palabra se mueve en el mundo del pensamiento y de la religión, significa un cambio de perspectiva y una nueva dirección dada ala vida o a la acción”[x]. Un cambio de cualquier clase involucra dos cosas: volverse de algo y volverse hacia algo. En la esfera de la conversión espiritual (epistrepho) significa, por una parte, un cambio hacia Dios. “Y le vieron todos los que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron (epistrepho) al Señor.” (Hechos 9:35). “Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió (epistrepho) al Señor.” (Hechos 11:21). “Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten (epistrepho) a Dios” (Hechos 15:19). “Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto (epistrepho) al Pastor y Obispo de vuestras almas.” (1 Ped. 2:25). Aun en el evangelio de Juan, donde a menudo encontramos el concepto del arrepentimiento, si no la palabra, nos topamos con epistrepho. “Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, Y se conviertan (epistrepho), y yo los sane.” (Juan 12:40). A mi entender, pocos tendrían problema con la idea de que la fe salvadora involucra un cambio hacia Dios.
Por el otro lado, una persona no puede volverse a alguien o a algo sin antes volverse de algo. Es en este punto que mucho de la controversia irrumpe. Cuando una persona se convierte a Dios por la gracia salvadora ¿de se convierte ella? Un examen de los textos clave claramente revela que cuando uno se convierte a Dios, simultáneamente se convierte del pecado. Miremos las Escrituras: En 1 Tesalonicenses 1:9 Pablo escribe: “porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis (epistrepho) de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero”. Al convertirse a Dios, los tesalonicenses se convirtieron de sus ídolos. ¿Puede uno convertirse a Dios y aun continuar y aun aferrase a sus ídolos? Pablo no lo creía. Convertirse a Dios de los ídolos es un paquete –ligado inseparablemente.
Cuando Pablo predicaba el evangelio en Iconio el fue claro: “Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis (epistrepho) al Dios vivo” (Hechos 14:15). Es obvio que Pablo no preveía a alguien convirtiéndose a Dios sin antes convertirse de “estas vanidades”. Y recuerde, esto fue en el contexto de la predicación del evangelio, no dando instrucciones sobre la santificación.
En la conversión de Pablo el fue comisionado a los gentiles con el propósito de “para que abras sus ojos, para que se conviertan (epistrepho) de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.” (Hechos 26:18). El evangelio predicado, a través del poder del Espíritu Santo, preparará a las personas a ver la verdad con el fin de que puedan convertirse de algo hacia algo. Se convertirán de la oscuridad (pecado, maldad) a la luz (justicia), del dominio o señorío de Satanás al dominio o señorío de Dios. Y justo cuando no malentendamos la comisión de Pablo, note como él lo aplica a su propio ministerio: el fue a los gentiles predicando: “anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen (metanoeo- vea el significado de esta palabra) y se convirtiesen (epistrepho) a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento (metanoeo)” (Hechos 26:20). Pablo no vaciló en llamar al arrepentimiento y a la conversión. El no veía incongruencia entre la fe y el arrepentimiento del pecado. No había pasos separados, sino que eran parte y conjunto de una misma cosa: el evangelio.
El Diccionario de Teología del Nuevo Testamento (una fuente y estándar valioso para el estudio de palabras) dice esto: “Cuando un hombre es llamado en el Nuevo Testamento para conversión, significa fundamentalmente una nueva conversión de la voluntad humana hacia Dios, un retorno a casa de la ceguera y error hacia el Salvador de todos (Hechos 26:18; 12 Ped. 2:25)… La conversión involucra un cambio de señores. Uno quien hasta entonces había estado bajo el señorío de Satanás (Efesios 2:1-2) viene hacia el señorío de Dios, se lleva a cabo una rendición de vida a Dios en fe incluyendo toda su ser (Hechos 26:20).”[xi]
Un Lamento
La siguiente palabra griega que debemos considerar es metamelomai, una palabra que es a menudo confundida con el verdadero arrepentimiento. No lleva la idea de un cambio de mente o de arrepentimiento, sino más bien un nivel de sentir que de un nivel cognitivo. La idea básica de metamelomai parece ser un lamento, un lamento que puede o no puede llevar a alguien a convertirse a Dios. Por ejemplo, Judas “sintió remordimiento” (metamelomai) de su traiciona Jesús pero el no se arrepintió (Mat. 27:3). Es importante señalar que muchos usan el relato de Judas para probar que el arrepentimiento no es parte de la fe salvadora. Ellos dicen: “Miren a Judas, el se “arrepintió”, pero obviamente no se hizo cristiano”. Sin embargo, la palabra no es metanoeo (arrepentimiento) sino metamelomai (lamento). Judas estaba triste por sus acciones –por cosas que no resultaron como las había esperado. Pero el no estaba arrepentido –el no se volvió de sus pecados hacia Dios para perdón. Ni tampoco se convirtió (epistrepho) en el sentido de convertirse a Dios. El simplemente sintió remordimiento.
En 2 Corintios 7:8, 9 la distinción es clara. Pablo escribe: “Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa (metamelomai), aunque entonces lo lamenté (metamelomai); porque veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os contristó. Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento (metanoia)”.
El verdadero arrepentimiento puede incluir aspectos de lamento y remordimiento y lo más probable que así será, pero estrictamente hablando, el arrepentimiento es un cambio de mente acerca de algo.
Arrepentimiento
El verbo más importante en nuestro estudio es la palabra griega metanoeo. Esta es la palabra mas a menudo traducida como “arrepentimiento” en el Nuevo Testamento. El uso secular significa el cambio de mente acerca de algo –que es algo que depende del contexto. En el uso del Nuevo Testamento, como lo veremos, metanoeo siempre tiene una referencia al cambio de mente acerca del pecado en tal manera que el individuo realmente se vuelve del pecado.
El Arrepentimiento en el Antiguo Testamento
Un número de palabras en los registros del Antiguo Testamento son traducidos o llevan el significado de “arrepentirse” o “arrepentimiento”. Walter Kaiser escribe que “el uso antiguo profético del término “arrepentimiento” “volverse” al Señor, aparece en 1 Samuel 7:3:[xii]
“Habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y preparad vuestro corazón a Jehová, y sólo a él servid, y os librará de la mano de los filisteos.”
Note que Samuel llama al pueblo no solo a volverse a Dios sino también a volverse de sus ídolos. Este es el entendimiento típico del Antiguo Testamento del concepto del arrepentimiento y el mensaje constante de los profetas. “Jehová amonestó entonces a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y de todos los videntes, diciendo: Volveos de vuestros malos caminos, y guardad mis mandamientos” (2 Reyes 17:13). Al arrepentimiento del Antiguo Testamento incluye un volverse del pecado y volverse a Dios. Este tema es llevado al Nuevo Testamento y es también un mensaje constante y consistente.
El Arrepentimiento en el Nuevo Testamento
Antes de que exploremos el significado y uso del arrepentimiento en el Nuevo Testamento debemos primero examinar el pasaje favorito de aquellos que niegan que el arrepentimiento tiene lugar en el momento de la salvación. En Hechos 16 tenemos el relato del carcelero de Filipos quien, debido a una poderosa manifestación de Dios, pide a Pablo y a Silas: “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.” (vv. 30, 31). Puesto que Pablo dice “cree” y no menciona el arrepentimiento o el convertirse del pecado a Dios, la conclusión es que el arrepentimiento es un acto innecesario, de hecho es una agregar obras para la salvación. Si el arrepentimiento fuera necesario Pablo lo hubiera mencionado. ¡Caso cerrado!
Peor no tan rápido. De acuerdo, la salvación es través de la fe solamente en Cristo solamente, pero hay un ciertos de asuntos que tenemos que investigar aquí. Esta simple respuesta de Pablo: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo” hacen surgir una serie de preguntas: “¿Qué quiere decir con creer? ¿Quién es el Señor Jesucristo? ¿Qué quiere decir son ser salvo? El carcelero quería ser salvo, pero, ¿salvo de que?
La salvación significa “rescate” o “liberación”. Podemos asumir que el carcelero quiso ser salvo de su pecado y de sus consecuencias. Implícitamente, si no que explícitamente, esto es arrepentimiento. Pero más relacionado a esta discusión es que información adicional con respecto al evangelio ha sido proporcionada. Es cierto que Pablo no menciona el arrepentimiento, peor también es cierto que el no menciona la gracia, la cruz, la resurrección, la muerte substitutoria de Cristo, y muchos otros aspectos del mensaje del evangelio. ¿Significa esto que estos temas no están relacionados y son innecesarios? Prácticamente hablando puedo ir con un incrédulo y decirle “cree en el Señor Jesucristo” y el puede afirmar fe en Cristo. Pero sin más información el nunca podría conocer quien es Cristo o que es lo que ha hecho. El podría “creer” pero no ser salvo.
Seguramente en nuestros esfuerzos evangelísticos bien podemos no pedirle a alguien que crea en Cristo sin antes primero explicarle todo el evangelio –y tampoco lo hizo Pablo. En el siguiente versículo se nos dice: “Y le hablaron la palabra del Señor a él” (v. 32). No sabemos el contenido de esta instrucción, pero podemos confiar que antes que el carcelero verdaderamente colocara su fe en Cristo el conoció el evangelio desde el principio hasta el fin. El punto es que es muy difícil e incorrecto, basar una doctrina en un pasaje sencillo, tal como este lo es, en el cual no conozcamos exactamente que fue lo que se dijo.
Por el otro lado, mientras que no sabemos los detalles de lo que se le dio al carcelero, no sabemos el contenido de algunos sermones apostólicos. En Pentecostés, en el primero sermón de Pedro concluye con esta invitación: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38). Pedro no perdió el tiempo, en su siguiente oportunidad el demandó: “arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados” (Hechos 3:19). Ni es solo una doctrina de los labios de Pedro. Pablo proclamó en el Areópago: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30). Después cuando Pablo estaba defendiendo su comisión apostólica al Rey Agripa el explica que el Señor lo envió “para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí (Cristo), perdón de pecados y herencia entre los santificados.” (Hechos 26:18). El evangelio que Pablo predicó llamaba a los hombres a convertirse (epistrepho), por la fe, de las tinieblas a la luz y del dominio de Satanás al dominio de Dios. Ahora, antes de que comencemos a decir lo que esto significa, todo o que tenemos que hacer es ir a los versos 19 y 20 y ver lo que Pablo quiere decir. “…no fui rebelde a la visión celestial, sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen (metanoeo) y se convirtiesen (epistrepho) a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.” Sin preguntar Pablo veía su ministerio llamando a hombres y mujeres a arrepentirse y convertirse a Dios el cual resultaba en una vida transformada.
Pero ¿qué significa arrepentimiento?
Seguramente nadie puede estar en desacuerdo con las palabras claras de la Escritura. Así que ¿cuál es el problema? El debate recae ampliamente en el área de la definición. La palabra griega más importante (metanoeo) significa cambio de mente acerca de algo. Charles Ryrie y los demás como él enseñan que el arrepentimiento es un cambio de mente acerca de quien es Jesucristo. Al arrepentimiento, en su entendimiento, no tiene nada que ver con el pecado. Cambiar nuestras mentes acerca de Cristo es parte de la fe salvadora, pero cambiar nuestras mentes acerca del pecado y de su señorío sobre nuestras vidas son “obras”, como ellos dicen. ¿Es esto cierto? ¿El arrepentimiento no tiene ninguna referencia al pecado? Bueno, la única manera de saberlos es estudiando la Escritura misma.
Examinando el uso del verbo “arrepentirse” (metanoeo) y el sustantivo “arrepentimiento” (metanoia) podemos determinar como es usada la palabra en el Nuevo Testamento. No todas las referencias que examinaremos están en el contexto de la salvación o del evangelio, porque no es nuestra intención en este punto unir el arrepentimiento y la fe salvadora (lo haremos después). En este punto simplemente queremos ver como los escritores del Nuevo Testamento usaron las palabras metanoeo/metanoia. Cuando los lectores originales del Nuevo Testamento encontraron la palabra “arrepentirse” ¿Qué creyeron que significaba?
Metanoeo y Metanoia en los Evangelios
Anteriormente señalé el concepto del Antiguo Testamento del arrepentimiento (y la conversión). Esta más allá de la duda que cuando los profetas del Antiguo Testamento llamaron al arrepentimiento, estaban llamando al pueblo a convertirse de sus pecados. La idea de “cambiar su mente” acerca de Cristo sería completamente extraña para los escritores del Antiguo Testamento. Esto debemos tenerlo en mente al irnos al los evangelios. Cuando Juan el bautista y Jesús vinieron predicando el arrepentimiento ¿Qué fue lo que su audiencia entendió acerca de su significado? Seguramente la primer cosa que cruzó por sus mentes fue arrepentirse del pecado y convertirse a Dios. A menos que Juan, Jesús o los escritores de los evangelios específicamente redefinieran el arrepentimiento en otros términos, podríamos esperar que el arrepentimiento llevara la misma connotación que había tenido por siglos. Pero no vemos tal cambio.
En el Nuevo Testamento el significado de metanoeo/metanoia no es definido por el contexto en numerosos pasajes. En otras palabras, las palabras mismas son usadas pero su significado específico es discutible (Mat. 3:2; 3:8, 11; 4:17; Mar. 1:15; Luc. 3:8; 16:30). Como ejemplo, Juan el bautista llamó al pueblo a “arrepentíos por que el reino de los cielos se ha acercado” (Mat. 3:2). Jesús aun no había venido a escena cuando Juan pronunció estas palabras, entonces, podríamos esperar que el pueblo judío vieran de la misma manera lo que veían en mensajes similares de los profetas del Antiguo Testamento, i.e., volverse del pecado y volverse a Dios. Dando el beneficio de la duda, no podemos probar que esto fue lo que quiso decir Juan.
Por el contrario, en muchos otros casos el contexto en el cual metanoeo/metanoia son usados, el sujeto es claramente el pecado y la necesidad de convertirse de ello (Mat. 9:13; 11:20; 12:41; Mar. 1:4; 2:17; Luc. 3:3; 5:32; 6:12; 10:13; 11:32; 13:3, 5; 15:7, 10; 17:3). Algunos pasajes representativos dicen: “Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento” (Lucas 15:7); “Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.” (Luc. 15:10); “Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale.” (Luc. 17:3, 4). En la Gran Comisión, Jesús informa a sus discípulos: “que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones” (Luc. 24:47). En cada uno de estos casos es irrefutable que el arrepentimiento/arrepentirse significa un cambio de mente o convertirse del pecado. Ni una sola vez es definido el arrepentimiento como un cambio de mente acerca de Jesús.
Metanoeo y Metanoia en el Libro de los Hechos
Al dejar la escena Jesús, encontramos a los apóstoles, en obediencia a la Gran Comisión, predicando arrepentimiento. De los once usos de mentanoeo/metanoia en el libro de los Hechos, dos (5:31; 8:22) están en el contexto del pecado en general. Hablando a Simón el mago, por ejemplo, quien decía ser un creyente pero había cometido un gran pecado, Pedro dice: “Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón” (hechos 8:22). Simón debía convertirse de su pecado si quería ser perdonado.
En Hechos 11:18; 13:24; 19:4 el contexto no es suficientemente específico para determinar dogmáticamente que el arrepentimiento significa convertirse del pecado, sin embargo esto sería la conclusión más probable en cada caso.
Las otras cinco referencias son todos en el contexto de la salvación. Hemos visto en algunas de ellas antes pero note cuidadosamente cada contexto. En Hechos 2:38 los judíos se les dice que se arrepientan para el perdón de pecados. En Hechos 3:19 se les dice que se arrepientan para que sus pecados sean borrados. Hechos 17:30 dice que Dios llama a hombres en todo lugar a arrepentirse. En Hechos 20:21 Pablo dice que el predicó tanto a judíos como a griegos la necesidad del “arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo”. En Hechos 26:20 esta la declaración de la misión de Pablo la cual es llamar a hombres a arrepentirse y convertirse a Dios. En ninguno de estos ejemplos el arrepentimiento es redefinido como un cambio de mente acerca de quien es Jesús. En el menos tres de los casos metanoeo/metanoia están definitivamente en el contexto del pecado y el perdón de pecados. Nuestra conclusión a través del libro de los Hechos es que nada ha cambiado –el arrepentimiento aun significa lo que siempre ha significado: convertirse de pecado.
Metanoeo y Metanoia en Apocalipsis
Cada mención de metanoeo/metanoia en Apocalipsis esta en el contexto inmediato del pecado (2:5, 16, 21, 22; 3:3, 19; 9:20, 21; 16:19,11). Apocalipsis 2:21 dice: “Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación.” Apocalipsis 9:21 dice así: “y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos.”. Esto es instructivo puesto que Apocalipsis es el último libro del Nuevo Testamento escrito y encontramos que el significado del arrepentimiento ha permanecido constante. En cada pasaje claramente definido en el Nuevo Testamento, el arrepentimiento tiene siempre el significado de convertirse del pecado. Metanoeo/metanoia no son siempre usados en referencia a la salvación sino siempre conlleva la connotación de convertirse del pecado.
Metanoeo y Metanoia en las Epístolas
En las epístolas metanoia es encontrada varias veces. Ocasionalmente, su significado es indeterminado (Rom. 2:4; 2 Tim. 2:25; Heb. 6:1, 6). En otros casos el pecado es indiscutiblemente el contexto (2 Cor. 7:9, 10; Heb. 12:17). El único uso de metanoeo en las epístolas es 2 Corintios 12:21; “que cuando vuelva, me humille Dios entre vosotros, y quizá tenga que llorar por muchos de los que antes han pecado, y no se han arrepentido de la inmundicia y fornicación y lascivia que han cometido”. Aquí, una vez más, el arrepentimiento es usado en el contexto del pecado. Ninguna vez encontramos lo contrario. Ninguna vez encontramos arrepentimiento haciendo alguna referencia a cambiar nuestras mentes acerca de quien es Cristo. El contexto, cuando puede ser determinado, siempre esta en la esfera del pecado; en ningún pasaje esta la idea de convertirse del pecado extraña a su contexto.
Con esto en mente 2 Pedro 3:9 debe ser considerado cuidadosamente: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (metanoea).” Si, cuando las Escrituras nos llaman al arrepentimiento, significa convertirse del pecado y volverse a Dios como hemos demostrado, entonces, decir a los pecadores que no deben volverse del pecado (solo deben cambiar su mente acerca de Cristo para ser salvos) es un evangelio falso. La salvación es a través de la fe solamente. La fe salvadora significa que nos hemos convertido de nuestros ídolos y del pecado en el cual hemos confiado siendo salvos habiendo sido esclavos por mucho tiempo y convertirnos a Cristo en fe, con el fin de recibir el perdón y la libertad de esos pecados (Rom. 6:12-14) y la justicia de Dios (2 Cor. 5:21). Ser salvos seguramente significa que somos salvos de algo para algo. Somos salvos del pecado para la justicia encontrada en Cristo.
Sin embargo, los oponentes del arrepentimiento rápidamente notan que metanoeo/metanoia es rara vez usada en referencia a la salvación en las epístolas. Por tanto, ellos concluyen, que no es parte del evangelio. ¿Cómo refutamos esto? De varias maneras:
1) El libro de los Hechos registra el mismo período de tiempo durante el cual muchas de las epístolas fueron escritas. Por ejemplo cuando Pablo hablo las palabras registradas en Hechos 26:20 diciendo que su ministerio había sido llamar a las personas a “arrepentirse y convertirse a Dios”, el ya había escrito 1 y 2 Tesalonicenses, 1 y 2 Corintios, Gálatas, y similarmente Romanos. Mientras que el menciona el arrepentimiento solo cuatro veces en estas cinco epístolas. Sin embargo él proclama en Hechos 26:18-20 que llamar a los hombres y mujeres al arrepentimiento siempre había sido su ministerio por todo el tiempo.
2) El Nuevo Diccionario Internacional de Teología del Nuevo Testamento tiene un excelente comentario en este punto:
El hecho de que este grupo de palabras no ocurre a menudo en los escritos Paulinos (solo 5 veces) y no todos en los Joanianos (aparte de Apocalipsis), no significa que la idea de la conversión no esté presente ahí sino que solamente que mientras tanto se ha desarrollado una terminología mas especializada. Tanto Pablo como Juan están de acuerdo en la idea de la conversión mediante esa fe. Pablo habla de la fe como “siendo de Cristo”, como “la muerte y resurrección del hombre junto con Cristo”, como “la nueva creación”, como “vistiéndose del nuevo hombre”. La literatura joanina representa la nueva vida en Cristo como el “nuevo nacimiento”, como pasando de la muerte a la vida y de la oscuridad a la luz, o como la victoria de la verdad sobre la falsedad y el amor sobre el odio.[xiii]
3) Puesto que la Escritura nunca contradice la Escritura es un precedente peligroso marcar una parte de la Escritura en contra de otra. Debemos reconocer las distinciones de su contexto, pero rechazar una enseñanza cara de doctrina solo porque no es encontrado en ciertos pasajes favoritos es un serio error. Por ejemplo, nuestro Señor ni una sola vez utilizó la palabra “gracia” (y es solamente encontrada cuatro veces en los cuatro evangelios, y nunca es usada en la primera epístola de Juan) pero ¿quien lo descartaría de su lugar de prominencia en el mensaje del evangelio? Es posible aislar las Escrituras. Si, Es cierto que las epístolas fueron escritas principalmente para enseñar doctrina a la iglesia –pero esto no significa que la doctrina no pueda ser encontrada en otras partes de la Escritura. El arrepentimiento, definido como convertirse del pecado como parte de la fe salvadora, es claramente enseñado en muchos pasajes de las Escrituras. Quienes somos para redefinir esa palabra, o eliminarla totalmente, solo porque no es encontrada en pasajes en los cuales algunos dicen que debe estar (tales como el evangelio de Juan)
Estudios de Palabras
En realidad el peso de la prueba están en aquellos quienes deben luchar con los llamados claros al arrepentimiento encontrados en la Escritura (e.g. Hechos 2:38; 3:19; 26:18, 20). Hay solo en realidad tres opciones cuando es examinada la evidencia. Pedro y pablo sabía de que estaban hablando y llamaban a las personas a la fe a convertirse de sus pecados y volverse a Dios. O, estos hombres y otros más estaban en un error en lo que enseñaban (una posición impensable). O, el arrepentimiento significa algo más, i.e. cambiar la mente acerca de quien es Jesús. ¿Cuál de estas es?
Creemos que hemos mostrado una prueba conclusiva de que en cada caso, donde puede ser determinado su significado, metanoeo/metanoia en el Nuevo Testamento significa convertirse del pecado. Por el otro lado, no hay ni un solo uso claro de cualquier palabra para arrepentimiento que específicamente y exclusivamente cambie la mente acerca de Cristo. ¡Ni uno!
Sigamos adelante y examinemos las definiciones dadas por los expertos sobre estudio de palabras:
Estudio de Palabras de West: El Arrepentimiento en el Nuevo Testamento “incluye no solo el acto de cambiar la actitud hacia una opinión sobre el pecado sino también renunciar a él… El acto de arrepentimiento es basado primero que todo principalmente sobre una comprensión de el carácter del pecado, la culpa del hombre con respecto a ellos, y el deber del hombre de apartarse de ellos”[xiv]
Vines: “En el NT el asunto tiene referencia principalmente al “arrepentimiento” del pecado, y este cambio de mente incluye tanto volverse del pecado como volverse a Dios.”[xv]
El Nuevo Diccionario Internacional de Teología del Nuevo Testamento: “convertirse (en el OT) significa dar completamente una nueva dirección al hombre como un todo y volverse a Dios. Esto incluye apartarse de la maldad… (en el NT) el entendimiento intelectualmente predominante de metanoia como cambio de mente juega un apequeña parte en el NT. Más aún la decisión del hombre a darle la vuelta es enfatizada. Es claro que no estamos preocupados por un cambio externo simplemente ni con un simple cambio intelectual de ideas.”[xvi]
Kittel: el arrepentimiento es una “conversión radical, una transformación de naturaleza, un volverse definitivo de la maldad, un cambio decidido a Dios en obediencia total”.
Conclusión
Algunos han concluido que incluir el arrepentimiento como parte de la fe salvadora es “obras de justicia”. Esto es, es un acto en el que un hombre deben agregar a la fe con el fin de ser salvo. Hemos mostrado desde la Escritura que ese no es el caso. Además, de acuerdo a la Escritura, el arrepentimiento es un don de Dios (vea Hechos 11:18; 2 Tim. 2:25). As1= nadie puede confiar en Cristo para salvación a menos que Dios lo capacite para hacerlo, así, nadie se arrepiente si Dios no le concede el arrepentimiento. El arrepentimiento no es una obra más de lo que lo la fe es.. El punto es, cuando una persona verdaderamente se convierte a Cristo el también se convierte del pecado. Esto es claro en la enseñanza de la Palabra de Dios.
Tomado del libro:
This Little Church Went To Market
[i] Charles Spurgeon, Metropolitan Tabernacle Pulpit Vol. 11, (Banner of Truth 1992), p. 138.
[ii] Como se cita en The Day Drawing Near, Vol. 2 no. 2, p. 4.
[iii] A.W. Tozer, Man: The Dwelling Place of God (Harrisburg: Christian Publications, 1966), p. 143.
[iv] A.W. Tozer, The Root of Righteous (Harrisburg: Christian Publications, 1955), p. 85
[v] Benjamin B. Warfield, Biblical and Theological Studies (Presbyterian & Reformed, 1952), p. 403.
[vi] J.I. Packer, Evangelism and the Sovereignty of God (Downers Grove: Inter-Varsity Press, 1961), p. 403.
[vii] The Westminster Shorter Catechism section LXXXVII
[viii] Vea Charles Ryrie, So Great Salvation (Chicago: Moody Press, 1997), pp. 96-99.
[ix] Vea Zane Hodges, The Gospel Under Siege (Dallas: Redención Viva, 1981).
[x] William Barclay, Turning to God (Philadelphia: The Westminster Press, 1964), p. 20.
[xi] Colin Brown (Editor General), The New International Dictionary of New Testament Theology, Vol. 1 (Grand Rapids: Zondervan, 1979), p. 355.
[xii] Walkter C. Kaiser, Jr. Toward an Old Testament Theology (Grand Rapids: Zondervan, 1978), p. 137.
[xiii] Ibíd., p. 359.
[xiv] Kenneth Wuest, Studies in the Vocabulary of the Greek New Testament (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans, 1976), p. 28.
[xv] Vines Complete Expository Dictionary of Old and New Testament (Grand Rapids: Eerdmans, 1985), pp. 1002-1003.
[xvi] Gerhard Kittle, Theological Dictionary of the New Testament (Grand Rapids: Eerdmans, 1985), pp. 1002-1003
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