Mientras dormía la noche del 5 de febrero, el Dr. John Clement Whitcomb, Jr. entró en la presencia de su Salvador para escuchar el «Bien hecho, buen siervo y fiel» de su Señor. Para mí fue un cedro espiritual del Líbano, uno de los gigantes de la fe que impactó mi vida durante los últimos 57 años, especialmente como mentor durante mi programa de doctorado en el Seminario Teológico de Grace (1976-1981). En mis estantes aún se encuentra un ejemplar de la edición de 1965 de El Diluvio del Génesis: El Registro Bíblico Y Sus Implicaciones Científicas (Philadelphia: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1961), en co-autoría con Henry M. Morris. El libro me ayudó a entender el relato del Génesis sobre la creación y el Diluvio en el momento en que comencé mi transición de la teoría de la evolución a la verdad bíblica en 1963 bajo la tutela de mi pastor. La firma del Dr. Whitcomb está en la portada, donde lo escribió en 1965 cuando lo conocí en persona en la Iglesia Bautista Beth Eden en Denver, Colorado. En ese momento yo era un estudiante de primer año de la universidad de la Biblia bebiendo profundamente en el pozo del Libro del Génesis con la capaz guía de otro gigante en el bosque espiritual del Líbano, el Dr. Leo Lapp. No me di cuenta de la influencia tan significativa que el Dr. Whitcomb tendría en mi vida. Leer el resto de esta entrada »