Pulpit Magazine

El Corazón de la Ética Verdadera

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El Corazón de la Ética Verdadera

Tomado de Shepherds Fellowship Pulpit Magazine

(Por John MacArthur)

El post de hoy es de la introducción a nuestro nuevo libro, Right Thinking in a World Gone Wrong.

 

Es común en la iglesia evangélica de hoy que las personas admitan verbalmente que la Biblia, como Palabra de Dios, es la autoridad final para tanto el creer como para el vivir. Incluso en realidad, es rara una conexión clara entre la confesión pública y la conducta personal.

En lugar de mirar a la Biblia, muchos cristianos profesantes buscan la psicología y la sociología por supuestas soluciones a las necesidades personales y a los males sociales. El auge del pensamiento postmoderno de modo semejante ha torcido el entendimiento de la iglesia de lo bueno y lo malo – como una tolerancia no bíblica (en nombre del amor) ha debilitado iglesias hasta el punto donde son tan suaves con la verdad así como lo son con el pecado. Los programas de televisión, desde Oprah hasta Leno y los programas humorísticos comunes, han tenido un efecto tangible (y no para lo mejor) sobre como los cristianos de estadounidenses piensan sobre los temas cotidianos. La arena política, también, ha jugado un papel principal en forjar una comprensión evangélica de la moralidad, ya que palabras como “el Republicano” y “el demócrata” o “el liberal” y “el conservador” han venido a redefinir la diferencia entre lo que es bueno y lo que es malo. Leer el resto de esta entrada »

La Mayordomía y la Ofrenda

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clip_image001La Mayordomía y la Ofrenda

(Por Jonathan Rourke)

Tomado de Shepherds Fellowship Pulpit Magazine

El post de hoy proviene del capítulo de Jonathan sobre "la Fe, la Fidelidad, y la Libre Empresa" de nuestro libro nuevo Right Thinking in a World Gone Wrong. Para visitar el sitio Web de la editora, haga click.

¿Cómo podemos nosotros, como creyentes, adorar a Dios con nuestros recursos financieros a la vez rechazar las tentaciones que conducen a la idolatría y a la codicia? La respuesta es encontrada en dar para el Señor y Sus propósitos. Cuando damos nuestro dinero a la obra del evangelio, no sólo demostramos nuestro amor sincero hacia Dios (2 Cor. 9:7), también almacenamos para nosotros tesoros en el cielo. (Mat. 6:16-24).

Dar al Señor ayuda a los cristianos a superar la tentación de acaparar sus riquezas (Mat. 6:19-21). Aquellos que tienen éxito en la adquisición de riquezas financieras ceden de  inmediato a la tentación para almacenarla codiciosamente. Dar es contrarrestar esta tentación al considerar las necesidades de otros, en vez de ser consumido por la complacencia por uno mismo. Además, almacenar riqueza es un negocio riesgoso, puesto que las riquezas terrenales se dirigen a desaparecer. Ofrendar, entonces, es también una manera de invertir dinero en cosas eternas, acaudalando un tesoro en cielo que nunca puede perderse. Por consiguiente reposiciona el corazón de enfocarse a las cosas de esta tierra hacia las cosas de Dios.

En segundo lugar, dar al Señor ayuda a los cristianos a superar la tentación de olvidarse de El (Mat. 6:22-24). En Proverbios 30:9 el escritor le pide a Dios que le proteja de tanto las pruebas que asisten a la pobreza extrema y la comodidad engañosa que viene de la riqueza. El peligro en esta última es que él olvidará a Dios y se convertirá demasiado dependiente en sí mismo y de su dinero. En Mateo 6, Jesús nos recuerda que el discernimiento debe ser claro y con una mirada correcta. Si el discernimiento espiritual funciona correctamente, entonces dirigirá al creyente por el camino justo con respecto al dinero. Le hará siempre ver a Dios como el proveedor de la riqueza y el único que debe ser honrado por eso. Puesto que nadie puede servir a Dios y al dinero, el acto de dar dinero regularmente al Señor demuestra quién es nuestro verdadero Amo.

En tercer lugar, dar al Señor ayuda a los cristianos a superar la tentación de estar ser ansiosos, recordándoles que Dios está en control y que Su Reino es su prioridad más alta (Mat. 6:25-34). "Por nada estéis afanosos," decía Pablo a los filipenses, "sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Fil. 4:6-7). Simplemente algunos versículos más tarde, él explicaría que él había aprendido a estar contento no importando qué circunstancias financieras se encontrara (vv. 10-13). A menudo, la ansiedad financiera proviene de intentar vivir más allá de nuestros medios. El que da aprende a estar contento y agradecido cualquiera haya sido el estilo de vida que Dios le haya provisto, aun si es uno modesto (1 Tim. 6:7; Heb. 13:5). Salomón ofrece un número de contrastes vívidos a todo lo largo del libro de Proverbios (Prov. 15:16-17; 16:8, 19; 17:1; 19:1; 28:6), dando a conocer al lector que la pobreza financiera – estando acompañado por el temor a Dios, el amor, la justicia, la humildad, la tranquilidad, y la integridad – es mucho mejor que la riqueza económica acompañada por agitación, odio, injusticia, orgullo, contienda, perversión, y un espíritu deshonesto.

El Vacío del Sueño Americano

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El Vacío del Sueño Americano

Viernes, Feb 13, 2009

Tomado de Shepherds Fellowship Pulpit

(Por Tom Patton)

El artículo del hoy es adaptado de nuestro nuevo libro Right Thinking in a World Gone Wrong.

Hasta que los pecadores se sometan a la verdad acerca de Dios, nunca adquirirán lo que verdaderamente buscan. Se vuelven como la mujer samaritana en el pozo, confundiendo el remedio verdadero para la sed espiritual con la satisfacción temporal de una primavera terrenal (Juan 4:14). Tristemente, el incrédulo intenta toda su vida apagar lo inextinguible con algo distinto de Dios. Así que busca la fama, el dinero, el poder, la riqueza, la adaptabilidad, el trabajo, la sabiduría, la educación, el amor, o alguna otra cosa creada que quizá pueda aquietar el grito desesperado de su alma vacía. Pero ninguna de las cosas que él encuentra – ya sea la política, la popularidad, la creatividad o cualquier otra cosa que este mundo ofrece – no pueden responder el llamado de su corazón. Él puede buscar felicidad, pero él nunca la encontrará. Tan pronto como él adquiere un deseo este se convierte en polvo; y así el siguiente, y el siguiente después de este, hasta que la vida finalmente termina en decepción.

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La Esperanza, la Santidad, y la Homosexualidad

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La Esperanza, la Santidad, y la Homosexualidad

Miércoles, Feb 11, 2009

(Por John Street)

El post de hoy es adaptado del capítulo del Dr. Street sobre el aconsejar a aquellos en la iglesia que la luchan con la tentación homosexual. El artículo completo puede ser encontrado en nuestro nuevo libro, Right Thinking in a World Gone Wrong.

La identidad debe formarse “en Cristo”.

La comprensión teológica del ser cristiano “en Cristo” es crítica para aquellos que luchan contra la homosexualidad (cf. Gal. 3:26–29; Rom. 8:1; Efes. 1:1; Fil. 1:1; 2 Tim. 1:1). Algunas veces, al principio del discipulado, expresarán en pocas palabras, “soy un homosexual”. Se han convencido por su lucha infructífera con sus debilidades sexuales o por el ritmo implacable del mundo de que son genéticamente de nacimiento así y no pueden cambiar.  Por supuesto, ésta es una mentira cultural que despoja de esperanza a su aconsejado.

Lo que son “en Cristo” debe ser el planeta alrededor del cual todos sus pensamientos y sus acciones giren. Esto es más que simplemente una metáfora, tiene que ver con cómo los cristianos se ven a sí mismos – como pecadores indignos que disfrutan de las provisiones misericordiosas y de la justicia de Cristo con el fin de tener la plena aceptación con Dios Padre. Es fundamental establecer desde el principio el asesoramiento centrado en el evangelio y el discipulado.

Cuando el pensamiento de vida es practicado “en Cristo” trae esperanza y cambio a los pensamientos, los deseos y los comportamientos. Piensan y actúan en nuevos maneras de abandonar el vestido homosexual y afeminado, las palabras y los manierismos. Es especialmente eficaz enseñar fielmente los principios de Romanos 6:1–14 y a la vez recordando el contexto anterior de Romanos 1:24–27. El cómo se ven los cristianos así mismos y a su posición en Cristo afectará enormemente su cambio y crecimiento en la santificación. ¡Un cristiano tentado por los deseos homosexuales (o lesbianos) no es un homosexual, él o ella es un cristiano! Este pensamiento y toda su riqueza teológica es vital para comprender si su aconsejado va a poseer la perseverancia para derrotar a este enemigo.

Acerca de la Salvación del Planeta

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clip_image002Acerca de la Salvación del Planeta

Tomado de Shepherds Fellowship Pulpit Magazine

El post de hoy es tomado de parte de la Perspectiva Pastoral de nuestra iglesia sobre el calentamiento global y ecologismo. El artículo completo puede ser leído en nuestro nuevo libro, Right Thinking in a World Gone Wrong.

El 14 de febrero de 2005, el Concejo Nacional de Iglesias de EEUU publicó un documento titulado: “God’s Earth Is Sacred: An Open Letter to Church and Society in the United States” (La Tierra de Dios Es Sagrada: Una Carta Abierta a la Iglesia y a la Sociedad en los Estados Unidos). La carta hace un llamado a los cristianos a arrepentirse de sus “pecados sociales y ecológicos”. Según la carta, citando al Patriarca Ecuménico Bartolomé:

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La Responsabilidad y las Citas Amorosas en Línea

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clip_image002La Responsabilidad y las Citas Amorosas en Línea

Miércoles, Feb 4, 2009

Tomado de Pulpit Magazine

(Por Rick Holland)

El post de hoy es extractado de nuestro nuevo libro, Right Thinking in a World Gone Wrong. Es tomado del capítulo de Rick dando una perspectiva pastoral sobre las citas amorosas en línea.

Otro  tema relacionado con las citas amorosas en línea se centra sobre la cuestión de la responsabilidad. Cuando el amor florece en el contexto de la iglesia, o aun en el trabajo o en la escuela, se origina en un nivel incluido de responsabilidad. Los pastores, los padres, y los compañeros rápidamente se ponen alertas por el interés particular que se forma entre dos personas. Leer el resto de esta entrada »

Introduciendo “Right Thinking in a World Gone Wrong”

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clip_image002Introduciendo “Right Thinking”

Martes, Feb 3, 2009

(Por Nathan Busenitz)

Este mes marca el lanzamiento de nuestro nuevo libro de planta: Right Thinking in a World Gone Wrong (Sería algo así como: Pensando Correctamente en un Mundo Cada Vez Peor) El libro se ocupa de asuntos contemporáneos sobre el entretenimiento, ética, y política. En un esfuerzo por presentarlo a usted, daremos algunos extractos aquí en Pulpit en los siguientes días. (Para visitar la página promocional del editor del libro, haga click aquí.) Leer el resto de esta entrada »

Cuarenta Años de Fidelidad

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Cuarenta Años de Fidelidad

Jueves, Enero 29, 2009

Este artículo que publico a continuación, no es con el fin de exaltar al hombre sino de reconocer la obra de Dios en un hombre que ha sido fiel. Quise postearlo porque que este hermano ha tenido una influencia en muchas personas y en lo personal a mí. Sus libros han sido de gran enseñanza y bendición para mi vida. Sin duda muchos que leen este blog se han beneficiado de sus estudios. Es difícil encontrar hoy pastores fieles a la predicación, fieles a enseñar la Escritura tal y como debe ser. Sin agregarle ideas humanas, ni presentar un mensaje diluido con el fin de hacer crecer una iglesia en números. Creo que los pastores de hoy y los que vendrán en un futuro tienen mucho que aprender de John Macarthur. Me uno al reconocimiento de la iglesia Grace Community al ministerio del pastor Macarthur. ¡Que Dios le siga bendiciendo! – Armando V. Leer el resto de esta entrada »

¿Porqué Orar Si Dios Es Soberano? (Parte 4)

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clip_image001¿Porqué orar si Dios Es Soberano? (Parte 4)

Martes, Enero 27, 2009

Tomado De Pulpit Magazine

(Por Matt Waymeyer)

El post de hoy concluye nuestra serie sobre este tema importante, con una quinta y última razón de por qué los creyentes deberían orar a la luz de la soberanía de Dios.

5. Dios ha decretado la oración como un medio por el cual El cumple con sus propósitos eternos.

En este punto, algunos pueden preguntarse cómo es que la Escritura puede enseñar a que Dios providencialmente hace que sucedan todas las cosas de conformidad con Su propósito eterno y que las oraciones de los hombres pueden tener un afecto significativo en el despliegue de la historia universal. La contradicción aparente entre estas dos verdades desaparece, sin embargo, cuando uno se da cuenta de que “el mismo Dios que ha decretado el fin también ha decretado que Su fin será logrado a través de Su medio señalado, y uno de estos es la oración” (La Soberanía de Dios, 167). En otras palabras, Dios en Su sabiduría infinita tuvo el gusto de decretar que la oración sea un medio a través del cual El cumple con su buen deleite en y a través de Su creación. Como A.W. Pink escribe:

Dios ha decretado que ciertos acontecimientos vendrán a pasar, pero El también ha decretado que estos acontecimientos vendrán a suceder a través del medio que El haya señalado para su realización. Dios ha elegido a algunos para ser salvos, pero El también ha decretado que éstos serán salvados a través de la predicación del Evangelio. El Evangelio, entonces, es uno de los medios señalados para la resolución del consejo eterno del Señor; Y la oración es otro. Dios ha decretado el medio así como también el fin, y entre los medios está la oración (Ibid., 171).

Comprender esta relación entre la soberanía de Dios y las oraciones de los hombres comienza con el reconocer la naturaleza amplia del propósito eterno de Dios. Richard Pratt escribe:

El plan de Dios es tan amplio que no sólo incluye los destinos finales de las cosas sino que también incluye lo secundario, los procesos creación que obran juntos para lograr estos fines. Por ejemplo, Dios no se limita simplemente solo a ordenar que la luz brille sobre la tierra cada día; Él también utiliza al astro rey, la luna, las estrellas, y muchas otras cosas para lograr ese fin. Dios no se limita a determinar que alguien se recupere de una enfermedad; Él utiliza a los doctores y la medicina para lograr la curación. Como el dramaturgo de historia, Dios simplemente no escribió un final para el libro del tiempo. Él escribió cada palabra en cada página a fin de que todos los acontecimientos conduzcan al final grandioso (Pray With Your Eyes Open, 109-10).

En otras palabras, “todas las cosas” que Dios lleva a cabo “según el consejo de Su voluntad” (Efes 1:11) incluyen el medio que El usa para lograr Sus fines. Dios usa el astro rey para traer luz a la tierra, él utiliza a los doctores para restaurar a las personas con salud, y él usa la oración para llevar a cabo muchas cosas que El ha tenido en mente en la eternidad pasada.

Cuando alguien quiere cruzar la calle en forma segura, usa el paso de peatones y mira a ambos lados antes de hacer eso; cuando alguien desea que sus miembros familiares se vuelvan a Cristo por salvación, trata de proclamarles el evangelio; cuando alguien quiere proveer para su familia, trabaja duro en su lugar de trabajo. Y asimismo, cuando alguien desea que tal y tal cosa sucedan, clama a Dios para que lo lleve a cabo, reconociendo que la oración es un medio a través del cual Dios lleva acabo Sus propósitos aquí en la tierra.

Varios ejemplos en la Escritura señalan que Dios ha decretado que la oración sea un medio para cumplir con sus planes eternos. Primero, cuando Abraham residió temporalmente en Gerar en Génesis 20, él mintió y le dijo al Rey Abimelec que Sara era su hermana, en este momento Abimelec hizo a Sara pasar a su harén de esposas (v. 2). En respuesta, Dios cerró todos los vientres del grupo familiar de Abimelec y amenazó al rey con más juicio si él no regresaba a Sara a Abraham (vv. 7, 17). Sin embargo, al mismo tiempo en que Dios avisó a Abimelec de este juicio, también le dijo: “porque es profeta, y orará por ti, y vivirás” (v. 7). En otras palabras, Dios reveló al rey que Su plan era que Abraham orara e intercediera por el Rey a fin de que el juicio divino fuese retirado. Luego, en el versículo 17, el plan preordenado de Dios se fructificó: “Entonces Abraham oró a Dios; y Dios sanó a Abimelec y a su mujer, y a sus siervas, y tuvieron hijos.”.

Un segundo ejemplo puede ser encontrado al final del libro de Job. Dios le dirigió la palabra al amigo de Job, Elifaz temanita, diciendo:

“Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job. Ahora, pues, tomaos siete becerros y siete carneros, e id a mi siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros; porque de cierto a él atenderé para no trataros afrentosamente..” (Job 42:7-8)

Luego, como el versículo 9 revela, Elifaz: “e hicieron como Jehová les dijo; y Jehová aceptó la oración de Job.” De esto es claro que Dios no sólo decretase que Su ira hacia Elifaz sería apartada, sino que El también decretó que el medio que El usaría para lograr el fin incluiría la oración intercesora de Su siervo Job.

Un tercer y ejemplo final de la ordenación de la oración de Dios como un medio para cumplir Sus fines puede ser encontrado en la promesa de Dios a Israel de restauración futura en Jeremías 29. En el versículo 11a, el Señor le dijo a Israel que El sabía los planes que El tenía para ella. En otras palabras, el Dios que sabía el fin desde el principio no era ajeno a lo que El había tenido en mente para el futuro de Israel. Él continuó diciéndole a Israel que Sus planes eran “de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” (v. 11b). ¿Qué ocurrirá en el futuro cuando el plan de Dios se desarrolle y El providencialmente lo ocasione? Él continuó:

“Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar.” (vv. 12-14).

Dios restaurará a Su pueblo en respuesta a sus oraciones, pero estas oraciones – en vez de ser una intrusión en el plan eterno de Dios – son de hecho parte del plan de Dios. Ambos el medio y el fin – las oraciones y la restauración – han sido ordenados por El y serán llevadas a cabo por El (cf. Ezequiel 36:37).

Las oraciones de petición y de intercesión, entonces, no deberían ser consideradas como intentos de alterar los propósitos eternos de Dios. Como Pratt escribe, “Intentar alterar los decretos eternos de Dios a través de la oración es como tratar de alcanzar la luna en una cama elástica; es imposible. Nuestras peticiones no pueden interrumpir el plan de Dios para el universo más de lo que una cama elástica puede quebrantar el poder de la gravedad de la tierra” (Pray Whit Your Eyes Open, 109). En lugar de eso, la oración debería ser comprendida como “una de muchas causas secundarias a través de las cuales Dios cumple con Su plan” (Ibid., 110).

Es obvio, entonces, que uno no necesita negar la soberanía de Dios para comprometerse a una vida de oración ferviente. Para que tal vida comience en una sumisión obediente al mandato de Dios y al modelo de Cristo, fluirá del reconocimiento de que Dios es capaz y está dispuesto a responder las oraciones de Sus hijos, y que eso descansa en la seguridad de que Dios tiene soberanamente ordenado la oración como un medio para cumplir con Sus propósitos.

¿Porqué Orar si Dios es Soberano? (Parte 3)

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clip_image002¿Porqué Orar si Dios es Soberano? (Parte 3)

Lunes, Enero 26, 2009

Tomado de Pulpit Magazine

(Por Matt Waymeyer)

Hasta ahora, hemos considerado dos razones para orar a la luz de la soberanía de Dios. Hoy consideraremos dos más.

3. Dios puede responder nuestras oraciones.

En vez de obstaculizar las oraciones de los creyentes, la soberanía de Dios debe motivarlos a orar, pues “la oración crece de la certeza de la omnipotencia y la soberanía de Dios” (The God Who Hears, 47). Dicho de otra manera, si Dios no reina en la soberanía sobre Su creación y no es capaz de lograr lo que desea en y a través de El, ¿por qué preocuparse pidiéndole lo que El es incapaz de entregar?

Por ejemplo, si un niño de cinco años de edad repetidamente le pregunta a su madre que haga que deje de llover en una mañana del sábado, esto puede crear un precioso recuerdo, pero en última instancia la petición del niño es un error. Por mucho que su madre pudiese alterar el clima, ella simplemente carece de habilidad para hacer eso, y por consiguiente, pedirle a ella eso tiene poco sentido. Pero cuando los hijos de Dios ante el trono de gracia, vienen con la seguridad completa de que su Padre celestial puede llevar a cabo lo que El se complace en hacer, pues nada es demasiado difícil para El. Y esto los debe motivar a orar.

“Ser digno de orar,” escribe Hunter, “Dios ante todo tiene que tener el poder para hacer lo que le pedimos. En segundo lugar, El debe tener la soberanía sobre la creación para hacer lo que El quiere hacer” (The God Who Hears, 48). Así que quizás la pregunta: “¿Porqué orar si Dios es soberano?” ¿Podría ser reemplazado con la pregunta, “¿Porqué orar si Dios no es soberano?” Los creyentes deben venir a su Dios presentándole sus peticiones porque El tiene tanto la autoridad y la capacidad para conceder lo que le han pedido en sus peticiones y oraciones intercesoras.

4. Dios realmente responde la oración.

La cuarta razón por la que los creyentes deberían orar es que Dios no sólo puede, sino que realmente cambia el curso de la historia en respuesta a la oración. Jesús dijo, “Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.” Como Wayne Grudem señala, Jesús “hace una clara conexión entre buscar cosas de Dios y recibirlas. Cuando pedimos, Dios responde (Systematic Theology, 377).

La Escritura está llena de ejemplos de Dios concediendo a Su pueblo lo que han solicitado en sus oraciones de petición e intercesión. Primero de Crónicas 4:10a registra la oración de Jabez la cual dice: “E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: !!Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe!” En respuesta a la oración de Jabez, “Y le otorgó Dios lo que pidió.” (v. 10b). En Éxodo 32:10, Dios le dijo a Moisés sobre Sus intenciones de destruir al pueblo de Israel por su idolatría. Pero Moisés intercedió en nombre de Israel (vv. 11-13), y en respuesta a su oración Dios cedió y no los destruyó. (v.14). Y como Santiago registra, Dios respondió a las oraciones fervientes de Elías al iniciar y poner fin un período de tres y medio años de sequía (Santiago 5:17-18; cf. Génesis 18:22-33; 32:26 Daniel 10:12; Amos 7:1-6; Hechos 4:29-31; 10:31; y 12:5-11).

Al mismo momento que es reconocido que Dios sea soberano, luego, también debe ser admitido que “La oración eficaz del justo puede mucho.” (Santiago 5:16b; Cf. 4:2). De hecho, inmediatamente después de contestar la pregunta de cómo orar en Lucas 11:2-4, Jesús procede a contestar la pregunta de por qué orar dando dos razones – porque Dios recompensa la diligencia en la oración concediendo peticiones (Lucas 11:5-10), y porque Dios se deleita con darle buenos regalos a Sus hijos (Lucas 11:11-13).

En palabras de Richard Pratt, entonces, “la Oración es un esfuerzo humano poderoso que significativamente puede afectar no sólo las vidas de los individuos sino el mismo curso de la historia universal” (Pray with Your Eyes Open, 112). Esta verdad, sin duda, debería ser un motivo poderoso para que los hijos de Dios oren. Como Grudem escribe:

Si estuviésemos realmente convencidos de que la oración cambia la manera en que Dios actúa, y que Dios puede producir cambios notables en el mundo en respuesta a la oración,…entonces oraríamos mucho más de que lo oramos. Si oramos poco, es probablemente porque realmente no creemos que la oración logre mucho en absoluto (Systematic Theology, 377).