Phil Johnson

Donde Fue que el Evangelicalismo Se Desvió (1ª Parte) – Phil Johnson

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Donde Fue que El Evangelicalismo Se Desvió (1ª Parte)

Miércoles, 18 de Marzo de 2009

(Por Phil Johnson)

¿El post de hoy es adaptado del seminario de Phil en la Shepherds’ Conference titulado: “¿Qué Es un Evangélico?”

Ahora necesitamos tratar sobre el movimiento evangélico contemporáneo y donde fue que se desvió antes de que el tiempo se alejara completamente de nosotros.

Desde mediados de los 1800 ha habido un esfuerzo común por ampliar la definición del evangelicalismo a fin de que más personas puedan encajar en la tienda de campaña. Eso ocurre por un lado porque el adjetivo evangélico siempre ha sido un tipo de sello de aprobación en el Cristianismo – y todo el mundo quiere meterse en la tienda de campaña. Es una forma taquigráfica de querer decir que alguien realmente cree la Biblia y toma en serio el evangelio.

Naturalmente, los falsos maestros que quieren hacer contrabando en doctrinas falsas y les encantaría ser considerados como evangélicos, porque eso minimizaría la crítica y la sospecha que señalen su camino. Leer el resto de esta entrada »

La Convicción Bíblica y Evangélica – Phil Johnson

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La Convicción Bíblica y Evangélica

Viernes, Marzo 13, 2009

(Por Phil Johnson)

El post de hoy es continuación del de ayer… y es tomado de las notas de Phil en la Shepherds’ Conference basado en la pregunta “¿Qué es un evangélico"?

Por cierto, déjeme recomendarle un libro. Es un libro pequeño – 91 páginas, y usted lo pueden leer en una tarde. El título es el mismo de este seminario: ¿Qué Es Un Evangélico?, Por el Dr. Martyn Lloyd Jones, publicado por el Estandarte de la Verdad. (Es realmente un extracto de un libro más amplio, Knowing the Times, así que si usted tiene ese libro, usted ya tiene “¿Qué es un Evangélico?”) Es una copia edición-resumida editada de tres conferencias que Lloyd-Jones dio en 1971 en la International Fellowship of Evangelical Students en Gran Bretaña. Él indaga esta pregunta en detalle, ¿Qué Es un Evangélico? Y en la mayoría de los casos sería difícil mejorar su análisis de esta pregunta.

En la providencia de Dios (y completamente inconexo al hecho por el cual hago este seminario hoy), Kevin Deyoung resume las conferencias de Lloyd-Jones en su blog esta semana. Kevin DeYoung es Pastor principal de la Iglesia Reformada Universitaria en el Este Lansing, Michigan, y él es parte del equipo de escritores que produjo un gran libro titulado Por Qué no somos Emergentes (por Dos Tipos que Deberían Serlo). Él resumió la primera parte de las conferencias de Lloyd-Jones ayer y posteó el segundo de sus tres resúmenes hoy. Si usted no puede leer el libro mismo, asegúrese de que usted lea los resúmenes de Kevin DeYoung en www.revkevindeyoung.com.

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¿Qué Es Un Evangélico? (1ª Parte) – Phil Johnson

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¿Qué Es Un Evangélico? (1ª Parte) – Phil Johnson

Jueves, Marzo 12, 2009

(Por Phil Johnson)

Estas notas vienen del otro seminario que hizo Phil en la Shepherds’ Conference este año. Proveen un análisis útil de la confusión evangélica contemporánea y cómo es que llegamos a eso.

¿Qué es un Evangélico? Una encuesta sobre cómo el término ha sido utilizado y abusado.

Mi tema para esta hora es técnicamente una pregunta: ¿Qué es un evangélico?

Ese título me fue asignado a mí, y recibí la asignación por correo electrónico en algún momento del otoño pasado. Estoy absolutamente emocionado de tratar un tema así. Las personas que planean estos seminarios normalmente me dan libros populares – pero realmente malísimos – para revisar. O me dan temas realmente controversiales para analizar – usualmente ocupándose de cualquiera de la última moda pasajera evangélica que este sucediendo – y he estado quejándome por algunos años que hacer nada más que críticas me hace parecer mezquino. Siempre tengo que ser negativo.

Así es que pienso que asignarme este tema fue su intento de darme un tema acerca del cual podría ser más positivo. Y quiero decir que aprecio grandemente el esfuerzo. Al menos no me pidieron a mí que revisara The Shack.

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Sana Doctrina, Sanas Palabras (3ª Parte) – Phil Johnson

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Sana Doctrina, Sanas Palabras (3ª Parte)

Miércoles, Marzo 11, 2009

(Por Phil Johnson)

Estas notas provienen de la conclusión del mensaje de Phil en la Shepherds´ Conference.

Hay dos clases de profanidad que cada cristiano necesita evitar. Uno es qué lo que la Biblia llama conversación tonta y sucia – palabras groseras, obscenas, sucias que usualmente hacen referencia a funciones corporales privadas. El otro es todo tipo de irreverencia, que van desde de aquello que quita importancia a las cosas sagradas hasta la blasfemia de utilizar el nombre del Señor en vano.

La Escritura no guarda silencio en cosas así. Éstas no son áreas grises. La blasfemia es un pecado grave, y eso incluye toda clase de frivolidad cuando usamos el nombre del Señor o hablamos de aquello que es sagrado. Haga un estudio del tercer mandamiento y preste especial atención a todos las cosas que la Escritura trata como un mal uso del nombre de Señor. Una vez que usted comprenda lo que dice la Biblia acerca de la irreverencia irrespetuosa, si usted no se ve forzado a eliminar toda clase de chacoteo acerca de cosas sagradas, usted debe tener un corazón de piedra. Leer el resto de esta entrada »

Sana Doctrina, Sanas Palabras (2a. Parte)- Phil Johnson

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clip_image002Sana Doctrina, Sanas Palabras (2ª. Parte)

Martes, 10 de Marzo de 2009

(Por Phil Johnson)

Éste es la segunda parte de las notas de Phil en su presentación de la mañana del viernes en la Shepherds’ Conference.

Ahora, esta es una introducción mucho más larga que la que originalmente tuve intención de dar, pero quiero hacer énfasis en que este problema es grave, y generalizado, y se mueve a través del movimiento evangélico con una velocidad atemorizante. Como una persona dijo, ya no es realmente una tendencia más; se ha convertido en una nueva norma.

Una cosa más acerca de la contextualización. (Hablé sobre este tema en la Shepherds’ Conference del año pasado): Si su enfoque hacia la contextualización es diseñado principalmente para que se ajuste cómodamente dentro de una cultura pagana – entonces usted tiene una visión hacia abajo de lo que Pablo quiso decir cuando habló de hacerse a todas las cosas a todos los hombres a fin de poder ganarlos por todos los medios.

Y eso es una de las lecciones prominentes de nuestro texto.

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Sana Doctrina, Sanas Palabras (1a Parte) – Phil Johnson

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clip_image001Sana Doctrina, Sanas Palabras (1ª Parte)

(Por Phil Johnson)

Las siguientes son las notas de Phil del seminario impartido en la Shepherds´Conference en la mañana del viernes.

Esta mañana quiero ir a dos versículos en Tito 2 – versículos 7-8. Ésta es una amonestación de Pablo para Tito, su amigo, su socio, protegido, e hijo verdadero en la fe. Tito es uno de los héroes no alabados de la iglesia primitiva – un joven pastor cuyo apoyo fiel y trabajo constante detrás de bambalinas le hizo sumamente valioso para Pablo. Pablo le escribe a Tito con estas instrucciones (Tito 2:7-8): “presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros”

Escogí ese texto, francamente, porque estoy profundamente preocupado por la tendencia de tantos pastores últimamente de utilizar profanidad, palabras groseras y obscenas, temas viles, carnales, imágenes sexuales, lenguaje erótico, y chistes sucios. La mayoría de ustedes, lo sé, se dan cuenta de la tendencia de la que estoy hablando. Estoy tentado a llamarle la pornificación del púlpito. La justificación normalmente dada es que el lenguaje grosero y los temas sexuales son herramientas de contextualización. Es una forma de hacernos sonar más relevantes. Muchas voces en la iglesia son insistentes de que esto es de primera necesidad si queremos alcanzar a ciertos segmentos de nuestra cultura.

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Sesión 6:Phil Johnson – Shepherds’ Conference

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Sesión 6: Phil Jonson – Shepherds’ Conference

Viernes, Marzo 6, 2009

Tomado de Shepherds’ Fellowship – Pulpit Magazine

(Por Nathan Busenitz)

NOTA: Estas notas son muy abreviadas debido a la cantidad de información que Phil cubrió en su sesión. El audio de la sesión está disponible aquí.

Phil comienza agradeciendo a los pastores de tiempo completo por lo que hacen semana tras semana.

Esta mañana, observaremos dos versículos en Tito 2:7–8. Tito fue un joven pastor que fue sumamente valioso para Pablo. Y Pablo le escribe a Tito con las instrucciones que se hallan en vv. 7–8.

Phil escogió este texto porque él está preocupado por la tendencia entre algunos pastores a usar temas vulgares, chistes sucios, y cosas por el estilo en el ministerio hoy bajo la apariencia de contextualización cultural. Hay aquellos que afirman que esta clase de lenguaje es esencial para ser relevante para alcanzar a la cultura. Pero el apóstol Pablo dijo lo contrario.

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Aclarando el Calvinismo – Conclusión

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clip_image001Aclarando el Calvinismo -Conclusión

21 de enero, 2009

(Por Phil Johnson)

Parte VIII: Para resumir…

Hemos estado tomando nota de cinco verdades importantes dadas a entender en las siete palabras de 1 Juan 4:19 (“le amamos Porque él nos amó primero”). Hice una aliteración de las cinco implicaciones de este texto que enfaticé para usted, pero si usted simplemente les da ligeramente nombres diferentes, se deletrearía TULIP:

* La perversidad de nuestro estado caído – esa es la doctrina de la Depravación Total.

* La prioridad electiva de la elección de Dios – esa es la doctrina de Elección Incondicional

* La particularidad de Su obra salvadora – esto, como hemos visto, vínculos la doctrina que a menudo es llamada la Expiación Limitada.

* El poder de Su liberación amorosa – esa, de nuevo, es la doctrina de la Gracia Irresistible.

* La perfección de Su plan redentor – no es nada mas que la doctrina de la Perseverancia.

Usted podría ser una de esas personas que no quiere ser llamado un calvinista o un arminiano. Pero el hecho es, si usted es un cristiano del todo, usted ya afirma el principio básico en cada una de estas verdades. Usted ya sabe en su corazón que usted no fue nacido de nuevo porque usted era moralmente superior que sus vecinos incrédulos. Usted era digno de la ira de Dios tanto así como ellos (Efes. 2:1 3). Según Efesios 2:4-6, fue Dios que le apresuró y le mostró una misericordia especial – y por esto es que usted es un creyente. Usted ya sabe eso en su corazón. Usted realmente no cree que usted obtuvo fe y vino a Cristo en sus fuerzas y por su libre albedrío sin ayuda. Usted realmente no cree que usted sea moralmente superior a las personas que no creen. Usted por consiguiente debe ver, en alguna parte de su alma, que Dios le ha dado una gracia especial que él necesariamente no ha mostrado a todo el mundo.

Usted también cree que Dios es absolutamente soberano sobre todas las cosas. Sé que usted lo cree, porque usted se apoya en la promesa de Romanos 8:28. Y esa promesa no significaría nada si Dios no estuviera en control de cada detalle de todo lo que ocurra. Si él no está en control de todas las cosas, ¿cómo pudo El hacer que todas las cosas funcionen para bien?

Además, usted ora por los perdidos, lo cual quiere decir en su corazón, que usted cree que Dios es soberano sobre la salvación de ellos. Si usted realmente no creyese que él es soberano en salvar a los pecadores, usted había dejado de pedirle por el perdido y en lugar de esto comenzaría a hacer todo lo que usted pudiera para forzarlos a entrar al reino por las buenas o por las malas. Pero usted sabe que eso sería una insensatez. Y usted ora por otras cosas también ¿no es así? Usted le pide que Dios cambie el corazón de esta persona, o que modifique las circunstancias de ese problema. Eso es calvinismo puro. Cuando vamos a Dios en oración, expresamos fe en Su soberanía sobre las circunstancias de nuestras vidas.

Usted aun cree que Dios opera soberanamente en la administración de toda Su providencia. Usted dice cosas como, “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello” (Santiago 4:15) – porque en su corazón usted cree que Dios obra todas las cosas bajo el consejo de Su voluntad, (Efes. 1:11) y nada ocurre aparte de Su voluntad.

Nada es más bíblico que estas doctrinas que son comúnmente llamadas calvinismo. En cierto modo, es una lástima que hayan recibido un nombre extrabíblico, porque estas verdades son la misma esencia de lo que la Escritura enseña. La misma esencia del calvinismo no es en ningún lugar más claramente afirmadas que en las palabras simples de nuestro versículo: “le amamos, porque él nos amó primero.”

Aclarando el Calvinismo – Parte 7

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clip_image002Aclarando el Calvinismo (Parte 7)

20 de enero, 2009

(Por Phil Johnson)

Parte VII: Una segunda mirada a uno de los versículos más cortos en la Biblia

Hemos estado viendo cinco implicaciones doctrinales de un verso muy corto, 1 Juan 4:19: “le amamos a él, porque él nos amó primero.”

Llegamos al punto tres. Este versículo no sólo resalta la perversidad de nuestro estado caído; y nos enseña acerca de la prioridad electiva de la elección de Dios; pero, en tercer lugar, nos muestra –

3. LA PARTICULARIDAD DE SU OBRA SALVADORA

¿Qué quiero decir por eso? Mire el versículo de nuevo: “le amamos a él, porque él nos amó primero”. Esas palabras expresan la convicción de Juan de que Dios ha hecho algo especial por nosotros. “Le amamos. . .” Pero no todo el mundo le ama. Dios ha hecho algo en nuestro beneficio y en nuestros corazones que él no hace por todo el mundo. Él ha demostrado un amor particular para nosotros.

El apóstol Juan estaba siempre muy al tanto de este hecho. Él se glorió del conocimiento de que el amor de Jesús por él era un amor especial. Esa es la implicación de su descripción favorita personal: “aquel discípulo a quien Jesús amaba” (Juan 21:7). Juan volvió a usar esa frase una y otra vez porque él se deleitó con el conocimiento de que Cristo le amó en particular. Dios lo había redimido en particular. Él no fue simplemente el beneficiario de una buena voluntad general que Dios tiene para toda creación; él estaba convencido de que el amor de Cristo para con él era personal y especial. Jesús le amó en particular.

¿Sabe qué? Cada Arminiano nacido de nuevo dirá eso también: Él me ama en particular. Él me ama con un amor especial. No soy simplemente un perro, lamiendo las migajas del amor general de Dios por todo el género humano. Soy uno de los hijos que él ha sentado en Su mesa. Él tiene un amor especial para mí. Cada Arminiano creyente podría referirse a sí mismo, como lo hizo el apóstol Juan: “aquella persona a quien Jesús ama”.

Por cierto, yo creo con todo mi corazón que Dios tiene un amor general de Dios para cada uno de la raza humana. “Sus misericordias sobre todas Sus obras” (el Salmo 145:9). Hechos 17:25: “pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.”– y esas son señales de bondad y buena voluntad genuina que se extiende hacia todo el que haya nacido. Dios aun ama a Sus enemigos (Mateo 5:45) “que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.”

Pero el amor de Dios para el elegido es un amor particular. Él los ama con el amor de un Padre para con Sus hijos. Él les ama a cada uno excepcionalmente. Él los ama en una forma especial. Su amor para con ellos es la clase más alta y sagrada de amor conocido por el hombre. Ningún amor mayor posiblemente puede ser extendido para cualquier criatura. Y ese gran amor queda al descubierto en una forma particular. Es una clase sacrificial de amor que no hará escala en nada para conservar su objeto. “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”. El amor de Cristo lo movió a dar la vida por Sus amigos.

Mire de nuevo algunos v. 9-10: “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.” La prueba de Su amor electivo – y lo que amorosamente garantiza la salvación de Su pueblo – es la obra expiatoria de Cristo.

Dios dio a Cristo para morir por ellos con el fin de ser propiciación para sus pecados. Eso simplemente quiere decir que él satisfizo la justicia en su beneficio. Él satisfizo la ira de Dios en su beneficio. Él llevó su culpabilidad. Él murió en su lugar, a fin de que no tuviesen que sufrir el castigo por sus pecados. Él llevó la ira de Dios en su nombre. Él pagó totalmente la pena de sus pecados. Él fue su substituto. El murió por ellos en particular.

Así es que hablemos de “la expiación limitada”. Alguno de ustedes piensa, he ahí una doctrina que ningún Arminiano presupone. Realmente, pienso que cualquiera que cree que la expiación fue substitutoria presupone una doctrina Calvinista de la expiación. Y los Arminianos históricos y evangélicos si creen en la expiación substitutoria. Cristo sufrió en mi lugar. Él no fue un substituto para el castigo de Judas, porque si lo que dijo Jesús acerca de que Judas es cierto, Judas está en el infierno ahora mismo, sufriendo la ira de Dios por el mismo.

No me gusta la expresión “expiación limitada,” porque sugiere que la expiación es limitada en su suficiencia.

Déjeme aclarar esto a usted: Ningún calvinista verdadero cree eso. Si a usted tiene la idea de que el calvinismo establece algún límite en el valor o la suficiencia de la expiación, olvide esa idea. Cualquier calvinista que niega que la muerte de Cristo fuera suficiente para hacer expiación por los pecados de todo el mundo es un calvinista malo. El sacrificio de Cristo fue infinito en su suficiencia, “abundantemente suficiente como para expiar los pecados de todo el mundo”. (De hecho, esa frase, “abundantemente suficiente como para expiar los pecados de todo el mundo,” es citado directamente de los cánones del Sínodo de Dort, lo cual es la declaración original del calvinismo.) La muerte de Cristo es infinitamente suficiente y aquél sacrificio pudo haber expiado los pecados de todo el mundo, si eso hubiese sido el plan de Dios.

¿Pero fue ese el plan de Dios? O ¿Fue Su muerte el objeto central y supremo la salvación de aquellos que Dios había amado con un amor especial desde antes de la fundación de mundo? Creo que esas preguntas están definitivamente resueltas para siempre por 1 Timoteo 4:10: “esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen.” En el diseño de Dios, la obra expiatoria de Cristo tiene un significado especial para el elegido, porque fue la manera por la cual él aseguró y garantizó su salvación para siempre. “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.” (Juan 10:11). Y los Arminianos afirman la esencia básica de esa verdad – la expiación de Cristo es eficaz sólo para aquellos que realmente creen.

Note: Cuando Juan escribe: “le amamos, porque él nos amó primero,” él se dirige a aquellos que fueron los objetos particulares de la obra redentora de Cristo. Mire de nuevo el versículo 9: “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.” Éste fue el propósito de Dios en la muerte de Su Hijo: “para que vivamos por é”. Él emprendió esta obra salvadora por nosotros en particular, porque somos objetos especiales de Su amor eterno.

Hay más. Aquí hay una cuarta doctrina que encontramos enseñada en este versículo:

4. EL PODER DE SU AMOROSA LIBERACIÓN

Mire de nuevo el versículo: “le amamos porque él nos amó primero”. Juan dice que el amor de Dios por nosotros es la causa de – la causa eficaz – nuestro amor para con El. Otra vez, él no dice simplemente que el amor de Dios sea un motivo o un incentivo para nuestro amor. Más bien, el punto de Juan es que el amor de Dios es la causa productiva real de nuestro amor.

Recuerde que es imposible que una persona no regenerada espiritualmente ame a Dios. El corazón de la carne caída es por definición un enemigo de Dios. No tiene poder para cambiar por sí mismo, más que un leopardo puede cambiar sus manchas. Es la naturaleza de un pecador amar el pecado, y nada es más contrario a un corazón pecaminoso que el amor a Dios. Así es que es moralmente imposible para el pecador amar a Dios.

“¿Quién, pues, podrá ser salvo?” Recuerda usted la respuesta de Jesús a esa pregunta? “Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.” (Mateo 19:26). Él hace lo imposible. Su amor por nosotros es tal que él nos compra y nos busca y nos persuade amorosamente para amarle. Y para hacer posible ese amor, El aun bondadosamente nos da corazones nuevos que son capaces de amar. Esa es la promesa que él hace para Su pueblo en Ezequiel 36:

25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.

26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.

27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.

Eso habla de la obra regeneradora de Dios, por medio de la cual El nos resucita a un estado de vida espiritual vibrante e ilumina nuestras mentes para comprender Su verdad, y nos hace atractivas las glorias de Su amor para nosotros para que las encontremos absolutamente irresistibles.

De hecho, esa es exactamente la expresión que algunas veces usamos para hablar de esta verdad: La gracia irresistible.

Algunas personas entienden mal ese término y se imaginan que hay algún tipo de fuerza violenta o coerción involucrada en la atracción de Dios de nosotros a Cristo. Pero la gracia irresistible no es algo que nos empuje en contra de nuestras voluntades hacia Cristo; es algo que nos lleva voluntariamente a él.

Es similar a mi amor por mi esposa. La encuentro irresistible. Pero ella no fuerza mi amor por ella. Ella no utiliza alguna restricción aparte del puro atractivo de sus encantos a los que me llevan a ella. Pero ella es irresistible para mí.

La gracia salvadora de Dios es irresistible para el elegido en el mismísimo sentido. Hablamos de eso como “la gracia eficaz,” porque siempre asegura su objeto. Dios siempre obtiene un amor recíproco de aquellos en quienes él ha establecido Su amor redentor. Como Pablo escribió a en 2 Corintios 5:14: “Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron”. Murió por nosotros, así es que de ahora en adelante no podemos vivir para nosotros mismos.

Piense acerca de lo que esto quiere decir: No podemos tomar crédito personal por amar a Dios. Nuestro amor por Dios es un fruto del Espíritu, según Gálatas 5:22. Es la obra de Dios en nosotros. “Le amamos, porque él nos amó primero – nuestro amor por El es el fruto natural de Su gran amor por nosotros. Así es que usted puede ver el poder de Su liberación amorosa.

Aquí hay una quinta lección doctrinal de este simple versículo: También nos recuerda de –

5. LA PERFECCIÓN DE SU PLAN REDENTOR

Simplemente considere las primeras dos palabras de nuestro versículo: “amamos”. De nuevo, eso habla de un corazón completamente transformado. Al principio, no amamos. “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”. Eso es Tito 3:4 5. Habla una vez más de esa obra regeneradora que convierte nuestros corazones fríos, sin amor y de piedra en corazones que son capaces de un amor verdadero para con Dios.

E inherente a la misma misericordia que obtuvo nuestra salvación es una garantía que perseveraremos en ese amor hasta el final. Le amamos. Somos completamente libres de que la enemistad pecaminosa aquella que una vez nos mantuvo hostiles hacia El. Y El nos ama. Él no permitirá que nada ni nadie nos arrebate de Su mano.

Note los versículos 17-18:

17 En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.

18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.

Ese amor es un fruto del propio Espíritu de Dios, y por eso es un amor permanente. Echa fuera nuestro miedo; nos da la audacia aun en el día de juicio. No se desvanecerá o disminuirá. ¿Por qué? “pues como él es, así somos nosotros en este mundo.” Este amor nos conforma a Su imagen, y nos mantiene conformándonos a Su imagen, hasta que esa meta es perfectamente lograda. En otras palabras, el mismo amor que garantizó nuestra salvación del pecado en primer lugar garantiza nuestra perseverancia en la fe.

Aclarando el Calvinismo – Parte 6

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19 de enero, 2009

(Por Phil Johnson)

Parte VI: Le amamos porque El nos amó primero

Note: Este texto profundo es una declaración clara acerca del poder soberano del amor de Dios. Es una lección acerca de la soberanía del propósito salvador de Dios. Es una celebración de la gloria del amor soberano.

El versículo, a pesar de su brevedad, también resulta ser increíble y significativamente rico. Mírelo de cerca y usted verá al menos cinco grandes lecciones doctrinales que este versículo nos enseña. Hoy, consideraremos dos de ellas; luego miraremos las otras tres en el artículo de mañana.

Primero, el texto nos enseña acerca de:

1. LA PERVERSIDAD DE NUESTRO ESTADO CAÍDO

En otras palabras, nos subraya qué tan malo es nuestro pecado, y qué tan profundamente infectados estamos de tendencias pecaminosas.

Piense conmigo por un momento acerca de las implicaciones de esa frase al final: “Él nos amó primero”. En otras palabras, hubo un tiempo cuando no le amábamos. Esa es la misma esencia de la depravación, ¿no es así?–Un fracaso de amar a Dios como deberíamos. Nada es más completa y totalmente depravado que un corazón falto de amor hacia Dios. Romanos 8:7-8 dice: “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios, porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios”.

Esto describe a un estado desesperado de incapacidad absoluta para amar a Dios, para obedecer Sus mandamientos, o para complacerle. Ese es el estado de todos aquellos cuyos corazones no han sido renovados por Cristo.

Ésta es una expresión en particular patética originándose del apóstol Juan – quién en su evangelio se refiere a sí mismo repetidamente como “aquel discípulo que Jesús amó”. Note: En la propia mente de Juan, el amor de Jesús por él definió completamente quién era él.

¿Por qué tal característica prominente estaba en el pensamiento de Juan? Creo que él nos da una pista aquí mismo en nuestro versículo. La razón por la que él estaba tan consternado con el amor de Cristo por con él es que él sabía que el amor era completamente inmerecido. Él estaba muy al tanto de su pecado. Tan asombrado como estaba Juan con el amor de Cristo por él, él debía de haber estado igualmente asombrado ante la idea de que su propio corazón alguna había estado carente de algún amor por el Único quien es todo amor. ¿Cómo puede el corazón humano ser tan frío para el Único que es digno de nuestro amor? Alguien que verdaderamente aprecia la gloria del amor de Cristo, como Juan, estará consternado y horrorizado ante la comprensión de que nuestros propios corazones no le aman como deberían amarlo. El conocimiento de cuan perfectamente El nos ama produce tal sentido de una completa falta de mérito, ¿no es así?

Usted puede ver esto vívidamente, aun al final de la vida de Juan, cuándo él tiene una visión del Cristo resucitado en Apocalipsis 1, y él escribe en Apocalipsis 1:17, “y cuando le vi, caí como muerto a sus pies”. Él literalmente cayó en un coma, porque esta visión del Cristo glorificado le golpeó duramente con algo semejante a un sentido abrumador de su pecado. Y en una respuesta casi involuntaria, él se desplomó sobre su rostro en un desmayo por el miedo. Y allí él yació hasta que Jesús “puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas”.

Esa misma conciencia abrumadora de pecado y vergüenza se sobreentiende según las palabras de nuestro versículo: “le amamos, porque él nos amó primero”. Somos tan completa y totalmente depravado que si Dios Mismo no nos amó con un amor redentor, nunca le habríamos amado en absoluto. Si eso no le llena de una conciencia de su propio pecado – si no le impacta con una comprensión severa de la dureza impenetrable del corazón humano caído – entonces usted necesita meditar en ello un poco más.

Espero que usted pueda ver cómo evidentemente y enérgicamente subraya este versículo la misma esencia de la depravación humana. No hay nada más desesperadamente malvado que un corazón que deja de amar a Dios. No hay nada más ciego e irracional y pecaminoso que no amar a Alguien tan digno de nuestro amor. No deberíamos necesitar ningún motivo de amarle aparte de la pura gloria de Su ser perfecto. ¡Y aun así, no le amaríamos en absoluto si él primero no nos hubiera amado!

Recuerde, éste es el primer y gran mandamiento (Mateo 22:37): “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y con toda tu mente”. Toda la ley de Dios está resumida en esta simple regla. Quebrantar ese mandato es fracasar en cada punto de la ley. No hay nada más completo y totalmente perverso.

Y aún, nuestro versículo nos recuerda que somos tan desesperadamente y totalmente perversos que ni uno de nosotros alguna vez verdaderamente podría amar a Dios a menos que Dios Mismo nos permitiese hacer eso. Esa es la doctrina de la depravación total en resumidas cuentas. Quiere decir que somos completamente incapaces de salvarnos. Tenemos una incapacidad moral debilitante que hace que nuestro amor para con El sea una imposibilidad absoluta hasta que El intervenga para darnos la capacidad para amarle.

No podemos por pura fuerza de voluntad de hacer que nuestros corazones le amen, porque como criaturas caídas que somos, amamos tanto nuestro pecado y nuestra rebelión que nuestros deseos están torcidos. Nuestros afectos están torcidos y desesperadamente corruptos. Y somos impotentes para cambiarnos a nosotros mismos. “¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?” (Jeremías 13:23). “Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente” (Isaías 1:5). “Engañoso es el corazón [no-regenerado] mas que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9).

Nuestros corazones están envenenados por el pecado, y por esto es que no amamos y no podemos amar a Dios por nosotros mismos. Eso es precisamente lo que queremos decir cuándo hablamos de la depravación total. No es que nosotros somos tan malos como posiblemente podríamos ser, sino que ese mal nos ha infectado completamente – en cada parte de nuestra alma – a fin de que seamos incapaces de tener deseos justos y motivos santos y afectos de amor hacia Dios. Algunos teólogos prefieren la expresión incapacidad total, en lugar de depravación total. Pero la verdad es que es lo mismo – y espero que usted pueda ver cómo se sobreentiende en este texto. Los Arminianos, si son verdaderos Arminianos, y no pelagianos en toda la extensión de la palabra, realmente afirman esa verdad.

Así que esa es la primera doctrina enseñada por este versículo: La perversidad de nuestro estado caído. Aquí hay una segunda:

2. LA PRIORIDAD DE LA ELECCION DE DIOS

Él nos amó primero. Eso es exactamente lo que este versículo dice. También es la esencia de todo lo que la doctrina de elección enseña. El amor de Dios hacia nosotros precede a cualquier movimiento de nosotros hacia Dios. Aun los Arminianos afirman mucho de la doctrina de la Elección. Dios nos amó primero.

El apóstol Juan realmente hace eco de algo que Jesús una vez le dijo a él. Aquella noche antes de la crucifixión, cuando los discípulos estaban solos junto con Jesús, después de que comieron la comida de la Pascua juntos en el Aposento, Jesús les dijo a ellos (Juan 15:16), “no me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros”.

Ahora, Juan y los demás apóstoles podrían haber protestado, “Pero eso no es cierto, Señor; nosotros te escogimos”. Después de todo, habían dejado todo para seguirle. Pedro dijo entonces explícitamente en Marcos 10:28: “He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido”. Habían hecho una elección consciente y deliberada para abandonar sus vidas anteriores, sus seres queridos, sus sustentos, y todo lo que tenían – para seguir a Cristo. Ciertamente habían elegido dedicar sus vidas a seguirle. Y en el caso de Juan y su hermano Santiago, entregar su sustento significó entregar a su negocio familiar de la pesca, lo cual a todas luces era un negocio lucrativo para ellos.

Juan mismo había conocido a Jesús mientras Juan estaba bajo el discipulado de Juan el Bautista. Tan pronto como él y Andrés tuvieron por entendido que Juan el Bautista señalaba a Jesús como el Mesías prometido, dejaron a Juan el Bautista para seguir a Jesús. En un sentido muy verdadero, ellos escogieron a Jesús. Pero ¿qué quiso decir Jesús cuando dijo: “no me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros”?

Él quiso decir simplemente que ya sea que se hubiesen dado cuenta de eso o no, El los había escogido primero. Su elección fue la decisiva. Nunca le habrían escogido en absoluto si primero El primero no los hubiese escogido a ellos. Le amaron porque él los amó primero.

Aun si usted es un Arminiano devoto, usted implícitamente afirma esta verdad. Usted lo admite cada vez que usted le da las gracias por salvarlo. Usted sabe que en su corazón usted no puede tomar un crédito personal por su amor hacia Dios. Usted no le amó primero; le amamos, porque El nos amó primero. Usted y yo no somos mejores que las personas incrédulas que aún lo odian o lo rechazan. La única razón de porque le amamos mientras que ellos permanecen en enemistad con Dios es que la gracia amorosa de Dios ha hecho un milagro en nuestros corazones para permitirnos corresponder a Su amor.

Primera Corintios 4:7 pregunta: “¿Quien te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?” No piense por un momento que usted puede atribuirse el mérito de su amor hacia Cristo. Si usted le ama en absoluto, es sólo porque él primero le amó. Esa es la misma esencia de la doctrina de la elección.

“Le amamos, porque él nos amó primero”. En otras palabras, Dios tomó la iniciativa en la salvación. Una de los puntos que Roger Olson hace en aquel libro al que me referí es que los Arminianos históricos e informados afirman esa verdad. Dios es tanto el Autor y el Consumador de nuestra fe. Él inició el proceso. Su amor para con nosotros no sólo antecedió a cualquier amor que tuviésemos hacia El; sino que Su amor es lo que asegura nuestro amor para con El. Eso es exactamente lo qué este texto dice.

Notas Sobre el Supralapsarianismo e Infralapsarianismo

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Notas sobre Supralapsarianismo e Infralapsarianismclip_image001o

“¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?” (Romanos 9:21).

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Derechos de autor ©    1998, 2000

por Phillip R. Johnson.

Todos los derechos reservados.
(En especial gracias a Larry Wing por alentarme a poner esto en línea.)
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Esta página considera cuatro formas principales de ordenar los elementos soteriológicos del decreto eterno de Dios – con un enfoque particular en la diferencia entre el supralapsarianismo y el infralapsarianismo. He resumido las diferencias en una comparación paralela abajo. Las notas explicativas le siguen.

Resumen de Puntos de Vista

Supralapsarianismo

Infralapsarianismo

Amyraldismo

Arminianismo

1. Elegir a algunos, condenar al resto2. Crear

3. Permitir la Caída

4. Proveer la salvación para los elegidos

5. Llamar a los elegidos a la salvación

1. Crear2. Permitir la Caída

3. Elegir a algunos, dejar a los demás

4. Proveer la salvación para los elegidos

5. Llamar a los elegidos a la salvación

1. Crear2. Permitir la Caída

3. Proveer la salvación suficiente para todos

4. Elegir a algunos, dejar al resto

5. Llamar a los elegidos a la salvación

1. Crear2. Permitir la Caída

3. Proveer salvación para todos

4. Llamar a la salvación

5. Elegir a todos los que creen

La distinción entre infralapsarianismo y supralapsarianismo tiene que ver con el orden lógico de los decretos eternos de Dios y no el tiempo de la elección. Ningún lado sugiere que el elegido fue escogido después de que Adán pecó. Dios hizo su elección antes de la fundación del mundo (Efes. 1:4) – mucho antes de que Adán pecase. Ambos infras y supras (y aún muchos Arminianos) están de acuerdo en esto.

EL SUPRALAPSARIANISMO es la perspectiva de que Dios, contemplando al hombre aun no caído, escogió a algunos para recibir vida eterna y rechazar a todos los demás. Así es que un supralapsariano diría que el reprobado (no-elegido) – las vasijas de ira preparadas para destrucción (Rom. 9:22) – fue primero ordenado para ese papel, y luego los medios por los cuales este cayó en pecado fueron ordenados. En otras palabras, el supralapsarianismo sugiere que el decreto de la elección de Dios lógicamente precede a Su decreto de permitir la caída de Adán – a fin de que su condenación sea ante todo un acto de la soberanía divina, y sólo subordinadamente un acto de justicia divina.

El Supralapsarianismo es algunas veces equivocadamente igualado con la “doble predestinación.” El término “doble predestinación” mismo es a menudo usado en una forma engañosa y ambigua. Algunos lo usan para decir nada más que la perspectiva de que el destino eterno de tanto el elegido como del reprobado está decidido por el decreto eterno de Dios. En ese sentido del término, todos los calvinistas genuinos sostienen una “doble predestinación” – y el hecho de que el destino del reprobado esté eternamente decidido es claramente una doctrina bíblica (cf. 1 Pedro 2:8; Romanos 9:22; Judas 4). Pero más a menudo, la expresión “doble predestinación” es utilizada como un término peyorativo para describir la perspectiva de aquellos que sugieren que Dios es tan activo en mantener al reprobado fuera del cielo como El lo está al llevar dentro al elegido. (Hay una forma aun más siniestra de “doble predestinación,” lo cual sugiere que Dios es tan activo en hacer al reprobado tan malo como El lo está al santificar al elegido.)

Esta perspectiva (de que Dios está tan activo en condenar al no-elegido como lo está al redimir al elegido) es mas adecuadamente llamada “Igualdad final” (cf. R.C. Sproul, Cosen by God, 142). Es de hecho una forma de hyper-Calvinismo y no tiene nada que ver con el calvinismo verdadero e histórico. Sin embargo quien sostiene tal perspectiva también sostendrá el esquema supralapsariano, la perspectiva misma no es una ramificación necesaria del supralapsarianismo.

El Supralapsarianismo es también algunas veces erróneamente igualado con el hiper-calvinismo. Todos los hyper-Calvinistas son supralapsarianos, sin embargo no todos los supras son hiper-calvinistas.

El Supralapsarianismo es algunas veces llamado calvinismo “elevado”, y sus adherentes más extremos tienden a rechazar la noción de que Dios tiene algún grado de buena voluntad sincera o de compasión significativa hacia el no-elegido. Históricamente, una minoría de calvinistas ha sostenido esta perspectiva.

Pero el comentario de Boettner de que “no hay más de un calvinista entre cien que sostenga la perspectiva del supralapsariano,” es sin duda una exageración. Y en la década pasada o poco más, la perspectiva del supralapsariano parece haber ganado popularidad.

EL INFRALAPSARIANISMO (también conocido algunas veces como “sublapsarianismo”) sugiere que el decreto de Dios de permitir la caída lógicamente precede a Su decreto de elección. Así es que cuando Dios escogió al elegido y pasó por alto al no-elegido, El los contemplaba como criaturas caídas.

Estas son las dos principales perspectivas Calvinistas. Bajo el esquema del supralapsariano, Dios primero rechaza al reprobado fuera de Su soberano deleite bueno; luego El decreta el medio de su condenación a través de la caída. En el orden del infralapsariano, el no-elegido es primero visto como criaturas caídas, y está condenado solamente por su pecado. Los Infralapsarianos tienden a hacer énfasis en el “pasar por alto” de Dios del no-elegido (la preterición) en Su decreto de elección.

Robert Reymond, el mismo un supralapsariano, propone el siguiente perfeccionamiento de la perspectiva del supralapsariano:

Supralapsarianismo Modificado de Reymond
  1. Elegir a algunos hombres pecadores, reprobar al resto.
  2. Aplicar los beneficios redentores a los elegidos.
  3. Proveer la salvación para los elegidos.
  4. Permitir la Caída.
  5. Crear

Note que además de reordenar los decretos, la perspectiva de Reymond deliberadamente enfatiza que en el decreto de elección y reprobación, Dios contempla a los hombres como pecadores. Reymond escribe: “En este esquema, a diferencia del anterior [el orden-supra clásico], Dios es representado tan discriminativo entre hombres vistos como pecadores y no entre hombres vistos simplemente como hombres. (Vea a Robert Reymond, Systematic Theology of the Christian Faith, 489). El refinamiento de Reymond evita la crítica más comúnmente igualada en contra del supralapsarianismo – que el supralapsariano tiene a Dios condenando a hombres a la perdición antes de que El aun los contemple como pecadores. Pero la perspectiva de Reymond también deja sin responder la pregunta de cómo y por qué Dios considera a todos los hombres como pecadores aun antes de que estuviese determinado que la raza humana caería. (Algunos aun podría sostener la opinión de que los refinamientos de Reymond dan como resultado una posición que, en cuanto que la distinción crucial esté afectada, es implícitamente infralapsariana.)

Todo los principales Credos Reformados tampoco son explícitamente infralapsarianos, o si no cuidadosamente evitan un lenguaje que favorezca cualquier perspectiva. Ningún credo principal toma la supra-posición. (Todo este asunto fue apasionadamente discutido a todo lo largo de la Asamblea Westminster. William Twisse, un presidente y supralapsariano ardiente de la Asamblea, hábilmente defendió su perspectiva. Pero la Asamblea optó por un lenguaje que claramente favorece la posición infra, pero sin el supralapsarianismo condenatorio.)

“Bavinck ha señalado que ‘la presentación del supralapsariano no ha sido incorporada en una sola Confesión Reformada’ sino que lo infra-posición ha recibido un lugar oficial en las Confesiones de las iglesias» (Berkouwer, Divine Election, 259).

El debate de los dos puntos de vista (en su Teología Sistemática) de Louis Berkhof es de ayuda, aunque él parece favorecer el supralapsarianismo. Tomo lo posición Infra, como lo hace Turretin, la mayoría de los teólogos de Princeton, y la mayor parte de los líderes del Westminster Seminary (e.g., John Murray). Estos asuntos estaban en el corazón de la controversia de la “gracia común” en el primera parte del Siglo Veinte. Herman Hoeksema y aquellos que le siguieron tomó una posición supralapsariana tan rígida que finalmente negaron el mismo concepto de la gracia común.

Finalmente, vea la gráfica (arriba), la cual compara estos dos puntos de vista con el Amyraldismo (un tipo de calvinismo de cuatro puntos) y el Arminianismo. Mis notas en cada perspectiva (debajo) identifican a algunos de los defensores principales de cada perspectiva.

NOTAS SOBRE EL ORDEN DE LOS DECRETOS
© 1994, 1997, 2000 por Phillip R. Johnson

Supralapsarianismo

  • Beza mantuvo esta perspectiva. Aunque a él a menudo se le acredita el formular la posición del supralapsariano, él no lo hizo.
  • Otros proponentes históricos incluyen a Gomarus, Twisse, Perkins, Voetus, Witsius, y Comrie.
  • Louis Berkhof ve un valor en ambos puntos de vista, pero parece inclinarse ligeramente por el supralapsarianismo (Teología Sistemática, 120-25).
  • Karl Barth sintió que el supralapsarianismo era casi más correcto que el infralapsarianismo.
  • La Teología sistemática de la Fe Cristiana de Robert Reymond toma la perspectiva del supralapsariano e incluye una larga defensa del supralapsarianismo.
  • Turretin dice que el supralapsarianismo es “más rudo y menos adecuado” que el infralapsarianismo. Él cree que “no parece estar suficientemente de acuerdo con la bondad inefable de Dios” (Elenctic Theology, vol. 1, 418).
  • Herman Hoeksema y el liderazgo entero de las Iglesias del Protestantes Reformadas (incluyendo a Homer Hoeksema, Herman Hanko, y David Engelsma) son supralapsarianos categóricos – a menudo argumentando tanto implícitamente y explícitamente que el supralapsarianismo es el único esquema lógicamente coherente. Esta presunción claramente contribuye al rechazo del rechazo de la PRC sobre la gracia común.
  • De hecho, las mismas discusiones usadas a favor del Supralapsarianismo han sido utilizadas en contra de la gracia común. Así es que el supralapsarianismo puede tener en ello una tendencia que es hostil a la idea de gracia común. (Es un hecho que virtualmente quienes niegan la “gracia común” son supralapsarianos.)
  • El Supralapsarianismo es la posición de todos los que se mantienen firmes en el tipo más rudo de “doble predestinación”.
  • Es difícil de encontrar a los exponentes del supralapsarianismo entre los teólogos sistemáticos principales. Pero la ola entre algunos de los autores más modernos puede estar repintando hacia la perspectiva Supra. Berkhof tuvo simpatía a la perspectiva; Reymond expresamente lo defiende.
  • A R.. Webb dice que el supralapsarianismo es: “aborrecible para la metafísica, para las éticas, y para las Escrituras. No es propuesto en ningún credo Calvinista y puede ser cargado a la cuenta de sólo en algunos extremistas (Christian Salvation, 16). Mientras tengo simpatía para las infra-convicciones de Webb, pienso que él exagera un tanto el caso en contra del supralapsarianismo. [Webb es un presbiteriano sureño del siglo 19.]

Infralapsarianism

  • Esta perspectiva es también llamada “sublapsarianismo”.
  • Juan Calvino dijo algunas cosas que parecen indicar que él habría simpatizado con esta perspectiva, aunque el debate no ocurrió durante su vida (vea Calvinismo de Calvino,. Trad. Henry Cole, 89ff; También a William Cunningham, Los Reformadores y la Teología de la Reforma, 364ff)
  • G. T. Shedd, Charles Hodge, L. Boettner, y Anthony Hoekema mantuvieron esta perspectiva.
  • Tanto R. L. Dabney como William Cunningham se inclinan decididamente a esta perspectiva pero se resisten a sostener el punto. Creen que todo el debate va más allá de la Escritura y es por consiguiente innecesario. Dabney, por ejemplo, dice “ésta es una pregunta que nunca debió haber surgido” (Teología Sistemática, 233). Twisse, el supralapsariano, virtualmente esta de acuerdo con esto. Él llamó la diferencia “meramente un apogeo logicus, un punto de lógica. Y ¿no es una por mera locura hacer una brecha de unidad o amor en la iglesia simplemente sobre un punto de lógica?” (Citado en Cunningham, Los Reformadores, 363). G.C. Berkouwer también está de acuerdo: “No enfrentamos aquí a una controversia que le debe su existencia a una violación de los linderos establecidos por la revelación”. Berkouwer se pregunta si estamos “obedeciendo la enseñanza de la Escritura si nos rehusamos a hacer una elección en este punto” (Divine Election, 254-55).
  • Thornwell no está de acuerdo que el asunto esté sujeto a discusión. Él dice que el asunto “requiere algo más que una pregunta de método lógico. Es realmente una cuestión de significado moral más alto. . . . La condena y la horca son partes del mismo proceso, pero es algo más que una pregunta de arreglo ya sea que un hombre estará colgado antes de que él sea condenado” (Collenting Writings, 2:20). Thornwell es vehementemente infralapsariano.
  • El Infralapsarianismo fue afirmado por el sínodo de Dort pero sólo se sobreentendió en los estándares de Westminster. Twisse, un supralapsariano, fue el primer presidente de la Westminster Assembly, lo cual evidentemente decidió el curso más sabio que fue ignorar la controversia totalmente (aunque la inclinación de la Westminster fue discutiblemente infralapsariano). La Confesión de Westminster, por consiguiente, junto con la mayor parte de los Credos Reformados, implícitamente afirmaron lo que el Sínodo de Utrecht (1905) más tarde explícitamente declararía: “Que nuestras confesiones, ciertamente con relación a la doctrina de la elección, siguen la presentación infralapsariana, pero ésta no implica en absoluto dar a entender una excepción o una condenación de la presentación del supralapsariano”.

Amyraldismo

  • Amyraldismo (es la ortografía favorcida, no AmyraldIANismo).
  • Amyraldismo es la doctrina formulada por Moise Amyraut, un teólogo francés de la escuela Saumur. (Esta misma escuela engendró otra gran cantidad de desviación irritante de ortodoxia Reformada: La perspectiva de Placaeus implicando la imputación mediata de la culpabilidad de Adán).
  • Haciendo el decreto para expiar el pecado de manera lógica antecediendo al decreto de la elección, Amyraut podría mirar la expiación tan hipotéticamente universal, pero eficaz para el elegido. Por eso la perspectiva es algunas veces llamada “universalismo hipotético».
  • El puritano Richard Baxter aceptó esta perspectiva, o alguna muy cercana a ello. Él parece haber sido el único líder Puritano principal que no fue un calvinista minucioso. Algunos disputarían si Baxter fue un Amyraldiano verdadero. (Vea, e.g. George Smeaton, The Apostles’ Doctrine of the Atonement [Edinburgh : Banner Of Truth, 1991 Reprint], Apéndice, 542.) Pero Baxter pareció considerarse a sí mismo como un Amyraldiano.
  • Ésta es una forma sofisticada de formular el “calvinismo de los cuatro puntos,” mientras todavía dan razón de un decreto eterno de elección.
  • Pero el Amyraldism no debería ser comparado con todas las marcas del así llamado “calvinismo de los cuatro puntos”. En mi experiencia, los así mismos llamados de “los cuatro puntos” son incapaces de articular alguna explicación coherente de cómo la expiación puede ser universal pero la elección incondicional. Así que no quiero glorificar su posición llamándola Amyraldismo. (¡Esto sería como comprometer la doctrina de la soberanía divina como Moise Amyraut! La mayoría de los que se llaman de los cuatro puntos, son en realidad cripto-arminianos.)
  • A. H.Strong mantuvo esta perspectiva (Teología Sistemática, 778). Él la llamó (incorrectamente) “sublapsarianismo”.
  • Henry Thiessen, evidentemente siguiendo a Strong, también etiquetó incorrectamente esta perspectiva como “sublapsarianismo” (y la contrastó con el “infralapsarianismo”) en la edición original de su Lectures on Systematic Theology (343). Su debate en esta edición es muy confuso y patentemente equivocado por puntos. En las ediciones posteriores de su libro esta sección fue completamente re-escrita.

Arminianismo

  • Henry Thiessen argumentó a favor de esencialmente de esta perspectiva en la edición original de su Teología Sistemática. La edición revisada ya no defiende explícitamente este orden de los decretos, pero el Arminianismo fundamental de Thiessen es aún claramente evidente.
  • La mayoría de los teólogos Arminianos se rehúsan a ocuparse del decreto eterno de Dios, y los Arminianos extremos aun niegan el mismo concepto de un decreto eterno. Aquellos que reconocen el decreto divino, sin embargo, deben terminar haciendo de la elección dependiente de la respuesta del creyente al llamado del evangelio. Ciertamente, éste es el quid entero de Arminianismo.

Aclarando el Calvinismo – Parte 5

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clip_image002 Aclarando el Calvinismo (Parte 5)

16 de enero, 2009

(Por Phil Johnson)

Parte V: Por qué este asunto es realmente mucho más simple de lo que la mayoría de la gente piensa.

Al final del artículo anterior, describí cómo aun en mis días de Arminiano, afirmé un montón de verdad acerca de la soberanía de Dios: Afirmaba sin reservas en absoluto que Dios es Dios; que El hace todo por su buen placer; que nadie puede hacer que haga lo contrario; que El está en control y a cargo por más ruido que intenten hacer los malhechores; Y no sólo que El está a cargo, El esta haciendo todas las cosas para mi bien y para Su gloria. De hecho, mi confianza en la promesa de Romanos 8:28 fue la que motivó mi vida de oración.

Eso es calvinismo. Si usted cree esas cosas, usted ha afirmado el corazón del calvinismo, aun si usted dice ser un Arminiano. Esas son las verdades básicas del calvinismo, y si usted ya cree esas cosas, usted funciona con presuposiciones calvinistas.

De hecho, las verdades del Calvinismo penetran el corazón del mensaje del evangelio, que aun si usted piensa que usted es un proponente comprometido y consistente del Arminianismo, si usted verdaderamente afirma el evangelio usted ya ha concedido los puntos principales del calvinismo de cualquier manera.

Quiero volverme hacia las Escrituras e ilustrar por usted desde un pasaje típico de la Escritura de por qué pienso que eso es cierto. Para el resto de esta serie, enfocaremos la atención en un texto cortísimo de la Escritura que ilustra perfectamente el punto que estoy haciendo.

Dirijámonos hacia una verdad que los Arminianos sostienen especialmente en alta estima, y legítimamente también: El amor de Dios. He escogido un versículo pequeño, y uno familiar, para poner tan simple como sea posible – 1 Juan 4:19. Este es uno de esos versículos de memoria que los niños AWANA (Club de niños que significa: Obreros Aprobados no se Avergüenzan) aman porque es fácil de recibir reconocimiento por aprender de memoria un versículo entero, y son simplemente diez palabras en español: 1 Juan 4:19: “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.”

Recuerdo muy bien la primera vez que observé este versículo. Era un cristiano medianamente nuevo en ese momento, y estaba sorprendido de encontrar esta verdad en la Biblia.

Fui asombrosamente ignorante de la Biblia cuando era un cristiano completamente nuevo. Crecí asistiendo a iglesias liberales donde la Biblia era apenas mencionada a menos que el maestro de Escuela Dominical quería estar en desacuerdo con algo que la Biblia decía.

Así que recuerdo tomar un examen de capacidad de lectura y escritura cuando entré al Instituto Bíblico Moody, todavía como un creyente medianamente nuevo. Odio pensar la clase de puntuación que hice en ese examen. Estoy seguro de que estuve asombrosamente bajo. La cantidad que supe acerca de la Biblia fue vergonzosamente escasa. Supe, claro está, que Moisés obtuvo los Diez Enmiendas en el Monte Cianuro, pero el único que podría nombrar era “No admitirás adulterio".

¡Pero todavía cantamos una cierta cantidad de himnos antiguos, y uno de los que me fue familiar fue, “¡Oh, Cuánto amo a Jesús!” Y fui siempre intrigado por la línea final de esa canción: “Oh, cuanto amo a Jesús, porque él primero me amó.” Así que estaba familiarizado con las palabras, pero estaba realmente sorprendido de encontrarme con que esto es lo que dice la Biblia: “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.”

Por alguna razón, de mi infancia más temprana, escuchando el coro de esa canción, eso siempre me había dado la apariencia de ser una razón bastante malísima para amar a Jesús. Por supuesto, en mi estado no renovado espiritualmente, me quedé sin casi nada de comprensión en absoluto del amor de Cristo por mí. Supe que él me amó y se suponía que yo le amaba, porque cantamos acerca de eso y demás. Pero amarle solamente porque él me amó primero no tenía la apariencia de una razón en particular noble o admirable para amarle. A decir verdad siempre sonó un tanto infantil, porque era la mismísima razón que siempre di a mi madre cuando ella me preguntaba por qué le pegaba a mi hermano: ¡Porque él me pegó primero!

Tuve por entendido que la reciprocidad no es un buen motivo para determinar cómo actuamos hacia otras personas. “Usted me ama, y le amaré a cambio” es tan moralmente insolvente como decir: “usted me pega, y le devolveré el golpe.” Se supone que el amor es incondicional, ¿no es así? Así es que “porque El me amó primero” nunca sonaba realmente como un motivo adecuado para amar a Jesús.

Así es que estaba realmente sorprendido que después de que me convertí en cristiano y comencé a leer la Biblia, me encontré con que estas palabras son tomadas directamente de la Escritura: Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.”

Pero lo que no entendí entonces, pero que ahora entiendo, es que este versículo no habla meramente acerca del motivo de nuestro amor. Es una declaración profunda acerca de la gracia de Dios que soberanamente asegura nuestro amor y nos transforma de enemigos odiado de Dios a hijos adoptivos cuyos corazones naturalmente rebozan de un clase de amor más puro – no sólo amor hacia Dios, sino también amor el uno por el otro.

Incidentalmente, hay un asunto textual menor en este versículo que debo mencionar. En las versiones King James y New King James, este versículo es traducido simplemente en la forma en que lo he leído: “le amamos, porque él primero nos amó”. Esto es porque los textos griegos de los cuales la versión King James fue traducida incluye el objeto El.

Finalmente no tiene importancia que lectura escoja, porque ambas cosas son realmente ciertas, y nuestra capacidad para amar a Dios está bajo la dependencia de nuestra capacidad de tener un amor verdadero. Si no pudiésemos amar en absoluto, ciertamente no podríamos amar a Dios. De cualquier manera, el significado de este versículo incluye la verdad de que “le amamos a El, porque él nos amó primero.”