Descifrando la Teología del Pacto (13ª. Pte.)
Descifrando la Teología del Pacto (13ª. Pte.)
Por Paul Henebury
La Escatología de la Teología del Pacto (1)
Además de abarcar los pactos bíblicos explícitos como el de Abraham, el mosaico, el Davídico y el Nuevo Pacto, debido a su carácter extensivo, el «Pacto de Gracia» básicamente aplana estos pactos más fácilmente identificables y los fusiona en uno solo. Esto se puede ver en la siguiente excepción, que es uno de los ejemplos más flagrantes de la utilización del Pacto de Gracia “cortador de galletas” interpretativo sobre los pactos explícitos:
Este plan fue insinuado incluso cuando Adán y Eva fueron expulsados del Jardín del Edén (Gn. 3:15), y cuando Dios los cubrió con pieles de animales, requiriendo el derramamiento de sangre para ser una cobertura adecuada (Gn. 3:21), dando así un tipo de Calvario donde la sangre de Cristo fue derramada para instituir el nuevo pacto y hacer una cobertura adecuada por nuestros pecados. Sin embargo, desde la perspectiva del hombre, ese plan se ha desplegado en secciones a medida que era capaz de captarlo, y estas partes integrales del conjunto eterno de Dios han sido denominadas (por acomodación) como el pacto con Abraham, el pacto mosaico, el nuevo pacto (Jer. 31:31), etc. Así, la idea del Pacto de Gracia se convierte en el modus operandi de la revelación progresiva.
“La Conciencia del Pacto”
Para comprender mejor la importancia del Paco de Gracia en este asunto, expondré las observaciones de algunos teólogos dispensacionalistas que han llegado a la conclusión de que la idea del pacto, con sus implicaciones soteriológicas, domina la metodología hermenéutica de los teólogos del pacto.
Refiriéndose a la hermenéutica de Willem VanGemeren, el dispensacionalista Paul S. Karleen lo parafrasea así:
“Hay una unidad soteriológica en el pacto de gracia; une a todo el pueblo de Dios a través de los testamentos; preguntar si debemos tomar a los profetas literalmente es hacer la pregunta equivocada; la cuestión de la interpretación de los profetas no es una cuestión de literalidad frente a espiritualidad/metafórica/figurativa, sino de la relación del AT y el NT, que está determinada por el pacto de gracia.” – Paul S. Karleen, “Understanding Covenant Theologians,” Grace Theological Journal 10:2 (Fall 1989), 132. Énfasis añadido.
Karleen continúa añadiendo: “No cabe duda de que el pacto de gracia es el factor decisivo en la escatología del teólogo del pacto.” – Ibid, 133. Énfasis añadido.
Esta imposición del Pacto de Gracia que todo lo abarca también es advertida por John Feinberg en su excelente tratamiento de los “Sistemas de Discontinuidad” entre el Antiguo Testamento y el Nuevo.
“Si se le pide a un teólogo del pacto que esboce la esencia de su sistema, invariablemente comenzará con una discusión sobre el pacto de obras, el pacto de gracia y el pacto de redención. Pero, por supuesto, todo esto se relaciona con la soteriología; y cuando se convierten en las categorías básicas para la comprensión de las Escrituras, resulta obvio por qué los sistemas pactuales suelen hacer hincapié en la soteriología, excluyendo otras cuestiones.” – John S. Feinberg, “Systems of Discontinuity,” in Continuity and Discontinuity, ed. John S. Feinberg, 344, n.108.
Resumiendo, no hay que quitar las gafas del Pacto de Gracia de las narices de los teólogos del Pacto. Creen que es el gran tema unificador del Antiguo y del Nuevo Testamento, así como el gran esquema interpretativo de las Escrituras. Es un magnífico esquema que facilita el propósito de Dios al revelarse a su pueblo. Como podría decir Gerhaardus Vos, en uno de sus mejores escritos:
“…el principio rector del pacto… no es otra cosa que el ojo abierto y la clara visión del creyente reformado para el glorioso plan de la gracia de Dios, que despierta en él la conciencia del pacto y lo mantiene vivo, y que le hace estar tan familiarizado con esta idea bíblica y hace que esta línea de pensamiento sea tan natural para él. ¿De qué otra manera podría recibir y reflejar la gloria de su Dios, si no fuera capaz de estar en el círculo de luz, donde los rayos penetran hacia él desde todos los lados? Estar en ese círculo significa ser parte del pacto, vivir desde la conciencia del pacto y beber de la plenitud del pacto.” – Gerhaardus Vos, “The Doctrine of the Covenant in Reformed Theology”, in Redemptive History and Biblical Interpretation, 256.
Para Vos, la “conciencia de pacto” dicta el enfoque de la Escritura que adopta. Este paradigma afecta inevitablemente a su precomprensión hermenéutica.
Otro amilenarista, Anthony Hoekema, escribe en una línea similar:
“Los amilenaristas no creen que la historia sagrada deba dividirse en una serie de dispensaciones distintas y dispares, sino que ven un único pacto de gracia que atraviesa toda esa historia. Este pacto de gracia sigue vigente hoy en día y culminará con la convivencia eterna de Dios y su pueblo redimido en la tierra nueva.” – Anthony A. Hoekema, “Amillennialism,” in The Meaning of the Millennium: Four Views, ed. Robert G. Clouse, 186.
Véase cómo este “pacto único que se extiende a lo largo de toda la historia,” y que “sigue en vigor hoy,” debe excluir a priori un cumplimiento literal exhaustivo de los pactos Abrahámico y Davídico con Israel.
Por supuesto, soy consciente de que hombres como Lewis Sperry Chafer, John Walvoord y Herman A. Hoyt han sostenido un pacto unificador de gracia. Y, de hecho, es posible ser un dispensacionalista y sostener una forma de teología del pacto (véase, por ejemplo, Michael A. Harbin, “The Hermeneutics of Covenant Theology,” en Vital Prophetic Issues, (Grand Rapids: Kregel Resources, 1995) ed., Roy B. Zuck, pp. Roy B. Zuck, pp.34-35). El «Pactualismo Bíblico» de su servidor es un ejemplo de ello. Véanse también las observaciones de Herman Hoyt en The Meaning of the Millennium: Four Views ed. Robert G. Clouse, 197. Aunque no la descarta, Chafer dijo de la teología de los pactos que “Si [los pactos de obras y de gracia] han de ser sostenidos, deben ser totalmente ajenos a la autoridad bíblica” – Lewis Sperry Chafer, Systematic Theology, 4:156. Para un intento de mostrar que la principal diferencia entre el dispensacionalismo y la teología del pacto es una cuestión de énfasis, véase el artículo de Stephen R. Spencer: “Reformed Theology, Covenant Theology, and Dispensationalism,” in Integrity of Heart, Skillfulness of Hands, (Grand Rapids: Baker Books, 1994), Charles H. Dyer and Roy B. Zuck, eds. En mi opinión, Spencer tiene, en el mejor de los casos, un éxito a medias.
Esta y la siguiente entrega utilizan material de mi artículo “The Eschatology of Covenant Theology” (La Escatología de la Teología del Pacto), publicado originalmente en el Journal of Dispensational Theology, 10:30 (septiembre de